jueves, 28 de septiembre de 2023

Musik

Musik (2023), de la alemana Angela Schanelec es un musical, hay 6 canciones -cantadas o tocadas por los protagonistas-, algunas cortas, que aparecen tras primero exponer o introducirnos en su relato, tras una media hora sin ser musical, pero luego la música refleja plenamente las emociones de sus personajes, sufrimiento, melancolía, enfrentamiento dramático, resiliencia, optimismo. Pero centralmente su historia es una tragedia griega, pero como muchos dirían, igual que la vida misma. El filme se propone bastante arty, maneja mucha morosidad en su desarrollo. También hay una parte más pequeña que hace de complemento conjunto, todo alrededor del accidente y la pérdida en general, un anexo que juega a pensar la obra total bajo 2 acontecimientos parecidos que hacen que la película tome un matiz más complejo y algo críptico. Linealmente la trama va de la mano con un chico adoptado al quedar solo en una isla griega y quien, de muchacho, al ser seducido por alguien, lo rechaza y mata accidentalmente, terminando en la cárcel. Ese joven lo interpreta el galo Aliocha Schneider -de 30 años en la vida real- que hace un buen papel de alguien que llegará a cierta edad media de madurez. Lo acompaña como protagonista y asunto sentimental Agathe Bonitzer, como Iro, una chica depresiva. El filme se mueve por la cotidianidad familiar y juvenil griega, y se complementa con Berlín. Presenciamos la playa y el lago, lo paradisiaco como lugar de caos y resurrección. Es una propuesta que intenta ser poética, de notoria sensibilidad, aun cuando sus formas crean cierta distancia, como quien quiere proximidad y al mismo tiempo no te hace el trabajo tan fácil, quizá temiendo caer en lo cursi o flojo. Musik, como buena tragedia griega desde el aparato del cine, logra conmover y trasmitir emociones. Es una película que tiene un cierto planteamiento faulkneriano, como si tuviéramos un cortometraje independiente en el interior de un largometraje y ambos se retroalimentaran mutuamente, con cosas en común, vasos comunicantes, aparentando (sin serlo del todo) ser una sola pieza, hablando uno con el otro desde cierta independencia a la vez que bajo semejante temática y esencia. Tal cual si avistáramos un suceso y éste suceso ajeno, "extraño", éste impacto, nos haga pensar en nuestra propia tragedia, como un fuerte golpe que une tres muertes de un tiro y un cierto estado de culpa general, una sincronización de pérdida casual y difícil autoperdón para quedarnos finalmente -frente a la gran toma de la cámara filmando desde la otra orilla- similar a experimentar el sentir de El viaje de los comediantes (1975), desde el más común de los ciudadanos. 

