lunes, 30 de diciembre de 2019

Historia de un matrimonio

Ésta película empieza cuando una pareja están en el proceso por separarse, aunque él aun no está tan al tanto o no lo cree del todo, mientras ella está muy segura de querer estar separada. Ella inicialmente luce como una bitch resentida, producto del machismo y liderazgo de su futuro ex marido, hombre que no logró ver su egoísmo y egocentrismo, poder dejar que otros brillen y no sólo él, quien permitía que su mujer sea actriz de teatro, pero bajo su control, genio y mando. Ella señala en una apertura de sus frustraciones matrimoniales que Charlie (Adam Driver), su ahora ex marido, no la dejaba liderar nada. Por ello un acto simbólico es aquel de querer mudarse a LA, y fastidiarle por completo la vida a Charlie, acostumbrado a controlarlo todo. El hijo está en el medio, pero el niño está muy tranquilo, no se apela al sentimentalismo a través de su persona, aun cuando es lo que más duele, el alejamiento, y por lo que el hombre, siempre punto débil aquí, debe luchar. Esto hace que el filme sea más suave de lo imaginado y bien por esto. A medida que avanza el filme de Noah Baumbach, ella, Nicole (Scarlett Johansson), se va volviendo más tranquila, más simpática, ahora es él quien se exalta, quien queda mal, como en la pelea en la sala. Luego la cosa se suaviza nuevamente con Charlie, es ahí donde Driver brilla en grande, se gana toda nominación que vendrá, incluida seguramente la del Oscar. Driver canta una canción sensible e inteligente, se desahoga con sus amigos y compañeros de trabajo. En otro brillante momento Charlie no sabe como ocultar que ve que las cosas están en su contra, tiene miedo, fabrica un solo de performance -a lo cine mudo, pero con su añadido toque moderno- donde termina cortándose y desmayándose. El filme también es una notable exhibición del mundo sucio y despiadado de los abogados, gente que no tiene corazón ni escrúpulos para ganar un caso. Brillan en estos papeles Laura Dern y Ray Liotta, ella una sofisticada arpía, él su par masculino (Alan Alda será el abogado soft, también notable, aunque Dern es la estrella). Es una película que por su parte se da el tiempo para imponer moda y personalidad, como cuando Nicole se disfraza de David Bowie en halloween. Muchos hallan el filme lacrimógeno, les produce pena dicen, en lo personal no lo hallé mucho así, creo que a los dos personajes se les da temple y no se manipula al niño, con lo que el filme huye quebrar o aplastar al espectador. Charlie también tiene una salvedad, no sabia que oprimía a su mujer, no estaba del todo al tanto de esto, ella también pecó siempre de tímida y dócil. Nicole finalmente logra una revancha haciéndolo sufrir, quitándole el poder, pero a medida que se percata que Charlie no era un abusivo ni una mala persona, solo alguien distraído y vanidoso (aunque talentoso), se sensibiliza con él, de esto vemos la escena hermosa de atarle los zapatos, o presenciar como él llora con unos halagos escritos de ella. Solo aquí Baumbach hace sentir pena por Charlie, mientras Nicole siempre ha sido el llamado del feminismo y la libertad de éxito. Al final parece que se separan por una tontería, aunque todo se centra en la falta de comunicación, culpa de ella también. Lo que pide la mujer luce ligero, pero esto imprime un relajo a favor del filme -aunque en la realidad suene horrible-, en una propuesta que no es pesada ni cómica por ninguna parte, ni siquiera en el ingenioso gag de Driver cortándose. Baumbach recuerda a Woody Allen, pero es más estilizado que Allen, más high and fresh life, o lo actualiza, y así gusta y disgusta, aunque mayormente se le celebra. Ésta puede ser la oportunidad de que Baumbach sea finalmente apreciado por los representantes del Oscar, tiene todo lo que les gusta, respaldo de publico, sofisticación de filme inteligente y sencillez de visionado entretenido.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Las mejores películas del 2019

La primera es la mejor película del 2019. El resto no tiene orden alguno.

1.   Il traditore (Marco Bellocchio)
2.   Muere, monstruo, muere (Alejandro Fadel)
3.   Joker (Todd Phillips)
4.   Did you wonder who fired the gun? (Travis Wilkerson)
5.   Parasite (Bong Joon-ho)
6.   Dragged across concrete (S. Craig Zahler)
7.   El Angel (Luis Ortega)
8.   Border (Ali Abbasi)
9.   Dogman (Matteo Garrone)
10. Lazzaro felice (Alice Rohrwacher)
11. Shoplifters (Hirokazu Koreeda)
12. La favorita (Yorgos Lanthimos)
13. El peral silvestre (Nuri Bilge Ceylan)
14. Burning (Lee Chang-dong)
15. La mula (Clint Eastwood)
16. Apuntes para una película de atracos (León Siminiani)
17. Los sueños del castillo (René Ballesteros)
18. Historia de un matrimonio (Noah Baumbach)
19. High life (Claire Denis)

viernes, 15 de noviembre de 2019

Muere, monstruo, muere


Es una película un poco criptica, se entiende que hay un monstruo asesinando mujeres, decapitándolas y abusando sexualmente de ellas, en las montañas de Mendoza, Argentina, pero se culpa al marido loco de una de las mujeres halladas muertas. La mujer muerta del sospechoso era amante de un policía, Cruz (Victor Lopez), que investiga el caso. Como es lógico no se piensa en algo sobrenatural como caso policial, entonces es analizado un tipo como posible culpable, éste tipo tiene visiones y escucha una frase en su cabeza, muere, monstruo muere. Lo que el sospechoso suele hablar de los crímenes en relación al monstruo suena siempre extraño y bastante indescifrable con la narración de los sucesos, pero se entiende que hay una cierta confabulación, una corrupción cómplice, con el monstruo, con otra gente que no está del todo consciente de ello, a ese respecto tienen que ver el lenguaje y cierta telepatía. No se entiende bien esto, pero lo importante es que hay un monstruo asesinando mujeres. A éste monstruo se le ve por completo, nítidamente, hay un excelente efecto especial en la hechura de su presencia, con su boca dentada puntiaguda que parece una vagina, con sus cachetes que dominan su rostro que lucen semejantes a dos testículos gigantes caídos, con su cuerpo voluminoso y guatón y su cola como extremidad de pulpo. Éste monstruo es todo un show de terror, del cine fantástico. El final pone a la boca-vagina en movimiento como un animal salvaje suelto a sus anchas. El filme tiene algunos diálogos que pueden sonar estúpidos, muchos salidos de la boca del capitán de la policía, aunque con una excelente actuación del argentino Jorge Prado. También hay una canción recurrente, “Te irás, me iré”, de Sergio Denis, que en la película suena extravagante cuando Cruz de cuerpo robusto y rostro avejentado, poco agraciado, rudo, se pone a bailar en buena parte ridículo, pero Cruz se salta su imagen, es un tipo suave en el filme, de expresión triste, es un tipo de pocas palabras, dentro de un comportamiento primario. Victor Lopez es un buen actor, lo que hace el director Alejandro Fadel con él es notable, es un protagonista raro, pero también original, quien le da personalidad al filme; igualmente su amante, que hace la actriz Tania Casciani, quien se parece a Frida Kahlo. Ellos tres –agregando a Jorge Prado- junto al sospechoso, David, que interpreta Esteban Bigliardi, entregan actuaciones estupendas que realzan el filme en su misterio y escenificación extraña en medio del campo, un escenario atractivo y novedoso, que curiosamente recuerda algo a la obra maestra Érase una vez en Anatolia (2011), cuando transportan al sospechoso por la zona de los cadáveres. Bigliardi hace de un sujeto algo retardado y enfermo que está bastante golpeado por la presencia física y mental en su existencia del monstruo, con una parte enigmática y otra emocional y psicosomática. Éste filme de terror de Alejandro Fadel es imperfecto, pero de la misma forma muy curioso, valioso. Tiene además escenas de terror muy potentes, como cuando Cruz se topa finalmente con el monstruo, así también cómo se ven los cuerpos descompuestos. La escena cuando Casciani, de Francisca, se arrastra agredida por un tentáculo en el cuello con la cámara retrocediendo y ella yendo a toma próxima al son de su rostro es una gran secuencia; lo mismo el realismo de las cabezas decapitadas. Muere, monstruo, muere (2018) tiene distinción, tiene presencia, pudo ser mejor sí –sobre todo argumentalmente-, pero los filmes son aventuras, apuestas, riesgos, cuando se intenta hacer algo propio, y todo eso lo tiene a favor, es una película interesante.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Wik


La película nacional Wik (2016), de Rodrigo Moreno del Valle, es una digna película del cine indie, del que sea en ese tipo, en especial emulando por ratos al cine argentino, al buen cine argentino, aunque muy de bajo presupuesto, pero bien hecho, con la austeridad de la mano pero con un buen nivel estético –mil veces mejor que el cine indie primerizo en Perú-. Lima parece una ciudad de película, una Lima en parte subterránea, pero no de fea apariencia aun así; asoma medio escondida entre destellos y reflejos o globos de luz. Lima es punto de existencia de jóvenes slackers, muchachos en tránsito pero aun desorientados, que entregan volantes para chambear en algo y tener un dinerito o luego poder vislumbrar el futuro. Otros viven precarios, pero independientes, aun cuando tienen familia con poder adquisitivo. Son tres muchachos mejores amigos, dos de ellos, una chica y un chico, tienen relaciones, pero él no se manda a llamarla su flaca, su novia, pero es con el hacer de un video porno que valorará el sentimiento que esconde por ella. Es un filme con poca narrativa, más es la presentación de los personajes vagabundeando, metidos en una piscina abandonada, apedreando las botellas vacías de cerveza. No obstante el filme tiene un buen quehacer narrativo, fluido y atrapante, aunque ligero y relajado, creíble. Los diálogos no son pesados, aunque tampoco demasiado inspirados. Hay una buena relación entre los tres amigos principales, solvente, que es el centro del filme. Se suman otros como atracción de conflicto –la chica salida de internet está muy bien como personaje y manejo- y pasa uno de esos secundarios que intentan ser graciosos –un chiquillo místico pastrulo light- pero que es muy poco original y simplón. Wik, debut de Moreno del Valle, no solo es una película de juventud sin hacer nada, va armando una pequeña narrativa con el porno y el romance a lo moderno, pega un pequeño salto de pretender la vida como un eterno domingo. Es una semana viendo como la juventud padece de cierta manera, padres separados y lejanos, tíos haciendo de padres que joden todo el día, padres a los que no les importa sus hijos, también padres humildes preocupados en sobrevivir, es decir padres poco paternales y nada familiares, con hijos a la deriva, abandonados en gran parte, marginados, con la luz al fondo del túnel brillando por el cambio de edad, a la llegada de la madurez, y ésta se refleja en algo mínimo y sutil –entre comillas- como definir una relación afectiva, en un mundo donde parece costar querer –reflejado en cuidar- y esto parte de otro tipo de amor, la amistad.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Aj Zombies


