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sábado, 2 de agosto de 2025

La mujer insecto (Nippon konchuki)


El título del filme hace alusión a la difícil sobrevivencia económica de una mujer en un mundo regido por hombres. Ella es una mujer del campo que es embarazada a la fuerza, luego abandonada por éste que se convierte en su marido y expulsada del trabajo tras su amante ascender de puesto en una textilería. Es entonces que Tome, interpretada por Sachiko Hidari, en la performance más celebrada de su carrera, ganando un oso de plata por mejor actriz en la Berlinale, decide irse a la gran ciudad. El filme hace hincapié en que los hombres son abusivos y aprovechados en general, muchos ayudan a cambio de favores sexuales, aun cuando disimulan las formas y las amabilidades. Pero se ve también aunque a una mujer sola le es arduo sobrevivir en ésta época, partiendo de comienzos del siglo XX, que ella accede a esos abusos y aprovechamientos, se acopla sin reclamar demasiado -¿o a quien?- y es parte de ese mundo de corrupción ofrecido por el machismo y el poder. El título habla de la sobrevivencia de alguien muy pequeño frente a un universo enorme y a cierto punto donde hay que buscar doblegar el miedo de existir, salir a pelear como se puede y en eso entra a tallar muchas faltas a la ética y que nos rebota de cierta manera al avalar el abuso. Se dice que la prostitución es rentable, que fuera de ella te esperan como 6 trabajos y mucha explotación. No vemos violencia, sino una resignación interesada. Tome es el insecto que enfrenta la muerte frente a tanto depredador gigante, y en eso ella parte buscando alimentarse y vestirse, y un hogar donde vivir, pero poco a poco esto se vuelve en ambicionar más, a gustarle el dinero, y ella misma se convierte en un ente poderoso a un punto y abusivo igualmente. Empieza como housekeeping de un burdel oculto y termina engañada para que se prostituya (hay perversa ironía con la virginidad), pero rápidamente se adapta y se vuelve mano derecha de la dueña. Logra aprender y se saca de encima a su jefa, la reemplaza. No obstante se debe a un hombre de negocios que la manipula. Éste mal hombre no duda en seguir prostituyéndola de vez en cuando. Tome va a una iglesia nipona tradicional y contradictoriamente, cuna de algunos cínicos, de ahí es descubierta para la prostitución. La señalan como si llevara un karma, que anida en ella a ese respecto el castigo/pecado de la lujuria. Tome por momentos puede ser perversa de lo astuta y pícara que se presenta. En otros ratos se ve frágil y golpeada por su entorno, como si encima de su persona hubiera siempre alguien más frío y cruel corrompiéndola, síntoma de cierta esencia social. Tome le dice a una amiga suya del pasado que ve en ella ese mismo rasgo de facilidad para pecar de su propia personalidad y pronto hace que se prostituya hallándole clientes como su manager. Midori (Masumi Harukawa) tiene un novio que tiene un aspecto un poco de tipo idiota (bajo la imagen clásica de un leñador), de los que pintan de muy sensibles, pero no obstante permite que ella se prostituya de lo más tranquilo. Hasta ahí llega lo terribles que son en esencia muchos tipos con las mujeres. Midori es guapa y voluptuosa pero está realmente enamorada, pero como bien dice Tome, Midori es una chica de esencia fácil, lujuriosa. Es otra que se adapta sin problemas a la prostitución. El filme las hace ver simpáticas como personas, pero sin duda es de esa gente que rompe los modelos habituales y son fácilmente corruptas, pero no lo parecen a simple vista. El padre de Tome en el relato no es su padre real, es el tonto del pueblo, pero no obstante estos tontos pueden ser unos verdaderos bichos, como cuando "inocentemente" el padre le pide leche a Tome, que le deje besarle las tetas, y ella, que a mucha corrupción la ve de lo más normal, accede, hasta públicamente. Shohei Imamura si bien usa formas clásicas en su narrativa es bastante pesimista con la humanidad. Es el opuesto, igual de exagerado en otra dirección, que Yazujiro Ozu. Imamura hace ver normal adaptarse a la corrupción y éste es un retrato que no se siente sano, que descree de la humanidad, es un realismo parcial, pero él da a entender que es dominante, y se diría que si bien su mirada vale, falla un poco vista como normalizada o muy general, así como el idealismo puede ser ilusorio cuando se ve como si fuera lo único. Es una película a complementar con otros mundos, otra parte de nuestra idiosincrasia social y humana. El cine justamente es eso, no una mirada, sino muchas miradas, muchos estudios, muchas perspectivas, muchos universos. He ahí su riqueza, cotejar diferentes puntos de vista, diferentes ubicaciones, diversas contemplaciones, diferentes cines, lo cual es bueno, porque hace que uno no se canse, ni que el séptimo arte se agote o se pierda en el millón de repeticiones, si bien tampoco hay que plantear pseudo (forzada, vacía) originalidad, sino que el cine se sustente de verdad. El cine está para hacerte pensar, el arte real nunca existe para dejarse llevar, consuelo de tontos, si bien el entretenimiento puro y duro es para simplemente alegrarse/empatizar con lo casual o la intensidad. El cine como arte es comprensión, meditación, visión, y el trabajo nunca está dado completo, es un diálogo con el intelecto, nunca un dogma. 

domingo, 29 de diciembre de 2024

Dahomey


Documental ganador del oso de oro del festival de Berlín 2024. Dirige la francesa descendiente de senegaleses Mati Diop. Una de las ideas originales del filme se llega a oír de boca de una de las estudiantes que exponen su propio pensamiento -como todos los presentes- en un debate público de una Universidad -lo de los debates es algo habitual de ver en el cine africano-, hacer que las 26 obras de arte devueltas por Francia a la República de Benín muestren su lado místico que a la oradora señalada le produce temor, porque empalma con las artes mágicas populares que se practican por lo bajo en Benín según se manifiesta. Diop hace que una de las obras devueltas, la Número 26, hable con una voz que suena un poco como la voz de un demonio o propia de una película de terror, si bien también suena en parte al tono de la pronunciación que coge al hablar el africano. Ésta obra -la 26 en particular que toma protagonismo algo arbitrario- y el documental en sí habla de identidad, de relacionarse con lo más autóctono de su país, de la mano del rechazo al colonialismo francés que sin duda ha dejado una fuerte huella multicultural en Benín. Diop mediante el debate de los estudiantes expone un sinfín de ideas de nacionalismo africano. Hay pensamientos inteligentes en el ambiente universitario, pero también se les sienten muy desafiantes, algunos pasan por altaneros, que puede confundirse con gente problemática y quizá hasta contraproducente. Se percibe mucho político en ciernes, mucho intelectual revolucionario -que hasta uno lo dice abiertamente-, y como es típico, mucho ánimo de hacerse notar, de llamar la atención y, por supuesto, ¿cómo?, discutiendo. Más que pelear, las ideas deben oírse constructivas, llevar empatía como planeta, aunque con convicción. Llaman insulto que hallan devuelto únicamente 26 de lo que consideran son 7000 obras de arte que se llevaron los franceses. Llaman a la actual gestión del presidente de Benín un lavado de cara de su familia, que adjudican culpa de los saqueos colonialistas galos. El debate se oye más 80% como conflicto que de diálogo, pero hay ideas notables aun así, algunas son informativas además. El ambiente se pone picante y de manera muy simple se dice bastante. Es un documental abiertamente político, más allá de algunos adornos cinematográficos valiosos y una buena estética y profesionalismo en la documentación del traslado de las piezas africanas desde Europa. Como fuente para valorar la propia cultura, pensando que apuntan a que su país evolucione -aunque más que criticar se trata de crear, porque ser negativo es propio de cualquiera, la sabiduría real está en pensar en soluciones-, tiene su fuerza, maneja intelectualidad a rescatar. Una persona inteligente, en el debate, señala una respuesta audaz, que la cultura es intangible, está como decir en el aire o la cotidianidad del país. Otro lo complementa que así todos pueden recibirla, pensando en superar la pobreza. Hay que trabajar con el alma, junto con las motivaciones, siempre en un ambiente positivo, no del enojo, el buen líder siempre tiene que tener nobleza, porque cuando llega el poder (o la celebridad) eso es lo que lo define. También Diop ha sabido dar más alcances alrededor del debate, en términos autorales. No se ha quedado ahí, pero el meollo de todo es lo que dicen los estudiantes, propulsores -como el título señala- de volver a la gloria del reino de Dahomey (ponerlo en la palestra), el pasado de Benín y de donde nacen las obras devueltas. Se exhibe un manejo interesante de hacer hablar a la propia cultura (con la obra Número 26) y a esa vera querer unificarla con el poblador de Benín, si bien el feedback proviene de los jóvenes intelectuales. La cámara más tarde pasea simplemente por las calles en busca de la cotidianidad del poblador de a pie. En la propuesta se dice que es momento de pasar la antorcha y se manifiesta que ya existe ésta gente. No se enfoca en las personas hoy en día importantes, los que vemos llegar al Museo africano, aun cuando todos ellos muestran caras amables a la cámara, mediando trajes pintorescos, ricos en matices. Es un documental potente porque todo es bastante claro, fácil de entender, y no obstante tiene arte. 

