miércoles, 27 de abril de 2011

Rompiendo las olas

El danés Lars von Trier definitivamente es un creador especial, de esos que uno debe seguir para ver que cartas trae bajo las mangas, se trata de que intenta ser un genio y para ello busca sacudirte siendo irreverente porque quiere ser un gran innovador perteneciendo a la denominación de bicho raro, la película que nos presenta ostenta esa esencia. La trama nos remite a un amor a toda prueba que se distorsiona y anhela cumplir con una misión que se sustenta en ese sentimiento inconmensurable. Bess MacNeill (Emily Watson) es una jovencita dulce, algo lenta mentalmente y con algunos problemas psiquiátricos que la hacen ser muy inocente y frágil, ella se enamora con vehemencia de un hombre, Jan Nyman (Stellan Skarsgard), que en un inicio la colma de lo que tanto espera, el poderoso amor. Parece que todo es perfecto pero pronto como ha de suceder para crear una historia algo sucede que quiebra la paz en esa unión.

Trier presenta la película dividida en capítulos y a manera de un cuento empieza su narración. Una vez que Jan queda cuadripléjico, Bess lo cuida con el mismo desmedido aprecio de siempre pero éste hace notar que para vivir necesita sentir placer sexual, que es la única forma de recuperarse o ansiar la vida; como Bess es una persona como he explicado con una mente disminuida y no tan normal, además de radicar en una zona donde la religión es predominante y está muy enmarcada en su personalidad, lentamente accede a su petición. Lo que quiere Jan es que Bess tenga relaciones sexuales con extraños y que se las cuente; la joven se mete en una carrera que termina prostituyéndola a costa de su reputación, de su naturaleza pura y de sus bases teológicas. Ella suele hablarle a Dios impostando la voz y escuchando las respuestas que a sí misma se otorga.

La jovencita como le han dicho ha asociado mejoría con sexo promiscuo y abundante, lo que de alguna forma denota cambios clínicos que más son coincidencias que producto de un vínculo “mágico” de sanación. Allí nace la pregunta ¿qué le hace pensar que realmente existe esa relación entre cura y sexo?, la palabra de Jan, el hombre que adora con locura. La mejor amiga de Bess y el doctor de su marido que tanto la estiman tratan de ayudarla como pueden mostrando bastante disposición hacia su persona pero la chica no cree más que en lo que su amado le ha hecho pensar. Pronto Jan termina siendo perjudicial para la muchacha, éste no lo niega, acepta que algo está dañado en su cerebro o que puede estar dominado por la maldad producto de su estado precario, sin embargo todo sigue el mismo rumbo y Bess llega a perseguir mayores riesgos sexuales dentro de la prostitución pensando que a mayores sacrificios mejores resultados.

Como es de esperar ese pueblo de aspecto arcaico que aparenta estar en el último confín del mundo la juzga terriblemente, más siendo una comunidad que se mueve en el fanatismo religioso, que no permite que las mujeres participen de las sepulturas, donde se entierran a algunas personas y se les dice que irán al infierno, que asisten regularmente a la iglesia para discutirlo todo y de la que la madre de Bess es muy devota también, que son los que aprueban los matrimonios como el de Bess y Jan aunque con reticencias por ser éste último foráneo para el territorio, como augurando que los extranjeros solo traen problemas y es que con las características de Bess era de vislumbrar algo dramático, se sentía su condición endeble, su personalidad maleable, su amor desmedido, en eso la película va colocando las piezas que preparan el desenlace cayendo algo en lo previsible aunque no se sepa en qué modo se iba a manifestar el conflicto y en ello radica la maestría del cineasta que con hábil mano nos termina envolviendo en su extravagante universo.

El final ya no sorprende y resulta en toda la ley de lo que el relato manifiesta, lo que queda es la manipulación de un concepto humano y la perspicacia de un cierto embaucamiento, un asalto a mano armada que nos ha dejado petrificados algo engañados con justificaciones ingeniosas y una perspectiva que abre las puertas a la originalidad y quizás a la ruptura -dependiendo de uno- de nuestro pensamiento que nos deja metidos en la abnegación mediante la corrupción.