Un apocalipsis de zombies en Lima en clave de comedia tiene su curiosidad y originalidad en la historia del cine nacional, aunque a la hora de visionarla no haya mucha originalidad con lo que vemos en realidad. No obstante el filme no es de mala calidad, tiene efectos especiales competentes, no impresionantes, pero si eficientes al menos. Además es una comedia que funciona, da risa por momentos, aunque también hay momentos obvios, planos, simplones, mucho lugar común en sus bromas y en lo que cuenta su narrativa, como el enamoramiento entre el hijo de una empleada del hogar, Felipe (Emilram Cossio), y la hija de una familia adinerada limeña, Claudia (Anahí de Cárdenas). Felipe muere por ésta niña pituca que interpreta por millonésima vez Anahí de Cárdenas y le queda como anillo al dedo aunque con una actuación propia de televisión. Felipe sueña con estar con Claudia, que a pesar de su diferencias sociales fueron muy amigos de niños y comparten cierta complicidad, que se plantea tipo Chavo del ocho con un tira y afloja romántico, sin beso de por medio, apenas una recostadita en un hombro, con final melancólico por un lado y rapero y burlón pajero por otro. Junto a ellos en las correrías y escapes de los zombies están 2 tipos “curiosos”, un guachimán híper marcial (Cesar Ritter), y un borracho salsero (Miguel Iza); tanto Iza como Ritter son buenos actores y ofrecen varias risas, y hasta Iza lo conjuga con buenos lugares dramáticos haciendo muy bien de borracho, atrayendo lo popular en especial, sobre todo con la música (la salsa), pero sin exagerar, sin jalar a todo el barrio encima, como suele hacer la mayoría cuando piensan en hacer algo peruano. La energía de Ritter en su papel también es de destacar. Éste filme sabe usar y mezclar muy bien lo popular con lo pituco, y no cae tampoco en el golpe bajo, ni en el criollismo vulgar y feo. Emilram Cossio tiene carisma, aunque simple, y Anahí de Cárdenas es una buena compañera de mataperradas e ilusiones amorosas. La música mayormente es en inglés y cada canción que acompaña tiene sentido con lo que vemos, aunque suena un poco incongruente con el cine latino, hubiera sido más audaz aunque más difícil hacer algo notable ponerle música en el mismo idioma. Aj Zombies, perteneciente a Daniel Martín Rodríguez, parece q no tuviera rumbo, es más un par de chistes lights pasables o decentes que otra cosa; no será plus ultra, pero películas como éstas deben hacerse.

martes, 5 de noviembre de 2019

Mi desnudez no significa nada (Ma nudité ne sert à rien)


Docuficción de la francesa Marina de Van, directora de cine de películas de terror que aquí se anima a hacer algo bastante íntimo, más personal en apariencia, pero que contiene su toque de espectáculo –aunque atípico a lo general-, y de narradora de historias. En principio es algo chocante la figura que vemos, presenciamos a una mujer solitaria y triste que anda mucho tiempo desnuda –el desnudo como búsqueda de despojo de la opresión del sufrimiento, más que de erotismo-, la mayor parte del tiempo encerrada en su habitación con su gato. Solitaria en los 40 y pico –edad que hace de sutil mortificación- busca hallar pareja en citas que pacta online, pero cuando concreta encuentros hay algo en su personalidad, en su abulia, y cierta depresión en general, que la hace rechazar a cada pareja que en principio le interesa. Así observamos como un tipo se resiste a no parar de tener relaciones con ella, de lo que asoma una posible violación y termina en frustración existencial. La cámara aparece en los lugares más complicados de filmar lo que da a entender que no todo es real, que hay ficción presente, como con el momento que Marina irrumpe en un cuarto de hotel, además de que las reacciones de la pareja sorprendida denotan actuación. El final también lo deja más que claro en aquella sonrisa naif. No obstante el filme coge un sentimiento, una cierta verdad expositiva, revelando algo muy personal de ésta directora, una psicología, un anhelo y sufrimiento, en esto la directora es vanguardista y audaz, aunque también se percibe un tono de cierta fealdad, de cierto patetismo, que la directora no rehúye, más bien lo busca con ahínco, y es algo duro de ver, aunque finalmente el filme se revela como un artificio en parte. Ahí anida el vanguardismo de la propuesta, la intrepidez de concretar éste retrato de apertura emocional. El filme sigue un guion, éste guion se percibe que tiene de cierto, pero se nota que hay construcción (que falta espontaneidad), que no todo es solo posar la cámara. Pero a un punto contiene realidad y es eficaz, la de la soledad, el desgano y la melancolía de Marina, la del retrato poco bello, el que toca el ridículo con la imitación de la admiración por Flashdance (1983). Hay un ánimo de revelarse poco agraciado, imperfecto física y emocionalmente, al tiempo  que Marina está osadamente desnuda ante la cámara en varios sentidos, y esto tiene interés a la vez que rechazo, por dar a notar amar el patetismo. Es un filme poco comercial, curioso, imperfecto como el cuerpo que exhibe, tan semejante al de “todos”,  al de la mayoría, y ahí hay atracción para con el espectador, aun cuando también germina una distancia producto de una transparencia tan abierta e incómoda por momentos. Es en su primera parte casi un callejón sin salida, y se hace fuerte de ver, pero la imagen general va soltándose, relajándose, al pasar del metraje. La protagonista va siendo cada vez más racional, apoyada siempre en su voz en off que hace de diario de cotidianidad en soledad, en gestos tristes. Luego se ve a la familia de la directora –madre y hermanos- que es una familia convencional, tranquila, feliz y sencilla, lo que contrasta con la esencia de rareza que exuda Marina de Van, digna artífice de su cine de terror.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Joker


Hay muchas películas de superhéroes actualmente, están de moda, y esa gran cantidad hace que salgan novedades, una de éstas es la presente, que imita el realismo de la trilogía de Batman de Christopher Nolan. Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) es quien será el joker, uno de los mejores personajes que ha dado algo enorme como el cómic, y uno de los malvados más perversos y fantásticos que existen en el arte. El filme de Todd Phillips hace que Fleck sea golpeado por la vida inmisericordemente, todo es malo en su existencia, la vida le pega una y otra vez hasta que se harta y se convierte en un símbolo social y un tipo malvado, valga la curiosidad de definiciones. Fleck trabaja de payaso pero todo le sale mal, también quiere ser cómico de stand up. El filme es como la vida y el mundo cruel crea al Joker. El filme trasuda lucha de clases, hay los pobres y perdedores, y los yuppies, empresarios y los Thomas Wayne que menosprecian a la mayoría perdedora, les llama payasos. De esto que violencia y abuso surgido en un metro con unos yuppies se convierta en una pequeña revolución. Joker lidera a los payasos, es decir a los perdedores, a los olvidados, a los oprimidos, a los pobres. Es una historia que convierte al Joker en un (anti)héroe, como el Travis Bickle de Taxi Driver (1976), tipos a los que se les escurre la felicidad y el éxito –y peor para Fleck, que no para de ser agredido por todo a su alrededor-, y de manera violenta y reprochable hallan el éxito, se vuelven líderes o héroes de masas, del bajo mundo digamos o, de la presente, del pueblo. La idea de un brote de ratas en la ciudad es que la pobreza está en todas partes y hay descontento, así surgen rebeliones, disturbios, crisis. De éste modo el crimen se vuelve un lugar de restitución, el Joker logra su identidad de esa manera, lo cual suena inteligente y perverso al mismo tiempo, toda su definición moral, aunque en el asesinato. Fleck toma 7 pastillas, es un tipo controlando su desequilibrio, tratando de encajar en el sistema, y termina libre y feliz finalmente en su locura, que curiosamente parece sanar en el extremo de la violencia, tomando fuerza en la brutalidad. Su depresión lo lleva a meterse en el refrigerador en una gran escena salida de una película de terror. Baila danza clásica cuando fluye por su cuerpo la libertad, la locura se podría decir, en lo literal es el asesinato, que significa su restitución de dignidad, que es a donde apunta el filme, la de los humillados, la de los maltratados, la de los dejados de lado por la ayuda social. Fleck fantasea con una vecina afroamericana –la señal con los dedos de una pistola en la sien es parte audaz de su insania- , con ser visto como un hijo por quien quisiera sea su mentor, un comediante de programa de entrevistas, y ahí entra a tallar otro filme, El rey de la comedia (1982), donde ahora Robert De Niro es el hombre en lo alto del podio, y Fleck tendrá que matar al padre exitoso para renacer del fango -convertido en el Joker-. También a Thomas Wayne, símbolo de la opresión social. Joaquin Phoenix está grandioso, ésta vez debe merecer el Oscar, es tremendo actor y aquí lo demuestra con creces, es una de las mejores actuaciones de toda su potente carrera, como cuando Fleck está de pie frente al archivero en el asilo de locos escuchando la lectura del archivo de su madre, y oye de su terrible niñez, crecimiento, y el comienzo, creación y desarrollo de sus trastornos, como con su risa compulsiva e incontrolable frente a cuando se halla tenso. Phillips cambia algunas cosas conocidas como con el nacimiento de Batman en aquella calle saliendo del cine y con la sonrisa del Joker que apunta a lo natural -con la sangre, con los dedos, a la incontinencia-, y todo suena perfecto, glorioso. Éste filme ganó el león de oro del festival de Venecia 2019 y es un gran ganador, una gran película, que engrandece y profundiza la visión del personaje del Joker para verlo plenamente justificado.

