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domingo, 7 de marzo de 2021

3 Festival Hecho por Mujeres (2)

 


Ésta es mi segunda tanda de cortos vistos en el 3 Festival Hecho por mujeres, y hay su buen nivel en general, algunos están bastante bien. Los 5 que he visto son peruanos -uno hecho en Cuba-, bueno para ver como se proyecta el cine nacional a través de una competencia de cortos universitarios en especial. Ésta vez ha sido solo 1 de la competencia latinoamericana y 4 universitarios. El mejor que he visto en ésta oportunidad es el corto universitario Qcuyacuc Tusuc -Danzante de fe, de Angela Castañeda. Es un corto documental, de corte periodístico, pero bastante bueno, tiene además sensibilidad social, identidad nacional como baile folclórico cuzqueño y peruano y te deja una vivencia positiva en muchos sentidos. En el corto un limeño quiere pertenecer a la cuadrilla del baile de los Capac Negro, danza peruana dedicada a la Virgen y a los afrodescendientes cantada en quechua, pero éstas cuadrillas y jerarquía tienen por regla que solo pueden pertenecer  a ella  nacidos en Paucartambo, una de las 13 provincias en que se divide Cuzco. El protagonista, Hugo Espada, logra ser parte aun siendo limeño, tiene muchos años en la cuadrilla. El corto lo muestra muy emotivo y sensible, muy honesto y apasionado; él cuenta cosas intimas y como todas ellas lo vinculan fuertemente a esta danza folclórica. Es un corto que emana mucha empatía y autenticidad, Hugo trasmite verdadera devoción, enalteciendo éste baile y su fe. Otro corto bastante bueno, una ficción, es Ayataki, de Flor Arteaga. Es notable como recrea lo popular, cuando no es tan fácil como uno pudiera pensar. Arteaga logra concebir lo popular de manera muy potente y realista. Se percibe muy lograda la humildad de su protagonista, en su casa, en el cementerio. También posee muy buena sensibilidad, aunque falla un poquitín en el discurso del hijo. Lo mejor es cuando aparece el fantasma del padre, hay un diálogo en quechua y música que hace sublime la experiencia de ver éste corto. Igualmente hay humor, hay criollismo, y aunque no suelo ser muy fan del criollismo en el cine nacional realmente aquí está muy logrado, pero porque suma carisma verdadero y algo de sensibilidad. Los actores todos muy buenos; también agrega grabar de noche, que suele ser complicado. El calzón de Camila, de la conocida actriz peruana Mayra Couto, se hizo en Cuba, y está en la competencia de cine latinoamericano. Dura apenas 2 minutos 20 segundos, y es un suspiro, no hay mucho para impresionarse ni ver -casi nada-, aunque está bien hecho, denota detallismo, buena actuación, cierta sensualidad natural y un uso de las tomas profesional. Es sobre una chiquilla en su cuarto, con algo de voyerismo y distintas opciones sexuales. Un corto puede ser breve, pero también más original, aunque, sin duda, tiene su gancho. Una historia al frente, corto documental de María Mendoza, es convencional en mucho, pero es un buen homenaje al director de cine peruano Augusto Tamayo, pasando revista a su filmografía y últimos proyectos como el del bicentenario, y algo a su manera de hacer cine, aunque lo más llamativo, lo más trabajado, y está muy bien, es conocer a dos de sus leales acompañantes en la hechura de su arte, a la productora Nathalie Hendrickx y al director de fotografía Juan Durán, de quienes se nota se admiran mutuamente y une una fuerte amistad y agradecimiento con Augusto Tamayo. Falta más cosas curiosas por ver, pero tiene su simpatía. Lo mejor de Nadia, de Valeri Hernani, son sus 2 actuaciones principales, sólidas realmente, y trasmiten su feeling, aun cuando tiene de lo que le quita el sueño a la muchacha (telenovela), pero sin duda hay química. La historia en sí vale por ésta interactuación, en medio de la aspereza del sueño por truncar. Ya se ha visto mil veces el grito de: "Me arruinaste la vida y ahora me debes pagar (trabajando en el mercado)", pero bueno. 

