jueves, 26 de septiembre de 2024

Kinds of Kindness


Ésta película del griego Yorgos Lantimos con guion suyo y de su compatriota Efthimis Filippou, con quien ha hecho sus trabajos más locos, como Canino (2009), Langosta (2015) y El sacrifico de un ciervo sagrado (2017) es una obra de 3 historias que duran casi 3 horas en total, teniendo entre 50 minutos a 1 hora de tiempo cada una, tiempo más que suficiente para explayarse en libertad, historias que llevan de terror y que pueden encajar en la serie La Dimensión desconocida. Son historias raras, pero comprensibles. Se nota que Lanthimos no ha hecho uso de un presupuesto desmedido a lo big Hollywood pero posee nivel de producción, muy buena estética y cuidado en cada puesta y requerimiento de escena. Recurre a actores renombrados como su ya habitual, la hermosa, Emma Stone que siempre deja todo en la cancha y se presta prácticamente sin límites al universo mental de Lanthimos, por lo que la veremos varias veces desnuda o teniendo sexo y siendo melodramática o emocional en muchas escenas extravagantes. Con ella se luce un pequeño reparto que repite participación cambiando de personaje y exigencia en las tres historias. Así tenemos a la ascendente como actriz Margaret Qualley quien también deja ver su bella (y espigada) anatomía y se presta para escenas WTF. También así tenemos a Jesse Plemons quien ganó mejor actor en el festival de Cannes 2024 por sus performances en ésta película. Willem Dafoe, quien ha dicho en entrevistas que (como todo buen actor) le gusta retarse a sí mismo e intentar siempre salir del molde, igualmente se entrega a lo impredecible (lo llegamos a ver a su vez desnudo). La primera historia nos habla de hacer todo lo que alguien diga para obtener una vida excepcional o de privilegio, aun cuando nos pidan romper con nuestro código moral, a pesar de vivir dentro de una vida de muchas trasgresiones y libertades, pero por lo mismo se le exige a un tipo (Plemons) que vaya lo más lejos posible en su devoción ciega, y esto es matar a una persona. Todo el mecanismo parece muy loco, pero se mueve  a través de tomar la decisión moral o inmoral del asunto. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar por una vida acomodada o excepcional?, para ello curiosamente no se nos exige talento sino devoción, ser servil sin miramientos ni discusiones. Todo esto bajo el eufemismo del amor. La segunda historia está mucho mejor diseñada y profundizada en la muy recomendable película Rompiendo las olas (1996), de Lars von Trier, donde Emily Watson es absolutamente maravillosa como actriz. Lo que puede cambiar un poco es la parte esotérica digamos, donde un tipo (Plemons), que pierde la razón, en su imaginación obtiene retribución, que es que la sospecha de su enajenación es real, que su actual mujer (Stone) no es en realidad su mujer. El tercer relato aparenta ser el más extraño, pero no realmente para América-USA puesto que simplemente habla de una secta (religiosa) y las condiciones que se requieren para ser parte de ésta, con su propio culto y sus propias reglas. Ésta secta como todas busca que salgas de algún tipo de estrato de decepción (aquí un matrimonio, que es particularmente tóxico y hasta peligroso), el punto de encuentro, y a cambio te ofrece su modo de vida -donde suele anidar la extravagancia- pero de la misma manera como todas las sectas te exige devoción absoluta, tal cual pasa con las tres historias de ésta película que comparten el sentido del irónico-reflexivo título, de humor negro. La secta busca autoafirmarse, por ello está en busca del milagro que se puede entender como la resurrección o el/la mesías y en esto es como que todo tiene que encajar aunque todo sea caótico o absurdo. Que Stone recurra a un bello auto deportivo y lo maneje similar a un típico joven millonario no es gran cosa, puede pasar por algo tonto o banal, pero que choque también es darle un tipo de significado, aun cuando es un momento impactante o desconcertante, como perversamente irónico, como es parte del conjunto y de lo que habitualmente corresponde al hacer cualquier cine friki. Lo que se agradece es que a pesar de todo, de aciertos y fallas, de para bien como para mal de tomarse su tiempo -de aguantar el misterio, adornándolo siempre-, Lanthimos y Filippou sí son inteligentes y no son gratuitos. Hay tierra detrás del horizonte del mar. 

