sábado, 31 de octubre de 2020

In the tall grass

 

Ésta película se basa en una novela de Stephen King y su hijo Joe Hill, la dirige el canadiense-americano Vincenzo Natali. Se ve en Netflix quien es la que la ha producido. In the tall grass (2019) versa sobre ser padre, uno réprobo hasta ser demoníaco, literalmente; el otro que intenta redimirse, subsanar sus culpas. En la trama hay una enorme roca a lo 2001 Odisea del espacio (1968) que es la que genera la dimensión de transformación del lugar, en éste caso de locura y anormalidad, alrededor de un extenso pastizal, donde crece la hierba en cantidad y de manera muy alta, más de la altura humana promedio americana. En éste pastizal pasaran mil cosas, por acá se desplazará toda la película. Entrará un grupo de gente -sólo 6 personas, incluido un niño, más un perro- y no podrán salir, incluso no pueden hallarse entre sí, estarán perdidos individualmente. El filme presenta dificultades que luego de la nada pasan a otros problemas, a otros momentos de extrañeza dentro del pastizal. Hay una acción que puede parecer un poco rara, pero en  el filme lo explican perfectamente, cuando dejan caer a alguien. Se menciona que en el pastizal la gente es como la hierba, mueren -se marchitan- y vuelven a renacer, habiendo nuevas aventuras al respecto, macabras, con lo que se presenta cierta plasticidad para matar a los personajes. El filme de Natali tienes sus escenas de terror memorables, aunque sencillas. Anoto dos escenas en especial, una cuando aparece una especie de tribu de la hierba y cargan un cuerpo en un rito: y otro cuando se abre la tierra y se exhiben cadáveres putrefactos llamando a más muerte, lo que esconde la gran piedra, fuente del mal. La propuesta cuando dramatiza -en varias oportunidades- sobre temas familiares no se ve tan buena, pero mal que bien éste es un trasfondo sustancial, la obra toma forma con ello. El filme estéticamente es poderoso, las escenas son de alto impacto visual, salvo cuando se intenta ser muy original, como con el golpe de calor, se ve un poquito chusco, medio incongruente. No es una gran película, pero se deja ver, tiene su disfrute, sus virtudes. 

jueves, 29 de octubre de 2020

Field Niggas

 


Ésta película se podría hacer acá en Perú y saldría algo igual de interesante, salvo por la brutalidad policial, aquí es corrupción, coima, en lugar de asesinato. El filme del americano Khalik Allah muestra un barrio marginal, lumpen, una esquina, un par de calles, en Harlem. Vemos mayormente afroamericanos, algunos pocos latinos, y uno a tres caucásicos. También vemos siempre rondando a la policía. La gente retratada se ve pobre y muchos tienen aspecto criminal o pandillero; se ven serios, algunos sobrados, otros desafiantes, algunos pocos melancólicos, muchos indiferentes a la cámara de Khalik. Algunos ríen y posan. Nadie habla, solo hacen gestos y miran fijamente a la lente. Escuchamos voces en off que son las entrevistas que ha hecho Khalik a los personajes documentados en su hábitat y costumbres, en quienes son tal cual. Muchos se drogan frente a la cámara. Hay mucha joyita presente. Alguna gente yace solo comiendo fast food, comen con hambre, con apremio, en su propio mundo. Se ve un caucásico de mendigo, medio perdido. Se ve gente también poco agraciada, como un hombre con cicatrices en un ojo. Se comenta la muerte de un afroamericano a manos de la policía el 2014, el mismo año que se ha filmado la película. Ésta muerte se menciona por la gente del lugar como injusta, dicen que el arresto fue por algo menor y la persona no estaba resistiéndose, se dice que se hallaba cooperando con los oficiales, y en cierto momento de fastidio lo estrangularon en busca de retenerlo y murió, lo mismo que hemos presenciado en la actualidad. Es la lucha que oscila entre lo delincuencial y el abuso y brutalidad policial. Una madre soltera joven se muestra cuidando a su pequeña hija, la niña aprende del entorno como en broma, hace señales con las manos como aquellas que hacen los mayores, para darse de cool o por pandilleros. Una bella chica latina esboza una sonrisa discreta a la cámara. Khalik, quien es fotógrafo también, enseña fotos a sus entrevistados de la realidad en que se mueven, como son ellos mismos. El filme es respetuoso con todos, pero pone el dedo en la llaga, quizá sin querer. En un momento Khalik dice que todos son uno solo, incluida la policía -a quienes también muestra sus fotos y también los documenta a pie mirando fijamente-; Khalik expresa sentirse parte de todos los presentes. Más allá de la esencia de lo lumpen puede que esa sea la razón de que todos cooperen con él en mostrarse en el documental como realmente son, como si no importara nada más que la personalidad y la irreverencia y osadía de mostrarse hasta criminal. 