Como se ve es un amor algo perverso pero aunque suene contradictorio el amor más verdadero que puede existir y en ese punto radica la agudeza de Lars von Trier que nos presenta una historia en donde se ponen en duda nuestros paradigmas de amar incondicionalmente, por supuesto con una indiscutible sordidez pero que nos deja sintiendo lastima por Bess y repudiando su amor.

martes, 19 de abril de 2011

Irreversible

Película dirigida por el argentino Gaspar Noé, de factura francesa. En ella se dan algunos trucos para cautivar a la audiencia, de los que destaca el manejo de la trama que se cuenta desde el final hacia atrás en pequeños cortes de tiempo de diferente duración junto con la utilización de un lenguaje visual explícito, produciéndose una violación de larga data con todo lo infame que puede ser ésta situación. Hay una gran violencia escénica, se ve a Monica Bellucci desnuda siendo sodomizada por un tipo que la ultraja en medio de un callejón subterráneo. Además hay una muerte en la cinta que también maneja altos grados de intensidad y desenfreno.

De visionar linealmente la narración, ésta nos habla de la relación entre Alex y Marcus, Monica Bellucci y Vincent Cassel, que junto con un ex novio y amigo cercano de ambos llamado Pierre (Albert Dupontel) quedan para ir a una fiesta. En el lugar Marcus se pone eufórico, se droga y empieza a seducir mujeres, con lo que más tarde Alex se enoja y decide irse por su cuenta. Pronto sucede lo inevitable y como reza el título del filme, lo irreversible. Desde ese punto empieza una carrera arrebatada por encontrar al violador.

La historia arranca muy temprano el mismo día con el claro del sol en un parque, en un momento de la película se ve a Alex y Marcus jugando cariñosos y sexualmente en su cuarto, ambos están desnudos y hay mucho erotismo, las tomas son abiertas y dejan ver ambos cuerpos sin reticencias. Sin embargo la película empieza con un diálogo entre dos hombres metidos en un cuarto de mala facha en que uno revela asuntos incestuosos de índole personal, se manifiestan disquisiciones medio existenciales que son interrumpidas por un tumulto que se oye en plena calle que proviene de un bar homosexual de tendencia sadomasoquista llamado “el Rectum”, del que sacan un cadáver, arrestan a un hombre y se llevan herido a otro. Después surgen los giros de la cámara moviéndose en derredor que dan paso a los lapsos en el tiempo. Lo que sigue es algo caótico y poco claro visualmente por donde se ven recorrer pasadizos del recinto antes mencionado, en busca de un sujeto apodado “El Tenia” que es el presunto violador. Producto de esa búsqueda se da una gresca que permite escenas de grave violencia que son rotundas y dejan poco a la imaginación. También se pretende otra brutalidad más en la película. Y es que la cinta no escatima esfuerzos en ser contundente y clara, firme en sus postulados de herir sensibilidades y mostrar tanto como se pueda colocar en una toma de alto realismo.

La película corta los tiempos por donde cree justo, lo que deja la sensación de estar inacabados, pero pasan inmediatamente a otro período de cierta proximidad. Cada vez que el reloj se va hacia atrás se recorre una mirada que va desgranando la trama, lo que al final deja el panorama descubierto en un relato de suma sencillez. Se ve como discuten Alex y Pierre sobre su pasado amoroso en diferentes espacios, también la ruta que los lleva a una reunión de baile y alcohol. Se ve a Marcus y Pierre entrando a la fiesta, uno muy animado y el otro desganado. Luego deambulando por un lugar lleno de algarabía nocturna, para encontrar a Alex bailando sensualmente entre dos mujeres. En ese sentido se van dando los detalles mediante esa metodología inusual y creativa de retroceso temporal.

