jueves, 21 de diciembre de 2023

Unrest (Unrueh)

La protagonista, Josephine, dice que ella se encarga de poner en funcionamiento la unrest wheel fitter, las ruedas giratorias del mecanismo de un reloj, en una fábrica de relojes, ubicada en un valle dentro del cantón de Berna, en Suiza, en el siglo XIX, siendo muy famosos los relojes suizos, su clásica celebrada precisión. Ésta es la segunda película del suizo Cyril Schaublin, película ganadora de mejor director en la sección Encounters de la Berlinale 2022, y el premio fipresci en la Viennale 2022. Éste filme casi no tiene trama, versa sobre el funcionamiento de los relojes que vemos armar y poner a funcionar múltiples veces como sólo el cine puede hacerlo, con un detallismo y escenificación milimétrico, dando el privilegio de ver como se trabaja con estos desde un lugar bastante interesante para el tema, pero a esto se le suma un quehacer político que va tras el anarquismo y lo histórico en relación importante, aunque no demasiado conocida fuera de Europa, de Suiza. Éste anarquismo vemos que es cercano al socialismo, y se ve en conflicto contra la llamada burguesía y el poder de su tiempo, representado por la municipalidad y el cobro de impuestos, con los que era fácil someter a la gente humilde o la clase obrera, trabajadora, el mundo de Josephine, si bien ella es muy dócil, tan solo se siente atraída por las historias (recurrentes) de los anarquistas que aquí son vistos con curiosidad, como también como parte de cierta extravagancia, y algunos como héroes aunque lejanos a uno. En esos relatos conoceremos a Pyotr, un geógrafo y cartógrafo de origen ruso, que se relacionara con Josephine, si bien todo es mínimo, como ese final harto sutil del reloj colgando en las plantas y es que los relojes finalmente son lo más importante, inmersos en una obra revestida de una lectura política que recorre toda la propuesta. Los enfrentamientos son delicados, elegantes, al tiempo de potentes. El asunto queda bastante expuesto, aun no existiendo mucha acción. Es un filme notoriamente arty, seco y austero, con tomas particulares, como mirar y oír habla de lejos, o ver gente pequeñita lateral dentro de un enorme paisaje. En su aspecto histórico, más allá de una recreación pormenorizada de la época, tenemos la conmemoración de una fecha importante para el nacimiento de la actual Suiza, la batalla de Morat, donde se incluye una fiesta tradicional y una votación electoral. Hay muchos momentos donde se puede observar la fricción entre el anarquismo y el poder, sin llegar a mayores, todo entendible pero también con su cuota elíptica. Se palpa una cierta opresión hacia la clase trabajadora, pero también se ve la belleza de producir algo tan fantástico como un reloj suizo, ver componentes tan pequeños perfectamente ensamblados, con mucha gente destinada a hacer algo muy específico, dentro de un trabajo que habla de comunidad. Se puede pensar el movimiento de las piezas de un reloj como el funcionamiento o la naturaleza de un pueblo. Es una propuesta llena de detalles como la foto que señala un crimen pasional e interracial y luego ver llegar el castigo del colonialismo (frente a la mujer del deseo). Algo simpático es que la productora de Schaublin se llama en honor a una novela del también suizo e interesante escritor Robert Walser y con ésta productora el presente director ha hecho todos sus trabajos.