sábado, 14 de septiembre de 2024

L'empire


Ésta propuesta del francés Bruno Dumont es una película que tiene todo para ser señalada en primera instancia como una mala película, pero dicho entre comillas, porque se convierte en una obra aceptable, ya que abiertamente trata de ser irreverente, no teme que la cataloguen de una mala película, y plantea sus propias reglas con alevosía y realmente funciona. Entretiene bastante y hasta es interesante, por lo que es de esas malas películas -por su honestidad positiva o a favor- que en realidad son películas decentes. Es una propuesta que abiertamente es disonante, y así fácilmente puede encajar en el disgusto del público o de la mayoría o de los modelos convencionales y ser denominada una obra a reprobar, porque chirría en su conjunción. Esto es una vida campestre ordinaria europea con un mundo que coge algunos elementos como decir de Star Wars (1977) y lo mezcla hasta con un escenario bíblico con extraterrestres. El relato nos descubre el apocalipsis y al anticristo, pero lo hace de manera ligera, sin demasiadas pretensiones filosóficas, oscuras, temibles u esotéricas, ni siquiera muy alegóricas, aunque muchos seguramente verán alguna parodia política, pero en verdad sólo es Dumont (guionista del filme además) riéndose un poco con el séptimo arte, disfrutando del cine y su libertad como entretenimiento (arty), un lugar para proclamar o trabajar hasta lo imposible. El ser humano es importante para los extraterrestres quienes se hacen pasar por personas comunes y corrientes. En ello hay la típica manipulación del pensamiento enajenado de la invasión de cuerpos. Todo empieza muy casual, una ex esposa de pocas pulgas se lleva furiosa a su hijo para que de pronto aparezca un sable de luz y un acto provocador, como con las cuidadas (pocas) escenas eróticas donde, a lo Romeo y Julieta, una mujer (súbdito de otro mundo) se entrega a un demonio. El mismísimo Belzébuth aunque espacial (Fabrice Luchini) tiene un aire cómico. Lo vemos ahí lujurioso, contento, frente a una gorda vestida de sadomasoquista, en tacos altos y sin brazos, que le baila a pocos metros, una extraterrestre más, salida de la imaginación fresca de Dumont, quien por ratos parece hacer uso de la era victoriana, como contextualización parcial o hibrida, como también de la época de los reyes de Versalles, junto con una etapa medieval, de caballeros y equinos ubicuos. En el filme, tal cual se dice, el mal y el bien están entremezclados, y aun cuando unos se autodenominan o se dejan ver propios de la luz o el bien, pretenden un poco el mal y viceversa. Al final el universo conspirará contra lo extraordinario -la guerra de los mundos o de las galaxias- en favor de la "simplicidad" humana, esa que no contiene el deseo y la carne, o enarbola la liberalidad o la ligereza del encuentro sexual, como se deja ver en pantalla. Dumont hace cosas como para ganarse al público de a pie, especialmente al francés, tan cinéfilo, aunque nunca deja de hacer lo que le da la gana y esto se ve que le puede costar o le ha costado público en general. Es una película que se entiende tranquilamente, y más que decir que es una propuesta WTF, es una película que usa cosas ordinarias como base -en un 65% digamos- y lo espolvorea con sci fi y lo hace chocándolo entre sí, luciendo abiertamente incongruente, como ver diversas naves espaciales extraterrestres estéticas o laboriosas en medio de la limpia ruralidad gala que estimula pensarla un lugar de veraniego. Ver un sci fi en la piel de lo ordinario no es novedad pero tampoco es abundante y tiene siempre su encanto. Así mismo el ridículo no es defecto sino parte de la diversión estructural, como con un Belzébuth que recuerda a Mel Brooks, o la exhibición de una gendarmería clown bastante despistada. 

domingo, 1 de septiembre de 2024

Longlegs


El director de la presente película es Oz Perkins, el hijo del querido actor Anthony Perkins y aquí hace una película sobre un asesino en serie, como lo era Norman Bates. Longlegs es el asesino en serie del filme pero tiene la particularidad que no yace presente en el lugar explícito de los homicidios, produciendo un misterio de porqué los padres de familia de cada hogar escogido en una fecha recurrente -según una misiva que se suele encontrar, firmada por el tal Longlegs- terminan matando a sus propios seres queridos en total acto de demencia. En ese sentido el filme se inspira en la serie True Detective (2014), la excelente primera temporada, y en Zodiac (2007), en la parte de investigación sobre un asesino en serie. De True Detective recoge la contextualización del campo, de lo rural, de aquellas casas que parecen granjas modernas. Se ubica en el estado de Oregón. Pero el filme va más allá de una investigación realista e implica el terror puro y duro con buenas escenas de miedo y gore impactante. La explicación del filme no convencerá a todo el mundo porque es como si en realidad no existiera, pero se ampara en el cine de género, en la libertad del espectáculo, y tampoco es malo, salvo para quien se ajuste o fije a la parte donde Maika Monroe como Lee Harker, una especie de Clarice Starling, hace su búsqueda e interpretación de lo que está ocurriendo. En esto entra a tallar que ella tiene visiones de su pasado que ha olvidado o no quiere reconocer porque le es traumático. Es un filme que se justifica en el imaginario del cine de terror, sólo que la guía es una joven agente del FBI -en constante estado de tensión- investigando un caso policial. Como tal, visto bajo el código del cine en sí mismo, es un filme atractivo. La explicación no es complicada de entender, porque no va por convencerte con pruebas (pero sostiene su relato en la libertad del arte), sino sobre todo contarte una historia como a la luz de una fogata donde se te trata de asustar y en ese lugar lo hace muy bien la madre de Harker (Alicia Witt) que tiene varios elementos interesantes en su figura. Es una película que se plantea en los opuestos, el amor desmedido de un padre con el que les hace daño. Hay una figura retorcida bien trabajada en el ambiente, creepy, que suma bastante y ya venía buscando el director con anterioridad. Nicolas Cage luce un poco ridículo, pero al mismo tiempo es genial su compromiso con el arte y poder actuar en papeles bastante extravagantes, sin miramientos de decoro si se quiere decir. 