La película tiene un toque personal que termina no haciendo que desestimemos la realización sino que obtiene el respaldo necesario para valorarla positivamente, a pesar de sus pocos escrúpulos y que a su vez resulta favorable para darle mayor resonancia al contenido. Pero también en algo llega a molestar no ganándose todo nuestro aprecio. Inicialmente toma un rato acostumbrarse a la técnica que ha escogido el filme, pero luego que se entiende la idea se sigue con atención por ese rompecabezas que va dando a conocer las correrías alocadas que se dan en el contexto. Definitivamente queda un aire de experimento y también la clara percepción de que el conjunto posee muchos errores. Es la forma que innova, aunque no llega a una atmósfera de perfección; está muy lejos de ello, pero se advierte el intento de perpetrarse con éxito trasgrediendo. No es una película de un fondo trascendente realmente, sin embargo ha tomado hechos crudos y los ha puesto en la gran pantalla, dándose por sí misma ese alcance que la narración no tiene y ese es un mérito del director que buscando su estilo ha creado una película en parte original usando el ensañamiento y el furor de un accionar humano deleznable y fuera de sí, que en las escenas de alto volumen de adrenalina y perjuicio se sobrellevan con cierta morbosidad y con el interés de lo poco visto que nos hace seguir observando con detenimiento el sufrimiento o la locura que irradia el odio, temas que por no comunes nos dejan con perplejidad, inquietud y un mal sabor, variando las emociones que se nos exaltan ante lo asombrosamente duro. Por todo ello la película sale ganando porque se queda en la memoria, si bien se mantiene distante de la esencia del arte, aunque tiene sus logros.

martes, 12 de abril de 2011

El Ilusionista

El director francés Sylvain Chomet acomete su segundo filme de animación utilizando un guión de Jacques Tati que no fue llevado a la pantalla grande, en un claro homenaje a su compatriota dedicado a la hija de Tati, Sophie. En la cinta el personaje principal se hace llamar como el famoso director homenajeado, en su apellido completo, Tatischeff, y es un mago de cierta edad que empieza a sentir la dificultad de ejercer su oficio en un mundo cambiante; es el tiempo del fanatismo juvenil por el rock y los clásicos espectáculos como el ilusionismo han dejado de estar en los teatros con asiduidad, muy pocos acuden a ver los eventos, lo que hace una difícil supervivencia en éste tipo de arte.

Con cierta emulación del estilo de Tati, un cine casi mudo, gestual, suavemente cómico y tierno, se nos pasea por la vida de éste mago que viaja por el Reino Unido tratando de encontrar lugar donde presentarse; en Escocia conoce a una jovencita pobre y solitaria que decide seguirlo como si fuera su hija; la muchacha de nombre Alice cree en la magia y suele pedirle ropa o zapatos encantada por el deseo de disfrutar de lo que no está a su alcance. El mago que pasa apuros económicos trata de complacerla y le regala lo que a ella le hace ilusión. Hay un cierto egoísmo o falta de sentido de la realidad de parte de la chiquilla y un excesivo paternalismo de parte del ilusionista que a como dé lugar busca hacerla feliz aun sin tener parentesco sanguíneo con ella. En la trama vemos personajes del medio artístico que se ven fuertemente afectados por la nueva época. La trama es un vaivén por las presentaciones del ilusionista, el cariño enternecedor hacia la pequeña y la supervivencia en medio de una realidad adversa. Las ilustraciones son muy elaboradas, con grave detallismo y belleza visual, tienen el toque del realismo en sus trazos.