jueves, 21 de diciembre de 2023

Unrest (Unrueh)

La protagonista, Josephine, dice que ella se encarga de poner en funcionamiento la unrest wheel fitter, las ruedas giratorias del mecanismo de un reloj, en una fábrica de relojes, ubicada en un valle dentro del cantón de Berna, en Suiza, en el siglo XIX, siendo muy famosos los relojes suizos, su clásica celebrada precisión. Ésta es la segunda película del suizo Cyril Schaublin, película ganadora de mejor director en la sección Encounters de la Berlinale 2022, y el premio fipresci en la Viennale 2022. Éste filme casi no tiene trama, versa sobre el funcionamiento de los relojes que vemos armar y poner a funcionar múltiples veces como sólo el cine puede hacerlo, con un detallismo y escenificación milimétrico, dando el privilegio de ver como se trabaja con estos desde un lugar bastante interesante para el tema, pero a esto se le suma un quehacer político que va tras el anarquismo y lo histórico en relación importante, aunque no demasiado conocida fuera de Europa, de Suiza. Éste anarquismo vemos que es cercano al socialismo, y se ve en conflicto contra la llamada burguesía y el poder de su tiempo, representado por la municipalidad y el cobro de impuestos, con los que era fácil someter a la gente humilde o la clase obrera, trabajadora, el mundo de Josephine, si bien ella es muy dócil, tan solo se siente atraída por las historias (recurrentes) de los anarquistas que aquí son vistos con curiosidad, como también como parte de cierta extravagancia, y algunos como héroes aunque lejanos a uno. En esos relatos conoceremos a Pyotr, un geógrafo y cartógrafo de origen ruso, que se relacionara con Josephine, si bien todo es mínimo, como ese final harto sutil del reloj colgando en las plantas y es que los relojes finalmente son lo más importante, inmersos en una obra revestida de una lectura política que recorre toda la propuesta. Los enfrentamientos son delicados, elegantes, al tiempo de potentes. El asunto queda bastante expuesto, aun no existiendo mucha acción. Es un filme notoriamente arty, seco y austero, con tomas particulares, como mirar y oír habla de lejos, o ver gente pequeñita lateral dentro de un enorme paisaje. En su aspecto histórico, más allá de una recreación pormenorizada de la época, tenemos la conmemoración de una fecha importante para el nacimiento de la actual Suiza, la batalla de Morat, donde se incluye una fiesta tradicional y una votación electoral. Hay muchos momentos donde se puede observar la fricción entre el anarquismo y el poder, sin llegar a mayores, todo entendible pero también con su cuota elíptica. Se palpa una cierta opresión hacia la clase trabajadora, pero también se ve la belleza de producir algo tan fantástico como un reloj suizo, ver componentes tan pequeños perfectamente ensamblados, con mucha gente destinada a hacer algo muy específico, dentro de un trabajo que habla de comunidad. Se puede pensar el movimiento de las piezas de un reloj como el funcionamiento o la naturaleza de un pueblo. Es una propuesta llena de detalles como la foto que señala un crimen pasional e interracial y luego ver llegar el castigo del colonialismo (frente a la mujer del deseo). Algo simpático es que la productora de Schaublin se llama en honor a una novela del también suizo e interesante escritor Robert Walser y con ésta productora el presente director ha hecho todos sus trabajos. 

sábado, 16 de diciembre de 2023

Mal vivir

Mal vivir (2023), del portugués Joao Canijo ganó el premio del Jurado en la Berlinale 2023, la Berlinale de Carlo Chatrian; y representa a su país buscando ganar un cupo a mejor película extranjera en los próximos Oscars. Es un melodrama sobre un grupo de mujeres unidas por la sangre y la regencia de un hotel de lujo. El filme gira sobre una de las mujeres en especial, sobre Piedade (Anabela Moreira), una dama bella de mediana edad con problemas de adaptación social, que vive sufriendo mentalmente la vida por cierto desequilibrio, que la hace rechazar a su hija, a Salome (Madalena Almeida), que ha regresado porque su padre acaba de morir, con quien vivía separado éste de su madre. Se dan muchos momentos donde ambas buscan amarse como madre e hija cualquiera, pero la dificultad de una madre de tendencia solitaria hace que la joven le tenga cierto resentimiento y surjan fricciones, que el filme de Canijo plasma poéticamente, muy físicamente, de manera expresiva gestual, donde más bien cuando hablan empiezan inmediatamente las peleas, es entonces que el silencio se presenta sabio, pero no obstante necesitan dialogar forzosamente para hacerse entender, aunque el amor existe, pero la personalidad materna se explota como ardua de convencer, aunque Piedade suele ser amable. Su madre de Piedade, Sara (Rita Blanco), es dura con ella, por ahí viene su desajuste. Hay una escena donde Piedade se infantiliza con su progenitora y ésta más bien en lugar de sensibilizarse, la trata mal. No obstante la lente siempre se posa sobre Piedade. Pero aunque se le deja un poco de lado, salvo cuando menciona que suele hacer el papel de villana injustamente, la madre de Piedade se muestra también alguien complicada, solo que Piedade está a la vista de todos. En el grupo de féminas también yace la hermana de Piedade, Raquel (Cleia Almeida), que tiene una injerencia menor, con cierto libertinaje bisexual, dentro de un filme bastante moderno que no lo toma como generador de un problema importante, como a su vez podría serlo. Es una trama que se ubica en el hotel y de ahí no se mueve, tiene el estilo típico del cine portugués, de los que exudan el ritmo de los calmados, y en sí gira sobre problemas sencillos pero bastante emotivos. Es una obra que presenta muchos choques con Piedade, que hace del cuco pero en realidad es frágil frente a los demás. Como personaje tiene atractivo, pero se tiende un poco a sobredimensionársele, pero como tratamos con un melodrama todo queda en el lugar que le pertenece. Es una película que se posa en los espacios y se toma su tiempo, le saca el jugo al hotel. Es un trabajo que versa sobre la cotidianidad y así saltan los infaltables conflictos de interrelación familiar. Ésta propuesta fluye expresando que ser padre es más complicado de lo que parece. Incluso para madres como Sara que suelen considerarse muy autosuficientes, que son fuertes. También está no poder pasar de nosotros -de cierto ombliguismo- a los demás, incluso no siendo malas personas. 