lunes, 19 de agosto de 2024

The Beast


La propuesta del francés Bertrand Bonello bebe del cine de los/las Wachowskis y es una película de ciencia ficción que mediante un mecanismo futurista, y se dice que lo que hoy es magia o misticismo mañana será ciencia, o como decir lo que hoy es ficción mañana será una realidad, trata de purificar la mente o convertir a las personas hacia un estado más de perfección o mecánico, con lo que se producirán menos errores y muy poco sufrimiento en nuestras vidas, pero nuestra protagonista, Gabrielle (Léa Seydoux), no quiere sacrificar para conseguirlo al que considera su amor verdadero. No desea perder sus emociones y en ello el filme defiende la existencia del dolor, del miedo o de las fuertes ansiedades, porque se nos dice que todo esto nos hace sentir vivos, como quien no quiere rendirse ante la inteligencia artificial o el futuro (lo que en cierta manera alude el vacío), ese que mediante sueños o simulación le pasa revista a las múltiples vidas de un ser humano. El relato es por un lado como estar dentro de una sesión de psiquiatría. Se quiere sanar de las imperfecciones (que debemos atravesar rumbo al nirvana) y esto es justamente ser feliz con La Bestia, la que representa la mala suerte, el dolor y la muerte. Gabrielle siente un amor muy fuerte, muy real y es capaz de hasta enfrentar por éste a un asesino en serie en potencia. Es aferrarse a alguien y no querer soltarlo, las razones en el fondo son tenues pero el amor muchas veces no contiene explicación, pero aquí aplica trascendencia por tener o desaparecer las emociones en general, lo que nos hace humanos, lo que nos hace sentirnos vivos. La existencia pasa por aferrarse a lo difícil de asir, a lo que parece condenado o condenarnos al fracaso. En el futuro todo parece manejable, todo parece fácil que hasta la liberalidad no contiene ningún tipo de señalamiento de corrupción en una habitación destinada para ello, pero esa liberalidad se percibe muerta y eso es por lo que en el fondo lucha nuestra protagonista. Ella se topa con los mismos errores o constantes, aun cambiando de contexto, y en ello se puede entender que se anhela una salida espiritual más que una tecnológica. Gabrielle se ve como una persona básica y algo torpe, como quien además se acoge a cierto primitivismo. Bonello fabrica una narrativa creativa a un punto. Cuando parece recorrer el lugar común logra pegar el salto hacia la novedad, dejándose entender. Las 2 historias de vida de Gabrielle están bien narradas, de por sí son atractivas. El filme está despojado de contener mucho ornamento visual, si bien siempre hay nivel estético. El sci-fi es hacer ver a Gabrielle más que un ser humano, una actriz interactuando con sus memorias, inspirada en alguien pasando por algún casting de principiante, con una Seydoux mostrando talento todo el tiempo y con un George MacKay que en adelante hay que recordar. Gabrielle se introduce en un aparato a lo Cronenberg y termina sorprendiéndose con los Trash Humpers (2009). La trama del filme es como rebobinar una cinta una y otra vez, que recuerda a Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004). 

sábado, 10 de agosto de 2024

The italian connection (La mala ordina)


