As Good as It Gets (Mejor…imposible, 1997) es una de las
mejores comedias que he visto, y no soy muy próximo a elogiarlas, dotada de un
humor sarcástico pero aun así fino, repleto de ingenio. Con dicha película
Helen Hunt ganó el Oscar, y por esa época ella era de las mejores estrellas del
cine comercial americano, con películas muy populares y simpáticas como What
Women Want (¿En qué piensan las mujeres?, 2000) y Pay It Forward (Cadena de
favores, 2000), y la serie de televisión que encantaba en Estados Unidos, Mad
About You, (Loco por ti, 1992-1999), sin embargo Hunt decayó y prácticamente
desapareció de lo mediático, sin embargo con la presente vuelve como un ave fénix,
obteniendo una nominación por mejor actriz principal. Con ella, dos actores de
primera, el prometedor John Hawkes, y el
siempre interesante pero eterno secundario William H. Macy. Un trio que hacen
una solvente actuación.
Un rasgo notorio a recalcar es que a pesar de que Hollywood
suele premiar personajes como el de Hawkes, un tetrapléjico con apenas el
movimiento de su cabeza, no lo ha nominado, y eso es un llamado de atención para
aquellos que suelen decir que el Premio de la Academia es un lugar predecible (lo
es en cierta filosofía como en cualquier otro certamen), pero menos esta vez
con tantas nominaciones para Michael Haneke y una de director para Benh Zeitlin
en su debut cinematográfico (aunque ellos premian calidad y no cantidad lo que es
razonable pero igual nos sorprenden). Lo que no resulta irrefutable es cuando achacan
al Oscar de ilógico muchas veces, y en realidad aunque tiene algunos buenos errores
no deja de ser una gala competente. Pero yendo al asunto es una muy digna
actuación (la elección de Hawkes hubiera sido tan inteligente como la de Hunt),
sobre todo porque no se trata de un (estereotipado) melodrama sino de algo
curioso pero vital en todo ser humano, la realización sexual, con la
particularidad de dicha minusvalía.
Mark O'Brien (John Hawkes) aún es virgen llegando a los cuarenta, solo se ha enamorado
y pedido matrimonio a una única mujer y no hace mucho siendo rechazado, cuando
le recomiendan una terapeuta sexual (Helen Hunt). Y ella dice en su primera
presentación, esto es muy llamativo para evitarlo, que no es una prostituta, y
el escenario es este, ella está casada, su marido sabe del tipo de terapia que
hace y es un filósofo casero sin trabajo, mientras la mujer en cuestión accede a dar seis sesiones por cliente explícitamente
sexual con toda forma incluida. Claro, ella graba sus intervenciones, las
analiza, tiene contacto con otros especialistas y es sumamente profesional,
asumiendo coitos, sexo oral y prometiendo hasta orgasmos a su vez, más un trato
cariñoso y educado, y parece todo muy complejo, y quisiéramos no ver la
realidad, pero sin duda es una prostituta, y ella dice que porque no tiene
deseo natural, excitación, no lo es, y resulta peor aún visto a esa luz, pero
claro no es una ninfómana. Y el filme es un poco raro tanto en forma como en
fondo, tiene un aire frío, realista digamos, en que el sexo se habla y se
ofrece directamente, duro y al grano, aun con toda la dulzura y paciencia del
mundo que esconde su verdadera naturaleza, una transacción de dinero por concebir
actos sexuales, hay un aura de cierta falta de gracia en los actos, que está
perfecto, en la vida esto se apega más a esa imagen, sin adornos, pero luego el
filme quiere agradecer y enaltecer a la terapeuta sexual, y resalta su
flagrante ambigüedad moral, que se ve desde darle satisfacción a un minusválido
como un acto de caridad y bien social, muy noble pero también que implica
indisoluble y predominantemente que se trata de promiscuidad, banalización e
infidelidad. Y no es todo, muy moderno el filme, el mejor amigo de Mark es un
sacerdote que escucha sus confesiones y le apoya, como no podía ser de otra
forma, sino sería un convencionalismo y una negatividad que el filme no quiere,
y es reciproca la amigabilidad que se esperaría.