domingo, 27 de octubre de 2019

Apuntes para una película de atracos


Documental perteneciente al español León Siminiani. Es un filme simpático, que se disfruta, es  ágil e interesante a la vez. Tiene como protagonista a un atracador de bancos que yace preso pero como no usó violencia explícita está condenado a menos de 10 años, y tiene permisos. El atracador conversa con el director, hay un vínculo entre Siminani y su mujer y el atracador y su propia mujer. Interactúan los 4 –aunque una a través de los otros-, incluso sus hijos chicos aparecen paseando juntos. La esposa del atracador no quiere que lo filmen, porque su hijo puede sufrir de lo que ha hecho puesto a la vista de todo el mundo, por eso el atracador, a quien el director apoda el flaco, no muestra su rostro, siempre lleva una máscara. El filme tiene sus pequeñas audacias, como en el caso donde se pierde una conversación presencial –no se graba- con la mujer del atracador –a la que nunca se le ve en el documental- y Siminiani y su mujer, Ainhoa, recrean toda la escena con bastante soltura, fuerza y naturalidad, al tiempo que analizan el estigma público de cometer un gran delito. La propuesta busca o promete poner a actuar al atracador, pero es muy poco lo que finalmente actúa, es él mismo en realidad, no obstante es interesante cuando se le coloca un micrófono y el atracador habla con total libertad, como medio dueño del documental, y esa libertad hace que la película se movilice a dos bandas (complementarias), con el director por una parte y el atracador contando cosas por otra, hermanados, mostrando una fuerte amistad, que se luce transparente, cálida y genuina. El documental es honesto en todo momento, y haciendo un balance mantiene una media interesante, aunque bien avanzado el filme decae un poco el interés, pero es porque no se fuerzan cosas, falsedades o efectismos. Se llega a alucinar un final de eso épicos, pero queda en comentario curioso solamente, y mejor así, porque el filme trasmite realismo, es esa clase de filme, verídico, pero entretenido. Por la película pasan menciones de alguna que otra gran película de atracos, corre buena cinefilia. Lo que ha hecho específicamente éste atracador español es además curioso, tiene originalidad y personalidad, aunque desdeñable por ser un delito. El atracador es súper sencillo y se nota muy amable, bastante tranquilo, y se entiende la empatía que genera no solo hacia el director. El filme también articula el espejo en ciertos momentos, Siminiani debe lidiar con el nacimiento de su hijo y querer hacer el documental, su mujer no lo molesta felizmente, lo apoya, pero queda esa idea en el aire, lo que si le pasa –aunque suena lógico que así sea- al atracador con su hijo y su mujer, sobre todo por haber seguido el ejemplo paterno –igual el tipo se las arregla para hacer lo que quiere, y hay final feliz para todos- . Es un buen documental, se ve bien, tiene recursos inteligentes en la austeridad, apreciando que está muy bien hecho, tiene muy buena presencia y dominio todo el tiempo.

sábado, 26 de octubre de 2019

Hotel by the river


El director coreano Hong Sang-soo saltó de ser un pequeño cineasta a un cineasta muy popular para la cinefilia hardcore. Ya en la cima de la aclamación por ésta cinefilia todo lo que hace es reverenciado. Ésta película es una pequeña obra, un filme sencillito, austero o de bajo presupuesto, como todos los suyos. Se mueve con tan sólo 5 personajes, un padre de cierta edad y sus dos hijos “maduros”; y una pareja de amigas, dos chinitas guapas. El padre parece que tiene una enfermedad terminal o habla así, como si algo le fuera a suceder, es medio extraño, incluso puede sufrir de locura, como se deja escapar sutilmente. Las amigas paran durmiendo juntas en una pequeña cama de cuarto de hotel, y se percibe como un homoerotismo lésbico entre ellas, aunque no pasan de conversar, abrazarse y mostrarse afecto muy respetuoso. Una de ellas (Kim Min-hee) está triste porque se ha separado de su pareja, no se especifica mucho al respecto, salvo el sentimiento que la envuelve y ciertos comentarios hacia la ruptura en sí, no algo detallado. Hong Sang soo ausculta las separaciones de pareja, al tiempo que parece algo auto-analítico, el padre también está separado y hay en él una cierta definición de mujeriego o womanizer aunque más platónico porque supone un hombre de edad o quizá un caballero a fin de cuentas.  En ese ámbito, un hotel, van paseando los 5 personajes, interactuando un poco entre todos. El padre es poeta y uno de sus hijos es director de cine, y se da sin exagerar lo de ser famoso y que la gente se te acerque admirativa, mientras ellos están en su planeta, son gente humilde. El poeta incluso llena de piropos a sus dos fans féminas, aunque luego les lee un poema igual de extraño que él. Así también hay un dialogo entre naif, con peluches de por medio, y algo medio místico y estrafalario entre padre e hijos, hijos que ya están en los 40s pero se comportan a ratos infantiles, engreídos. No pasa mucho entre un padre (Gi Ju-bong) que deambula en sus últimos días sin pompa de por medio, dos jóvenes simples y bellas en plan lamento y consolación como fantasía sexual velada, y 2 hijos que quieren acercarse a su padre pero están en cierta forma perdidos, se les para escabullendo, y es una propuesta de ese tipo, de estar ahí sin más, con los problemas en fuera de campo, pero a cuestas, lidiando con lo ejecutado o cantado –la muerte en general, la separación paterna, la separación de pareja-, con la tensión tras bambalinas, en el que es un retrato común y no tan común al mismo tiempo.

lunes, 21 de octubre de 2019

Construcciones


Perteneciente a Fernado Restelli, director cordobés que con éste filme hace su debut. Es un filme sencillo sobre la vida de un padre y su pequeño hijo, en su cotidianidad. Es una propuesta que deja apreciar una vida humilde, es un filme social que contiene sensibilidad hacia quienes muestra, y quienes yacen naturales, como cuando Pedro, el padre, un hombre de la construcción y vigilante nocturno, se saca la sandalia y le llama la atención a su travieso, intenso y tierno hijo, no le pega pero lo asusta. Esto muestra que no se trata de quedar bien ante la cámara, sino de la honestidad del retrato humano, porque puede ser criticable una cierta violencia latente, pero más yace una imagen amorosa de padre e hijo, que comparten muchos momentos dulces. El padre baña a su hijo, come con él, lo viste, leen juntos, le habla y le cuenta cosas interesantes. Llegan hasta enseñarnos sus días de campamento juntos, y es un filme casi de 2 protagonistas, sumando a quienes los alojan, a una mujer robusta y su joven pareja, pero padre e hijo son el centro de la película. Pedro escucha solitario en su trabajo las noticias económicas y políticas argentinas, sin decir una palabra, es lo social al pie del cañón también. En un momento Pedro se acuesta con una mujer, quizá una prostituta, y se oye de fondo un tango cargado de vida social con la cámara encuadrando sólo el rostro de Pedro durmiendo, relajado, es la vida en sus distintas facetas, es el hombre a quien el ojo cinematográfico mira con complicidad y afecto, una mirada humana, horizontal y respetuosa en todo momento. En ese trayecto Pedro mira hacia la ciudad pensativo, silencioso, tranquilo, siempre entero a pesar de todo, con su toque de personalidad.

domingo, 20 de octubre de 2019

Jeannette, la infancia de Juana de Arco (Jeannette, l'enfance de Jeanne d'Arc)


Juana de Arco es para Francia como Santa Rosa de Lima para nosotros los peruanos, su máximo ídolo religioso -que incluye la particularidad del feminismo y la guerra- y se han hecho varios filmes notables, por tanto medio que no cabía repetir lo “convencional” cuando ya antes se ha hecho y muy bien. A ese respecto tenemos La passion de Jeanne d'Arc (1928), de Carl Theodor Dreyer, y Procès de Jeanne d'Arc (1962), de Robert Bresson. Bruno Dumont tiene sentido del humor -quien lo diría-, le gusta la comedia, como lo dicen sus trabajos últimos. Ahí tenemos a su Juana de Arco haciendo headbanging a cada rato o realizando el ejercicio atlético de una araña con total naturalidad. Es un filme curioso y se ve bien. Jeannette l'enfance de Jeanne d'Arc (2017) tiene la originalidad de que también es un musical, y la música tiene personalidad. El soundtrack de Jeannette es una fusión de músicas, el galo Igorrr es el encargado de la banda sonora, su música tiene de todo, tiene pop, no soy fan de éste estilo, pero si del hip hop, la música electrónica y el heavy metal que le ha puesto al filme. Ésta propuesta tiene un escenario austero, su puesta en escena es mínima, la presente obra es de una sencillez formal, mientras discurre una narración histórica interesante y seria –verdadera- en cierta medida, su mitología acompañada de humor, pero sin que sea una comedia. El escenario es siempre el campo, con ovejas, tierra por doquier y algo de vegetación, en el centro Jeannette mueve la cabeza y dice sus párrafos, interpretada por dos personas, una niña y una joven, Lucile Gauthier y Victoria Lefebvre, como con la monja en la obra de unas gemelas. Es un filme que es austero por donde se le mire, pero entretiene, no cansa, pero a muchos les puede parecer demasiado sencillo y algo repetitivo. La música no es mala tampoco, aunque hay quienes seguramente les puede parecer chocante, pero es una ocurrencia irreverente toda la película, parte de la modernidad del cine que tiene ya mucha agua bajo el río.