miércoles, 28 de octubre de 2020

Ficción Privada

 


Ficción privada (2019), del argentino Andrés Di Tella, es un documental algo curioso. De verdad que hacer documental hoy en día tiene encanto. El documental en general haciendo uso del cine arte y la libertad de autor plasma originalidad, ya no es documentar y exhibir simplemente una historia real, ser muy formal, ahora hasta brilla la extravagancia, el asunto ciertamente se ha vuelto más divertido, más cinematográfico, más artístico, y se puede mantener la esencia de la verdad. Como dice el título se hace uso de un poco de ficción, mientras se indaga en los padres de Di Tella como pareja, como matrimonio. Ésta propuesta no es un filme político en realidad, como uno pudiera pensar al ser la pareja de ideología de izquierda, es más una historia íntima la que se nos cuenta. Aunque la madre de Di Tella era de color, de la India, viviendo en Argentina e Inglaterra en especial, por donde andaban más, y la hacían sentir diferente por su color de piel, el filme no profundiza mucho sobre ello. La película hace ver que Kamala, la madre, no se sentía feliz en éstas ciudades, por la discriminación que padecía, que le traía soledad, pero se habla de ésta discriminación como en segundo plano; en primer lugar se hace ver que Torcuato, el padre de Di Tella, era el culpable de la tristeza que sentía Kamala, a razón de medio abandonar a su esposa por sus viajes de trabajo, dejarla expuesta. La discriminación no se siente brutal, se siente sutil, aunque se dice que la sentía directamente, que la gente se les quedaba mirando, que las parejas interraciales no las veían bien en éstas sociedades. Se leen cartas que le había entregado el padre de Di Tella a él -dirigidas a Kamala y viceversa- y que escuchamos en el filme de distintas maneras, aquí hay su originalidad. En una de las cartas Kamala pregunta si Torcuato había sentido lo que ella sentía en Argentina con su gente, que la veían como rara a su sociedad, que la buscaban marginar. La pregunta queda en el aire, esto implica que Torcuato no se portó a la altura del todo con su esposa, aun queriéndola y agradeciéndole quien fue él -en qué se convirtió como persona- al estar con ella, que esto último sí llega a decirlo. El filme pone a dos actores de la misma edad que los padres del director a interactuar como los actores mismos son, como pareja, como si esto fuera verdad o quizá lo sea, también conversan, interpretan, se identifican y leen sobre los padres del director. Estos actores implican cierta ficción, generan una dinámica y personalidad con el producto, con el tema de cómo fue la relación de la pareja Di Tella. Ficción y documental entonces dialogan. Hay un elemento físico y emocional nuevo interactuando con los muertos, novedoso si se quiere y externo que juega con el pasado -desde distintos planos-, con los hechos verídicos. Todo esto va de la mano del director -el demiurgo tras bambalinas- que incluso lo vemos dando indicaciones a los actores, no tan invisible, que hasta aparece en la apertura dejando una introducción. Aunque se quiere plasmar que la participación de los actores tiene de verdadera, de personal, como a su vez su parte de espontaneidad, también se nota claramente que hay una manipulación de elementos de ficción en lo que ellos muestran de sí. El director deja dicho que su película maneja su cuota de mentiras. Torcuato también le dejó a su hijo muchas fotografías de su viajes, como Andrés no sabe la historia de cada una de ellas -le son anónimas de cierta manera- hace ver como que puede inventarles un background, nuevamente entra a tallar la ficción, la fantasía, la imaginación, la libertad, la felicidad y el divertimento de la creación, el quehacer del documental de hoy en día, del documental de autor. 

