Mostrando entradas con la etiqueta Natalia de Molina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Natalia de Molina. Mostrar todas las entradas

martes, 20 de febrero de 2024

Asedio

 

Éste thriller del español Miguel Ángel Vivas se nota de bajo presupuesto y que recurre a tomas y secuencias de cine minoritario artístico, es decir a ratos desenfoca los contornos y solo vemos a la protagonista moverse, la policía antidisturbios Dani (Natalia de Molina), muy próxima a la cámara, muy enfocada por ésta, nerviosa, sudorosa, tensa, sufriendo por una inesperada decisión que ha tomado, coger el dinero corrupto de unos compañeros policías quienes han ido rutinariamente a desalojar y a arrestar a inmigrantes africanos ilegales dentro de un conjunto de edificios ordinarios. El filme también recurre a una extensa toma secuencia cuando Dani entra al lugar produciendo un efecto interesante con el tiempo real, como de estar ahí mismo con ella sufriendo su labor, como si fuéramos Dani en ese momento, pasando por ese trance tan incómodo -hasta peligroso- de los desalojos y arrestos, donde hay niños huyendo, mujeres gritando, gente peleando mientras no se dejan entender porque muchos ni hablan español. Tenemos así gente sumisa -esos zombies aglutinados en el hangar secreto-, pero también agresiva -los inmigrantes de tipo hippie de los pisos más altos, los que tienen de pequeños gánsteres-. Los policías se mueven como pez en el agua en la zona, muy duchos, muy fríos, muy acostumbrados, pero Dani no está definitivamente en su ambiente, demuestra sufrir en su trabajo (como con el compañero que le suelta un gesto obsceno). Por ratos trata de desprenderse de esa angustia laboral yendo a la discoteca, pero así mismo le viene la melancolía, y encima su madre, que sufre de cierta demencia senil, la hace meditar más de la cuenta. Es entonces que Dani desde el comienzo vive una vida tensa (que ella empeorará). Incluso un desalojo le marca, con un sugerente fuera de campo en el inicio del filme. En ese conjunto habitacional donde va a cumplir con su trabajo, Dani se gana con el pase de que policías extorsionan a algunos inmigrantes. Dani se tienda, ve la oportunidad, y coge ese dinero. Ella se exhibe alguien muy común, incluso el monto que coge no parece mucho. Uno habría esperado algo distinto de su persona, notándosele una mujer sensible; de paso, al ser la heroína, una que está en pos de vencer su fragilidad. Y se lleva el dinero de la habitual extorsión, pero pronto la detectan y empieza una fuga y persecución por recobrarlo y una prueba importante que incluso pierde. La propuesta presenta algunas cosas que no cuajan, por momentos parece muy fácil matarla, desde distintos puntos o gente, o no la revisan, cuando lleva los billetes consigo, pero como solía decir Hitchcock, parafraseándolo, no estamos para realistas o científicos, sino para entretener, y si hay que tomarse mil licencias para lograrlo, pues, muchos justamente eso harán, y en fin, éste es un thriller que maneja varios giros y muchos momentos de acción y suspenso. El filme abre con una especie de (auto)motivación indígena, que como el espíritu de la mítica africana, que si bien puede sonar a WTF, Dani cogerá para sacar valor y fuerza y poder seguir enfrentando a sus compañeros corruptos que como el colegio, es jalarles la silla cuando se van a sentar para usarla nosotros. Es bastante cómica la escena -manejada con sarcasmo- cuando los compañeros se dan cuenta que Dani tiene el dinero que buscan regularmente. Es una buena escena, nunca mejor dicho que, ésta es una hdp. Tal cual. 

martes, 19 de marzo de 2019

Quién te cantará


Es un filme algo misterioso, pero se  resuelve con bastante sencillez. Al final una confesión de la protagonista deja todo súper claro, igual con la narración o lo central no es que uno vea trabajar una alta expectativa de un devenir excepcional. El filme es el vínculo entre Lila (Najwa Nimri) y Violeta (Eva Llorach); la primera es una cantante famosa que está amnésica y la segunda es su fan número 1 que ha venido a rescatarla. Violeta es su imitadora en un karaoke y el pedido que le hacen es extraordinario, pero manejado con mucha diafanidad.

La relación tormentosa entre madre e hija es otra arista del filme, con una hija, Marta (Natalia de Molina), que está fastidiada de la vida y no encuentra mejor manera de desfogarse que hiriendo y molestando a otros, en especial a su madre, Violeta, para que así la joven se sienta una persona malvada o una porquería, para hacer la imagen más deprimente. Esto es interesante y está manejado muy bien, además de que Natalia de Molina lo asume con habilidad. Pero el filme es tan diáfano, tan pulcro, tan mínimo, que faltan destellos, más pirotecnia, incluso más escenas -de la locura de la hija-, por ahí salía algo aún más atractivo, porque esto está jugoso.

Por el final vemos una resolución de cierta oscuridad con un chorro de sangre y con un juego de espejos que recuerda a Persona (1966), y puede que Lila y Violeta se confundan entre sí, pero esto es breve, no demasiado sugerido. No obstante el trato entre Lila y Violeta tiene sustancia, Llorach lo hace bastante verídico; también las canciones, lo musical, está correcto. Nimri mantiene una postura de mujer sufrida, pero sin caer en lo bajo, una mujer que intuye sufrimiento. Con ella hay misterio, de qué oculta su crisis en la playa.

Carlos Vermut hace una película de pocos elementos, es una película austera, narrativamente hablando, pero sin ser para nada desagradable, tiene una estética muy decente, un quehacer profesional, serio, pero recuerda a filmes de bajo presupuesto, en cuanto a qué moviliza en el escenario y en el filme. Al mismo tiempo, es interesante ver como maneja el melodrama, nunca es telenovelero, tiene una alta calidad en ello, tiene un aire elegante con poco recurso, es un canto de admirable austeridad, aunque le falta un poco de fuegos artificiales.

Su melodrama es bueno, más noble y excelso que muchos, sólo que poner una sola escena fuerte huele a poco, me refiero a las paredes sucias. La anterior, la de la amenaza, es un hincón, una contextualización que en ese momento fastidia –ella es insoportable, hay que decirlo, mientras le aplaudimos la actuación- y a la misma vez  se denota notable. Otro destaque es que Llorach es una maravillosa fan, y esto es importante,  es el sostén del filme.

La relación entre las mujeres –entre artistas, digámosles- también se da magistral, en todo campo, no tiene fisuras por ninguna parte. Lo pop específicamente no es al oído genial, pero no deja de ser válido, además de incorporar performances, provocando identidad en la propuesta. Ahí tampoco hay ridiculez, se la salta toda, que hasta intuyéndola lo menciona en un momento.

Vermut es un buen director de cine, lo que hace es buen cine español, uno que no se regodea en el sexo ni en su rareza, como cierta línea ibérica. Habría que invocar en él un poco más de espectáculo, aunque tiene estilo propio. No veo en él nada de Almodóvar, como han mencionado otros, como si fuera un halago, aun cuando Almodóvar no es que me sea malo, tiene harta personalidad y distinción, y es que ambos la tienen. Sin embargo Almodóvar es más pirotécnico, más espectáculo, pero también impone un lado algo chusco y a veces se muestra torpe. Vermut toca a Bergman, pero lo hace con su minimalismo, sin complicarse, para bien y para mal, lo simplifica entre comillas en su propio relato.