jueves, 10 de octubre de 2019

Ginger snaps


Ginger Snaps (2000), la dirige un hombre, John Fawcett, pero el guion lo escribe Karen Walton, y se nota la mirada femenina en la película, con los trances y traumas que pasan las mujeres en la adolescencia. Incluso llega hasta la adultez femenina, poco más de la mediana edad; hay una línea que señala que de todo se culpa a las mujeres, con la madre de las hermanas protagonistas sintiéndose maltratada por éste lugar común. Ginger snaps emparenta la transformación en hombre lobo –mujer lobo- con éste trance difícil de la feminidad. Brigitte  (Emily Perkins) y Ginger (Katharine Isabelle) son éstas hermanas adolescentes que son marginadas en sociedad, son outsiders, vistas como freaks, y suelen pegarse a hacer sangrientas escenografías amateurs de asesinatos con ellas mismas, sueñan con el escapismo del suicidio. Pero una vez que Ginger es atacada por un hombre lobo y se empieza a convertir en uno, el meollo del filme, las hermanas quedan separadas. Brigitte ya no querrá morir y Ginger se volverá violenta, cada vez más salvaje traducido a cierta maldad o una transformación que no le deja salida con sus instintos animales, con una sed de sangre, y excitación que parte de lo sexual. En adelante hay un festín gore, de terror, donde se nota ahora sí mucho más la mano de Fawcett, una mirada mayormente masculina, más intensa, pero propia no del movimiento sino del fotograma artístico, del acomodo para la imagen estática, pero llena de vida, impactante, clásica del cine de género. Pero también hay grandes secuencias, como la del final con el hombre lobo –una bestia, un monstruo- asechando la casa de las hermanas, o la del ataque relámpago y frenético que transforma a Brigitte. Además sobresale en la memoria la audacia de hacer heroico a un dealer, aunque anclado a la adolescencia, al relajo de la imagen, a la despreocupación y a cierta simpatía. Éste filme es canadiense y es un muy buen filme de terror, tiene sustancia y potencia. Ginger Snaps 2: Unleashed (2004) en cambio no es buena, suena bien en el papel, pero verla es hasta aburrido, es casi el opuesto total malo de la primera.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Did You Wonder Who Fired the Gun?


Lo que más llama la atención de éste documental es que sus imágenes son lo más simples, humildes y austeras que uno puede imaginar, lo que va mostrando mientras nos relata cosas. Esto es tremenda curiosidad cuando se supone que el cine son imágenes, pero también es curioso notar que el filme es muy interesante por lo que va contando, como va ramificando un caso de racismo. Al final la atención que genera ir escuchando –o leyendo, por subtítulos- lo que tiene que contar, lo que investiga, sus revelaciones, hace olvidar que son las imágenes más llanas del universo las que van acompañando la propuesta. Se ve una carretera, se oye una canción folk tradicional, salen unas letras y nombres moviéndose como en ritmo hip hop. Vemos pasajes que resplandecen como electrificados, puestos en sombras, manipulada la realidad de estas imágenes secundarias. Es un documental que pudo ir por lugares vistosos, pero opta por una construcción artística de lo mínimo, de lo carente de espectáculo, de lo que puede pasar por simplón. Pero no obstante la investigación es audaz, te atrapa, va hilando e hilando, te va metiendo en su denuncia del racismo en general que se vive en Estados Unidos, partiendo del sur, estudiando el caso de un familiar del propio director, director que hace de guía todoterreno y mostrando que su trabajo es algo muy personal y chiquito. Es un filme de investigadores. Lo que cuenta es interesante, aunque haya que leer dos cartas de gente cercana que trata de revelar quien fue el bisabuelo de Travis Wilkerson, del director del filme. La película trata de como S.E. Branch, un caucásico dueño de una pequeña tienda de comestibles, asesinó de 2 disparos a  sangre fría a un afroamericano, a Bill Spann, alegándose defensa personal (Spann llevaba un cuchillo). Branch fue declarado muy fácilmente inocente y siguió su vida de manera normal. Pero Wilkerson deja en claro que su bisabuelo era una mala persona y duda de como sucedió la muerte de Spann, quien casi es un NN, un anónimo. Esto va creciendo y se va tornando una denuncia grande sobre el aún vigente racismo americano. Se oye de otros casos similares, hablan activistas de los derechos civiles de los afroamericanos. Se menciona gente emblemática al respecto. El documental intenta resolver un caso que queda lejano y oscuro, lo de Spann sucedió en los 40s. Wilkerson falla quizá en resolver el caso, en sus pesquisas, pero deja muy potente su denuncia general, sobrevuela la impunidad del racismo. Es un filme que en conjunto satisface, que llega a superar sus carencias, sus imágenes humildes, su falta de precisión, su falta de concretar el caso específico. Argumenta bien mientras honra la muerte de Bill Spann.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Funeral siniestro


Ésta es la mejor película catalogada del colombiano Jairo Pinilla. En una primera parte una niña sufre de maltratos por una malvada madrastra que se queda a cuidarla en una finca en el campo. En la segunda parte la niña asiste al funeral de la madrasta en su misma casa. La primera parte muestra a una mujer mayor diabólica, practicante de brujería y hasta homicida. La segunda todo el odio que anidaba en la madrastra le crea enorme pavor a la niña que se queda sola a velarla. Pinilla en la parte del funeral hace uso del suspenso, ¿qué pasará?, te preguntas, pero Pinilla opta por lo básico, como refleja su cine, carente de mayor originalidad e imaginación, busca ser lo más correcto posible, y eso le juega bien en el aspecto técnico y estético, pero en la historia, en el atrevimiento, en la distinción, en la novedad el aporte es ínfimo, casi nulo, con lo que tenemos entre manos un filme medio soso. No obstante la niña protagonista actúa muy bien, y esto le da dimensión a la propuesta siendo ella lo más trascedente del filme, frente a padecer a la madrastra en dos ámbitos, tenerle miedo a razón de la violencia física y en la posibilidad de lo sobrenatural. El filme es súper simple, de narrativa escueta, centrado en un par de actos, otorgando prioridad al miedo como meollo del sufrimiento de la niña protagonista. Es una historia de abuso, ahí está el terror, es una película realista, con tintes de excepcionalidad imaginaria, en la brujería y en lo fantasmal. El filme decide ser sencillo, es cine austero, pero estético, bien narrado, con ritmo, pero exento de fiesta, de locura. Es un cine convencional, clásico, humilde, ligero, amable y formal. Tiene algo de gracia, aunque sea poco. No es una propuesta revolucionaria, ni muy original, pero Jairo Pinilla debuto con éste filme, consagrándose como pionero del cine de terror en Colombia. Tiene un aire leve a realismo social, con la ambición de dinero fácil como leitmotiv, pero con mayor amabilidad y soltura.

Alita: Battle Angel


Llevar animes a real action siempre es complicado, es un trabajo arduo lograr concretar una buena película de éste tipo, digna de su magma. Robert Rodriguez hace una muy buena película, con algunos defectos mínimos, pero una obra muy entretenida. El guion es de James Cameron y Laeta Kalogridis y está muy bien contado. Lo que dejaba de incógnita el anime de 1993 el filme de Rodriguez lo responde, y cumple. Alita (Rosa Salazar) tiene una historia rica. La acción del filme también es bastante efectiva. Lo fantástico luce real durante 2 horas, hay unos efectos digitales impresionantes, no hay ninguna fisura ahí.  Alita es el eje y mantiene el interés todo el tiempo. Zapan (Ed Skrein) y Grewiska (Jackie Earle Haley) son dos enemigos formidables, prácticos, recurrentes y poderosos en cámara como entretenidos. Mahershala Ali tiene un papel feo, pareciera que es el líder de los antagonistas pero es solo un intermediario. Nova (Edward Norton) es el verdadero jefe, que vive en la ciudad flotante de Zalem. Alita tiene una historia sólida y peleas espectaculares. Lo de los patines y las peleas de cyborgs recuerda el ascenso social tras el deporte brutal de The blood of Heroes (1989). Ésta semejanza hace más genial la película. En Alita hay varias historias alrededor de la protagonista y todas están bien desplegadas y resueltas. Jennifer Connelly tiene un personaje sexy e inteligente a la vez. Alita es mucho más entretenimiento que feminismo o mensaje social. Ed Skrein sobresale del grupo en especial. El filme es muy cool, Rodriguez sabe bien hacer un filme así, ya lo había demostrado con Sin City (2005). Hay solo unas pocas partes que no llegan al mismo nivel, pero es porque la vaya está muy alta. Los actores se visten muy bien de los personajes. Alita con esos enormes ojos también es notable, da distinción, como característica del manga. Hay también romance, hay química con Keean Johnson. Éste filme es hedonismo puro. Las coreografías de combate de Alita, de físico pequeño, son impresionantes y se ven realistas, aun cuando sus rivales son gigantescos. Skrein tiene un papel perverso, lo cual lo hace muy atractivo. Ali en cambio tiene un papel muy débil, rastrero, pero sin genialidad. Christoph Waltz como el Dr. Ido es la nobleza andando y no logra un papel tan llamativo. Éste filme tiene hartos fuegos artificiales, está hecho para ser tremendo espectáculo. Alita deja claramente abierta la puerta para una secuela. Como todo el filme tiene lo mejor del anime de 1993 es una gran incógnita como será ésta secuela, esperemos sea tan buena como la presente película.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Il traditore