Helen Hunt luce impresionante en su actuación, ella es muy natural y le da dignidad y
credibilidad a su papel, se desnuda sin problemas, lo hace continuamente (y ya está
mayorcita, pero tiene un cuerpo trabajado, delgada y con curvas todavía
agradables pero sencillas), y le da un descaro y confianza que hacen del
personaje algo muy sólido, y ayuda a solventar la idea del director, que es más
que una prostituta, además de colocar emotividad y sensibilidad que se hacen
indispensables bajo dichas expectativas. Es un filme “particular” en su trato (si
bien siendo de muy mente abierta es algo típico), pero se entiende la necesidad
en la que la terapeuta se convierte, en la satisfacción y felicidad que brinda,
y ese agradecimiento de alguien débil y especial es el que se asume. Y es
coherente con ese mítico lugar común de cualquier ser humano, que suele
terminar enamorándose de las prostitutas, ya que tampoco dejan de ser hombres y
más estando en condiciones de fragilidad interior, hasta es más razonable ya
que en efecto es un acto con condiciones que llenan un vacío muy grande.
Es un filme medio bobalicón no hay que negarlo , pero muy
real, sincero, y para ser más aceptado se
le reviste de belleza, se le cubre de una atmósfera de mayor cuidado, sin
embargo de esta manera piensan muchos en verdad, y es que la prostitución con minusválidos
no será como se quiere prodigar, algo propio de santos, el vividor y pobre
diablo del marido hasta lo recalca, pero es un quehacer universal que es inevitable
y es hora de reconocerle algo, a la prostitución, pero sin engañarnos, o hacer
como el filme convertirlo en algo romántico, dándole una personalidad imaginativa,
Cheryl menciona en un momento que no entenderían
que es lo que hace, por supuesto parece que ella y el director Ben Lewin sí, y
todos también sin coincidir en todo, porque tampoco se puede uno cegar y
fabricar una fantasía que no es, ni para un lado ni para otro absoluto, mucho menos el del ideal en lo que tiene de amoral, por eso hay que reconocer que es
una furcia y no el bonito nombre de terapeuta sexual, no cambiemos la esencia
ni lo que es, para aceptarla, lo que hace el filme un tanto fallido en su
mensaje y artificialidad pero si muy atractivo en su complejidad aun apuntando
a la aprobación.
Al cabo de tener en gran parte del metraje un aire seco,
práctico, pero amable y simpático, no se puede evitar una cierta estética para ello
aunque un poco deslucida, luego se muestra sentimental en el personaje de Mark
(en ella es una treta de una filosofía notoria), lo hace en el momento justo,
ya no buscando la rápida conexión con el público, que se gana el tema sin
esfuerzo y es muchas veces un error acometerla demasiado, sino para darle forma
al hombre, que su estado implica sensibilidad y no hay que evitarla tampoco,
que el cine no puede ser indolente con su tipo de vida, con su dolor, pero
también creemos en los cuentos optimistas manteniendo un aire de cierta tragedia
que habla solo intrínsecamente, en el filme revisado sin mucho drama, sin inquirir
en la lagrima fácil, siendo la trama ante todo un recuerdo agradable el que se
administra, y es loable verlo distinto de vez en cuando, aun con esa ilusión
del agradecimiento, que es respetable visto bien. Además el filme nos dice que
se basa en artículos de un tetrapléjico real, es su visión, su sentir, uno muy
humano. Y el filme recoge esa sensación, fabrica esa contradicción, entre un
realismo físico y un romanticismo espiritual.
El desenlace sucede muy raudo, y
resulta tan abrupto que se hace endeble, también la relación de la asistente y
el recepcionista del hotel se ve nada significativa, innecesaria. Hawkes hace
un estupendo papel, podemos ver que en efecto es un tipo poético y aquejado por
la fragilidad, además de su miedo e inexperiencia muy bien desarrollado, y su
entusiasmo en el descubrimiento sexual se luce contundente. Quizá no está
nominado porque yace todo el tiempo en un estado de contento o mejor dicho, de
tranquilidad aun petrificado en un camilla con la proclividad a la falta de oxígeno
(otro punto negativo es cuando se va la luz y está solo de noche en su burbuja de aire, pasa
por tres momentos veloces, primero resulta predecible, luego poca
cosa -como si se arrepintiera el director-, y termina siendo algo mayor sin
ahondarlo), sin exudar sufrimiento, y lo que busca es lo que no esperamos de un discapacitado, pero es un gran tema, una historia muy potente, te atrapa totalmente, una
banalidad en él que no lo es tanto, ya que todo hombre tiene deseo sexual.
Es un filme imperfecto, con aire a un lado europeo y luego
americano, que nada en aguas de originalidad explotando la leyenda urbana y un
tipo de lugar común. Dulce discretamente, la playa y la reflexión de la
culpabilidad. Simpático, cuando piropea a las damas, cuando se lee su poema. Notablemente
realista a ratos, la última de las sesiones. Pero también
tonto o fácil, cuando Cheryl empieza a cambiar o en el intercambio de miradas en la iglesia. Y es atrevida a un punto pero
honesta en el sentir de su protagonista, que es lo más importante.