La historia está plasmada con una fehaciente dulzura y rodeada de un aire melancólico o nostálgico aunque en Tatischeff yace el optimismo o por lo menos no muestra rasgos de infelicidad si bien se siente algo abrumado y cansado por algunos escollos y necesidades. El relato está muy bien manejado tanto que no hacen falta los diálogos para transmitir ideas o sentimientos lo cual es un éxito de la imitación del cine de Tati. Hay ocurrencias que vienen a ser graciosas aunque sutiles y es un dibujo que mezcla la seriedad que ronda en el mundo con la fantasía visual propia de los dibujos animados. El mago trata de hacerle creer a la chiquilla que aún existe la magia y que el mundo es un lugar hermoso, la pequeña muestra sentimientos nobles en retribución a su protector y hacia quienes la rodean en el hotel en que están instalados a pesar de su exaltada inclinación por vestir bien que es natural en la vanidad de cualquier adolescente todavía provista de un aura de inocencia porque ella aún guarda esa esencia a pesar de su patente pobreza. El ilusionista es un solitario, impoluto, transparente y educado hombre mayor de buen corazón que se identifica con la indefensión y estado de abandono de Alice a la que adopta sin muchos remilgos o disquisiciones, tampoco le impone nada y más bien es una suerte de bendición para la joven, entregándole casa, comida, ropa, paciencia, comprensión y libertad. Ese vínculo hace flotar en el aire un sentimentalismo patente que no es pegajoso ni recargado ya que las manifestaciones del ilusionista son más producto de regalos, trucos de su repertorio mágico y cuidados que próximos al sobre-proteccionismo, autoridad o a los abrazos, besos o palabras, el amor se asienta en los actos como los sacrificados trabajos extras que debe cumplir para solventar los requerimientos materiales de la joven.

Ésta película estuvo nominada a mejor animación en los últimos Premios Oscar y perdió contra Toy Story 3 (2010) lo cual es discutible -ambas lo merecen- siendo productos de diferente factura, conformación y sentido. El ilusionista es una realización madura apoyada de un contexto realista anclado al humanismo y al altruismo de su personaje principal, en la muestra del amor desinteresado en pos del rescate del espíritu más idealista, pero que mantiene una elocuencia contendiendo los pies sobre la tierra solo que disfraza la verdad para que otros encuentren la alegría, por algo el mago sigue ejerciendo su duro oficio que profesa sueños y que logra salirse del espectáculo para ser llevado al mundo; es un hombre que ya no genera admiración en un escenario, pero que no solo es apariencia, sino profundidad que se esfuerza por mantener un mensaje que lastimosamente se hace caduco y que solo puede ser reemplazado cuando el planeta se convierta en un sitio mejor, por eso aparece la carta confesando que no existe la magia, como forma de crecer, siendo la idiosincrasia de la vida. Finalmente el ilusionista sigue su ruta como el ángel que ha cumplido su misión.

miércoles, 6 de abril de 2011

Ese oscuro objeto del deseo

La última película dirigida por el director español Luis Buñuel nos remite a un tema muy conocido en las relaciones amorosas, el juego que ejerce una mujer sobre un hombre al no quererlo mientras él se desvive por ella, ese hombre se llama Mathieu (Fernando Rey), un millonario de edad mayor que un día descubre a un bella dama joven que trabaja recientemente como sirvienta en su mansión. Instantáneamente queda prendado de Conchita, interpretada por dos actrices, una la francesa Carol Bouquet de estilizadas facciones y porte de modelo, y la otra la española Ángela Molina, más común pero aún hermosa en su normalidad. Ambas representan los cambios de humor que tiene su personaje, mientras en un momento puede ser dulce y delicada en otro puede ser caprichosa y hasta malvada; las líneas de actuación no están delimitadas en las dos actrices porque tanto una como la otra ejercen los diferentes comportamientos.

En medio de lo poco razonable, ante la imagen de explosiones, atracos, secuestros y atentados que son asociados con la izquierda radical, Mathieu persigue el amor de Conchita; la historia la cuenta desde que le arroja un baldazo de agua mientras un tren lo lleva a Francia. En ese viaje entre los presentes se encuentra un enano, una señora con su hija y otro tipo que escuchan atentos el motivo de semejante humillación, a esa atractiva mujer que le llama con insistencia a su partida. Toda la trama revela las vicisitudes que implica en su persona la muchacha de origen español, desde un asalto realizado por amigos suyos hasta la burla sinvergüenza y malsana de ella con alguien que llama el morenito en una casa que Mathieu le regala en España.