Il traditore (2019), de Marco Bellocchio, es una gran película, una película en grande, una fiesta cinéfila, con un tipo que destruyó la Cosa Nostra o le dio un potente golpe que la dejó muy distinta a antaño, llamado Tommaso Buscetta (Pierfrancesco Favino), quien delató a todos su compañeros y jefes mafiosos, que terminaron encerrados. Pero antes la mafia se encargó de matarle montón de familiares. Buscetta decía que si moría en su cama de viejo iba a ser un triunfo para él. Favino hace de un mafioso corpulento, de protagonista, poco típico al uso cinematográfico por su apariencia física, aunque él es un soldado, no un jefe mafioso. Favino tampoco es una cara conocida o popular en el séptimo arte, pero tiene una trayectoria larga. Lo que brinda es algo bastante bueno, aunque el filme vale mucho más por su historia y sus formas. En la parte de los juicios hay bulla, desorden, hay cine arte, hay excentricidad. Bellocchio tiene de extravagante pero en su punto, ducho en el cine no quiere vacíos o posturas efectistas, prefiere ser fiel a un cine auténtico, destinado a la “formalidad” –en cierta medida-, pero también al cine moderno donde cabe cierto aspecto freak, irreverente, osado, distintivo, arty. Pero lo hace en una medida que hay balance con la seriedad general, con los hechos reales. No se excita demasiado con el cine moderno, deja espacio para hacer cine amable. Éste es un cine entretenido, un espectáculo sublime, también impactante, muy violento, observando a Buscetta padecer por la mafia, desde su escape a Brasil donde es torturado arriba en el aire en un helicóptero por la policía brasileña, o intentando suicidarse con veneno pasando por epiléptico, mientras en pantalla vemos morir a sus hijos y gente próxima, a alguien le cortan un brazo antes de darle un tiro. Pero Buscetta a pesar de todo también ríe, canta, pasea en bicicleta, se acuesta con mujeres, contraataca. Los mafiosos gigantescos quedan empequeñecidos frente a su voz en los juicios. El filme habla de valentía por su parte, con el fiscal investigador que apoya las declaraciones del traidor. Bellocchio hace un filme que trata de tumbarse abajo la leyenda de la Cosa Nostra, y deja a un último hombre mítico en su lugar, a un tipo muy humano, pero también bastante fuerte y decidido, a un hombre que llora ante verse inútil frente a la muerte de sus seres queridos, y que declara firme enardeciendo al gallinero, a unos jefes mafiosos como animales salvajes tras los barrotes, pero perdidos.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Desaparecido (Missing)


El presente filme ganó la palma de oro. Costa-Gavras hace un retrato contundente del inicio del gobierno militar de Pinochet. El retrato de las calles es de un estado terrible de inseguridad, muerte y terror, que aunque exagera un poco es un retrato artístico solvente y de los más potentes que se han hecho del gobierno de Pinochet. El filme habla de la desaparición de un americano socialista, idealista y pequeño activista en manos de las tantas que ocurrieron durante el régimen dictatorial. Jack Lemmon y Sissy Spacek hacen del padre y la esposa de éste americano que buscan hallarlo frente a un estado latino que aliado de EE.UU. no pretendía hacerles daño a ninguno de los ciudadanos americanos, pero como había tanta libertad de abuso y homicidio nos muestra el filme hacían excepciones con todo tipo de opositores. El filme revela el apoyo americano a la dictadura de Pinochet como una gran revelación de su año de filmación, 1982. Pero en general luce un filme sencillo. Lo mejor de la propuesta es el retrato visual que hace de las calles, de la inseguridad y la muerte. Pone un buen suspenso en ésta inseguridad, proponiendo a un Lemmon valiente, muy seguro de sí, hasta osado, pero pequeño frente a la gran maquinaria militar del gobierno chileno de Pinochet. Es un filme que se centra en la desaparición de un tal Charles Horman, un hombre común como persona pero excepcional al ser extranjero, quien representa a muchos hermanados por la desaparición extrajudicial, en un retrato humanista más que político, aunque queda bastante claro que se trata de una dictadura y los buenos son socialistas, que dibujan como gente pequeña que lucha contra un gran poder representado en un tremendo libertinaje de violencia. Es como tener entre manos una causa perdida, una causa noble, frente a un gran monstruo destructor, sanguinario y omnipotente. En ello el filme es sólido, bueno, políticamente ya es secundario, aunque Gavras es de política de izquierda. Lo que duele no es una ideología específica poderosa –aunque hay de esto-, sino mucho más matar tan fácilmente seres humanos, como lo que significa ese estadio lleno de cadáveres, clásico de las dictaduras. La trama vale por una crítica general, de ello que aunque se identifica rápidamente que se trata del gobierno de Pinochet no se menciona directamente, pero es obvio, claro, al ubicarlo también en Chile. Horman es un tipo común al punto que su padre lo cree un perdedor, pero ésta percepción cambiará cuando vea que defendía ideas propias y planteaba la ayuda social y del prójimo. Para ello Lemmon hace de un hombre capitalista y metido en sus asuntos, pero llegará a valorar y comprender a su hijo, más allá de la sangre, porque inicialmente –como muchos podemos pensar- lo cree medio absurdo y torpe, a lo que el estado americano en un contundente monólogo agregará entrometido en asuntos que no le competen y de un final más que lógico, comparándolo –irónicamente- con meterse con la mafia. El filme no obstante es endeble cuando critica a los americanos y a la derecha por buscar resguardar el tipo de vida americana y capitalista que los identifica. También transmite muy poco en su hacer sentir la gloria de ser socialista en lugar de capitalista, no propone ningún gran argumento en ello. Pero lo deleznable a todas luces es el método, el verdadero talón de Aquiles, el asesinato, la desaparición forzada, incluso de gente como Horman que puede pasar hasta por un poco idiota. En esto se centra el poder del filme, en su recreación de terror extremo, de grandilocuencia sobre la muerte. También Gavras es entretenido, hila bien la dictadura a través de la historia de Charles Horman. Tampoco tiene una estructura del todo convencional narrando los sucesos. Hay creatividad estructural, pero dentro de la total claridad, sin recurrir a lo paranoico, lo que hace del filme uno más notable. Con muy pocos personajes enemigos el filme deja una figura muy precisa y firme global, gracias a que en lo práctico el retrato posee tanto vuelo, proponiendo cine, un buen relato, emociones, al tiempo que conocemos sobre una realidad histórica que Gavras acomete con total fuerza. 

sábado, 14 de septiembre de 2019

La venganza de Jairo


Jairo Pinilla es un cineasta colombiano de 75 años, pionero del cine de terror en su país (en los años 70s) quien por deudas y derechos de autor terminó condenado al ostracismo, al olvido. Casi 20 años después intenta en éste documental, de Simón Hernández, dejar constatación de la que ha llamado su última película,  de su realización, como también de su historia, legado y su cinefilia. El documental de Hernández es interesante porque Jairo es un personaje bastante rico, con harta verdadera cinefilia, quien es un fan acérrimo del cine de terror. Es un cineasta que hace de todo en producción y no cuenta con grandes sumas de dinero, pero intenta hacer algo muy personal con el cine de género. Nos dice que no escogió el cine que hace por fácil, como muchos pueden creer –en lugar de cine arte- o menosprecian, porque él nos da a entender que lo aborda con complejidad, involucrándose en cada detalle y, a su ver, haciendo algo especial. Vemos partes de sus filmes, algunas partes son muy buenas, otras lucen re-baratas y terribles. De esto pende que el cineasta y su compatriota Luis Ospina lo llame maestro y lo señale como un hit de popularidad en la historia del cine colombiano, una recepción de taquilla que pocos han llegado a tener agrega Ospina, llegando incluso a mencionarse lejano humildemente. Pero a la vez la crítica dominante de su tiempo y país lo consideraba el Ed Wood nacional. El director colombiano Ciro Guerra también habla con admiración de Jairo Pinilla, aunque lo que dice suena mucho menos interesante que lo que dice Ospina, comparando a Jairo con Orson Welles. El documental tiene unas partes burocráticas que son bastante sosas, pero la historia de Jairo, quien es, que ama, su lucha, su pasión, hacen del presente documental uno valioso. A Jairo se le menospreciaba diciéndole que sus películas estaban en la línea de las de Superman que en las de Bergman. Pero Jairo menciona que siempre buscaba retarse (en lo que amaba), frente a inventar recursos y ser original en lo suyo. La venganza de Jairo (2019) es un buen documental para descubrir a un cinéfilo autentico, ultra fan del cine de terror -que muchos amamos y disfrutamos- y alguien importante en la historia del cine colombiano y en el séptimo arte de género hecho en Latinoamérica, es una buena oportunidad y llamado para recuperarlo.

lunes, 9 de septiembre de 2019

La caja de música (Music Box)


Se han hecho muchos filmes sobre el Holocausto, hay muchos filmes muy buenos, y Costa-Gavras pertenece a ese grupo, con una película poderosa, interesante, ágil y entretenida. Un hombre de nacionalidad húngara (Armin Mueller-Stahl) nacionalizado americano es acusado de ser un nazi, un asesino, en su país de origen, le espera la perdida de la nacionalidad americana y la extradición, pero recurre a su hija, una prestigiosa abogada, Ann Talbot (Jessica Lange), asegurando que es inocente, que el que buscan es otro hombre. Ann tiene una imagen radicalmente distinta del hombre que piden por criminal de guerra, ama a su padre y éste la ama, tienen un fuerte vínculo. El hombre ha sido intachable en lo que recuerda su hija. Pero un juez acusador, Jack Burke (Frederic Forrest), está empecinado en llevar al padre de Ann, a  Mike Laszlo, a prisión. Está completamente seguro que es el hombre que buscan. En esto Costa Gavras fija su atención y su quehacer cinematográfico, en ésta dicotomía de un posible mismo sujeto, en un hombre que es un desgraciado, asesino frio y sumamente cruel, asesino de mujeres y de niños; y un hombre que es noble como padre y cariñoso como abuelo. Un hombre excepcional, gigantescamente perverso; y uno sencillo, pacífico, amable y común. Gavras propone mantener la duda hasta el final, pero manipulando varios indicios de culpabilidad –como con pequeñas semejanzas salidas de la actualidad-, contrastado siempre con la imagen que tiene Ann y su relación presente, que vamos viendo. Va sembrando ambigüedad y posibilidad, es un filme muy rico a esa vera. Mientras tanto uno piensa que duro debe ser descubrir a alguien tan amado como un tipo tan ruin, que terrible posibilidad, hay un interesante quehacer emocional. Ann, una espléndida Lange, va sintiendo la pegada de los descubrimientos de lo hecho por el nazi buscado, a través de un juicio, que nunca es pesado para el espectador. Ann es justa y moral, cree en la imagen de un padre noble. Pero el fiscal va sembrando la posibilidad de la hipocresía y maldad máxima en él. Armin Mueller-Stahl luce como un buen hombre, su cara muestra seguridad. No obstante siente también la pegada. El filme es muy astuto con los detalles, con éste tira y afloja continuo de culpabilidad. Al final saca un as bajo la manga, una audacia de cine comercial, pero un recurso muy eficiente y simpático como séptimo arte, aunque simple, por medio de una visita y un marco. El filme propone la culpabilidad en mayor parte, sin cerrar la imagen de una protagonista fuerte y su gran inteligencia para defender a su padre, con una Ann que es una idealista, una humanista, muy presente en las aguas húngaras de la perfidia. Madre e hija cariñosa; divorciada, pero con la sutil chance de retornar con el ex marido; mezcla que apoya la ambigüedad general, en éste justo merecedor del oso de oro de 1990.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Z