domingo, 18 de octubre de 2020

Mes chers espions

 


Ésta película se podría pensar no es de las que se puedan hacer muchas veces, se agotaría el encanto del director que las haga. Pero, bueno, hay muchos cineastas que repiten la misma fórmula, y finalmente es cosa de cada uno, cinéfilos y autores. Es una película que está muy bien hecha realmente, y está formada por elementos bastante sencillos, como ponerse el director del filme, Vladimir León, a comer y a conversar con su hermano, actor y también director de cine, Pierre León. Mientras comparten un plato de comida y una botella de licor, a lo bien francés, van conversando sobre la temática de su filme. Debo decir que son gente culta e inteligente, sus diálogos representan esto muy bien, además son muy fluidos y se les ve muy relajados. Las conversaciones no son necesariamente plus ultra, pero son buenas, atraen, manejan muy bien el tema del filme. Este documental trata de una investigación familiar que ponen en práctica los hermanos León, que les intriga, notando que guarda secretismo y misterio de parte de hasta de su propia familia que no ha dejado mucho rastro, a raíz de la deportación de la madre de Vladimir y Pierre, cuando ella tenía tan solo 14 años, junto con la tía de ellos, producto de que sus padres, los abuelos, fueron acusados de hacer espionaje para la Unión Soviética en Francia. Éste hecho, la deportación a la URSS en 1948, hace que los hermanos León busquen comprobar si en efecto sus abuelos fueron espías o dobles agentes incluso. La madre del director llega a compartir su diario, pero aunque se habla de la deportación la causa no se profundiza en este diario, seguramente porque por ese entonces era solo una adolescente y más era la belleza y riqueza cultural de Francia lo que más le importaba. Los León ponen aderezo a su investigación, que yace siempre en la duda. Buscan pistas, aquí el documental y los autores se muestran ingeniosos, hay indicios interesantes, aunque también algo endebles, así va el filme, nada es contundente para afirmar un lado u otro, son posiciones distintas en juego y ya cada quien saca sus conclusiones últimas. Pero las pistas ciertamente son jugosas aun así. Es un filme curioso, atractivo, aun cuando requiere algo de paciencia y es un poco largo. Los León, porque el filme los tiene de guías a los dos, llegan a hacer una reunión íntima generando un pequeño debate entre amigos y pequeños intelectuales, la pregunta planteada en la reunión es ¿hay libertad hoy en día en Rusia, en la Rusia de Putin? (ésta pregunta se esclarece). Los León aunque son bien franceses, la verdad, cosa que está muy bien, perpetran moverse con agilidad en Rusia; hacen un viaje hasta allá y se citan con estudiosos y amigos de su familia. Ellos logran ser respetuosos con todas las ideas -cosa difícil en muchos-, aun cuando no son muy afines al comunismo, ni a la URSS ni a líderes como Stalin, porque sobre todo están en contra de cualquier tipo de limitación de los derechos y la libertad individual. Éste respeto mezcla amor y cierto rechazo por los abuelos. A la abuela la oímos hablar en un video casero grabado una década atrás, ahí ella mantiene todo ese garbo -aun en la vejez- de sus años como actriz. El diario de la madre narra penurias -en la URSS, como lo que cuentan los abuelos- y también un mundo de ilusión adolescente -la nostalgia por Francia-. El filme de Vladimir da para mucha conversación, dicho cómo virtud de un filme que nutre muy bien su temática y hace una obra notable e interesante por medio de cosas llanas. Desde luego para viajar se necesita plata, pero ante todo de voluntad, motivación, emprendimiento serio y, mucho, de audacia para generar tantos diálogos ricos, una investigación que manifiesta bastante atracción, que se da solvente, como también el saber contactarse con la gente idónea para nuestro proyecto, que genera atracción intelectual y entretiene sin ponerse esnob -aunque la guapa chica de lentecitos tenía su airecillo de chica profunda- o que la película se perciba como una sobredimensión de algo que parte de lo familiar e íntimo y de cierto dolor y fastidio que olvidar más que de algo muy memorable, pero que como ese muchachito de traje militar y esa bella pequeña actriz de esposa, personas aparentemente sencillas, puedas ser digno de la historia de una gran película y ¿por qué no de espionaje? La mejor basa de éste documental es estar en el punto de convertir lo "común" en algo llamativo -que tampoco es fácil-, hacer de todo lo que toca algo valioso. 