domingo, 24 de septiembre de 2023

Return from the Ashes y Phoenix

Estos 2 filmes adaptan la célebre novela del francés Hubert Monteilhet del título británico Return from the ashes. Lo interesante de ver estos 2 filmes es que el alemán Christian Petzold y el inglés J. Lee Thompson han hecho 2 películas muy distintas con el mismo material original. La hazaña más es para Petzold quien ha plasmado un filme más arty, menos convencional, en comparación a Lee Thompson que ha conseguido construir una buena película pero que a ratos es tan sencilla que roza la realidad más fácil de coger, hasta lo más simple, pero efectivo, muy real, imitando el thriller de Hitchcock que era muy copiado (o inspirador) por la época de Thompson, que hizo su película en 1965. Petzold es propio también de su época, con un cine bastante moderno, hecho el 2014. Thompson ha hecho un thriller bastante claro pero potente, a ratos demasiado inocente en su parte criminal, sin ser malo por ello, aunque de menor alcance creativo. Petzold en cambio se ha enfocado en la influencia nazi por sobre la traición de la población con el prójimo (o la contaminación y corrupción del pueblo alemán, no obstante no de toda la población alemana), desde la persecución a los judíos durante la segunda guerra mundial, aunque lo de Thompson de escoger a un polaco como protagonista también es bastante sugerente. Petzold además trabaja muy bien el romance recurriendo a distintas gamas y matices confrontando situaciones y miradas, con las actuaciones de Nina Hoss y Ronald Zehrfeld. Hoss deslumbra y no solo se debe a sí misma, a su notorio talento, sino a Petzold que le ha dado grandes roles en 5 películas suyas partiendo de una sexta en televisión. Igualmente Petzold ha logrado trascender trabajando con el destacado cineasta experimental y compatriota Harun Farocki quien ha hecho 4 veces de guionista de Petzold siendo éste su último trabajo conjunto puesto que murió ese mismo año. Thompson maneja más personajes, como la joven hijastra que hace la hermosa y apetitosa Samantha Eggar como una chica un poquito desequilibrada o demasiado espontánea o excesivamente enamorada, de un seductor y aprovechado que hace un magistral Maximilian Schell, a diferencia del corpulento Zehrfeld que se le ve algo tosco y un algo cínico pero menos enriquecido en su perversidad que el polaco y ajedrecista Pilgrin (Schell). Curiosamente la seducción y dominio de la sensualidad proviene, sin caer en engreimientos o disfuerzos, de Pilgrin, y no de las féminas, aun con la semejante belleza y provocación de Eggar. Zehrfeld luce más ordinario, más pedestre, aunque bastante real. También en la de Thompson interviene, como especie de acto de consciencia, otro personaje en el amigo y socio del trabajo que yace enamorado de la protagonista, la Dra Mischa, una impresionante Ingrid Thulin; igualmente lo es en la suya Nina Hoss, con dos protagonistas en el mismo rol, pero distinta personalidad y algo distinta idiosincrasia, a través de 2 tipos distintos de malos acompañantes, pero con una Mischa que se sabe compradora del amor y una mujer mayor, mientras la contemporánea en edad Nelly (Hoss) está muy enamorada pero implica creer en el mismo amor, aun cuando está un poco cegada y con demasiada fe en el ser de sus pasiones. En Phoenix hay un personaje propio, la mejor amiga de Nelly, Lene (Nina Kunzendorf), quien cuida con tremenda devoción a Nelly, y puede que porque comparten ser judías y recientemente haber sufrido del nazismo, o puede que quizá halla un amor secreto de parte de Lene quien es el ángel guardián de Nelly. Es interesante ver que Petzold afronta con convicción el nazismo y el judaísmo, con bastante encumbramiento en general de lo judío por sobre lo alemán, por sobre su nacionalidad, si bien en un momento se entiende que aunque Nelly es judía se sentía más alemana, aunque su terrible situación le hace odiar naturalmente un poco lo alemán (como con aquella mención de la música), tras un nazismo de donde se salvo de milagro, al recibir un disparo en el rostro y creerla muerta, con media hora gloriosa donde en Phoenix se enfocan en esto hasta luego pasar Nelly a pensar en Johnny (Zehrfeld). Tanto Mischa como Nelly aman con locura y tratamos con el camino torturador producto de su elección. Ambos directores se mueven en el noir pero Petzold le suma poesía romántica. 

sábado, 23 de septiembre de 2023

Humanist Vampire Seeking Consenting Suicidal Person

Éste título tan extenso se desarrolla plenamente en la propuesta y ópera prima de la canadiense del lado francés Ariane Louis Seize. Es una película familiar de vampiros que recuerda al buen Tim Burton. La protagonista, Sasha (Sara Montpetit), una mezcla entre Morticia y Miércoles Adams es una chica que no quiere ser vampira, es decir, no quiere matar para comer. He ahí su dilema existencial. Louis Seize también ha mostrado mucha inteligencia puesto que el vampirismo está emparentando con ser mujer, madurar, habiendo muchas asociaciones audaces y al mismo tiempo bastante claras en ese sentido. Montpetit es muy carismática en su papel e imprime personalidad. Así mismo el filme retrata la etapa final escolar y la habitual lucha americana entre ser cool o freak; lo hace con un estilo suave, sin sobreexplotar el tema, como parte de que Sasha se incorpore a su esencia vampírica, como anhelan sus padres, especialmente la madre, viendo que el padre es como todos más engreidor. El filme tiene un aire cool y también cálido. Por otra parte tenemos a Paul (Félix Antoine Bénard), un muchacho que es visto como tonto e involucra la parte depresiva del asunto general, al punto de que no quiere vivir. Esto yace expuesto de manera light, como un clásico pensamiento inmaduro de la temprana edad, aun cuando Paul aunque yace mucho con una expresión de eterno sorprendido es alguien serio. Sasha es esa chica especial que viene a impresionar y revolucionar la vida del amable Paul. Hay una excelente escena donde Sasha acecha como vampira hambrienta a un solitario Paul que camina de noche y se siente perseguido. La escena termina siendo inocente, pero hace buen uso de los elementos del terror. Es una película que recurre a muy poca violencia. En la central, Sasha como en la sueca Déjame entrar (2008) tiene que intervenir para salvar (o empeorar) la situación. La escena no es tan fuerte, pero es importante. En la película los vampiros tienen su propia sociedad en el planeta. El filme la explica toda detalladamente con su cierto toque de humor. Aunque pretendiendo un poquito más de ritmo ésta luce como la película que quiso hacer Gus van Sant con Restless (2011). 