jueves, 4 de marzo de 2021

3 Festival Hecho por Mujeres


He visto 5 cortos, 2 de la competencia latinoamericana y 3 de la competencia universitaria, todos de nivel decente a muy bueno. Éste festival peruano busca hacer visible el cine hecho por directoras, también tiene una militancia feminista; busca dar cierta equidad, reducir la brecha del ejercicio cinematográfico entre directores hombres y mujeres, especialmente en el Perú. Es una muy buena oportunidad de ver cine peruano también, con cineastas en ciernes, descubrimientos o promesas. El corto que más me ha gustado de los 5 vistos es de Deborah Sialer, llamado El Camino. Es un corto universitario con muy buena factura, destaca en especial su notable estética dentro del grupo, pero es mucho más, tiene una historia sólida, muy bien contada, muy bien actuada. El Camino trata de la perdida del padre de familia y como la esposa de mediana edad y la hija aun chica deben seguir adelante, cuando falta no solo la presencia amada y cuidadora, sino además la plata. Muy buena interpretación, como la madre, de la actriz Camila Mac Lennan, también de la jovencita que hace de su hija. Es un filme que se percibe muy natural, también muy cool, tiene una soltura y simpatía muy contundente. Así mismo posee una muy buena banda sonora, con música del grupo nacional Los outsaiders, grupo que honestamente no conocía y que me ha parecido muy bien combinado con los momentos del filme. Es una película que muestra que Sialer tiene gran futuro en el cine, con un cine amable, pero notable. Un filme curioso es Vulvas, de Huaira Lizarralde, representando a Cuba y a Colombia. En éste vemos muy cerca, tal cual el título señala, el órgano reproductor de la mujer, de algunas mujeres. El corto no identifica a quienes les pertenece, tampoco se nota mucho que cuerpo, que forma, la contiene, es la toma muy próxima, haciendo hincapié en algo más general, que algo propio de la belleza e igualmente la está remitiendo de otra manera. Es algo que tiene erotismo, pero que no es lo que busca, es algo más de buscar algo natural, auténtico si se quiere, buscando ir a la esencia, sin adornos, aunque hay música de acompañamiento. La vulva sangra o hace pis, reina y anónima frente a la cámara, lo vemos y no es del todo agradable, pero también ésta transparencia ejerce cierto poder. Ver tan de cerca algo tan hedonista tiene cierto efecto de atracción, pero su naturaleza de exposición rústica hace que sea algo mayor o presenta más factores, una cierta fuerza escénica asoma, un empoderamiento femenino, una seguridad a prueba de selecciones y lugares comunes y encasillamientos. Los que quedan, de Karla Gómez, tiene de protagonista a Delfina Paredes, como una madre postrada en cama (a poco de morir). Sus hijos no la visitan, ella quiere que lo hagan, pero no sabe cómo hacer que vayan. No se especifica si fue una mala o buena madre, pero igual ella pide disculpas si no lo fue -aunque ligeramente-, pero su comportamiento final da a entender que fácil nunca fue. El filme da un remate original si se quiere, aun cuando no es tan empático, aunque intenta ser audaz, mal que bien funciona y se distingue. Es un filme decente. Es notable la interpretación de quien hace de la empleada del hogar, la mano derecha de la madre que hace Delfina Paredes. La empleada canaliza emociones en toda la trama, trasmite bondad a plenitud, cosa que es trascendental en quien aprueba y desaprueba a los ojos vengativos de quien baila carismáticamente, pero lo apunta todo. El segundo corto que vi de la competencia latinoamericana es de la peruana Carmen Rojas Gamarra (la directora del buen documental Brujas, 2017), se llama Cerquillo. Empieza bien, una chiquilla se corta su cerquillo frente al espejo -lateral a la cámara-, algo simple, pero que queda muy bien en pantalla, de eso va el cine, de detalles. Luego ciertamente hay mucha naturalidad en la recreación de la juventud, aunque la recreación no sea todo lo simpática que uno pudiera creer, pero ahí vamos, es buena. El corto se deja entender, pero maneja cierto grado de sutilidad, digamos entre comillas que de arte por esto. Es un buen corto, sin duda, aquí hay un retrato de juventud que alberga personalidad y describe muy bien a los limeños jóvenes clasemedieros, a los fans de Mar de Copas (btw, no soy fan, pero me gusta su música). En conjunto es un retrato sólido de juventud, hay su buen feeling con el chico nuevo siendo amable con la protagonista, chica que aunque no convence 100% si que maneja registros de emociones. El último corto universitario que he visto es La Declaración, de Ximena Medina. Lo protagoniza Víctor Prada como un ex policía culpado de terrorismo, persona que dice que es inocente y que fue cosa de circunstancias impremeditadas, de algo mínimo de su parte vino el caos. La historia está muy bien dosificada, expuesta, y tiene su sustancia. Recurre a pocos elementos y lo hace bastante bien, es un corto con proyección, aquí hay un buen narrador de ficción, falta un poco de atrevimiento únicamente, es un corto demasiado formal.