sábado, 6 de mayo de 2023

El rostro de la medusa

El rostro de la medusa (2022) es la primera película de ficción de la argentina Melisa Liebenthal tras su notable documental Las Lindas (2016). Es una película que es como la versión indie latina de la comedia Freaky Friday (2003), aunque aquí la nueva identidad física es anónima. Es una propuesta que es un poco oscura, con algunos pequeños toques de terror y hasta sci-fi, con esa mediciones por computadora o esa vigilancia nocturna. Es una película un poco (realmente) freaky. Más que entretenimiento se ve así, una película un poco rara. Tenemos una lectura sobre la identidad a través de nuestra apariencia física, en particular por nuestra cara, ya que la protagonista de éste filme, Marina (Rocio Stellato), de pronto un día inexplicablemente cambia de rostro. Antes tenía el de la propia directora, que vemos en fotografías o por redes sociales. En el filme los médicos atienden éste tipo de caso y le dan soluciones simples, como si no fuera nada extraño, como obviamente lo es. En sí la que sufre o se inquieta por ese cambio es la protagonista, el resto parece muy dispuesto a aceptar ésta transformación, como el novio, los padres o los compañeros de trabajo. La abuela hasta lo ironiza. El filme alterna con imágenes y secuencias de visitas al zoológico, como si la cámara fuera la propia Marina visitando a menudo el lugar, pero que no vemos nunca físicamente (visualmente) ahí. A los animales del zoológico se les ausculta y mucho, como parte de intelectualizar sobre lo que significa la identidad física. Ahí notamos que los animales tienen características de identidad, de reconocimiento o distinción, pero muchos otros -la mayoría- son como cortados por la misma tijera prácticamente, no hay mucha diferencia entre ellos, uno se puede confundir con otro fácilmente, si no hay un quehacer científico presente. Liebenthal pone en práctica su pequeña tesis, con la pérdida de su gato. Pero, claro, los seres humanos son distintos, aunque aplica no exagerar con esta noción, lo importante parece decir la obra es la personalidad y nuestro comportamiento. No obstante la identidad pública de Marina -frente al estado- presenta dificultades con el cambio de rostro. Oficialmente es ser otro. Y, medio como juego, entra en ello a tallar una cierta nueva identidad por descubrir, como que también nos reinventamos; así vemos que Marina va a la disco y termina con nueva pareja o, para el antiguo (el tipo familiar), un amante. Participamos de una escena cómica de encuentro sorpresa que termina con el trio afectivo disonante tomando el ascensor. El problema quizá se halla en que ésta comedia es muy seria para serlo, es decir para producir un ambiente de humor, y es en mucho una cierta rascada de cabeza, o genera cierto desconcierto, que lo señala también como un filme curioso. No es tampoco un trabajo intelectual exhaustivo, dentro de un tema bastante rico, es en muchos ratos light, pero freak al mismo tiempo. También se busca anexarlo al mundo de la directora, lucen como sus inquietudes personales, viendo que la familia real de la directora hace de su misma familia, se usa bastante material de identificación de la directora. Se siente como que Rocio Stellato es un instrumento del mundo íntimo de Liebenthal para ahondar en cuanto nos define nuestra apariencia física, y saltan pros y contra. Éste filme ganó (mejor director) en el festival de Mar del Plata 2022 y en la sección Forum -una de las más experimentales- de la Berlinale 2023. 

domingo, 30 de abril de 2023

20.000 especies de abejas

Ésta película le pertenece a la vasca Estibaliz Urresola, tiene cierta originalidad al tocar un tema que no se ha tocado o profundizado en el cine o no ha tenido demasiada visibilidad, mucho menos en un lugar de la envergadura del festival donde compitió por la máxima presea, el oso de oro, la Berlinale 2023. El filme habla sobre la transexualidad en los niños. Tenemos a una niña, a Sofía Otero, de 9 años de edad, haciendo de un niño que quiere ser una mujer. Sofia ganó el premio de mejor actriz en la Berlinale 2023 por éste papel. El uso de una niña haciendo de niño que quiere ser mujer hace que lo que vemos sea mucho más amable y digerible, sería mucho más polémico -y quizá menos artístico- si tuviéramos en realidad a un niño de 9 años queriendo ser una niña. Pero el filme hace que uno entienda el filme y vea a Sofia como un niño, cosa que no llega a verse esa imagen completamente porque las facciones de Sofia prevalecen. No obstante es una gran actuación de Sofia y una labor más que decente de la imaginación y arte de Estibaliz para generar el protagonista que necesita. El problema se discute, es tremendo dilema, pero la postura del filme queda clara, y se intensifica la decisión con el uso de un caso extremo o de graves consecuencias. Ésta decisión pasa lógicamente por los padres, ya que Aitor (Sofia) tiene 9 años de edad, y depende, obviamente, de sus padres. El filme realmente no es tanto un dilema, porque Aitor es menor de edad y todavía no es edad para pensar en la transexualidad; quiera o no, sus padres deciden, interpretada, la frágil madre en particular, por Patricia López Arnaiz. Ane (Arnaiz) sufre mucho éste dilema y el deseo de su pequeño. El relato hasta como la mitad maneja cierto misterio, uno se pregunta, si no sabe nada, ¿cuál es el asunto?. El filme va dando indicios y llega luego a explicarse abiertamente, todo queda dicho, pero hay una tendencia. La idea de la abuela y el padre son solo una pequeña parte; la abuela culpa a la debilidad y permisividad de la madre, lógicamente ésta luce muy endeble, muy para el aplauso inclusivo, pero estamos hablando de niños, y no es el momento. Éstas decisiones se toman a la mayoría de edad. Una vez adultos, sabiendo en realidad que es el sexo, también bien que es la transexualidad, incluso quien uno es, ahí recién pueden tomar sus opciones. Uno debe crecer primero, para tomar semejante decisión. Un niño es un niño; incluso, lo mismo, un adolescente (falta crecer y formarse). Si esa es su verdadera opción finalmente la tomará pero no antes, cuando aun no tiene formación mental, ni tampoco física natural, ni madurez en todo sentido, aquí no importa ningún tipo de precocidad, un niño está para ser un niño y no pensar en sexualidad, que no sea como precaución de no caer en ningún abuso. La madre que hace Arnaiz es tal cual le dice su propia madre y la abuela del relato, una progenitora -de Aitor- que está actuando mal (o incluso que no está actuando, no está haciendo nada, hasta yace distraída tratando de imitar profesionalmente a su padre, un tipo que fue un cliché o un clásico del machismo), pero el filme prefiere darle más feeling y más "empatía" a la tía rebelde, hiper liberal, típica española moderna, a la tía tóxica (que pinta de solterona para peor panorama de consejera maternal; hay una distancia). El padre (para no caer en el machismo) se ha convertido en un cero a la izquierda; todo recae en la madre frágil. Es entonces que el filme termina en esos gritos desesperados -es indiscutible el amor maternal que se percibe en el ambiente- pero medio ridículos (¡Lucia!, ¡Lucia!) tras el melodrama manipulador, una secuencia que es un posicionamiento. A ese lugar se llega justamente por la notoria fragilidad de la madre, de no asumir en realidad el asunto -que es difícil-, pero la luz está en fomentar y respetar la niñez, y hacer entender al pequeño que no es el momento, que la transexualidad es una decisión de un adulto (cuando lo sea), no de un niño, y si ese en realidad es su destino llegará entonces cuando crezca, no antes, porque hay que vivir cada edad como corresponde. Es una película interesante, mucho más que esos filmes de tendencia naturalista donde la amabilidad yace demasiado exagerada y no aportan mucho o como que van prácticamente de nada; no aportan tampoco creatividad -y no hablo de ir de raro; mucho menos de sórdido, que aquí hay aplaudible delicadeza en ese sentido- ni abordan temáticas morales atractivas. Ésta película refleja a la sociedad española y desde un lugar también interesante como el País Vasco y su frontera francesa. Es además un filme de narrativa clásica que suma en la exhibición de la apicultura y la escultura, expuestas de manera realista y aportando curiosidad. 

jueves, 17 de marzo de 2022

Camuflaje


Camuflaje (2022), del argentino Jonathan Perel, se presentó en la sección Forum de la Berlinale 2022. Es un documental que gira alrededor de un lugar llamado Campo de Mayo, un terreno que durante la dictadura de 1976 a 1983 fue un espacio donde se desapareció gente extrajudicialmente, fue un lugar de detención. El guía y también personaje es el escritor argentino Félix Bruzzone, quien además es el de la idea del filme y ha escrito un libro sobre el tema. Bruzzone entrevista gente que tiene que ver de alguna manera con Campo de Mayo. Ésta gente suele proponer en que se debería de convertir el lugar. El filme tiene cosas curiosas, como una mujer que enfrasca tierra de Campo de Mayo y la vende como recuerdo. La propuesta al final tiene una especie de competencia deportiva donde amateurs pasan por pruebas militares como diversión. Bruzzone luce extrañado con esto, levemente irónico, desentendido de ello, a él se le identifica más con un lugar de memoria, sobre todo cuando su madre fue desaparecida ahí. Los vecinos cuentan como es vivir próximos de Campo de Mayo. Bruzzone vive cerca y suele correr alrededor, corre para sanar. Es un filme sencillo, pero con su cuota de creatividad. Es un documental político. El documental trata de buscar personas con algo particular que contar de Campo de Mayo, y algunos saben bien del tema o mejor, saben de distintos temas, como que el lugar es rico en flora y fauna. Campo de mayo es abordado desde diversas aristas como un eje de atracciones, todos tienen su visión personal. Llega a ser particularmente atractivo a ratos, como cuando Bruzzone analiza los rieles del tren relacionado con ser runner

jueves, 3 de marzo de 2022

Akyn (Poet)