martes, 19 de septiembre de 2023

El Conde

El Conde (2023), del chileno Pablo Larraín, es una sátira, una comedia de terror, sobre pensar a Augusto Pinochet como un vampiro contado partiendo desde la revolución francesa de donde el por entonces joven célebre dictador juró hacerse cargo de los revolucionarios y socialistas del mundo, como una cuenta que saldar incluso frente a su propio miedo. Pablo Larraín escribe el guion junto con su compatriota Guillermo Calderón, con quien es la cuarta vez que trabaja así en una película suya. Ellos pegan muy bien una historia de terror con revisar la historia e idiosincrasia de Pinochet, de cara a su mandato (que empezó tras el golpe de estado de 1973), al que se le acusa muy claramente de haber sido corrupto. Se dice que Pinochet durante su gobierno se enriqueció de la mano de empresarios nacionales. Se manifiesta que Pinochet aprendió a ser ladrón de la mano de los empresarios. En el centro o parte media del filme se vuelve muy explícito el análisis del gobierno de Pinochet, expuesto a grandes rasgos. Así mismo queda claro con la visita de los hijos de mediana edad de Pinochet, aparecen cinco, que estos dependen de la fortuna de su padre y van justamente en busca de que les entregue dinero; ésta es la crítica más endeble del conjunto, no obstante la película maneja cierto trazo grueso, en su humor negro, en especial con esto en que reincide, a través de rostros conocidos como el de Amparo Noguera y Antonia Zegers. Pero el filme es uno bueno, como terror (sin serlo del todo). En ello entra a tallar la visita de una monja exorcista, camuflada como una abogada y periodista, bajo una muy buena interpretación de Paula Luchsinger, que tiene un lado, sensual y aventurero, y otro, irónico y de denuncia. Pinochet dado por muerto está escondido en una isla, escondido algo parecido a El Club (2015). El filme tiene una potente, y un poco misteriosa, voz en off en inglés (puesto que implica personalidad propia) que acompaña en la mayoría de la trama, y que luego participa (se descubre) directamente y trascendental en la misma historia. Su inclusión es afín a lo histórico que hasta llega a sustentar su inclusión, que se mezcla como todo plenamente, con la fantasía vampírica agregando audacia autoral. Ésta propuesta gana mucho cuando uno la percibe como cine mudo, a lo Vampyr (1932), en ese sugerente blanco y negro que lo contiene, cuando lo visual toma la posta casi por completo, viendo que el idioma español chileno aporta el costumbrismo que también tiene lo suyo y genera la consabida identidad general. Visualmente la propuesta deslumbra, seduce, aunque hay mucha oscuridad por estética. El Pinochet que interpreta Jaime Vadell en el mundo que inventa Larraín está bastante logrado, con sus enormes corazones licuados como batidos proteicos. Alfredo Castro también está excelente como el mayordomo representando al aparato paramilitar o asesino del régimen. El personaje de Alfredo Castro, nunca mejor explotado por otro director que Larraín, sintetiza muchas ideas de los ajusticiamientos extrajudiciales a los que se les achaca a Pinochet, quien menciona ligero también gustar de matar y no solo dar las ordenes al respecto, pero que como líder máximo no era su lugar práctico. Curiosamente se entiende que Pinochet no era el único gestor del modo de comportarse de su gobierno sino atañía a muchos a su alrededor; por momentos parece que Pinochet se dejó llevar también por su entorno, aun cuando queda dicho que él tenía una especie de misión epifánica en su vida, deshacerse de los socialistas, de los revolucionarios. Las razones de que el país escogido sea Chile también se explican, con ironía. Como historia en sí, como cuento, es sencillo, pero competente, sobre todo visualmente, es tremendo deleite ver a Pinochet como un vampiro, o ver volar, jugar en el aire, a la monja guapa, que se permite también ser perversa y un poquito erótica. No es un filme muy gracioso, o es más de risa inteligente; su critica es flagrante, aunque éste Pinochet no se deja odiar del todo. Él mismo responde no tener al demonio dentro, sino sugerir más bien estar (y/o haber estado) más cuerdo que cualquiera, pero es bastante sólido como el vampiro que sale de la mente de Larraín y Calderón. Vadell se presta para muchos registros de la personalidad del dictador, aun cuando no lleva remordimientos, estila mucha naturalidad y relajo, trasmite mucha tranquilidad, incluso cuando puede ser torpe o un algo patético. Es una película que proyecta mucho en un mismo lugar, con pocos elementos, o solo algunos personajes. Jaime Vadell tiene en la vida real 87 años y ha hecho un gran personaje. La evolución de retroceder el envejecimiento, en su performance, está tratada con mucho ingenio y con especial cuidado, si bien el personaje al que asistimos en toda la trama es el de un vampiro viejo y en ese mismo lugar se ha creado una distinción como cine de terror. Atendemos a un compendio de un cúmulo de sucesos pasados en la historia que marcó a Chile y al mismo tiempo todo yace -aunque con algunas partes muy a la vista- dentro de una notable película de terror ligera, dentro de formas con cierto toque arty y a la vez subyugante visualidad, un regocijo para los sentidos. 