Conchita es reacia a tener relaciones sexuales con Mathieu diciendo que es virgen, e incomprensiblemente a pesar de ser muy sensual él le aguanta sus desplantes, ella juega al gato y al ratón, en varias oportunidades, incluso desaparece de su vida para luego regresar como si nada hubiera pasado. Mathieu está consciente de que la mujer lo tiene obsesionado y que su relación no es sana pero no puede resistirse a sus encantos. Intenta comprarla dándole dinero a su ambiciosa e inescrupulosa madre, pero aunque Conchita claramente no lo rechaza decide herida alejarse de él. La casualidad los vuelve a juntar y a veces el mismo Mathieu es quien propicia ese acercamiento. Lo único que sabe es que no puede desprenderse de la joven.

Ella llega a sobrepasarse en cuanto al respeto que debería tenerle como hombre y pareja a Mathieu, y es realmente muy distinta a como se profesa, se permite tras ocultarlo bailar desnuda danzas costumbristas hispanas para visitantes extranjeros en un bar y cruza la línea de lo tolerable al meter a la casa de campo de su amado incondicional al llamado morenito arguyendo que no tiene donde pasar la noche, teniéndolo tres días escondido, sin embargo eso no es lo peor que llega a hacer, pasando sin el mínimo pudor por encima de Mathieu. Cada vez deja menos dudas de que no siente el amor que dice tener por él. Todo nos muestra la incongruencia que presenta esta mujer para con el hombre que la soporta tan estoicamente haciendo el papel de tonto mientras acepta las negativas de la que llega a ser su pareja.

Es una película sencilla que como centro repite el formato de absurda persecución de sentimiento no correspondido disimulado por una persona algo enajenada y consciente de la atracción que proporciona, proximidad y rechazo de Conchita, abnegación y apasionamiento de Mathieu, pero no deja de ser entretenido ver tanto rodeo porque Buñuel nos entrega una visión personal y a la vez muy conocida de enamorarse de la persona equivocada. El sistema no cae pesado porque se manejan recursos creativos de acciones y movimiento, es decir, la historia se cuenta efectiva y diestramente dentro de aquellos vaivenes amorosos. Se recurre a diversas maneras de seguir y fomentar novedades que por su tratamiento se dan leves matices de la misma esencia. La ropa intima de castidad y el forcejeo, el restaurante que no quiere servirle a Conchita porque acaba de dejar el trabajo, conversaciones sobre los pormenores de la relación de Mathieu con un pariente que es juez o con un mayordomo que detesta al género femenino, la reuniones en el apartamento que comparte la muchacha con su madre, además de que al cambiar de actriz se adquiere una nueva caracterización que otorga variedad al concepto. Suma mucho que se turnen las emociones cambiantes, junto con darle toques eróticos en ciertas escenas por parte de cada una; por ello resulta un ejercicio de buen cine aún siendo una propuesta de temática manida y monotemática. También las actuaciones son dinámicas y soberbias, sobre todo la de Fernando Rey que es un despliegue de experiencia. Por eso la película sale airosa y cumple su cometido de darnos un buen producto de corte ligero pero valioso que nos deja el pensamiento de que lo sencillo también puede tener maestría.

lunes, 4 de abril de 2011

Pan Negro


Éste año los Premios Goya escogieron ésta película como la mejor del cine español dándole 9 galardones, al verla me doy cuenta que posee un argumento algo intrincado pero que finalmente se resuelve muy bien explicando cada duda, en ella encontramos personas que no son éticas en absoluto que al descubrirlas nos daremos con la impresión de que los seres humanos pueden ser unos terribles monstruos sin que lo aparenten y ese es un gran acierto del guion y la dirección de Agustí Villaronga que se basa en el libro de Emili Teixidor.