Éste es uno de los mejores poliziotteschis que se han hecho, películas de crimen, policiales de marca italiana, y que llevan mucho de spaghetti western. El director es artífice de varios poliziotteschis míticos. Fernando Di Leo, de quien dicen que inicialmente trabajó con Sergio Leone. Cómo sea, Di  Leo logró destacarse en estos policiales, bastante entretenidos, llenos de personalidad, estilo y hasta originalidad. Di Leo a su manera logra ser creativo con el realismo que le impone a sus escenas de acción, unas que llevan algo de las películas de kung fu de su época, con peleas a puño limpio aunque al estilo occidental, dentro de peleas callejeras. Tiene una escena de persecución por auto continuado a pie que es de lo más perfecta y gloriosa, llena de adrenalina, verosimilitud y un infaltable toque de espectáculo y excepcionalidad. El final con la grúa y el depósito de autos abandonados es igualmente una maravilla. Ahí se enfrenta el héroe del filme, un John Wick digámosle más realista o más humano o más vulgar, con dos asesinos gángsters americanos que suponen de élite -como salidos del famoso cuento de Hemingway-, interpretados por Woody Strode y Henry Silva, con 58 y 46 años respectivamente. Nuestro John Wick italiano setentero, Luca Canali (el alemán Mario Adorf), alabado por su cabello aunque bastante menospreciado por vivir de un trabajo ruin como el proxenetismo, se ve culpado por El Padrino de Milán (Adolfo Celi) y ahora todos lo quieren ver muerto, pero Luca que es visto como un perdedor, el tipo más bajo de la cadena criminal, sorprenderá a todo el mundo con su capacidad de sobrevivencia y de combate, un deleite para el amante del cine de acción. El filme es super sencillo pero muy competente en lo suyo. Hay en ésta película una onda musical de liberalidad, barata, con la prostitución por doquier. La propuesta presenta mucho erotismo. La hermosa actriz Femi Benussi hace de una furcia y se le ve discutir con Canali completamente desnuda por buen tiempo. Su escultural figura es exhibida por todas partes y lo hace actuando increíblemente bien, con fuerte dramatismo e intensidad. Canali luce aunque proxeneta, vividor de mujeres aunque se pretende tipo manager, como una figura atípica en el imaginario de Di Leo, se le muestra como un buen tipo, buen padre, con muchos amigos capaces de dar la vida por él. Es algo pendenciero, semejante a un bacán del barrio, pero sólo eso en apariencia. La mafia de Milán lo coloca misma carne para los tiburones -quien empieza de lo más despistado- y termina enfrentando a los tops prácticamente sólo. El Padrino le dice en su cara que es un perdedor y por eso lo escogió y ésta es la gracia de la película. Es una obra sin pretensiones filosóficas de ninguna clase, pero vaya que se disfruta. No se siente simplona o redundante como le pasa a muchas películas de cine puro y duro. 

miércoles, 7 de agosto de 2024

MaXXXine


MaXXXine (2024), de Ti West, llega para cerrar la trilogía y lo hace ya con la espera de un cuantioso público, estrenada en muchas carteleras comerciales. Maxine (Mia Goth) es una actriz porno que quiere convertirse en una actriz seria digamos, y ella lo ve lograrlo con protagonizar una película de terror, cosa que en el filme de Ti West deja volar que las películas de terror están muy infravaloradas o menospreciadas, tal cual el personaje de Maxine quien se repite siempre a sí misma, que ella debe obtener una buena vida, no conformarse con nada que no anhele. Con éste pensamiento automotivacional, Maxine, es una mujer muy dura, hasta no escatimar ser muy violenta y criminal como medio de sobrevivencia y existencial. Maxine tiene de personaje malvado o antihéroe que no es lapidado, más bien es nuestra guía y personaje atípicamente gestado con ganarse al público y no está mal porque el cine permite que se vea todo tipo de historias y gente, sin recurrir necesariamente al lugar común. Maxine es como toda persona que quiere ser importante, excepcional, pero quizá no esté destinada para ello. Es entonces que el método que escoge o se lo permite se pliega en paralelo a ser el peor de todos en cierta manera, como con ese agente gángster (Giancarlo Esposito, quien recuerda ligeramente a M. Night Shyamalan) encargándose del pasado de Maxine (con un gran Kevin Bacon perpetrándose en la imagen del Nicholson de Chinatown, 1974), quien bajo tanta iniquidad se unge de tremenda luchadora, sólo que dicen que lleva el diablo dentro, que es una expresión que refiere a esperar todo de ella, y al mismo tiempo se asocia con temer terminar destruida. La presente propuesta se mueve en el thriller de los 80s, al estilo de Abel Ferrara, por calles californianas a lo New York, con un asesino en serie suelto en plaza y cadáveres de prostitutas marcadas como ganado. Esto no es novedoso, pero no deja de ser entretenido. La novedad llega por el desenlace, con un giro o descubrimiento y unificación de líneas narrativas, pero se respira en esa definición cierto humor. Por el final se vuelve por una parte una película de cine B de acción a lo Chuck Norris, junto con dos policías en las performances de Bobby Cannavale y Michelle Monaghan. Cannavale duda a cada rato de su propia imitación de policía asertivo o astuto, como el propio Ti West lo hace con su película, con el cine de género, con la prostitución, o con el porno, en varias oportunidades, con la aceptación en general u oficial. Se plantea como obra y lugar de identidad propios de un underdog, de los que se ganan a la gente, aun cuando Ti West hace lo suyo en toda libertad. Por ello no es un filme redondo en cuanto a trascendencia, pero no deja de ser coherente y más que decente, aun cuando hay que tener cierto sentido del humor, como afecto por el cine B, como espectador. Hay varias referencias a Psycho (1960) con la que interactúa hasta en el set de ésta mítica película. Ti West espolvorea conexiones, como con el yeso y la propia transformación de Mia Goth en anciana, y con éste personaje desquiciado con la biografía de la madre de Norman Bates, proponiendo una argumentación interesante a ese respecto, como también recordándonos el futuro que le aguarda a Maxine expuesto en X (2022) donde nos encontraremos dentro de una extraña dimensión y ejercicio de cine imaginativo en el cual se unen distintos tiempos y edades de un mismo personaje en una especie de revelación. La historia de Maxine es la historia de la mujer que no quiere una vida ordinaria, una vida aburrida se podría decir, aun cuando a ella le persigue la derrota, tal cual cuando ella suspira melancólica frente a su propia cabeza desmembrada rogando porque consiga sostener una carrera como actriz de hollywood, que su sueño nunca se termine, si bien el filme apunta a sólo un momento de fama efímera dictado por el caso policial, e igualmente como le pasa a muchos aspirantes. Como bien dice la directora de cine (subvalorado) que hace la actriz de origen cosmopolita, la australiana Elizabeth Debicki, que parece una amazona moderna salida de alguna élite, se quiere conseguir completar una película con pensamientos, con ideas, aun en un empaque de cine de género, y hay varias en el ambiente, en MaXXXine, aunque pesa entretener, pero con personalidad y a esa vera nadie le quita lo bailado a Ti West. 