lunes, 11 de septiembre de 2023

El espejo de la bruja

El espejo de la bruja (1962) es la otra gran película de Chano Urueta, y una importante del cine mexicano de género. La bruja (1954) es una película imperfecta y propia de cine B, pero harto notable, quizá más apasionante que El espejo de la bruja, aun cuando ésta última es más redonda, más limpia, precisa de paso, pero algo menos original, si bien sintetiza bastante muchas ideas, ideas que recuerdan películas como Rebecca (1940), Los ojos sin rostro (1960) y Las manos de Orlac (1924), en ese mismo orden justamente, a lo que Urueta le pone personalidad mexicana y le sale muy bien. Lo de la mano viva asesina (o producto de la psiquis) es una gran idea de terror, incluso Luis Buñuel tuvo una al respecto al comienzo de su carrera, en los 40s. El escritor británico William Fryer Harvey en 1928 escribiría un cuento titulado La bestia de cinco dedos sobre el mismo tema. Urueta como quien saca un gran truco de debajo de la manga, uno más, hace lo suyo con su mano, viva por si sola, homicida. Pero yendo más atrás, un tipo ama a una mujer con locura, Eduardo (Armando Calvo), un destacado y adinerado doctor, pero se haya casado con otra. No obstante esto no le detendrá por conseguir, formalizar, el amor con Deborah (Rosita Arenas). Una mujer morirá y en el mismo hogar su madrina se descubrirá como una bruja (Isabela Corona) y con su espejo mágico traerá de la muerte a la difunta Elena (Dina de Marco). En adelante habrá un planteamiento de venganza con fantasmas mientras se dan robos de cadáveres al tiempo que hay un poco de noir. Eduardo es una persona terrible, pero ama en verdad a Deborah, el filme de Urueta conjuga la falta de escrúpulos (con la peor criminalidad) junto con el amor absoluto, la entrega ciega al amor. En un momento éste filme responde una pregunta que quedó sobrevolando en La bruja, un lugar mental que mortificaba a la protagonista y no creía viable, ¿se puede amar a una persona con una apariencia literal de un monstruo?, y la respuesta es que, cuando indagas profundamente en alguien -en su alma- y ésta te impresiona en conjunto, efectivamente el físico queda en segundo plano, dicho sin romanticismo. Deborah es una mujer hermosa, pero Eduardo ama por completo todo en ella, ve mucho más allá y es así que su amor se sostiene a toda costa. El "problema" es Elena, que aunque no es una mala mujer, Eduardo no sabe como deshacerse de ella. En realidad sabremos muy poco de como era, salvo por cierta melancolía inicial y extrema docilidad (hasta aceptar lo inaceptable de la persona que realmente ama). En un momento Elena le pregunta a Eduardo la razón de que le odia él tanto (la respuesta se llega a entender). También Deborah no parece una mala mujer, aunque se asume de amante primero, pero ambas se prestan para actos malos, una los genera medio pasivamente o sin prestar atención al mal que ocasiona, la otra termina como la representación de la furia. Eduardo es bastante educado y eso oculta un poco su perversidad, pero es finalmente un mad doctor. A grandes rasgos el conflicto es producto de la correspondencia afectiva hacia un hombre. El guion (y las ideas de la historia) lo escriben Alfredo Ruanova, quien sería muy prolífico y escribiría de todo, y el legendario director mexicano Carlos Enrique Taboada que estaba a menos de 5 años de lanzarse a la dirección de cine.  