Estuvo en la Berlinale 2022 en una sección discreta, pero distintiva. El director kasajo Darezhan Omirbayev tiene actualmente 63 años y 7 películas -incluida la presente- en su filmografía. No tiene muchos premios en su haber. Su debut en 1992 le dio un reconocimiento en el festival de Locarno y su tercera película ganó el máximo premio en Un Certain regard, Cannes 1998. No es muy conocido fuera de su país; su alcance como cineasta es muy reducido. Esto lo emparenta con la historia y personajes que ofrece su último filme, que se percibe íntimo, una declaración de personalidad y principios. En éste un poeta (Yerdos Kanaev) lucha por no claudicar ante sus circunstancias, es decir, que no tiene público y no le es fácil sobrevivir de su vocación por la literatura. El filme abre con el trabajo austero en una oficina, con ordenadores personales, donde un grupo de gente mayor -salvo el protagonista que es aun joven- discuten la realidad de ser poeta o artista en su país; mencionan que los poetas están desapareciendo y que cada vez es más difícil serlo. No solo lo harán muchas culturas, y lenguajes, sino el aprecio por la poesía que ellos argumentan y defienden; proclaman su importancia. El filme es una declaración de sobrevivencia y ética para y por el arte (refiriendo al más puro y auténtico), desde la poesía, pero que claramente interviene el cine también y el arte en éste. El filme también es un viaje en el tiempo; pone, a un lado y a otro, el pasado campestre y el presente tecnológico. El viaje al pasado lo hace a la vida de un guerrero kasajo convertido en poeta quien realmente existió, Makhambet Otemisuly. Ese trayecto empieza a inicios del siglo XIX y transcurre hasta hoy en día en como termina finalmente éste poeta tras enfrentar el olvido y la invisibilidad; gracias a su vez a la voz intergeneracional de unos pocos. Ésta invisibilidad es lo mismo que pasa nuestro actual poeta, de manera ruda y notoria, a veces Omirbayev pecando de muy poco sutil, como con las carencias y anhelos económicos, que van en el protagonista desde un auto moderno hasta unos simples zapatos de vestir, pero que luce muy lógico pensarlo. No obstante el filme le ofrece dinero aunque supone vender su arte al poder adquisitivo. Suena un poco romántico en la presencia moderna pensar en el arte verdadero por sobre rechazar el dinero; pero luce noble también aunque quizá inocente, como cuando el protagonista se llega a inspirar en un niño pequeño, pensando en dejar principios y un legado honesto. En Makhamet todo es muy potente, muy claro y no necesita de mucho para contener una figura fuerte (aunque se extraña más info de su vida, bastante simplificada; yace actuada por la misma familia del presente). Éste lucha contra el colonialismo ruso desde el nacionalismo y lo autóctono; se enfrenta a una fuerza y violencia mucho mayor que la que ofrece su pueblo y él (al imperialismo ruso); lo suyo es un acto de valentía kamikaze. También se justifica que la única salida sea convertirse de guerrero nómade en poeta. El nuevo y último poeta busca emular y guarecerse en ésta legendaria existencia y suena justo aunque propio de otro tiempo, ese mismo que yace invadido por la tecnología, que no es mala aunque se le puede percibir algo así, pero en realidad como explica la apertura, la interesante conversación en la oficina, cada nuevo tiempo y cambio exige un nuevo tipo de poeta guerrero. Su lucha es una lucha de siempre. Ser poeta, un poeta auténtico, es una notoria lucha, contra diferentes enemigos. Los de hoy son la invisibilidad y otro hacer valer la ética y esencia contra la necesidad de dinero; también de cierta forma contra el poder. En un momento todos miran extasiados algo, el poeta se acerca a ver que es eso que los tiene atónitos y deslumbrados, y se trata de una despampanante y sexy bella mujer kasaja, desnuda en pose sugerente pero no vulgar y sólo vestida con tacos altos, bien justificada ésta "extravagancia" en la historia, como decir que la vida tiene también ésta clase de felicidad, incluso para un director poco conocido, que dígase de paso es uno de los admiradores literales de esa fémina bella. En otro momento se hace alusión a la debilidad, esa que maneja El poder del perro (2021), de Jane Campion, como ruptura de la imagen del western tradicional; aquí como parte de la esencia poética de nuestro héroe moderno kasajo (pero supone una debilidad en busca de soluciones). El filme tiene una parte muy ingeniosa, con un lugar de venta de celulares o televisores de última tecnología, algo muy identificable en la actualidad; hace sentir en el espacio la obra 1984 de Orwell, algo de sci-fi con ser poeta. Los subsidios también son sugeridos, la ayuda de un mecenas del arte flota como fantasma detrás de la noticia de un televisor. Es un filme bastante austero en todo sentido, pero exuda una honestidad y un discurso sólido; Omirbayev sabe usar el lenguaje audiovisual para trasmitir el propio pensamiento, aunque con pocos recursos. Le falta montón de cosas, pero aun así es indiscutible su valor. 

domingo, 27 de febrero de 2022

El sembrador de estrellas

Dirige el español Lois Patiño, es un corto de 25 minutos. Se ubica en Tokio, es un corto experimental. Se trabaja con las luces y la oscuridad literal de la ciudad. Tokio es una ciudad muy luminosa. Patiño manipula tanto las luces que hasta las vuelve un lienzo de dibujo, de pintura o diseño gráfico, es en mucho un juego con ordenador o de posproducción. Las luces parecen parte de una matemática digital; se difumina mucho lo concreto, se simplifica hasta lo esencial, incluso hacia lo indefinible. También posee un aire a sci-fi con sus luces de neón, sus paneles de publicidad luminosos y sus veloces trenes que parecen volar por rieles imaginarios o invisibles. Los edificios giran y se mezclan, hay un quehacer lúdico como parque de diversiones. Además 2 personas niponas -un hombre y una mujer, el hombre parece el maestro- conversan en voz en off; recurren a la literatura, pero sobre todo a la filosofía; lo que dicen se oye algo extraño, pero ese es el juego típico de lo que muchos llaman trascendencia y se gusta aplaudir, pero que agota un poco, extrañándose la inteligencia de la diafanidad, dentro del poder de lo real, de lo práctico, y recurrir menos a lo surreal. También se trata de fusionar lo místico con lo visual, pero pega más lo lúdico que ésta trascendencia, más allá del imperativo usual del cine arte. Es un corto visualmente notable, cómo se salta de lo grandilocuente a lo minimalista, cómo se reduce un edificio con muchos ascensores iluminados a meros puntitos que parecen estrellas. Las ventanas llenas de luz parecen convertirse en letras y movilizarse como tren infantil. Las pequeñas embarcaciones y un puente, el yacer rodeados de agua, todo dentro de la negra noche es esencial, onírico, un lugar que empieza a dejar de ser material lentamente hasta desaparecer, es convertir la ciudad en fantasía. 

viernes, 5 de noviembre de 2021

The First 54 Years: An Abbreviated Manual for Military Occupation

 


