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miércoles, 17 de febrero de 2021

Ya no estoy aquí

 


Ésta película ganó en el festival de Morelia 2019 mejor película mexicana y además el premio del público, igualmente arrasó en los premios Ariel 2020 con 10 premios incluido el de mejor película. La dirige Fernando Frias. Es una película que le gusta a todo el mundo, incluso la encuentras en Netflix y también anduvo por festivales. Es una película buena ciertamente, llena de virtudes. No me entusiasmó a full, pero si que es buena. Es la candidata por México a una nominación a película internacional en los Oscars 2021 y fácil la hace. Es una propuesta que presenta al baile como identidad, personalidad y hasta para ser resiliente y feliz en la vida. Lo curioso y está perfecto es que éste baile no es mexicano sino es la cumbia colombiana. El protagonista, Ulises, echa a bailar cumbia cada vez que puede, mostrando harta personalidad, así mismo su apariencia tiene de rebelde y punk, de original, que incluye tener una banda propia de amigos con los mismos gustos y relacionarse a ratos con pandilleros o jóvenes criminales, más por el barrio, que por delincuencia (no obstante hay una escena criminal sorpresiva e impactante). Ulises baila como pollito recogiendo agua, tiene su gracia, también me vienen a la mente los danzantes de tijeras peruanos cuando lo veo bailar. En el filme la gente lo ve algo raro, pero eso no le importa a Ulises, es un típico mexicano, que se ama a sí mismo, a lo suyo, y aunque la cumbia no son sus raíces las siente como muy suyas. El filme maneja mucha gente al mismo tiempo, próximos, esto en todo un logro de naturalidad y realismo, provoca con esto escenas potentes. También es virtuosa la relación entre la chiquilla asiática americana y Ulises; la muchacha es bonita y rompe un poco el esquema. Ulises no yace desesperado por nada, mantiene cierto relajo o eso busca, aun cuando le persiguen criminales y tiene que huir de su barrio. Ésta chinita guapa que no oculta sentirse atraída no lo saca de ese aire de cierta indiferencia por todo lo que no sea cumbia. Al mismo tiempo en la trama hace escena muy bien lo criminal que le da otra vida al filme. Ulises es un chico pobre, pero cargado de look personal y motivación propia (la cumbia y su grupo), es un personaje rico. Es un filme al fin y al cabo sencillo, pero lleno de vida. Es un filme mexicano notable. 

domingo, 8 de noviembre de 2020

Sin señas particulares

 

Ésta ópera prima, perteneciente a la mexicana Fernanda Valadez, es casi una película de terror. Sin señas particulares (2020) ha ganado un premio por guión en Sundance, fue la mejor película latinoamericana en San Sebastián y la película mexicana del año en Morelia. Es una propuesta que intenta explicar la violencia en la frontera mexicana, tanto como las misteriosas desapariciones. El filme pudo ser tranquilamente peruano, teniendo en cuenta que el terrorismo es un tema que se le presta mucha atención en nuestro cine; el filme de Valadez nos retrata la violencia que produce las guerrillas. Lo interesante del filme, aparte de una búsqueda muy humana, la de una madre de su hijo, es justamente que coquetea mucho con el cine de género, con el cine de terror. Vemos al diablo en sombras en medio de fogatas, mientras se mata gente. Esto es también la perspectiva de una mirada, la de un sobreviviente indígena, quien absorbe la brutalidad que observa mediante la racionalidad de la mitología. Es así cómo puede sostenerse en pie y explicar tanta maldad, sin perder la cordura. La participación del demonio además tiene una segunda explicación, cómo tienta, manipula y finalmente domina a ciertos hombres, poniéndolos frente a un callejón sin salida. La escena que retrata el control y entrega hacia el demonio es simbólica, claro, pero además posee una escenificación atroz, con el uso de un machete, que bien se le podría adjudicar de cine de horror. El viaje de Magdalena (Mercedes Hernández), en busca del hijo, es atractivo, está cargado más que de melodrama de suspenso -pero es emotivo-, el camino que recorre está plagado de amenaza, de miedo, de tentar a la muerte. La protagonista responde muy bien a una amenaza velada: ¿ud tiene hijos?, esto la describe por entero y a muchos. El filme también tiene una particularidad formal, estética, hay muchos desenfoques, se hace hincapié visual en la figura de Magdalena y la de un chico deportado de EE.UU. Es una obra que intenta tener personalidad, salir un poco de lo convencional, y lo consigue, sin ser una propuesta de ruptura. Ciertamente es un buen filme. En la escena en que Magdalena se topa por primera vez con el chico deportado, ambos yacen en la misma toma en medio de un pastizal, la imagen fotográfica del encuentro se ve hermosa. En ese momento se vive mucha desconfianza. Es una película que retrata a una mujer valiente, que humildemente se justifica como una como muchas. Magdalena es intachable, cuando se hace difícil ser así, en un mundo tan cruel.