Boogie, el aceitoso

Se basa en tira cómica inventada en 1972 por el argentino Roberto Fontanarrosa. El filme lo dirige Gustavo Cova con guion de Marcelo Páez Cubells. El personaje principal es Boogie (El Cuco), utilizado como nombre, apodado el aceitoso, un asesino a sueldo, un mercenario, totalmente amoral. Él mismo dice que solo le importa el dinero. Gusta de las mujeres pero no puede con ninguna relación seria, las trata con tremendo machismo y brusquedad. Ésta tira cómica es una sátira y así debe verse, sino no aguantas el visionado, puesto que Boogie mata a diestra y siniestra y no le importa quien sea y a veces sin mayor sentido, y no solo es ultra violento sino dice odiar a los pobres, diciendo que ese es el peor racismo del mundo y él lo tiene. La sátira versa sobre la pasión de Estados Unidos por la guerra como una crítica hacia ésta naturaleza hecha humor negro. Físicamente Boogie representa al típico americano, como vendría a hacerlo Johnny Bravo (1997). Aceitoso puede interpretarse como un apodo gansteril, como designarlo Boogie El Gordo, aunque él es musculoso más bien. Aceitoso también puede leerse por la jerga argentina de grasa, como decir un tipo impresentable. Boogie es cruel en exceso, solo en un momento siente algo por Marcia y ella termina copiándole un poco la personalidad. Las mujeres del filme aman a Boogie incondicionalmente. Aquí asistimos a otra crítica hecha sátira y humor negro, las mujeres son terriblemente maltratadas por Boogie y éstas a cambio muestran más devoción y deseo sexual hacia él. En un momento Boogie se siente confundido, cuando asoma amor por Marcia, aunque luce como que no quiere identificarse con ello, pero hace una cierta salvedad de su personalidad y esencia bruta, sin caer en el facilismo de la transformación o la típica iluminación. Ésta obra opta por le rebeldía y mantener el exceso aun a costa de la empatía ya que exige mayor paciencia con la repetición de una personalidad insoportable. En los créditos iniciales se homenajea la creatividad de Fontanarrosa, pero puede que como todo guion con autoría se hayan tomado algunas libertades, pero lo que queda claro es que son fieles al exceso, Boogie realmente es grasa, no esconde quien es, y ahí entra a tallar cierto estado de rebeldía cool. Boogie insulta/menosprecia horriblemente a Marcia y de paso el físico de muchas mujeres y bajo ese exceso surge curiosamente un cambio, no se puede negar tampoco que ésta obra y protagonista resultan bastante políticamente incorrectos, sea como lo vean, para bien o para mal. El filme como historia de cine negro es muy entretenida, aun contando lo que se ha visto antes muchas veces. Exhibe muy buenas ilustraciones, la mafia es sólida visualmente. La intervención de la policía también se ve interesante, hay corruptos, hay muy tontos y hay cómplices cool. Es una propuesta que hace alarde de mucho exceso, no escatima en nada y vista bien de que va tiene gracia. 