martes, 13 de octubre de 2020

Dick Johnson is dead

 


Lo mejor del documental de Kirsten Johnson es que conmueve bastante, trasmite mucho amor por el padre de 86 años que la directora siente está cerca de la muerte por lo que se prepara de alguna forma para ese trance tan difícil, al mismo tiempo que propone vivir con intensidad tenerlo aún con vida, como quien pretende vencer a la muerte, por lo menos por un tiempo más, por un par de años. El filme tiene de base mostrarnos escenas de accidentes donde muere Dick Johnson, el padre de Kirsten, exhibiendo sentido del humor aunque negro, pero esto aunque es algo vistoso y original si se quiere no es tan interesante a fin de cuentas. El filme en realidad propone ver cómo es la vida con el padre cerca de la muerte producto de que empieza a sufrir de la memoria y poco a poco va dependiendo más de la hija. Dick es un hombre simpático, cae bien inmediatamente, luce muy tranquilo y ligero, también se le observa sensible e inteligente en muchas oportunidades, fue psiquiatra y se ve su capacidad para tener empatía con la gente. Es un filme sobre la cotidianidad de la edad avanzada, aunque Dick es un hombre un poco ágil, no es que sea un viejito de pocos movimientos, tiene hasta sus ocurrencias light. Los ancianos suelen no tener filtros al hablar, lo que puede molestar, pero en el caso de Dick él es un hombre muy medido, muy tranquilo, muy pensante, tiene respuestas notables. Dick llora con cierta facilidad (si se le empuja un poco), pero nunca cae pesado ni agota. No obstante el filme sí se percibe un poco manipulador, pero no son muchos momentos de ésta índole. En un momento en buena parte propiciado, pero emotivo e íntimo y sincero de parte de Dick, se deja la cámara correr "discretamente", pero Dick que es mosca (inteligente) a pesar de ser tranquilo, no busca fastidiar, le dice a su hija que le da permiso para exhibir el momento. En este sentido Dick es abierto a mostrarse tal cual, a mostrar su sensibilidad; gusta del cine también, aunque el documental es algo que menos afinidad tiene como público, cómo llega a comentar, aludiendo más que incomodidad a su sencillez como espectador. El presente documental tiene algunos momentos simplones, pero a su vez también memorables, uno de los más memorables es cuando se organiza la misa por la muerte del protagonista. La propuesta funciona mejor cuando se enfoca en la vida, en vivir, que en la proximidad de la muerte, cosa que empieza a tomar forma por el final, así el filme se pone a mostrarse en pro de la felicidad de existir, aun en la vejez y en su ocaso, como sale de la personalidad de Dick, aun pudiendo sonar algo a mensaje de autoayuda, pero de esta manera la película se pone mejor, se vuelve curiosamente más original, notando que este filme en conjunto contiene creatividad, no es el típico documental de estos temas. La muerte sucederá, pero esto queda relegado de cierta manera a vivir el presente, a elogiar el existir, a ser positivo a pesar de la racionalidad de los hechos, aun con problemas de memoria y cosas de la vejez, que aun no se ven tan duros -no obstante duelen, como ir perdiendo la independencia-, que están en una etapa manejable todavía, aunque Kirsten y su padre ya están preparándose para lo que vendrá, a razón también de cómo fue con su madre. El filme por el final da un cierto vuelco ideológico y enaltece un sentir de felicidad por encima de la sombra de la muerte, de aprovechar la presencia de Dick en la familia, de aprovechar la gran amistad y amor que une a padre e hija hoy en día -y que viene de siempre-, aun cuando Dick se nota muy dócil, y es de perfil bajo, o en realidad quizá gracias a esto. Dick come con gran alegría, con tremendo goce, en medio de sonrisas, helados y dulces, algo tan sencillo da a pensar en la felicidad de existir, éste positivismo medio inquebrantable y valiente que yace por encima de quedar desorientado en una habitación resuena como un filme más virtuoso que ese otro miedo expuesto aunque con brevedad de quedar abandonado u olvidado. Desde luego, Kirsten ama a su padre y este es otro caso, ese vínculo se ve fuerte en pantalla y aporta muchos momentos valiosos -con una Kirsten fuerte-, es una historia de amor que cala. 