martes, 30 de julio de 2024

Taste of fear


Taste of  fear (1961) es una producción de la Hammer escrita por Jimmy Sangster, muy reconocido en la productora y éste uno de sus mejores trabajos como habitual guionista. Dirige Seth Holt. Es un thriller y una película de suspenso. Lo primero que hay que decir de ella es que es una película muy ingeniosa, no es lo que parece y lo digo de verdad. Puede señalársele de un poco tramposa, pero esto es parte de la trama también y es una lucha de poder aunque un juego invisible además. Es una película de investigación, hay un hombre que se le presiente desaparecido, asesinado, y ahí entra a tallar el efecto de la imaginación, la locura, un juego psicológico, si bien al final como película quedará como otra cosa, optará por una afirmación straight, frontal, dentro de un toque novedoso. Hay pocos personajes pero todos conllevan riqueza de complejidad. Tenemos al gran Christopher Lee como un doctor y mejor amigo. Realiza oficialmente un personaje secundario, pero como hay pocos todos son muy importantes. La trama maneja muy bien la imagen de la protagonista, una chica en silla de ruedas, interpretada por Susan Strasberg. Ella lleva una notoria indefensión, fragilidad física, que se pone bajo el reflector en varias oportunidades, pero es una chica valiente y aventurera. Ella hace de la detective de la historia. También es interesante el papel del chofer, con muy buena performance de Ronald Lewis, que hace de galán y se roba un poco el show, dibujado con mucha forma, para hablar incluso. Es valioso ver como socialmente lo tratan en su entorno, como por la joven rica (amistosamente, horizontalmente). El chofer sabe su lugar como obrero, pero al mismo tiempo llega a ser audaz con la muchacha rica. Le dice algunas cosas osadas, pero perspicaces. Cero amor telenovelero de por medio. Es una película que por el final resulta brutal, pero en mayoría del metraje todas son suposiciones. No obstante siempre es un filme de aspecto clásico, elegante, muy sofisticado para el grueso de la entretenida Hammer, pero de los que se dejan entender aunque para lograrlo hay que hilar un poco.  