martes, 5 de septiembre de 2023

Retratos fantasmas

El director brasileño Kleber Mendoza Filho es un tipo particular, su cine es algo particular, pero éste documental del 2023 te hará comprender muy fácilmente mucho más sus 2 primeras películas, Sonidos de barrio (2012) y Aquarius (2016). Se ve que Kleber tiene especial interés en los sonidos en el cine y también por la arquitectura. Conoceremos bastante de sí, mostrándose más sencillo de lo que manifiestan sus películas, no porque sea menos inteligente, sino porque mostrará quien es, como piensa, que le interesa en detalle, manifestando antes que éste documental no es una ideología sino un acto de amor, viviremos su pasión por el cine. Con él profundizaremos en su hogar de nacimiento, Recife, habrá énfasis en recorrer los cines de su zona, se presentarán cosas novedosas, pero claras, conoceremos gente realmente cinéfila, también muchas anécdotas personales. Kleber respira cine y eso se trasmite bastante en el documental, desde alguien que conoce el tema, pero lo expresa naturalmente. Hay momentos donde el sonido propio del suspenso, el thriller o el terror entran en acción, hasta ahí entra a tallar los afectos del director. El final alude un poco de ocurrencia e ironía mientras oímos un  sonido como de tranquila sala de espera, metidos en un taxi con quien parece un actor, quizá no profesional. El filme es una mirada por la cinefilia de Kleber, desde incluso la temprana remodelación de su casa de infancia, haciendo de éste mismo hogar un especie de estudio o set de cine donde nacerían 13 cortometrajes suyos. En otros momentos pasearemos por su barrio, y se dice de un célebre puente muy concurrido que es una mezcla de olores disímiles, como fruta y pichi. Kleber es campechano e inteligente por igual, franco y amable. Sólo en un momento Kleber se siente contrariado recordando únicamente por un rato la política que invade el territorio que ama, el cine, pero mayormente busca sostener su palabra, es amor y no ideología lo que quiere que se rescate de ésta obra. Es una propuesta curiosa dentro del clásico viaje por los cines que ya no existen, por los sentimientos e intimidad que definen nuestra cinefilia, nuestro aprendizaje emocional y vocación, haciéndonos participes de paso de toda su existencia. 