Éste es un filme incomodo, algo exigente de ver, de esos que poco se difunden, es un documental poco original si se quiere también, pero bastante competente, deja en claro su punto, lo que quiere hacer notar y hacer pensar. El filme del cineasta y filósofo judío Avi Mograbi analiza como Israel tenía -y tiene en otro ámbito- sojuzgada e invadida Palestina, en la zona de la Franja de Gaza especialmente. Es raro ver a un judío ir contra su país, más allá de lo coherente que sea (o idealista), pero puede tratarse de defender al débil e ir contra el abuso, la violencia además, la muerte de paso y el continuo estado de tensión y guerra entre dos países que comparten territorio. Pero donde uno más poderoso hace lo que quiere con el otro, aun cuando Palestina es un hueso duro de roer, están llenos de dignidad y valentía y se defienden con fuerza, también propiciando violencia y muerte, aunque en menor medida, propio de que su poder es bastante inferior, es ahí que Israel teje y desteje más acciones. Lo que muestra el filme son 54 años de invasión y dominio de Palestina por Israel. Palestina es empujada a defender su territorio, y esto hace que aparezcan terroristas también. Así como todo israelí es un militar en potencia, la mayoría debe servir, antes de los 40, cuentan con todos, los palestinos simplemente se vuelven violentos, ser o no ser terrorista es lo de menos, es defenderse ante todo, hay mucho odio sembrado ahí. Mograbi sale intelectualizando el tema, simplemente sentado en una sala fumando y hablando directamente, pero con suma inteligencia, aunque le pone algo de ironía, que es lo de menos, la cosa va en serio. Su defensa puede ser vista como unilateral y polémica, pero sin duda tiene mucho de realidad y verdad, además muestra archivos, imágenes donde exhibe lo que se está hablando y son hechos que denotan autenticidad. El filme consta de entrevistas, ex soldados israelíes cuentan lo que han hecho en la Franja de Gaza, hay gente de diferentes décadas. Las  voces recolectadas son unánimes, Israel despliega fuerza, violencia y abuso sobre los palestinos. Se hace énfasis en el uso de palos de madera con los que se golpea hasta a niños de 8 años que son los que suelen tirar piedras a los soldados. Estos soldados israelíes deben dar el ejemplo frente a otros, temen la insurgencia, mostrar debilidad y no demoran en golpear a quienes los reten. Por el final la cosa se pone escabrosa, fea, las entrevistas se convierten en anónimas, se habla de asesinatos mandados y de arrasar con zonas de habitantes palestinos, destruirles las casas para borrar huellas, esto son solo 20 minutos, el resto es un análisis sesudo de como cree Mograbi piensa y se articula el ejército israelí en las zonas de conflicto con los palestinos. Todo es por defender a los colonos judíos y querer arrebatarles el territorio y botarlos del lugar a los palestinos. Éste deseo lleva a la policía de inteligencia israelí a hacer planes para humillar y destruir a su enemigos, a los palestinos; se ve hasta que por nada se meten en casas y despiertan y revisan hasta a los niños que miran sorprendidos. Los soldados israelíes comparten haberse llevado por su juventud, la extrema libertad de acción, el miedo a represalias ajenas a sus compatriotas y un nacionalismo exacerbado, todos han practicado algún tipo de abuso, violencia, incluso hasta intimidar a mujeres mayores como se ve en una fotografía emblemática. A la mayoría de soldados judíos que son entrevistados y dan sus confesiones de su servicio militar se les percibe cierto mea culpa, aunque minimizan su accionar deleznable por el orden de cierta guerra y de algo superior, una estructura ideológica con tentáculos en agentes especiales liderando un colectivo medio autómata, concientizado. Pero todos estos soldados declarando -que son muchos y están de principio a fin en el documental-  sienten que han sido los malos de la película, aunque mayormente aparecen tranquilos, solo uno que otro está nervioso o avergonzado. El filme maneja tres frentes, a Mograbi analizando como guía intelectual y reflexivo todo el panorama, punto por punto; a los soldados contando sus memorias, el trato que daban a los palestinos, la mayoría de soldados no son muy viejos; y con ellos imágenes de archivo de primera mano muy precisos y algunos soportes visuales explicativos como mapas. Es un filme que te dará mucha información, pero puede que alguien muy entendido no lo halle demasiado revelador, aunque oír las voces directas de los tantos soldados judíos es de suma relevancia, de que muchos no están de acuerdo con lo que viene haciendo su país. Mograbi es enfático, su análisis pone toda la carne en el asador, no le tiembla la mano para decir lo que piensa, aun yendo contra su nación. 

sábado, 23 de octubre de 2021

Wheel of fortune and fantasy


Se tratan de 3 historias, dirigidas por el japonés Ryusuke Hamaguchi, presentadas en el festival de Berlín 2021 y ganadora del segundo lugar de la competencia principal. Son cuentos donde se habla muchísimo, pero de manera inteligente, atinada y empática. Es una película de tremenda austeridad, pero de buena factura y audaz por conseguir nivel con tan poco. Medio que se siente como propio de una telenovela sofisticada, aunque, claro, todo drama o problemática vivencial es también un poco telenovela. En la primera historia una chica moderna teje y desteja la madeja del amor con un prometido -que bascula de ex- sojuzgado por su atractivo y personalidad, lo manipula a su antojo, hasta que se hace el harakiri -con su infaltable melodrama- y le hace ver la realidad, prácticamente lo golpea con un maso, ya que la mujer además argumenta muy bien. Finalmente llega la humillación, inclusive autoinducida, pero curiosa y difícilmente todos quedan felices. Es un filme que toca mucho la sexualidad, muestra apertura mental y bastante modernidad, sin mostrar nada de nada explícito, todo son palabras, en medio de escenarios sencillos, y solo tomas necesarias. Los rostros a veces miran enfrente pero están como perdidos en sus sueños. El segundo relato es sobre una venganza, un chiquillo arruinado por su profesor le pide a su bella amante, una mujer mayor que él, que seduzca al profesor y le tienda una trampa. El profesor tal cual la mujer atractiva y difícil de la primera historia es otro as, muestra harta inteligencia -mediando un cierto porcentaje particular de inocencia- y seduce a la mujer intelectual y emocionalmente, por encima de lo sexual, de nuestra inevitable vulgaridad. La lectura del libro del maestro tiene un toque erótico (y es extensa). Pero el profesor es de otro planeta. El filme tiene un giro inesperado, un poco de ironía cruel. Como reza el título hace hincapié el azar y la fortuna. Es un juego donde uno no sabe quien va a ganar y el mal y el bien se confunden o se diluyen. El tercer cuento requiere de la fantasía, dos mujeres se encuentran en la calle y se hacen pasar por la historia inconclusa y/o existencial de la otra, produciendo un encuentro terapéutico y buena onda. Es llenar el hueco y paliar la derrota, mediante el poder de la palabra y la honestidad, ponerse en los zapatos ajenos. Son historias intimas, donde la gente se sincera y sana de alguna manera, aunque también hay historias inconclusas, pero con final elíptico, de lo cual podemos ver e imaginar que vendrá, algún tipo de satisfacción se vislumbra. Quizá sucede todo demasiado poéticamente o de forma perfecta, pero se trata de una película también. Aunque ésta propuesta se siente nipona también ostenta muy buena universalidad -ayudan escenarios neutrales si se quiere-, un halo muy humano, con su inteligencia y con su sofisticación, pero también con claridad y fuerza, con la ruptura hiper analizada y la reconciliación con uno mismo de la mano, aun en lo fantasma o en la fantasía. También se cuecen segundas venganzas y picardía. Hay su buena sensibilidad además. 

lunes, 29 de marzo de 2021

Never rarely sometimes always

 