Obra que no se detiene a lapidar a nadie sino se dispone a desmontar las mentiras que se ciernen sobre los hechos sin ceñirse a que cada quien recibe lo que merece, no es el caso del filme ya que las situaciones se mueven escabrosamente.

Observamos que la película no juzga sino presenta los personajes tal y cual son tanto que nos dejamos engañar por ellos bajo una falsa fachada, en ella yace la fantasía propia de la imaginación popular que se guarda de enseñar la inmoralidad y la criminalidad bajo una cubierta. La película juega con la doble moral. Tampoco abunda la inocencia y se ve como el entorno llegará a afectarla porque esa es la conclusión que sacaremos de mirar hacia el futuro de los personajes más jóvenes.

La postguerra civil española es el contexto de la realización pero no es una recreación que busque desentrañar esa etapa directa o abundantemente o en todo caso está para contar un relato primero. Podemos observar que el niño de la historia, Andreu, está ligado al bando perdedor y que su padre es un ex militante comunista que no olvida su filiación ideológica pero sus intereses van más allá de ello sometido al poder reinante de una familia rica representada por la señora Manubens. La historia nos muestra las dos clases sociales que se desarrollan en el campo, por un lado los pudientes y por el otro los pobres que viven en hogares que les pertenecen a los primeros. En ese estado, el de la carencia, Andreu pasa a vivir con sus tíos, su abuela y su prima producto de que su padre decide escaparse a Francia creyendo que va a ser culpado de unos asesinatos brutales que se dan al inicio del filme, en una escena magistral en donde un encapuchado acaba con la existencia de un hombre y su pequeño niño. Ese arranque es digno de celebración, por su explícita crudeza valiosamente direccionada.

Andreu entabla una proximidad con su prima Nuria la que tiene una mano defectuosa debido a la explosión de una granada, con ella pasa mucha parte del tiempo tanto en el colegio como en la casa y hay una cierta atracción ya que la niña tiene la sexualidad despierta como también desprovista de la sensación de culpa lo que se deduce al recibir favores de su maestro. El niño es nuestro guía por la urdimbre cinematográfica porque en su normal deambular nos movemos los que observamos el filme y en su curiosidad está la nuestra, no por nada descubre los cadáveres mencionados anteriormente, mientras escucha a su padre con admiración y amor. Desentrañando su personalidad formarnos una imagen que termina siendo audaz, se relaciona con un muchacho “enfermo” que sufre de la intolerancia e ignorancia de la zona y de los años en que viven; es el que padece los problemas familiares de la persecución hacia su progenitor y observa la servidumbre esclavizada de su madre de quien tiene que separarse e ir a radicar con sus parientes que presentan la cara de un entorno empobrecido y a su vez cálido como los son los cuentos de la abuela en medio de la vida disoluta de la tía más joven o la amargura de la otra que parece la cabeza del hogar en el lugar que le descubre su ascendencia y su condición social. Andreu termina siendo la justificación de cierto silencio y el que atraviesa las vivencias cotidianas rurales que se nos divulgan y que se relaciona con toda la cosmovisión de la realización. Su personaje es el más importante si bien los gestores de los conflictos que presenciaremos son los secundarios.

Es de suma importancia no dejar de mencionar la historia de Pitorliua que ronda por dondequiera que se mueva el relato y del que se dice que es un fantasma oculto en una cueva tras haber sido asesinado por una excitada turba que al descubrir su homosexualidad lo castraron salvajemente causándole la muerte, el que detrás de su persona oculta un oscuro secreto que resulta indispensable para comprender la cinta.

La película está bien diseñada, es redonda, no deja nada en el aire; a su vez resulta sorpresiva al otorgar las soluciones de las ambigüedades. Se moviliza en varios frentes informativos y cierra cada puerta con solvencia. Termina siendo un mecanismo preciso de relojería que nos depara un grato rato de satisfacción.