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domingo, 29 de octubre de 2023
Un millón en la basura
Un millón en la basura (1967), del español José María Forqué, es una película alrededor de la navidad. Todo empieza 2 días antes de navidad. Nuestro protagonista es Pepe, un gran José Luis López Vásquez que por igual puede ser convincente dramáticamente como gracioso, en notable manejo de distintos registros de actuación, incluso dentro del mismo personaje, como pasa con Pepe, un barrendero o empleado municipal de limpieza, quien vive muy ajustado económicamente, tanto que está apunto de ser echado de su casa alquilada, pero un día, así sin más, en el bote de la basura de un edificio que limpia halla una cartera con una gran cantidad de dinero, como anuncia el título. Primero no se lo puede creer, luego sale corriendo nervioso y apurado hacia su casa, a sorprender a su mujer, Consuelo (Julia Gutiérrez Caba, que agrega ternura, composición aunque con algo de melancolía, sostén sin fastidio e idealismo). En ese trayecto el filme hace ver la situación medio cómica, que no lo detecten hasta el desmayo de la mujer. Es un filme cálido, muy humano, con su buena cuota social, pero amable y entretenido. Pepe quiere gastarse el dinero, pero hay algo como que no lo deja, el dinero no es suyo y hay una carga moral y ética para no utilizarlo y devolverlo, aun en la pobreza y la necesidad, hasta donde asoma algo de desesperación puesto que hay hijos de por medio, pero ¿a quien se lo devuelven?, no sabe a quien, y se debate en hacerlo o salvarse; pensar en ser idealista, honesto, pero seguir ahogado por deudas y responsabilidades, cuando Pepe se saca la mugre en un humilde trabajo mal remunerado. Los compañeros lo bromean siempre, sobre su situación en la que él le debe a todo el mundo y para ajustado, pero lo quieren, Pepe es un buen hombre, aunque les provoca cierta gracia, como quien no quiere hundirse en ningún dramatismo o una vida de frustración, depresión o fastidio existencial, pero el dinero siempre es necesario, y a veces no todos lo tienen a la mano, aun esforzándose. No obstante Pepe intenta gastarlo y pasa algo, no suele funcionar, no sucede, salvo por una suma minúscula en regalos de navidad para sus hijos. La gente (el barrio) no le cree, tienen una imagen muy marcada de él, ven irreal que él tenga dinero. Cuando la suegra se entera de la semejante suma, con una gran actuación -pícara y criolla- de Aurora Redondo, entran a tallar conversaciones de buena comicidad mientras podemos ver la realidad como cine social, hablando de una lucha por la subsistencia y un especie de "milagro" y una fuerte tentación (¿puso Dios el dinero en el basurero?; Pepe le habla incluso a Dios tratando de convencerse de utilizarlo). La suegra es esposa de un humilde impresor y entiende la realidad y lo que siente Pepe en su situación. La suegra es como el pequeño demonio en el hombro que dice que se gaste el dinero -o una cierta parte no más- y que lo comparta con su familia, con ella, que sabe de carencias y necesidad (y sueños), mientras Consuelo y su padre representan el ángel bueno en el otro hombro diciendo que lo devuelva, que ellos son gente decente y honesta y no es suyo, que alguien lo puede estar necesitando (o puede ser parte de algo criminal), así surge la búsqueda por entregarlo a su dueño y van apareciendo pistas, mientras entra también a tallar la policía. Pepe -como cualquiera- se enfada cuando tocan su orgullo, cuando le quieren tomar por tonto o falto de virtudes fuera de lo obvio -hay un manejo notable al respecto- o ponerle el pie encima; José Luis López Vásquez y José María Forqué consiguen un protagonista humilde pero siempre muy digno y empático con todo el mundo. Hay una gran recreación cuando la cartera con el dinero se mezcla con la de los amiguitos del colegio de uno de sus hijos en un juego de futbol en la calle, con la locación de calles humildes, calles de Madrid. Surgen momentos también de sensibilidad con respecto a la austeridad y la honradez de la vida desde la familia de Pepe, pero aunque esto es más lo habitual en su tipo de película familiar es una propuesta que se gana a menudo nuestra complicidad con varias interactuaciones audaces pero sencillas, como romper la pared, hacer un hueco y poner el dinero y taparlo con calendarios; o con, por dar un nombre, Don Ramón (José Sazatornil), quien tiene una expresión graciosa de tipo alzado -digámosle pituco, gente de alta posición social, o subalternos que viven a través de virtudes y privilegios ajenos- que llega a comprender la situación de Pepe -en una reflexión general-, pasando de un duro capitalista a alguien humanista, alguien estricto en su trabajo a concesivo, como quien da una lectura social de ver más allá del éxito o nosotros mismos. También es un logro sacar de la invisibilidad a Pepe y hacerlo tan empático, real e interesante al mismo tiempo.