Ésta película es el viaje de una chica para hacerse un aborto en New York desde un pueblito de Pensilvania. Pero lo que habla en realidad ésta película de la americana Eliza Hittman es del continuo abuso masculino y el estigma de ser llamada puta por ejercer nuestra sexualidad; también de la incomodidad y peligro de ser todo el tiempo sexualizada y tratada como objeto de deseo, aun cuando la protagonista, Autumn (Sidney Flanigan), es una chiquilla, y no es alguien que busque ser sensual o erótica. El filme tiene tremendo arranque, apertura; sale Autumn, a lo abejita de Blind Melon, en un concurso de actuaciones del colegio, sale cantando; su canción menciona directamente un amor abusivo, a un novio que obliga a hacer cosas que no quiere a su pareja, un amor aprovechado y otro sumiso. Más adelante cuando se explica la razón del título, en un método de psicología, se menciona sin señalar a la persona exacta sobre alguien que gusta de maltratar hasta físicamente a una mujer. La apertura de éstas emociones conlleva una hermosa escena de cine, con suma delicadeza y precisión. En otro momento un chiquillo hace gestos obscenos a Autumn, busca humillarla de puta. Así van apareciendo muchos momentos donde la mujer es acosada, sexualizada, maltratada. Incluso lo que parece un simple flirteo o seducción tiene indicios de aprovechamiento y cierto maltrato, producto de la vulnerabilidad de la mujer y de las circunstancias. Autumn viaja a New York con su prima, Skylar (Talia Ryder); Skylar la apoya en todo el viaje y sus coyunturales difíciles emociones. El aborto es visto como un derecho femenino, en ello se ve mucha modernidad y naturalidad, aun cuando Autumn tiene un embarazo avanzado que la obliga a un método más complejo. El filme pasa por todos los momentos de rigor, los exámenes y pruebas, los trámites y entrevistas, es muy notable en esto, aun cuando puede pasar por formalismo como cine. Solo en un momento se ve a la iglesia incomodando, pero como algo sutil digamos, no algo lacrimógeno o exigente. Es un filme propio del año 2020, muy actual, que refleja perfectamente la época, las luchas femeninas tan en boga hoy en día, sin machacar, proponer violencia ni dividir, sino en pos de plena justicia. Fue merecedor del Gran Premio del Jurado en la Berlinale 2020. Es una obra realmente notable. 

miércoles, 24 de marzo de 2021

Synonymes

 


Ganadora del oso de oro 2019. La dirige el israelí Nadav Lapid. Es una película que tiene una esencia homosexual por su recorrido, aun cuando el protagonista, Yoav, se siente atraído por mujeres, pero aunque no consuma sexo gay se le percibe atraído por otros tipos también. Hay una escena gay donde por dinero lo conducen a hacer movimientos de excitación para un video, que el protagonista acata dócil, aunque existe presión a su alrededor. Normalmente esto pasaría por algo sórdido, necesidad de hacer cosas desagradables por dinero, pero ese ámbito sórdido se percibe muy secundario. El filme intenta ser intrépido, se plasma en la cinefilia hardcore, hay desnudos masculinos frontales, su narrativa es de espíritu espontáneo, es un recorrido cargado de ocurrencia y personalidad. No es un gran filme definitivamente, pero tampoco es malo, tiene su curiosidad y originalidad. Tiene mucha comedia, pero esa de la que no es de muy fácil empatía, que pretende ser irreverente, sutil e inteligente a la la vez, pero no mucho logra ser efectiva, no produce demasiada complicidad, pero, claro, aquí, puede ser relativo. Es un filme que tiene a un protagonista que critica a Israel, a su país, que quiere desligarse de éste por otro país, Francia, que cree mejor para él, mejor en ideología y comportamiento. Hay hasta una declaración literal de como es la sociedad francesa, a esa vera. Por otra parte hay un personaje que es un israelí apasionado de su país, que es violento con quienes no comulgan ciegamente con éste. Yoav será amigo de éste personaje tan radical, sentirá cariño y atracción por él, aun cuando se pondrán a prueba mutuamente y en cierta manera son como el agua y el aceite. Con el amigo galo que le salva la vida, Emile, será un amor platónico, perfecto digamos, donde se proyectan esas amistades tan francesas. Es un filme afrancesado, pero también con su mezcla de origen, donde Israel siempre está ubicua. Es como uno arrastra el propio país a todas partes, ese que duele, fastidia y que también se ama con locura.

lunes, 9 de septiembre de 2019

La caja de música (Music Box)


Se han hecho muchos filmes sobre el Holocausto, hay muchos filmes muy buenos, y Costa-Gavras pertenece a ese grupo, con una película poderosa, interesante, ágil y entretenida. Un hombre de nacionalidad húngara (Armin Mueller-Stahl) nacionalizado americano es acusado de ser un nazi, un asesino, en su país de origen, le espera la perdida de la nacionalidad americana y la extradición, pero recurre a su hija, una prestigiosa abogada, Ann Talbot (Jessica Lange), asegurando que es inocente, que el que buscan es otro hombre. Ann tiene una imagen radicalmente distinta del hombre que piden por criminal de guerra, ama a su padre y éste la ama, tienen un fuerte vínculo. El hombre ha sido intachable en lo que recuerda su hija. Pero un juez acusador, Jack Burke (Frederic Forrest), está empecinado en llevar al padre de Ann, a  Mike Laszlo, a prisión. Está completamente seguro que es el hombre que buscan. En esto Costa Gavras fija su atención y su quehacer cinematográfico, en ésta dicotomía de un posible mismo sujeto, en un hombre que es un desgraciado, asesino frio y sumamente cruel, asesino de mujeres y de niños; y un hombre que es noble como padre y cariñoso como abuelo. Un hombre excepcional, gigantescamente perverso; y uno sencillo, pacífico, amable y común. Gavras propone mantener la duda hasta el final, pero manipulando varios indicios de culpabilidad –como con pequeñas semejanzas salidas de la actualidad-, contrastado siempre con la imagen que tiene Ann y su relación presente, que vamos viendo. Va sembrando ambigüedad y posibilidad, es un filme muy rico a esa vera. Mientras tanto uno piensa que duro debe ser descubrir a alguien tan amado como un tipo tan ruin, que terrible posibilidad, hay un interesante quehacer emocional. Ann, una espléndida Lange, va sintiendo la pegada de los descubrimientos de lo hecho por el nazi buscado, a través de un juicio, que nunca es pesado para el espectador. Ann es justa y moral, cree en la imagen de un padre noble. Pero el fiscal va sembrando la posibilidad de la hipocresía y maldad máxima en él. Armin Mueller-Stahl luce como un buen hombre, su cara muestra seguridad. No obstante siente también la pegada. El filme es muy astuto con los detalles, con éste tira y afloja continuo de culpabilidad. Al final saca un as bajo la manga, una audacia de cine comercial, pero un recurso muy eficiente y simpático como séptimo arte, aunque simple, por medio de una visita y un marco. El filme propone la culpabilidad en mayor parte, sin cerrar la imagen de una protagonista fuerte y su gran inteligencia para defender a su padre, con una Ann que es una idealista, una humanista, muy presente en las aguas húngaras de la perfidia. Madre e hija cariñosa; divorciada, pero con la sutil chance de retornar con el ex marido; mezcla que apoya la ambigüedad general, en éste justo merecedor del oso de oro de 1990.

viernes, 27 de julio de 2018

Las herederas


La película del paraguayo Marcelo Martinessi pudo pasar por la historia de dos hermanas mayores enfrentándose al mundo, más un descubrimiento sexual adulto, pero prefiere ser más original, más impredecible, y es en su lugar el relato de una pareja lésbica de mujeres mayores que se enfrentan al desgaste de su relación amorosa, sólo que una únicamente se da cuenta, la más pasiva y clásica femenina, la que anda en el hogar, la que depende de la otra, la del carácter fuerte, más masculino. Al mismo tiempo es la historia de la decadencia de una cierta aristocracia o burguesía paraguaya, desde el plano económico.

Una de las mujeres protagonistas, Chiquita (Margarita Irun), termina en la cárcel por fraude,  pero dentro se maneja con aplomo, a pesar de venir de una familia con dinero, no se intimida por el lugar bullicioso, vulgar y peligroso, con gente agresiva, loca y algunos extravagantes. La que sufre más el embate por paradójico que suene es la que yace afuera, Chela (Ana Brun), que no sabe cómo subsistir. Ya por entonces ambas se encuentran vendiendo las pertenencias de su casa, y se ve ese fastidio y pena silenciosa de ir perdiendo su opulencia, que llega hasta el extremo de que Chela empieza a hacer taxi.

La idea del empleo de taxista exclusiva proviene de una mujer amiga de Chela, una anciana llamada Pituca que va a jugar cartas con amigas de su edad y todas éstas se convierten en clientes en potencia. Pero la que más llama la atención es una mujer adulta, Angy (Ana Ivanova), que también asiste. Angy es una mujer sensual, muy femenina, que pronto genera ésta cierta originalidad narrativa, fomenta la tentación de una infidelidad lésbica.