miércoles, 17 de julio de 2024

L'hypothèse du tableau volé


La inteligencia humana es inacabable, siempre un lugar para sorprenderse en infinidad de áreas y lugares y el arte es uno de sus medios para pensar y mostrar justamente toda esa cualidad de admiración que uno siente hacia la mente del ser humano, llamémosle creatividad, uno de los pilares más importantes del mundo. El chileno Raúl Ruiz disfrutaba realmente con el cine, es parte de ese grupo de amantes del arte que desnuda pasión. No todo es popularidad sino buscar hacer algo especial con ese medio que tanto amamos. Ruiz es popular, sólo que entre los amantes del cine más arty, pero representa igualmente a una minoría. Éste filme es un mockumentary. Seguramente Ruiz habría visto F for fake (1973), aun cuando lo suyo trabaja creando algo muy personal, muy propio. A Ruiz se le nota que como todo apasionado de su profesión le gustaba experimentar, generar novedad y el cine tiene mucho de ello con el amante y con el gestor hardcore del cine. Es un espacio para generar (algún tipo de) entusiasmo virgen y así sucesivamente, aun cuando se ha recorrido bastante. El que de verdad se apasiona por algo se mueve en ésta religión, la de jamás dar todo por hecho. Hipótesis del cuadro robado (1978) da para muchas ideas y mucha plasticidad interpretativa. Es una película que se fija a una investigación, que comanda (es quien la piensa) un coleccionista de arte (Jean Rougeul), coleccionista que analiza 7 cuadros que yacen según él en una serie que veremos a través de tableaux vivants, una mezcla entre teatro y museo de cera. Ésta ligazón de los cuadros vivientes parecen aludir de paso al séptimo arte y de ésta manera Ruiz se mueve sobre la teoría cinematográfica, como sobre la crítica de cine, un lugar para enriquecer el arte, para enriquecer una película. No sólo es juzgar, mucho menos banalmente o ligeramente, o ser simplista y fijarse en aprobar o desaprobar, sino se trata de que ese artefacto entre manos se proyecte intelectualmente, profundizar en éste, aportarle más belleza, generar una experiencia más grande. No sólo es una mirada fría, enconsertada y limitada, sino una que justamente maneja semejantes reglas al director de cine. Pero Ruiz también satiriza un poco al coleccionista, al interprete. Deja en el aire que de cierta manera es positivo que se sugiera y no se de todo servido, para que el artefacto nunca se acabe, que todo no esté dado por hecho. Es así que la ambigüedad manejada en el tipo de producto estudiado es ardua, sobre todo cuando falta un cuadro de los 7 para la interpretación. Se dicen muchas cosas interesantes y hasta descabelladas, se habla de oscuridad, se mencionan cultos satánicos, se atribuyen códigos ocultos que llevan todo a parar a lo andrógino. El filme se inspira en la literatura, los ensayos, las novelas y la filosofía del francés Pierre Klossowski. El nombre del pintor de los 7 cuadros es sacado por Ruiz de la imaginación de Klossowski, llamado Tonnerre. Es una película que también se burla un poco de la censura, por digamos una ideología política o que atañe a cierta moralidad. Al ser un producto ambiguo y que estila sugerir no explicitar es destinado para pocos, sin embargo la investigación de éste mockumentary alude ser un caso vox populi que incluye la intervención y decisión del estado e incluso involucrar a toda la sociedad, que se deja ver que se infla demasiado el globo y esto hace pensar en lo arbitrario, en la dictadura, en la ignorancia del poder. Ciertamente hay indicios backstage de criminalidad -bajo una difícil elipsis apoyada en la cultura y la lectura de una novela- y se encuentra el sacrificio de algún tipo de revolucionario pedestre inspirado lejanamente en un santo. No obstante entra el humor de no verlo -o no poder entenderlo- y más preocuparse por momentos inocentes o plantearlo simplemente a través de la desconfianza, como con la mitología griega y la absurda guía de un espejo -que sigue a otro y a otro- o elucubrar corrupción por medio de templarios (expuestos como simples soldados) que yacen como tomando el té en una partida de ajedrez frente a un enigmático observador, entre amigos, camaradería, no alude a Dios ni a la guerra en sí. Puede ser ésta además una lectura hacia el cine comercial en general. Es una película que tal cual lo expresa no pretende resolver directamente el caso -nunca aparecerá el cuadro robado- sino tira los hilos del espectador mediante una muy buena puesta en escena con recursos visuales sencillos, pero con tremenda estética, gran formalidad, elegante, culta, como si paseáramos por un bello museo. 