jueves, 19 de octubre de 2023
Usted puede ser un asesino
Usted puede ser un asesino (1961), del director español José María Forqué es un buen filme, una buena comedia, muy bien hecha, tiene buena factura en toda esencia de un cine clásico, cuidado, inteligente, pero peca de muy convencional y tiene momentos buenos, pero le falta más curiosidad, más originalidad, peca de muy correcto simplemente, pero uno lo disfruta, porque a pesar de todo es muy superior a lo que usualmente se hace hoy en día en la comedia, ya que tiene la esencia del cine clásico, de un cine top, aun cuando no arriesga a ser muy creativo, sin por ello exigirle extravagancia o efectismo, habitual hoy en día. Una pareja de amigos ante el viaje de vacaciones de sus esposas deciden como ellos mismos dicen, tirarse una canita al aire, traer/invitar dos chicas jóvenes guapas para matar, disfrutar, del momento. Pero de pronto aparece un extorsionador y termina éste sujeto despreciable muerto. Entonces el calculador Simón (Alberto Closas) decide deshacerse del cuerpo, aun cuando todo apunta a ser un accidente, cosa que luego cambiará para agregar más audacia, que se plantea dentro del noir. El mejor amigo de Simon es Enrique (José Luis López Vásquez) quien se deja arrastrar siempre por su amigo. López Vásquez hace caras graciosas, tiene gestos naturales muy simpáticos y empáticos con el humor; hacen de un buen dúo con el serio Simon. De cierta manera hacen de la pareja clásica del humor, el tipo "inteligente" y medio abusón y el sidekick pasivo y algo tonto. Sus esposas las interpretan dos actrices famosas españolas (curiosamente está ubicada la película en Francia, pero no hace mucha diferencia). Margarita (Amparo Soler Leal) es medio pícara, irónica y astuta, mientras Briggitte (Julia Gutiérrez Caba) es del tipo enojona y vengativa. En un momento Margarita se luce bastante, cuando trata de idiota al inspector de policía con historias falsas. El filme se mueve en base a que los amigos quieren salir -que no los identifiquen- de ser culpados de asesinos, en parte autoculpándose para ellos mismos y tratando de salvar el pellejo a toda costa, pero luego el filme se torna uno criminal, de investigación, y hasta tiene una escena con maniquíes que se pone seria a lo noir que trata de impresionarte, dentro de una comedia que se respeta bastante, como lo haría con las artes marciales Bruce Lee en Enter the dragon (1973), muchos bajo la inspiradora The lady from Shanghai (1947). Ésta última escena de María Forqué, quien está adaptando a su compatriota Alfonso Paso, a su dramaturgia de título homónimo de 1958, es notable, inclusive maneja cierto toque psicológico. En la parte de deshacerse del cadáver -aunque solo es un rato, poco tiempo, aunque hay hasta de Hitchcock- hace pensar que pudo haber inspirado a otros como al guionista americano Robert Klane y la bastante divertida Weekend at Bernie´s (1989) que dirigió Ted Kotcheff.
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