Chela guarda mucho silencio, yace como intimidada por la seguridad de Angy que es la que toma la iniciativa. En ese trayecto de vender los muebles del hogar y relacionarse con Pituca y sus amigas en el taxi y una comedia suave con sus engreimientos y posición económica Chela duda en serle fiel a Chiquita que yace buscando salir legalmente de prisión. La infidelidad domina el filme por completo, sumido el contexto en la decadencia económica. De ahí el título de las herederas, el cambio generacional, los nuevos tiempos.

El filme tiene un aire clásico con Chela, que guarda mucho las formas, de esto que uno pensara que en lugar de lesbiana era una solterona, pero es el silencio en realidad la simple duda de cambiar a Chiquita por Angy tras varias décadas de estar juntas y una lealtad que le debe. Pero el desmoronamiento económico la tiene a punto de quebrarse. Es un filme con una protagonista que su pasividad se pone en juego en busca de la trasgresión, de buscar pensar más en ella, ser algo cruel también, aunque Chiquita luce muy fuerte.

Lo que es un lugar común es la representación burgués de las empleadas, las tienen por brutas, no trasmiten mucho, y hasta hablan de regalarle a una un desodorante. Esto es algo un poco fastidioso y no aporta mucho, es un recurso fácil además. Es mejor para conseguir el aire aristocrático esa elegancia que mantiene Ana Brun en todo momento, esa introversión, ese recato, hasta un estado infantil y de timidez, muy apropiado con el sobrenombre de muñeca dado por el padre, niña mimada, niña bonita. Brun ganó mejor actriz en el festival de Berlín, y es muy merecido, porque sostiene una cierta original ambigüedad en su manera de ser.

El filme al final parece plantear un robo de juventud, en todo sentido, de aire fresco, un llenado de intensidad, de vitalidad, como que al terminar una mala racha viene algo nuevo, una renovación, una nueva marcha, algo bueno, una nueva Paraguay también, creer en una nueva generación y es algo social y político, aunque la protagonista sea una mujer mayor, una representación simbólica del mismo país, expuesto con la chiquillada de escapar en el auto.

Cierto, dirán, tremendo rollo por una infidelidad –dicho como cine, porque el cine suele ser más radical, audaz, crudo o trasgresor que la vida misma producto siempre de buscar impactarnos, de impresionarnos, de hacernos vivir lo impensado, mil experiencias-, pero es también el arte de la delicadeza, también 30 años de pareja no es poca cosa, una herencia difícil de desprenderse, una fuga suena prácticamente inviable. El filme se mueve mediante una aproximación lésbica de sugerencia, sin contacto físico en pantalla, todo trabajado a través del personaje de Angy, la provocación abierta, con sus ademanes y confianzas. Es un cine arte latino que tiene ya su identidad atrás, bien y mal nos reconocemos en éste estilo.

lunes, 11 de junio de 2018

El salario del miedo (Le salaire de la peur)


Señor thriller perteneciente al francés Henri-Georges Clouzot, ganador de excepción del oso de oro –La Berlinale- y de la palma de oro –Cannes-. En un país latinoamericano no especificado gobierna una empresa de extracción de petróleo, la compañía americana Southern Oil Company, que es la mayor fuente de trabajo y de explotación del lugar. Muchos pobladores mueren producto de las extracciones. Es una tierra de nadie donde la policía está comprada y donde no hay trabajo. El mensaje suena antiamericano. Dice una línea, donde hay petróleo ahí están siempre los americanos –aludiendo aves de rapiña-. Por esta razón estuvo recortada por partes en su exhibición en EE.UU., pero en la actualidad tranquilamente se ve completa.

El salario del miedo (1953) tiene una gran representación de cada uno de sus personajes, en los 4 seleccionados para una misión suicida, una misión muy peligrosa. A cambio de 2 mil dólares que para entonces era una suma astronómica estos hombres deben transportar en camiones bidones de nitroglicerina, cuando al menor movimiento esto puede explotar. Deben llevarlos por carreteras descuidadas, en mal estado. La pericia de los camioneros se pone en la más difícil práctica, creando un filme de mucho suspenso, emocionante. El trayecto está lleno de pruebas a su ingenio, a su sobrevivencia. Todo expuesto de manera realista.

Uno se encariña con los personajes, que son hombres duros, sufridos, solitarios y con pasados oscuros algunos, aunque no tan gentiles, como Mario (Yves Montand), el personaje principal, que maltrata -aunque sea rastrera- a una mujer que está enamorada de él (Véra Clouzot). Éste personaje femenino hace aguas por todas partes, parece forzado. Impone un dramatismo innecesario, no posee gran línea argumental. Véra Clouzot era la esposa del director, puede haberla colocado más por su parentesco, aunque en Les diaboliques (1955) está perfecta.

De los 4 protagonistas tenemos aparte del corso Mario, quien es el galán macho man, aunque tiene sus ademanes engreídos, al italiano Luigi (Folco Lulli), un hombre robusto algo sobrado que sufre de los pulmones y debe abandonar el trabajo y el pueblo, en un filme que abre enseñando el territorio con un niño desnudo de las piernas jugando con cucarachas en un charco. Otro es Jo (Charles Vanel), también corso, un ex gángster, muy próximo a Mario. Entre Jo y Luigi hay una gran escena de reto, de esas míticas del séptimo arte. El cuarto es el alemán Bimba (Peter van Eyck) que es un tipo que ha sufrido el nazismo y tiene un espíritu kamikaze.

Ésta película no es como una de Hollywood donde nadie suele morir así nomás cuando se es principal, por lo tanto no hay que encariñarse mucho con los protagonistas porque ésta película europea no escatima nada por su imaginación. Esto puede sonar algo medio recriminable, porque cada muerte duele, pero también tiene un trabajo escénico poderoso, en especial el del espacio lleno de líquido de camión que es otra de las grandes escenas del filme. Ésta propuesta está cargada de novedades y algún pequeño misterio.

miércoles, 28 de febrero de 2018

On body and soul


La ganadora del oso de oro 2017 es una película romántica de cine arte, pero próxima al público, y en la dosis precisa de sensibilidad. El jefe a cargo de un matadero, Endre (Géza Morcsányi), queda prendado de una nueva trabajadora, de una inspectora de calidad, Mária (Alexandra Borbély). Endre tiene un brazo tullido y es un hombre ya de cierta edad, mientras Mária sufre del síndrome de Asperger, ambos se corresponden, sólo que ella dificulta la situación por sus deficiencias sociales, y él es un tipo algo solitario, esto puede sonar algo cursi o falto de naturalidad, pero la directora húngara Ildikó Enyedi sale a flote con sus protagonistas, porque en otros momentos evita el sentimentalismo, aunque lo tiene, como en el intento de suicidio, pero en general es una película sensible en una medida equilibrada.

Lo extravagante del filme es que ambos yacen conectados de forma sobrenatural, ambos sueñan con ser ciervos en sus sueños y que se encuentran a cada rato y se muestran afecto. En la película esto no se nota tan arbitrario, producto de que hay un llamado del alma gemela en todo el conjunto, de eso va el filme. El resto es la falta de comunicación fluida entre ellos, los continuos baches sociales, incluidas anormalidades, pero que también remiten a lo romántico y poético, en el hecho de perseverar hasta consumar y formar su relación, en demostrar que el amor lo puede todo, ya que son almas gemelas, como sus sueños lo indican.

El filme tiene sentido en colocarse en un matadero como contexto, porque le quita ñoñería a toda la propuesta, y remite a una frialdad y humanidad en pugna, también propia del autismo, creando una simbolización general, y que hacen del filme uno más digerible, aunque les pueda parecer lo contrario a los más convencionales amantes de las historias de amor. A pesar de esto el filme es de tipo amable y para un público grande, no es un filme difícil, es muy coherente y tiene una historia muy empática.