lunes, 4 de septiembre de 2023

Babylon


A Babylon (2022) muchos la han interpretado mal, la han interpretado como que habla del final del cine, esto pasa porque se tiende a repetir lo mismo tantas veces mecánicamente o no se busca decir nada más allá de lo inane como quien teme descubrir o expurgar cosas propias en una película, quizá porque tampoco es fácil y no está al alcance de todos, incluso de muchos que creen ser inteligentes. Escribir es un arte, así mismo hacer una buena película. Damien Chazelle analiza todo esto, sus protagonistas quieren pertenecer al cine y a su magia, esa que involucra al mundo, a millones de espectadores que quieren soñar en una sala de cine, a través de las historias del cine. Chazelle quiere ser parte de la onda Cinema Paradiso (1988), mostrar que ama, idolatra al cine, pero lo hace a través de su propio 8 1/2 (1963), en su tipo igual de extremista en su autoría, imponiendo un quehacer bastante personal, recurriendo a no querer ni poder contentar a todo el mundo. El final del protagonista llorando desconsolado -dentro de cierto feísmo expresivo, como de aquel collage final- frente al enorme ecran luminoso es la declaración de amor por el cine de Chazelle, pero lo hace formando un díptico con su película La La Land (2016). En esa anterior película observábamos la cara bella del séptimo arte, del cine americano, del cine hollywoodeense; como una comedia romántica todo era hermoso y luminoso. Ahora no está hablando del final del cine, dicho obviamente, puesto que se enfoca en los años 20 y comienzos del 30 y el cine sigue vivo y coleando hasta hoy en día, hay un montón de películas en poco tiempo -en comparación con la longevidad de otras artes- y el cine sigue dando la hora, con creatividad y personalidad. Incluso el pase del cine mudo al sonoro no se ahonda demasiado, sino se trata de ciertos personajes, de aquellos caídos en medio del mar de postulantes y estrellas, como lo expresa la fría mujer critica de espectáculos, hay miles como tú (y es normal que al pasar el tiempo unos desciendan y otros suban, es una lucha), aunque la mujer suena cruel y definitoria en quien interpreta el reconocido Brad Pitt que en su performance pasa del éxtasis y la gloria máxima a la mediocridad y a las obras alimentarias simplemente. Ésta señora crítica también parece guardar cierto resentimiento hacia quienes brillan frente a una gran mayoría quienes deben mantenerse en la oscuridad, aludiéndose a las cucarachas donde no tiene problemas en verse reflejada. La realidad es que Chazelle no contiene miramientos y no todo funciona, pero en conjunto es una película interesante, entretenida y satisfactoriamente potente. Otra cosa que se manifiesta es que en los 20s el cine aun no es tan respetado como arte como el teatro. Chazelle llena de intensidad la pantalla, visualmente y con sus historias, trata de impresionar al espectador, de impactarlo y sorprenderlo, para bien y para mal. Esto puede ser bueno puesto que exige creatividad, invención, implica salir del molde, buscar la excepcionalidad, que es cosa ardua y no abunda, pensando en lograrlo con sustancia, con virtudes, pero debe balancearse, puesto que no todo puede llevar esa furia joven y radicalidad expositiva que carga Chazelle en ésta película mostrando como el título menciona, Babilonia hecha Hollywood del cine mudo, cierta decadencia, sobreexhibición de libertinaje, lujuria y juerga a caudales, excesiva vanidad, creerse por encima del mundo, no contener control, como quiere también ser ideológicamente la película, pero esto a su vez es parte del camino de los sueños como diría David Lynch, un lugar que termina con notas en el periódico amarillista o la sección policial, en especiales contando el lado oscuro de Hollywood, con crímenes, con desapariciones, esto no es de hoy, es de siempre, pero aquí como Chazelle busca la otra cara de la moneda del díptico que es con La La Land el enfoque es otro, lo que saca a la luz es otra cosa y de esa manera vemos productores aprovechados sexualmente o un cierto esnobismo de los dueños del cine. Mucho igualmente es parte de generar momentos de acción y suspenso, de ponerle picante al asunto, como se diría, dar show. Así vemos a un elefante cagarle a un hombre encima, peor que ducha, o a la protagonista, Nellie LaRoy (Margot Robbie), vomitarle, peor que el Exorcista, a un ejecutivo dueño de una productora tras sentirse menospreciada por señalársele su vulgaridad y su origen humilde; así hay trazos gruesos como con el maquillaje humillador hacia los afroamericanos frente al "argumento" de la luz artificial que se perciben mensajes frontales y potentes (son hechos reales) aunque obvios y facilones como un golpe, buscando ganar empatía, pero que definen justamente la debacle de algunos actores, no por la corrupción que también es un factor (repudiable), sino por su falta de evolución y apaciguamiento, aun cuando muchos claman por la juerga eterna, que conduce a ese túnel siniestro a lo Irreversible (2002), pero que termina en circo de variedades, muy al estilo del hedonismo del entretenimiento hollywoodeense, con un resucitado Tobey Maguire haciendo de Birdman (2014) con un aire entre payaso y enterrador. Chazelle busca impresionar y no pretende contenerse, y esto juega un poco en contra, porque no todo puede ser excesivo en el cine. El arte tiene distintos tempos, pero por lo mismo la magia del cine yace en la diversidad del séptimo arte; hay días donde uno busca ligereza, otros días la intensidad, otros la profundidad o dificultad, hay días donde quieres relajo y otros violencia visual, uno nada en la riqueza de la variedad. La secuencia con la repetición de tomas para una escena de la actriz LaRoy con una maleta requiere un poco de paciencia del espectador pero es bastante notable creativamente; cómo la escena se centra en los zapatos de Robbie generando cambios notorios con pequeños detalles. En el trayecto semejante a una comedia exagerada se amplifican los errores mínimos, generando un ambiente de histeria, que es algo molesto, pero queda como una manifestación de personalidad, un momento especial. De la misma manera el mexicano Diego Calva tiene muchos ratos donde simplemente aparece observando a su alrededor y esto es una curiosidad, no se ve mucho un personaje así de pasivo, como si estuviera impresionado por su entorno, por lo que ve o ha visto, luego vendrá la catarsis frente a la diosa pantalla.