jueves, 4 de julio de 2024

Condenados


Ésta es otra de las grandes películas del español Manuel Mur Oti. Adapta la obra de teatro de mismo título del mexicano e hispano José Suárez Carreño. Es una película bastante interesante por su capacidad de argumentar sus propias ideas en pantalla, que lo hace con suma claridad e inteligencia clásica. Inicialmente tenemos a una mujer sola en un gran terreno con animales y siembra, llamada Aurelia (Aurora Bautista), que yace como apestada, nadie en el pueblo quiere trabajar para ella, ya que su marido ha matado a un hombre por celos, por simplemente desearla y mirarla digamos que con anhelo. El marido, José (Carlos Lemos), no quiere que nadie ame o desee a su mujer ni con el pensamiento, no importa que no la corteje en absoluto, la tentación y la duda le bastan. José está loco por su mujer, la ama con harta pasión, no exento de imponer su fuerza y de paso algo de machismo. Aurelia le corresponde por completo, lo ama de verdad, pero como toda mujer puede caer en cierta inocencia en el trato con otros hombres de aire perspicaz o audaz o incluso su amabilidad o necesidad proyectarse hacia otra cosa. El marido le hace ver que no solo el crimen lo ocasionó sus celos, sino ella de cierta manera. Aurelia no ha correspondido a nadie directamente, pero al no marcar una distancia o proponerse precaución puede caber que alguien se atreva a cortejarla. Esto puede sonar exagerado, en realidad lo es en cierta manera, pero también el mundo presentado en ésta historia rural y social muestra que a muchos hombres no les importa pasarse por encima los matrimonios, quitarle la mujer a otros o jugar simplemente con ellas. Sopesando nuestra contemporaneidad donde ser el amante apasionado es llevado a lo alto de la celebración colectiva de lo cool, resulta interesante volver atrás y pensar en que también podemos llegar a ser ese marido que algunos tratan de burlar, que no todos serán los amantes, el lugar cómodo, sino puedes enamorarte, amar a alguien, casarte y no vas a aceptar que intenten quitarte el objeto de tu adoración o que cortejen lo que tiene dueño, destruir lo ajeno. Es así que en realidad echarle porras al gran amante pasajero es todo menos honroso. Pero la contemporaneidad muchas veces suele decir otra cosa. También a muchos propios de esa misma contemporaneidad liberal a cotejar puede molestarles que el marido pueda llegar a sentirse poseedor de la mujer -aunque duda bastante con perderla, hasta ya asomar cierta enfermedad- y ésta le responda que en efecto ella le pertenece. Incluso el que viene a hurtar dice que por lo normal ningún hombre abandona tres cosas en la vida, su caballo, su rifle y su mujer. Luego hasta apunta con cierta soberbia o desatino (llegado a autocomprenderlo) que produce cierta lastima ver las condiciones en que se hallan. José es sentenciado a 20 años de cárcel y Aurelia no puede sola, a éste paso va a ir rumbo a la miseria. En el inicio ella en un plano picado sube las escaleras para ir a dormir como quien sube una enorme montaña cargando un gigantesco peso, una gran melancolía, una gran soledad y abandono. Bajo ese contexto es que aparece Juan (José Suárez), un hombre muy trabajador, muy habilidoso para cuidar de la tierra y de los animales y Aurelia medio que sin salida, pero feliz de hallar a alguien que le ayude a salir adelante en lo laboral, lo contrata. Juan tras años pacientes -tampoco es cualquiera, sino es prácticamente el obrero ideal o la mejor clase trabajadora- convierte la tierra en muy próspera. Antes se enfrenta al pueblo. A ese respecto se da una maravilla de puesta en escena en medio de sombras y como en un espacio western, sugiriendo como estar entre ruinas griegas, donde es rodeado por los hombres del pueblo cuales vampiros al acecho. Estos tratan de intimidarlo, que no ayude a la mujer. Todos respetan y temen a José. No obstante Juan es un tipo muy duro y muy confiado en sí mismo, tampoco teme a nadie y pronto lo deja en claro. Juan es un tipo de armas a tomar. Es una película donde nadie es blanco ni negro, sino hay cierta perversidad o matices en cada uno, o ideas donde puedes convertirte en mala persona, sobre todo los hombres, en un mundo donde pelean por las mujeres, destinadas a ser cuidadas. Aurelia en un momento trabaja muy poco gracias a Juan y dice que las manos se le están poniendo como las de una reina, lo dice con felicidad y cierta humildad, frente a un Juan que todo se lo toma muy en serio y pronto revela sentirse atraído por la mujer de otro, alguien que debe volver aun en como 15 años. Quedarse con la mujer está bastante presente en su mente. La mano maestra de Mur Oti hace ver como él quiere ganársela con su laboriosidad, con su progreso, el progreso de un hombre trabajador, talentoso para las cosas del campo. Ser patrón asoma ya como una simple cereza sobre el pastel. Aurelia ya no llora abrazando la ropa de su marido, hasta se pergeña la impresión que deja de lado un dije que representa simbólicamente su matrimonio. Se puede leer que corresponder a Juan está latente, se crea confianza y muchas veces Juan puede ser muy desafiante. Es como dice el marido, Aurelia no se percata de lo que produce. En un momento Juan mira desde abajo a Aurelia y se puede notar que le mira sutilmente las piernas. Ciertamente esto no encaja en ningún tipo de liberalidad actual donde todo es muy frontal y a veces hasta vulgar, tampoco es un filme sensual de ninguna manera, pero el deseo sobrevuela con esa delicadeza y gran poder de sugerencia de Mur Oti, que es de los mejores gestores de cine clásico a la española. Es tremenda película, una joya, el poder de sugerencia del deseo hacia la mujer de otro y olvidarse del marido está todo el tiempo presente. De eso va la obra en realidad. Los últimos 10 minutos del filme son oro puro dentro de una explosión de grave vitalidad, luego de jugar en diferentes frentes, auscultarlo desde la cancha de un joven amante seductor, pero como se puede decir también, el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra y es un dicho general más que aceptarlo todo. El filme hace respetar su propia argumentación, una que puede criticarse en alguna parte, pero que rompe el molde y es bastante valiosa, no es facilista ni quiere aplausos superficiales. Es una hermosa película que debería de conocerse más para valorar de verdad el cine español. 