Costa-Gavras hace una película política entretenida, que tiene arte. Es una película de 1969 y se ve todo lo clásico que hay en una película de su tipo, pero es porque la presente película sentó bases en el cine político. Me hizo recordar un filme posterior, The Act of Killing (2012); un genial Marcel Bozzuffi me trajo a la memoria a Anwar Congo, como un matón paramilitar ejecutor de izquierdistas. Yves Montand es un senador izquierdista que los de derecha quieren destruir por sus aspiraciones políticas e ideología. Finalmente lo asesinan, y empieza una pequeña investigación o exposición del complot homicida que es toda la película. Gavras no hace una película paranoica, sino una película directa, clara y realista, con toques de cine arte, como con el propio asesinato del senador que es con un mazo y mediante una camioneta en movimiento. Jean-Louis Trintignant hace del juez investigador, tiene una postura elegante e inteligente, que contrasta un poco –para bien- con la frescura de la narrativa. Es una película seria pero entretenida, porque es suelta, no es demasiado formal. Irene Papas aporta muy poco en su actuación y personaje. Es un filme fácil de ver, pero bien ejecutado, que aunque es cine político no agota, es muy ágil y con personalidad. Están todos los lugares comunes del cine político y las ideologías, está la imagen por antonomasia, pero porque es un precursor, pero aun así no molesta ni es un filme de mala calidad en absoluto. Es una propuesta que reúne todas las de su tipo, es ver la eterna lucha esencial entre derecha e izquierda, militares y activistas. Ganó el Oscar, por tanto es un filme comercial, popular y masivo, amable y hedonista. Gavras es bueno en el cine político, con miras a un gran público, pero con arte, no es panfletario ni cansino. El filme tiene elegancia, pero también su audaz toque de relajo. Inclusive los matones paramilitares pueden ser un poco infantiles, o los eventos alrededor del golpe en la cabeza de un héroe sencillo y delator es retratado como algo campechano.

viernes, 30 de agosto de 2019

Parasite


Fue la ganadora de la palma de oro 2019. El coreano Bong Joon-ho se coronó en popularidad en el cine arte, siendo muy querido por la cinefilia internacional. Le faltaría sólo un cupo al Oscar a película extranjera para completar toda popularidad. Bong ha hecho cine social inteligente y de cine arte. Aunque su mejor película sigue siendo Madeo (2009) y la más aclamada Memories of murder (2003), Parasite es una muy buena película. Bong no es críptico, pero sí muy inteligente con ésta propuesta. Es cine social con arte en mayúsculas. El filme no necesita de montón de rareza para ser bueno, tiene solo una cierta cuota por el final. No obstante todo el filme es una construcción artística. Al mismo tiempo es una obra seductora, que se ve muy bien, que entretiene bastante, que mantiene el interés y la sorpresa. Es un filme que medio que dispone todo para el final, con esos remates poderosos del séptimo arte. Es cine social efectivo e inteligente, como no lo era Snowpiercer (2013). La sátira o el humor negro que ven muchos lo veo en un inicio mostrando la pobreza de los protagonistas. Pero va menguando. La narrativa lleva cierta calma hasta el final explosivo. Por el final se vuelve brutal, híper violenta y gore, donde la lectura social está más diluida, es más metafórica y más complicada de entender por mayor impacto y hedonismo. Es una historia de estafadores, pero sin subrayarlos, dándoles humanidad y algo de discreción. Es la historia de unos arribistas, que luego por un lado se enfrentan a la consciencia. Pero que buscan escapar de ella. El primer suspenso surge cuando sus planes ya están ejecutados, cuando los lugares de trabajo están ocupados y reemplazados, es ahí que vemos tocar el timbre a la antigua ama de llaves. De esto se desprenden dos líneas de pobreza. No veo tanta lucha de clases, de ideología, aunque si deja qué pensar. Bong es más sutil que esto, piensa en hacer cine. En un momento la esposa compara al marido (el genial Song Kang-ho) con una cucaracha, y en ese momento anida el meollo del filme, el marido atisba violencia frente al menosprecio. Todo ello se manejará en la relación de la clase alta con la clase baja, entre servidumbre y patrones. El detonante es algo nimio, pero que hiere el amor propio, se manipula a través del olor, aunque en realidad es el olor del desprecio, del menoscabo, más que de algo físico u olfateable. El chofer entra por tanto en depresión silenciosa, le molesta el vender su alma por dinero, el humillarse, pero su realidad lo empuja a obedecer. De no ser así le espera un borracho meando por su ventana (la sátira), o un electrocutamiento tras una inundación (el drama). Nuevamente Bong se muestra inteligente, lo hace de algo aparentemente insignificante, hacer que el chofer se disfrace de indio para alegrar la fijación del hijo del dueño. La explosión de violencia surge por dos vertientes, por medio del desprecio y la venganza. El hijo del chofer, pobre, duda y pregunta si puede encajar en la clase alta a la hija de la familia privilegiada que enamora, él cree que no, al ver tanto goce. Su padre antes le dice que no hay que tener plan porque la vida se ríe de los planes. Pero el hijo no hace caso de nada y propone un plan y buscar el dinero como solución de todo. El filme vuelve al ciclo de destrucción que nos ha mostrado previamente. O quizá no, habrá éxito, y es porque ahora es distinto, al ejecutarse por el buen camino. De todas formas queda todo como una cierta ilusión. El problema es que como dice el padre la vida no permite que exista un plan efectivo a lo que uno tanto delinea, y se habla de pesimismo o del realismo de la frustración. Puede también que la salida venga de lo improbable, ese es el mensaje, el llamado de la eterna sorpresa, como la violencia del filme.

domingo, 18 de agosto de 2019

Homeland (Iraq Year Zero)


Éste documental del iraquí Abbas Fahdel está dividido en 2 partes, antes y después de la ocupación americana de Irak. En la primera parte muestra la vida familiar de su país tomando de retrato a su propia familia, hermanos, sobrinos y cuñados. El filme muestra a ésta familia iraquí y todos sus miembros hasta los más pequeños se ven educados, dóciles, coherentes y se muestran siempre afecto entre sí. Los iraquíes a través de ésta familia modelo se ven tradicionales, pero entendibles, un poco cercanos a todos, no hay tampoco cosas muy extrañas o distintas, pero igual se siente que no son idénticos a occidente, y se ven diferentes en sus costumbres y eso los hace un poco curiosos y a la vez marca un poco de distancia, pero no resta humanidad, producen emociones y sensibilidades. No se percibe odio, hablan con naturalidad y hasta sabiduría, incluso el niño protagonista que tiene 12 años de edad, al que se le oye bastante conocimiento político y coraje para hablarlo. El documental muestra al pueblo, a la gente humilde, con la familia modelo de clase media o culta de guía. Se ve la calle, el campo, lo pobre, lo social, la denuncia, el fastidio ante la necesidad. La primera parte empieza en febrero del 2002. Sadam Husein aparece haciendo mucha propaganda política en la tv., propaganda que la familia de Fahdel simplemente observa y luego sabremos que callan por intimidación, miedo a represalias, y que luego se mostraran contra él en la segunda aparte -al estar derrocado-, por muchos abusos, diferencias sociales y asesinatos que le señalan. El documental es nacionalista, hay mucho amor por el país y por el pueblo, pero no está a favor de Husein, al que critican abiertamente más tarde, pero tampoco están a favor de la ocupación americana a quienes también critican y hasta tachan de inútiles por no darle calidad de vida al pueblo iraquí en la remodelación de la sociedad que ellos han prometido en democracia. Hay una fuerte militarización en las calles, están llenas de vehículos del ejército americano. Fahdel tiene un sistema de documentación muy dotado, él filma valientemente absolutamente todo, hasta sale a filmar disparos en la calle, mientras sus familiares hablan, hacen comentarios inteligentes o entrevistan a mucha gente en sitios claves de destrucción y padecimiento. Los familiares de Fahdel hacen de analistas políticos, sociales y de periodistas. En el filme se exhibe gente que ha dejado voluntariamente el judaísmo por el islam y se han integrado pacíficamente. Esto señala un fuerte nacionalismo en el documental. Hay mucha novedad en el filme, hay escenas emblemáticas, dotadas de cotidianidad. El filme defiende el respeto por el país y aunque no comparte afinidad con Husein si de que los invasores son un problema. En un momento una niña habla de la justicia mediante un libro de filosofía y hace hincapié en que debería estar de lado de los iraquíes. En una escena tradicional y potentemente religiosa un hombre viejo y ciego canta típicamente en un mercado mientras la cámara muestra a iraquíes sonriendo. El documental plasma que los iraquíes anhelan la tranquilidad, la cotidianidad y simpleza de antaño, paseando por un museo de la vida clásica del país. Vemos también a un actor iraquí de cierta edad y de poder adquisitivo hablando sabiamente, y celebrando la boda de su hija, aquí podemos cotejar sensibilidad, sobrevivencia, modernidad y costumbre. La propuesta da cabida a lo intelectual, junto a lo diáfano, sencillo y claro. Se hace llamado a la cultura, al arte, y al respeto por ello. La segunda parte empieza en abril del 2003. Un vendedor de armas pro guerrilla amante de Husein debate con el niño protagonista, de quien en un inicio sabremos morirá después, en medio de la inseguridad de ladrones y asesinos iraquíes sueltos en plaza. Produce tristeza ésta muerte en especial, de un niño tan inteligente, valiente y afectivo. La segunda parte merma un poco ante la primera maravillosa, pero el conjunto es sólido. En la segunda parte se ve la destrucción de muchos lugares, lo terriblemente peligroso de las calles, la militarización americana, la queja del pueblo, todo muy bien explicado. Es un gran documental, para conocer la mirada del que tiene poca visibilidad, el punto de vista complementario, humano, no violento, porque finalmente el planeta es uno solo.