La enfermedad hace que todo sea simpático a la vista, a la vez que especial, entre comillas. Los sucesos hacen uso de cierta creatividad, como el hurto de drogas para excitar la copulación, aunque quede en simple anécdota, salvo crear algo de juego con la psicóloga. El filme aporta más en que Mária tenga que aprender la interrelación habitual de todo romance, con actos pequeños como tener un teléfono o escoger una canción, hasta entender cómo es el acto sexual, a través del terapista infantil a películas pornográficas. Pero también adolece de mayores sorpresas, quedándose mucho en un filme amable, aunque con su encanto.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Casa Roshell

Un grupo de travestis se guarecen en esta casa, aquí son enteramente libres del escrutinio público, del rechazo, de la contención, les enseñan a ser mujeres, y muchos visitantes del lugar los ven así, como otro prototipo de mujer. Pueden contar historias, cambiarse el nombre, hacerse seducir, mostrar engreimiento, inventar un disfraz. Por esa noche que se hallan en el lugar son como parte de una película dirigidas al placer de ellas. Es lo mismo que hace la directora chilena Camila José Donoso en su segunda película, ahora en solitario, embelesada con su tipo de vida e idiosincrasia. Entabla una comunicación con los transexuales, donde abren su mundo al espectador, no sólo sus frustraciones y miedos, también sus fantasías.

Roshell Terranova es la dueña del lugar, una pionera de estos nightclubs gays en México (tiene 51 años), señora de una guarida y escuela, una respetada casa de diversiones para cortejar y acostarse con los travestis, llevarlos a un cuarto oscuro al que no llegaremos a entrar. Hay que recordar que se busca en una medida lo estético y cuidado, lo simpático, no lo vulgar. No obstante no sin veracidad y autenticidad. La casa no es muy fastuosa, yace más oscurecida en sus detalles, vemos sobre todo rincones, espacios reducidos. Sin embargo antes de ir al cuarto oscuro fingen ser seductoras y provocativas damas en algún lugar exótico en medio del planteamiento de un romance pasajero. No falta un halo de irrealidad, de adaptación imaginaria, pero al mismo tiempo de convencimiento. Los invitados o clientes hacen de caballeros, algunos se consideran aun heterosexuales, aclaran que tan solo están tras distinto tipo de mujer, de otra forma de belleza y feminidad; otros son más llanos y realistas, se confiesan bisexuales.

Vemos pocos hombres en el lugar, algunos clientes también son en otros lados travestis o tienen doble vida. El filme muestra el hábitat, su lugar de confort, Roshell es como una maestra, en sí el lugar es un espacio de aprendizaje, de aceptación, de ilusión, de creación. Pasar de la T a la X. Es dejar atrás con trucos el cuerpo masculino para convertirse en la fantasía e ilusión de ser mujeres. Muchos travestis son poco agraciados a la vista, son los tímidos, tienen una vida afuera que los intimida, o esa es una de las historias tipo de la casa, quizá simplemente interpretada para la cámara. Roshell y su séquito enseñan seguridad, a sacar de adentro de ellos belleza. Al inicio del filme vemos toda la operación física, el largo trabajo de pasar de hombre a mujer. Maquillaje, peluca, vestuario, fajas, zapatos altos, adornos, etc. El rostro duro, rudo y áspero pronto se torna en la gran sonrisa, los mimos, los gestos exagerados femeninos y la coquetería. La casa Roshell propone adoctrinamiento político, talleres de personalidad, aderezado con comedia, un decálogo dentro de un stand up comedy, y musicales con playback, además. Casa Roshell fue parte de la sección Forum, del festival de cine de Berlín 2017.

martes, 6 de diciembre de 2016

Las plantas

Ésta película chilena y debut de Roberto Doveris es una obra rara, a un punto; no es de las más amables para empezar, sino más bien puede generar disgusto en su explicites sexual y como coming of age desenfadado, por lo que por obvias razones tuvo cierta polémica en su país, y no le faltaron los ataques. Sin embargo más tarde mereció 2 premios en el festival de Berlín 2016. La propuesta invoca el despertar sexual de una chica de 17 años que no es muy típica; ésta figura es propia de la siempre buscada originalidad del cine, de perpetrar personajes extravagantes, especiales, y en ello pueden hasta ser incómodos (de ahí puede o no que tenga un logro y audacia), aunque no es la costumbre.

Florencia (la cantante argentina Violeta Castillo) contacta por internet a muchachos que quieren tener relaciones sexuales casuales, pero una vez que llegan a buscarla ella los manipula y juega con su deseo sexual, los obliga a masturbarse y en segundo plano tan solo los observa, no quiere contacto, solo es una experimentación y curiosidad. Los hombres, desde luego, se enfadan, se sienten defraudados y ansiosos. Una decepción produce que haya una gran escena cargada de tensión, de cómo va a terminar; uno de los encuentros se convierte en el juego del gato y el ratón. En esos momentos el filme se posa sobre el poder de seducción de la mujer, en el control por sobre los hombres (en un arranque feminista que termina en frustración y en ortodoxia), y en la responsabilidad y peligro de llevar ese deseo con una, aunque desde un caso extremo.

Florencia señala a todos los de su edad un cierto aspecto friki general, lo cree por antonomasia en la juventud, lo cual puede sentirse como disonante en el concepto del cine latinoamericano, más propio de la modernidad norteamericana. El problema de adaptación de Florencia, aun cuando está llena de amigos, es que su rareza proviene de tener a un hermano en estado vegetal y tener que cuidar de él. Ella es parte de una familia muy golpeada. Florencia impredecible –también hace cosplay y se anima a hacer coreografías singulares a ese respecto- toma al hermano por un maniquí y lo manipula como le viene en gana. No es que no lo quiera, sino que le da vida con su irreverencia, lo hace por un optimismo particular. Lo mismo pasa cuando lee un cómic de unas plantas fantásticas que hablan transversalmente de la vida del hermano, como dentro de un mundo alterno y secreto, de otro despertar, el que ve o quiere compartir Florencia (¿incesto?), una chica muy imaginativa y atrevida. El filme carece de cierta consistencia, parece que algo está aquí y allá sin mayor motivo; contiene momentos dispersos y llamativos, a propósito quizá, como estilo y lugar común de cine arte. Gira en base a tres elementos centrales, el cómic (la cultura pop), la sexualidad y lo vegetativo/la enfermedad (como ella pasmada frente al vidrio de la puerta), donde se triplica una experiencia, la de las plantas que desbordan sexualidad. Suena interesante como concepto, pero que queda en un filme regular solamente. 

martes, 5 de julio de 2016

Depth Two (Dubina dva)

El serbio Ognjen Glavonic hace un cine de denuncia sobre la masacre de civiles albaneses durante la guerra de Kosovo, crimen que no ha sufrido todo el peso de la ley, habiendo impunidad, no se ha señalado a los perpetradores directos, en donde se encuentra la policía y el ejército, más allá de atribuirle en general la culpabilidad a la directriz intelectual del presidente serbio Slobodan Milosević, el que trató de esconder/desechar cualquier indicio del hallazgo de éstas fosas comunes, viendo que las fosas de las que relata el documental se hallaron en suburbios de Belgrado.

El filme, que estuvo en la sección forum, la sección avant-garde, experimental, política, del festival de Berlín 2016, parte del hallazgo de un camión frigorífico hundido con restos de cadáveres en el río Danubio, en el paso a Rumania, donde la propuesta tiene la (en parte obvia) particularidad, siendo un retrato 17 años después de este suceso, habiéndose intentado borrar toda huella, de ilustrarnos con las imágenes de los lugares de los hechos, pero sin mostrar seres humanos alrededor, solo puro paisaje, carreteras, lugares abandonados o desérticos, siguiendo el paso de estos lugares como en una road movie guiada por una cámara subjetiva, como panorámica, la de un solo puño que sigue lo fantasmal, una humanidad clamando por justicia y recordación, visualizándolo en una calma que con las voces en off –a veces distorsionada, para su no identificación- de víctimas, victimarios e implicados secundarios se convierte en la de una atmósfera extraña, perturbadora, mortuaria, producto de unos relatos detallistas de inhumanidad, que se mezclan con la frialdad paisajística, algunos ratos paradójicamente bella, en manos incluso de gente que los albaneses conocían, como señala una sobreviviente. En el que es un documental completo, a su modo, o mejor dicho, una investigación pormenorizada, con narradores a flor de piel. Una labor a todas luces encomiable, que tiene un desenlace simbólico en unas plantas o raíces que empiezan a crecer. En un especie de optimismo en el mañana.