martes, 2 de julio de 2024

Fedra


Basada en la tragedia del romano Séneca. Dirige el español Manuel Mur Oti. En una primera parte se nos habla de Estrella (Emma Penella), una joven veinteañera de una zona costera mediterránea que tiene enloquecido a medio pueblo, es decir a todos los hombres, la otra mitad como se dice son las mujeres y odian a Estrella, aun cuando ella no es ninguna mujer deshonesta ni busca seducir a nadie directamente, pero resulta tan hermosa que todos los hombres quieren poseerla. Cuando el filme parece ir por los celos y el enojo de las mujeres y el deseo violento de los hombres que anuncian problemas la propuesta da un giro y aparece Don Juan (Enrique Diosdado), un hombre millonario que se enamora perdidamente de Estrella, igual que todos, e igualmente es rechazado. Don Juan es un hombre intachable, incapaz de aprovecharse de nadie, pero le ofrece todo lo que tiene a Estrella. Cuando todo sigue su rumbo normal o habitual aparece ahora Fernando (Vicente Parra), un veinteañero hijo de Don Juan quien ignora a Estrella y ésta queda perdidamente enamorada de él. Es así que tenemos al hombre seductor en Don Juan y al hombre sobrado en Fernando. Éste joven tiene pinta de muchacho bien y sólo quiere irse del pueblito. Fernando es domador de caballos y trabaja en un castillo en alturas. Estrella descalza y con el pelo desordenado vaga por la playa llamada continuamente una sirena. En un momento ella nada y le piden enseñe las piernas para comprobar que en efecto no es una sirena y ella se sumerge y las muestra muy sensualmente a Don Juan. Hay momentos bastante cuidados, aquí se sugieren cosas, pecados, infidelidades, promiscuidad, con gran belleza e inteligencia. No necesitas enseñar nada si de verdad contienes la habilidad. Es así que la corrupción que atrae la tragedia lleva toda la esencia clásica, como así mismo pegar saltos sobre fogatas anuncian el asomo de la tentación de la trasgresión. El mar que muchas veces se encuentra en pantalla embravecido indica pasión y lucha. El mar es un personaje importante más, el que siempre yace presente. Existe una atmósfera formalmente elegante pero sugerentemente salvaje. Fernando únicamente quiere irse, le enoja su existencia (sin que se especifique porqué), mientras Estrella paga cierto karma de haber enloquecido pasivamente a tantos hombres. Llévame como si fuera tu perro llega a decir. En otro momento es abiertamente humillada con una fusta y ni así se doblega. Todo es espléndido como gran tragedia (desde la inocencia que trasmite el padre con la caracola), en medio de un mundo de relaciones amorosas siempre en crisis o fuertemente golpeadas como por esas poderosas olas que tratan de ahogar o revolcar a las pasiones hasta inclementemente desaparecerlas, como si no existiera la posibilidad de explicación (y no plantea ninguna velada exageración de sordidez), como a menudo queda sin habla nuestra protagonista a quien la vida le cobra sus elecciones y errores. Escapa a la condena de su belleza en un mundo material para sufrir por lo aparentemente más simple. La tentación de la santidad es algo muy trabajado en el relato. El temperamento también les va en contra a varios como a la heroína, que no puede contener su furia en varias oportunidades. Ésta también se debería llamar la historia de las explosiones emocionales. La obra remite al ego que no conoce la negativa o la derrota. Es la perseverancia, paradójica y atípicamente, como desencadenante negativo. También el filme y ésta tragedia parecen decir que algunas veces no basta con ser bueno u honesto. Es una historia universal pero una película que se siente muy española, muy lograda a esa vera, como cuando la música ibérica acompaña la fijación del cuerpo hermoso ofrecido, en mucho, como elección artística, elípticamente.