domingo, 21 de julio de 2019

El discreto encanto de la burguesía


El discreto encanto de la burguesía (1972), de Luis Buñuel, es una película celebrada por la puerta grande, incluso ganó el Oscar a mejor película extranjera, pero parece algo un poco desproporcionado, no parece una película de las más grandes –no de las que generan entusiasmo rabioso y hedonista-, aunque es una película más que decente. Es una película rara, pero entendible. Buñuel hacia cine amable al 85% más o menos, mostrando al mismo tiempo una autoría mayúscula, un estilo, personalidad y originalidad.  Ésta película son como viñetas de sucesos extravagantes, no una narrativa convencional con presentación, conflicto, drama y desenlace, tiene una unión general tenue, con 6 personas que se suelen reunir a comer y siempre terminan sorprendidos por algún hecho fuera de lo común. Buñuel es ingenioso en presentar montón de sucesos, con un toque surrealista, onírico, social, político, jugando a desmenuzar a la burguesía en un tono inteligente y suavemente irónico. Hay muchas pesadillas de por medio, incluso encadenamientos de sueños. Con esto Buñuel se permite hacer lo que le place con sus personajes. La sátira va audaz en ésta condición, pero hay que ser perspicaz para coger toda la ironía. También es un filme entretenido, donde hay mucho suceso impactante e interesante así a secas. Buñuel es inteligente, y en ese trayecto es un director claro. Su sapiencia para hacer cine es cosa de autores excepcionales. Estamos frente a una comedia, pero antes cine arte. El reparto de los 6 protagonistas centrales también es privilegiado, con Fernando Rey como un embajador de un país latino imaginario y quien es narcotraficante como hobby; Paul Frankeur y la bella Delphine Seyrig son el matrimonio Thévenot con la infidelidad de la mujer con el embajador de Miranda; Bulle Ogier hace de la hermana de Seyrig; la sexy Stéphane Audran y Jean-Pierre Cassel son el matrimonio Sénéchal. Estos 6 burgueses pasaran mil aventuras en cada comida en que se plantean juntarse, donde se incluyen militares, la iglesia, comerciantes difuntos, policías fantasmagóricos y violentos, la inmersión entera en un teatro, historias de terror y venganza y cosas bastante curiosas. Todos sueñan, todos dejan volar su imaginación, hay hasta terroristas y hartos homicidios. Es un filme raro, aun siendo comedia, único de cierta manera, pero no es un filme hedonista en toda magnitud, es más para pensarlo, aunque pueda no parecer así por sus viñetas de sorpresas. Es un filme que tiene cierta seriedad, no es una comedia tradicional, un simple divertimento superficial, Buñuel es más inteligente que eso, aunque siempre diáfano. Buñuel es igual de franco y directo que la empleada que sirve la comida en la casa de los Sénéchal, sin embargo se te escaparan cosas porque el nivel intelectual también es alto. Aun así el filme mantiene su humildad con los Sénéchal corriendo al jardín a tirarse un polvo tras ponerse calenturientos poco antes de que lleguen sus visitas y puedan notarlos por la costumbre de gritar al excitarse la mujer; igualmente con el embajador deshaciéndose de una bella joven terrorista. Lo sueños aportan la cualidad de cuentacuentos de Buñuel, su calidad de entretener. El filme posee dos lecturas, una intelectual e irónica de lo social y político, y otra de aventura y novedad. El filme nunca es vulgar, barato o facilista como comedia. No obstante puede ser sencillo.

miércoles, 17 de julio de 2019

Ensayo de un crimen


Un niño recibe una cajita de música y oye una historia con ella que lo define durante su existencia. La cajita dicen tiene un poder, ésta mata a los enemigos de uno. Archibaldo de la Cruz (Ernesto Alonso) crece con la seducción de su infancia, con la idea de esa cajita de música, es decir, del asesinato. Durante su adultez planea matar a alguien, a una mujer, pero nunca puede llegar a ser el autor de ningún crimen, hay una suerte de destino de esquivar que lo lleve a cabo; sucede, pero nunca es por su mano. Archibaldo parece una buena persona, es rico, refinado, simpático y muy educado, pero esconde esa perversidad, quiere ser un asesino. Luis Buñuel perpetra ésta maravilla de película, con ésta ironía como leitmotiv. Hay una escena donde Archibaldo muestra su maldad en toda potencia, quema un maniquí doble de una persona que quiere matar, vemos todo como una escena de terror. Observamos el plan siniestro que quería llevar a cabo y, como siempre, quedó frustrado. Archibaldo es un seductor, aunque no es un tipo tan atractivo. Pero su verdadera motivación es perpetrar un homicidio. La bella Rita Macedo hace tremendo papel, como Patricia Terrazas, una mujer desenfadada, sexual, avispada, una mujer promiscua en plan de juego, aunque finalmente fiel. Tiene una escena fetichista con sus tacos altos en un casino que la dibuja de cuerpo entero como una bomba sexy. Carlota, otra mujer en la vida de Archibaldo, se pliega lúdica también a la dualidad y a la corrupción, es una mujer que aparenta ser devota católica pero anda con un hombre casado. Archibaldo se enamora de ella, quiere casarse, pero termina queriendo matarla tras descubrir su affaire. El filme como con la monja repite la ironía del esquive de la calidad de asesino de Archibaldo, hombre sofisticado y perverso, como el filme de Buñuel.

martes, 16 de julio de 2019

The Ox-Bow Incident


Éste filme tiene un arranque fenomenal, con un Henry Fonda buscando entusiasmo en peleas de bar, para terminar desmayado por un botellazo del cantinero. Todo en son familiar por más extraño que suene. Así se presenta el filme, nos habla de un pueblo donde todos son como una gran familia que deliberan y debaten juntos, aunque tengan diferencias y rencillas de paso. El debate central y meollo del filme lo ocasiona la muerte de un ganadero, un hombre ejemplar y muy querido, ha sido robado su ganado y asesinado. El pueblo, los amigos, los compañeros, los vecinos, la comunidad, enardece, quieren venganza, quieren hacerse cargo de los asesinos, para eso quieren ir a buscarlos, atraparlos y lincharlos, ahorcarlos. El debate surge porque antes algunos pretenden que se les arreste y pasen por un juicio, pero la mayoría no quiere tanto tramite, están furiosos, quieren el linchamiento. Deliberan rápidamente, y salen en busca de los asesinos, la gran escena se muestra con montón de jinetes cabalgando. El filme se define por la justicia en manos de la gente contra la de la ley. La consciencia viene más tarde con un toque sentimental, con una declaración de por medio. El filme tiene un mensaje claro y muy certero. Es también una propuesta entretenida, muy ágil, muy simpática, aun cuando acción no es que abunde, es más un drama, una película para pensar dígase aunque no sea para nada compleja de ver. Como uno de los bandoleros está Anthony Quinn aunque como secundario. The Ox-Box Incident (1942), de William A. Wellman, es un filme en su punto de tiempo, dura menos de hora y media, y es muy potente.

jueves, 11 de julio de 2019

La muerte en este jardín (La mort en ce jardín)


Luis Buñuel hace una película de aventuras, con un país equis en América latina que está gobernando por militares y que un día prohíben a los extranjeros extraer diamantes. Esto genera el choque entre los extranjeros y el gobierno dictatorial. Así comienzan las persecuciones, se forma un grupo que quiere escapar, se van rumbo a la selva del Brasil. Un extractor de diamantes, Castin (Charles Vanel), quiere casarse con la prostituta local, con Djin (Simone Signoret), ella lo considera viejo, pero por interés acepta. De esto saldrá una pequeña aventura sorpresa más adelante, con francotirador incluido. El héroe es un tipo corrupto en varios sentidos, un tipo violento con las mujeres, Shark (Georges Marchal), un ladrón que simplemente sobrevive como puede y se une al grupo de la fuga. Michel Piccoli es el padre Lizardi, un tipo común, curiosamente una rara avis de Piccoli que en el cine hace de mucho hombre extraño y extravagante. Junto a ellos la hija sordomuda de Castin (la hermosa Michèle Girardon). El filme recuerda el cine de aventuras de John Huston, pero con un toque de personalidad propia. Buñuel es más bruto para escenificar los comportamientos. El filme es bastante práctico, tiene buen ritmo. Está explicado con suma facilidad, pretende la movilidad. No hay grandes protagonistas, están a media caña, les falta grandeza, por más que se intenta, pero se distinguen, no son personajes planos. Las acciones son decentes e interesantes, pero muchas muy simples, aunque es un filme que escapa del rótulo final de típico. Shark es un tipo bastante rudo y aporta cierto realismo, aunque carece de carisma. La mort en ce jardin (1956) es una película entretenida, pero no una gran película. Esta propuesta es una mezcla mexicana con francesa. Un nado entre europeo y latino. Sobresale la actuación de Piccoli.

jueves, 4 de julio de 2019

Ferat Vampire (Upír z Feratu)