domingo, 11 de octubre de 2020

El elemento enigmático

 

                                                                                                                                                 
Me considero inclasificable para ver películas, cualquier tipo de filme me puede sorprender si tiene de especial, aun cuando puede tener cosas que no me suelen gustar o incluso no es la clase de película que me suele entusiasmar por lo general. Mantengo la mente abierta siempre y mis consideraciones habituales no son inamovibles frente a una película que lo amerite, que se lo gane. Éste mediometraje del argentino Alejandro Fadel dicen que es una propuesta de las que hay que dejarse llevar sin entenderla, que es sensorial y no para verla racionalmente y así no es como suelo apreciar el cine, para mi un filme debe entenderse siempre, algo al menos, los filmes están para sentirse pero entendiéndolos, procesándolos, están hechos para analizarse y desde ahí sentir emociones y fascinaciones. Éste filme es un spin-off de Muere monstruo muere (2018), un apéndice. Como dice el título del mediometraje parece la conclusión o explicación hecha filme de la parte oscura -enigmática- de Muere monstruo muere. Pero nuevamente el filme se queda por una parte en el misterio, es como una repetición de esa obra. Hay algunos diálogos sobre la libertad, el concepto, el entendimiento y lo abstracto, los diálogos son más abiertos que antes. No veo que el filme tenga mucho de una comedia, como sarcásticamente ha dicho Fadel que tiene el mediometraje. La música que acompaña se hace notar de manera bastante efectiva. Los sonidos acústicos, ambientales, aportan su buen toque de suspenso, terror, fermenta expectativa. El toque sonoro hace potente vivir éste sci-fi, mientras las imágenes se detienen, recorren, la cordillera nevada, el poderoso paraje de hielo. Éste mediometraje es de bajo presupuesto, por ello es muy importante el sonido. Los tres motociclistas protagonistas deambulan por la nieve aportando sencillez visual, al mismo tiempo juegan al sci-fi como si fueran extraterrestres, es una licencia austera de la imaginación para entrar en lo lúdico de la propuesta. En el filme se halla un cadáver mutilado bañado en sangre sobre la blanca nevada. Si conjugamos libertad, sangre y aliens puede verse como el estudio exógeno de nuestro comportamiento irracional y violento. También podría ser la influencia de estos aliens sobre nuestra violencia e irracionalidad. En los diálogos no obstante aunque no es una comedia se percibe algo de ironía, uno de los personajes que habla -se comunican mediante subtítulos- se siente fastidiado con la intelectualidad del compañero; cuando la abstracción llega a la teología el fastidio es una pequeña explosión de humor, como quien dice no me fastidies con tu película, con tus complicaciones constantes. Pero siempre es interesante que haya originalidad y novedad -lo clásico, claro, es lo clásico, lo mejor de lo mejor-, y ante todo autenticidad, que el filme tenga algún tipo de coherencia, que haya seriedad y profundidad -salvo sea realmente de humor, y para ello también hay que tener talento especial, el humor no es para todos tampoco-, que el filme pretenda ser bueno de verdad, que no sea efectista, impostor ni forzado. Ésta obra se mantiene fiel a las complicaciones, el mensaje es ese, mantenerse fiel a uno, a nuestra filosofía, a nuestro lenguaje, a nuestra literatura, a nuestra visualidad, como morir en la nieve, morir siendo de otro planeta, que también puede leerse como algo pesimista con las acciones de la humanidad, como con su corrupción. La cordillera, la nieve que lo envuelve todo imponente, como que te hipnotiza, sumada la música de acompañamiento, crea un ambiente, la naturaleza por encima de todo, esto es lo sensorial, el sentir de lo extraño, pero resulta un poco redundante. No obstante se percibe una aclimatación completa, plena, virtud de lo elemental para hacer cine. Ver a estos astronautas motoristas pasear por el inclemente frío, por las condiciones más adversas tiene sus varias lecturas, es una exploración a lo oscuro, al corazón de las tinieblas, a nuestra brutalidad. A su vez hay una lectura ideológica, hacer películas, hacer arte, escribir de cine también puede ser arte, es una lucha, una resistencia, por ser uno mismo.