domingo, 3 de septiembre de 2023

At Midnight I'll Take Your Soul y This Night I'll Possess Your Corpse

Éstas 2 películas son las tempranas de una trilogía, la última es del 2008. La primera, At midnight I´ll take your soul, data de 1964 y es considerada la primera película de terror del cine brasileño. El productor, director, coguionista y protagonista es el brasileño José Mojica Marins, quien creó un personaje mítico en su país natal, llamado Zé do Caixao o, en inglés, Coffin Joe. Éste personaje es un enterrador o agente funerario de clase media alta, quien es un tipo que se jacta de ser cruel y muy rudo en su pueblo. Se mueve y expresa ideas propias del filósofo Nietzsche. No respeta nada, no cree en Dios ni en la vida después de la muerte, y a quienes creen en ello, el pueblo, los llama ignorantes por su evangelismo o catolicismo, detesta lo que llama de superstición. Coffin Joe reta constantemente a Dios y a la religión o a la fe (y de paso a los muertos), también a los pobladores con quienes no duda en tener peleas físicas, en hacer que muestren sumisión y frustración como dentro de una dictadura del poder sin límites y del abuso. A Coffin Joe lo temen bastante, es un tipo campechano, rudo, y al mismo tiempo muestra bastante inteligencia. Es, por igual, culto y violento. Lo único que respeta es a la niñez, se desvive por tener un hijo, llamándolo la única vía de inmortalidad, la procreación y la descendencia. El primer filme se basa en exhibir cuan cruel es Zé do Caixao. Tiene de Drácula, es muy sexual, adora (carnalmente) a las mujeres, pero no duda en maltratarlas y hasta deshacerse mortalmente de ellas. Mojica Marins le otorga un lado de impredecibilidad a su legendario personaje, puede ser por ratos amable, pero usualmente gusta de ser perverso, en ese sentido le satisface ser jactancioso y esto tiene un buen toque personal. Éste filme gira en base a ser una terrible persona, llegando a ser un criminal sin cuartel, un despiadado homicida. Coffin Joe no tiene poderes sobrenaturales, todo es realista. Los ojos como que se le transforman un poco -se vuelven venosos- pero es cuando se enfoca en revestirse de violencia y seguridad en su maldad. Coffin Joe es como el chulo y el gángster del barrio, donde las mujeres peligran bajo sus anhelos sexuales, y los hombres temen enfrentarse a él. El ambiente es de taberna, de partidas de póker, de cervezas, en el típico itinerario de mucho trabajo, un mundo digamos obrero, donde Coffin Joe es un tipo de cierto poder adquisitivo, aunque no rico. En This night I´ll possess your corpse (1967) vemos que Zé do Caixao entra en conflicto con una familia millonaria, la de mayor poder en el pueblo; aquí ya no solo asesina sino practica la tortura. En un momento rapta a un grupo de mujeres hermosas, tiene la fijación de la procreación, y los cuerpos terminan en un lago. Todo esto es importante porque Coffin Joe se enfrentará a la alucinación, dentro de quien se presta para padecer lo sobrenatural, como castigo kármico, rebotarle las propias burlas, pero los filmes nunca dejan de ser realistas, todo lo llega a justificar con hechos reales. El castigo de Coffin Joe es la consciencia forzada. Zé do Caixao, en la segunda propuesta, presenta acólitos. Parecido a un especie de Drácula mantiene a su servicio a un joven jorobado desfigurado y a una cierta vampiresa, no una chupasangre sino una mujer perversa seductora. Pero ser malo, como expresa el enterrador, no es cosa fácil tampoco, requiere de cierta resistencia particular, aunque tratamos con lo deplorable. Coffin Joe siempre pone a prueba su persona, a no temer nada ni a nadie, pero es también una lucha contra los muertos y el simbolismo de la religión viniendo a cobrarse de cierta manera tanta denostación. De paso, su debacle es como rescatar al pueblo de la perversidad humana, mostrando a un pueblo rústico, pero humilde, tranquilo y pacifista. Coffin Joe también medio que se mueve por un mundo sutilmente lumpen. La secuela tiene de western (de cacería), tratamos con cazarecompensas, le ponen precio a la cabeza de Coffin Joe y éste hace valer el mito alrededor de él. This night I´ll possess your corpse duplica la apuesta de los efectos de terror; aun cuando en la primera son muy competentes, en la segunda hay una impresionante secuencia con una invasión realista de arañas gigantes. El segundo filme mejora aun más el juego con lo sobrenatural, como con la visita de Zé do Caixao al mismísimo infierno. Todo esto es tremendo alarde de imaginación y talento. Un momento lleno de color -dicho simbólica y literalmente- como en Jigoku (1960). Antes se mueve en el blanco y negro propio del cine de terror clásico, aunque la primera película destila un poquito de criollismo y aunque leve, algo, si bien mínimo, de vulgaridad. En conjunto ambas son obras de muy buen aspecto, de gran nivel, llenas de personalidad y prominentes momentos, son material notable de Brasil, de Latinoamérica, y del género en general.