Que un auto sea un vampiro suena híper extravagante y original, pero el resultado es un filme extraño para el cine de terror, pero interesante aun así. El auto en cuestión tiene un desenvolvimiento más discreto que algo potente y terrorífico, el terror es más anexo por otras cosas que por el propio auto; el auto vampiro, el ferat, más bien tiene una especie de investigación, comprobación, de que en efecto es un vampiro, y el trabajo en ello parte de un tipo que es freak y cuenta esto a un doctor (Jirí Menzel), el doctor se convence porque el ferat implica a una mujer que él ama, una enfermera, Mima (Dagmar Havlová). El filme gira en base a un rally, el ferat va a competir en éste rally. Mima va a conducir el auto, ya que la anterior piloto murió, supuestamente chupada su sangre por el ferat. En el filme hay un juego del doble con ésta mujer, Luisa (Jana Brezková) y su hermana Clara (la misma Jana), presentándose como una alucinación, un juego de terror, donde muchas mujeres quedan confundidas. Esta propuesta tiene su complejidad, es algo intrincada de entender. Mima y Luisa tienen sus vidas vinculadas, la morgue las espera. El doctor Marek es el padrote, las seduce a ambas, aun cuando tiene la pinta de nerd. Ferat Vampire (1982) es un poco seria con su investigación de hacer ver al ferat como un vampiro, esto se dilucida al final finalmente, antes todo busca comprobar los supuestos disparates de un tipo. Esto del ferat vampiro hace percibir al filme raro, porque no busca hacer terror barato, terror básico o intenso, es algo más sutil, el auto chupa la sangre por el pedal, hay una adicción y dependencia ahí, esto se conjuga con la pasión por el automovilismo y el deseo de éxito y reconocimiento. Mima ama el automovilismo, igualmente como Luisa lo amaba, ambas están dispuestas a morir por ello. También tiene influencia que un vampiro chupa la sangre a alguien y la vuelve dependiente de su hechizo, es como una esclavitud la que genera, hipnotiza a la persona, roba el alma. Ambas cosas van de la mano, la pasión por el automovilismo y el vampirismo, hay una fusión sólida en esto en la presente propuesta. Luego veremos hasta el rally en acción. Aparte el checo Juraj Herz espolvorea terror en el filme, pequeños sustos, pero también coloca una pesadilla potente con el ferat a lo Cronenberg, con un auto latiendo como la carne, lleno de sangre. El rally que es auténtico está bien inmerso en el filme. La compañía Ferat tiene una administración y directores que da a entender a un capitalismo violento, un capitalismo depredador y corrupto. El filme tiene su erotismo, pero nunca deja de lado su historia. La escena con las botellas en la cama es chocante, pero el filme da una explicación freak, así se ve un poco el filme. Es un cine de terror raro, particular, cine de autor con su roce con el ridículo en el que nunca cae. Ferat vampire no será una obra maestra, pero es una película bastante curiosa.

Vampire doll


Un hombre llega excitado en taxi bajo una intensa lluvia en busca de su novia a un lugar apartado en el campo, y se da con la sorpresa de que está muerta, la ha dejado de ver 6 meses y se iba a casar con ella. Se queda a pasar la noche en la casa de la madre de quien iba a ser su futura esposa, de pronto ve pasear por fuera a la joven, sale corriendo a buscarla. Afuera está su tumba, bien a la japonesa, de pronto la tiene muy cerca, ella llora y le dice que la mate. Enseguida él promete curarla, en eso a la mujer le brillan los ojos de amarillo y abre grande la boca, muestra dientes afilados, el sujeto en cuestión va a morir. El hombre desaparece –como en un sueño- y su hermana va en su búsqueda. Así empieza la película, y tiene una buena consistencia, como cuando el visitante despierta por el ruido, ve por la cerradura de la puerta y ve a alguien mecerse en una mecedora, luego ya no hay nadie, y se pregunta si era ella, Yuko, su novia, la muerta. Una muñeca cae al piso y se rompe en pedazos; por la ventana ha pasado un fantasma. El filme tiene encanto, así de terrorífica y clásica es. Michio Yamamoto hace su primera película de una trilogía (The Bloodthirsty Trilogy), con una mujer bella vampiro. El filme anexará mucha historia, con el pasado de la familia de Yuko. En la casa gótica donde caen las victimas espera la señora misteriosa de la madre de Yuko y su sirviente jorobado, chato, grueso y retardado. El sirviente quiere matar al novio de Keiko, la hermana del hombre muerto de la apertura. Esto da cierta risa, porque el sirviente retardado se mueve autómata a ayudar a la familia a quien sirve, siempre está al acecho de saltarle encima al novio, mientras éste esquiva hachas y armas como puede para sobrevivir. Keiko también pasa las de Caín en la casa, es sedada, secuestrada, encerrada se topa con la vampiro. Hay momentos así de buenos, de convincente suspenso. La mujer vampiro es efectiva y se suman historias. El campo como contexto es fértil en sustos. La casa señorial brilla como punto de terror en medio de la inmensidad. Los pasajes de la casa se prestan para el miedo, para el sobresalto, en cualquier momento puede salir la vampiro, que ronda. En medio de todo Keiko y su novio sospechan, escuchan llorar a alguien, van a ver. La madre de Yuko se mantiene seria, vestida bien japonesa, su seriedad se percibe de demencia, se mantiene fría. Es una película que gira en torno de la casa señorial y su imponente soledad, donde se guardan secretos tétricos, salvajes. Las posibles víctimas solo son Keiko y su novio, pero se dan muchos sustos con ellos, se proyecta bastante el peligro aun así. A ratos aparece la vampiro. El sirviente también como asesino propone su cuota de terror y muerte, aunque haga escapar algunas risas. El filme no se oye perfecto con la ensanchada historia familiar, pero tiene buenos sustos.

miércoles, 3 de julio de 2019

Lake of Dracula


No es muy común ver un Drácula japonés, y eso es lo que nos trae Michio Yamamoto. El filme es muy práctico y lleno de momentos de terror, de sustos, de suspenso. Uno de los buenos es con una paciente de hospital infectada por el monstruo. Akiko Kashiwagi tuvo un encuentro con Drácula a la edad de 5 años y creció con esa visión que ella creía un sueño. Pero Drácula la perseguirá hasta su casa del lago. El ataúd llega así en una camioneta de lo más simple. Drácula se dedica a convertir en no muertos a quienes se cruza. Akiko y su novio, el Dr. Takashi Saeki, investigan la situación. Es un filme entretenido, pero no plus ultra, aunque tiene su pequeña originalidad con la aclimatación de Drácula a un japonés, pero en general parece una película europea, la propuesta está bien occidentalizada, y esa es la curiosidad que quería ofrecerle Michio a la gente de su país. Todo es clásico del mundo vampírico, se ha respetado bastante la leyenda occidental. Es un filme algo lento, con su melodrama con el miedo que siente Akiko. Es un Drácula más de terror que sensual. Tiene una atmosfera clásica, gótica, exhibe un toque a añejo, a nocturno, a frío.

domingo, 30 de junio de 2019

Falbalas


Ésta película es una genialidad del director francés Jacques Becker y del séptimo arte. Falbalas (1945) tiene de protagonista a un modisto de alta moda, Philippe Clarence (Raymond Rouleau), que suele enamorar a mujeres, pero solo como juego, aquí le dicen como comedia, como aventura pasajera sexual y no formalizar con ninguna, para luego abandonarlas sin miramientos ni concesiones, esperando ellas un trato distinto. Cuando conoce a la novia de su mejor amigo, a Micheline Lafaurie (Micheline Presle), de lo más fresco busca hacer lo mismo, y lo consigue, logra acostarse con ella, un poco forzándola con su imponente seducción al estar medio reacia a ser infiel –pero se siente fuertemente atraída-.

No obstante al proponer el juego, la comedia, con ella, inesperadamente Clarence siente algo excepcional por ésta mujer, queda flechado por primera vez en su existencia. Sin embargo la historia terminará como todo un melodrama, muy triste. Pero viendo más atrás, la seducción es atractiva, efectiva, rápida, como toda la película, ella luce hermosa con la cámara posándose rendida a sus pies sobre su rostro atractivo, brillando la fémina bajo una luz santificadora, endiosándola, aunque Clarence se porte inicialmente como un perro con ella, donde la personalidad del protagonista será un duro golpe de realidad.

Clarence es alguien que nada en la imperfección, tiene bastante de recriminable y así lo toma la película, no es para nada un héroe. No obstante Clarence es un hombre de éxito en muchos campos, un tipo seguro de sí, pero ciertamente se perpetra cruel al pasar por encima de su mejor amigo sin ninguna pena, que lo hace desde el principio y éste -una persona de abierta nobleza y lealtad- ni cuenta se da. También hay una historia extra con una mujer del trabajo de la moda que yace enamorada locamente de Clarence, que fue una antigua pareja de estas pasajeras que él tiene, pero quedó prendada ciega por él, continuando asediándolo, esperanzada, ahí Clarence se notará insensible en más de una oportunidad, comparando ambos devenires y volviendo a ser atacada el aura de múltiple éxito del protagonista.

La película que nos convoca ahora fácilmente ha debido inspirar a Paul Thomas Anderson para hacer Phantom Thread (2017). Falbalas es maravillosa, algo terrorífica en un comienzo, y así de la misma manera termina, con el delirio de Clarence sobre un objeto inanimado. El mundo de la moda está retratado con maestría, no apunta a ser dominantemente femenino por convención natural sino se percibe universal, y ni se siente, parece un contexto como cualquier otro, aunque muy bien representado.

El filme de Becker traiciona a Clarence tanto igual que él lo hace con la buena fe de las mujeres. Hay que notar que aunque Clarence se luce como un galán o un romántico es un tipo aprovechado por costumbre, juega con los sentimientos de las damas, las utiliza y las bota, aquí las mujeres no son liberales, buscan sexo con amor. Por todo esto Becker finalmente se pone del lado de las mujeres, y Micheline se vuelve heroica como ave fénix, aunque Clarence termina dando pena a último minuto, pagando por sus actos sin oportunidad de redención.

Daniel Rousseau (Jean Chevrier), el novio de Micheline, inicialmente da la impresión con su pinta de ser un gángster italiano, pero es más dócil que el pan, muy controlado, pero bien trabajado, aunque atípico al uso cinematográfico. Se suele ver a su tipo de personaje más desaforado, más torpe. Notable también que Falbalas no haga uso de un exceso de sutileza, sino es una propuesta muy clara, evita los eufemismos, aunque es delicada como cine clásico, nunca será vulgar. No necesitamos ver dormir juntos a Clarence y Micheline para saber que han tenido un encuentro sexual. Pero las cosas se dicen por su nombre, y así funciona ejemplarmente, para sorpresa de muchos. Falbalas guarda unos minutos finales llenos de suspenso, minutos finales gloriosos para el cine.