jueves, 8 de octubre de 2020

Los helechos

 

Los helechos (2019), de Antolín Prieto, es una película que por una parte no parece película peruana, mucho menos si la consideramos una comedia, es demasiado sutil para empezar -salvo la escena sexual a lo "cine europeo"- y nosotros no tenemos nada de sutiles con la comedia, solemos ser bien chabacanos en general o de trazo grueso, o solemos imitar el cine americano y poblar la comedia de peruanismos así, cosa que por una parte se extraña, por más raro que suene, aunque no la exageración, un poco solamente, ya que tiene un feeling especial hallar peruanismos en la comedia nacional y (algunos) lugares comunes de ser peruano, aunque a veces se tiende a exagerar el lugar común, sobre todo nuestro criollismo, que puede dejarnos mal parados. Como digo, un poco no más se extraña, porque la comedia sutil de Antolín tiene varias virtudes y ventajas de ser como es, como tener más nivel que de costumbre, tiene un toque más universal y cosmopolita -más un cierto toque indie extranjero, sin perder su cualidad de cine amable-, hay argentinos y españoles en su reparto, pero en lugar de anclarse a las diferencias se preocupa más bien de su temática, de sus relaciones de pareja, va al meollo del asunto, a su trama, y éste es un gran acierto. Los helechos es una película que se ve natural, pero también elegante, sin ser pedante o impostada. Las parejas protagonistas se ubican en Azpitia, el campo, pero cerca de Lima. El filme utiliza un trato educado, pero que no se ve del todo extraño, aun cuando nuestro comportamiento suele ser más chacra en público. No obstante se nos reconoce en el trato aun así, no es que se anule la identificación nacional, hay su parte, como hay varios lugares para reflejarnos, como lugares turísticos y en especial por el pisco, nuestro trago de bandera. Pero ciertamente es un aire más refinado el que se vive, aunque tampoco es que sea la highlight, hay peleas y algunos comentarios "ordinarios", en casa de estos anfitriones hippies y en el Perú hay también una cierta corriente hippie si se quiere. Vemos a tres parejas compartir vacaciones en el campo, Azpitia luce muy bien, está muy bien tratada turísticamente, notablemente. El filme de Antolín usa la técnica de la impro, algo puede verse que hay, pero se nota que hay un guion y una estructura también, y bien así, la naturalidad es necesaria, vital si se quiere, pero toda película requiere de mucho más que espontaneidad o de únicamente la sensación de naturalidad. Pudo haberse notado en la fluidez del habla y haber tenido huecos en los nexos biográficos o en común. La impro se siente por algunos cortes, los diálogos en varias partes no son extensos y se nota que daban para seguir o como que se percibe un cierto vacío -algo leve-. Pero en conjunto la impro no es algo que se perciba demasiado ni se vea para nada mal, otro acierto; la película pudo terminar siendo bastante mala si la impro fuera muy dominante, cosa que en realidad no se percibe así. El filme de Antolín es entretenido, están bien cimentadas éstas vacaciones, curiosamente -porque el sentido parece otro- sobresale la amistad más que la relación de pareja, hay una buena interrelación en general, las vacaciones se ven interesantes y divertidas. 

miércoles, 7 de octubre de 2020

My Mexican Bretzel

 


El found footage pareciera fuera algo donde no parecen haber muchas posibilidades, algo limitado, si seguimos el manual, o algo banal y vacuo en gran parte del cine de terror, pero en la práctica se hacen películas notables, es una fuente de originalidad, aunque no abundan tampoco las películas sublimes, pero hay sus trabajos bastante buenos, como el presente, de la española Nuria Giménez. Es una película donde mucho es falso, pero también tiene de verdad, y hasta de trascendencia. El filme abre con una frase que dice que muchas mentiras a veces muestran la verdad en realidad, así tal cual. Las mentiras muchas veces son necesarias, alivian o hacen la vida mejor en muchos sentidos, así de contradictorio es el mundo, así estamos diseñados, pero eso se aprende con el tiempo. El filme recoge material de archivo, videos caseros, hallados en Suiza, pertenecientes a los abuelos de la directora que ha revisado, escogido, resumido, para luego "inventar" la historia que veremos, sobre una pareja que lleva otros nombres, León y Vivian Barrett, que al tener poder adquisitivo los vemos viajando muchas veces y disfrutando de la vida, aunque también se habla del negocio del hombre, sobre un medicamento. En el filme leemos subtítulos, ahí yace la lectura del diario de Vivian quien es quien cuenta la historia que presenciamos. Como podemos apreciar es una mirada femenina la expuesta. Los vídeos caseros que vemos pertenecen a León, el marido, pero es Vivian quien los analiza o les da forma, y tras ella la artífice, la directora, a la vera del found footage y su creatividad. Hay una amalgama perfecta entre los diarios y las imágenes de archivo. León se la pasa posando, mientras su esposa denota estar un poco aburrida de él. León es un hombre realizado, feliz, pero su mujer yace medio disconforme con su realidad, aunque no lo dice directamente. Esto puede sorprender un poco, porque los Barrett se pudren en plata y se dedican a gozar de la vida, a viajar por el mundo. Pero así somos todos los seres humanos, nadie está conforme con nada nunca, a todos nos fastidia algo, en toda vida hay dolor y pena. La felicidad como se puede ver -aunque tendemos a pensar distinto- suelen ser menos momentos que otros. Todo llega a aburrir. León como que de tanta felicidad -sonrisas que vemos a diestra y siniestra- no le presta toda la atención que las mujeres suelen exigir. Vivian tiene un affaire, de aquí el título del filme, con un mexicano. Éste mexicano puede ser un invento de Nuria, o puede que en efecto sea alguna historia íntima familiar. El mexicano yace en fuera de campo, nunca lo veremos, se habla de él únicamente, Vivian habla de él. Más que de Los puentes de Madison (1995) éste mexicano es solo una aventurilla producto del aburrimiento que siente Vivian del marido egocéntrico, a razón de esa atención que falla. A Vivian se le percibe muy formal, algo contenida públicamente, pero cuando la vemos descalza por la playa con sus tacos en la mano podemos notar -fetichistas, eso sí- que ella puede ser una mujer provocadora y sensual sin pretender exageración. Esa mujer también filosofa a través de un gurú indio que es otro invento de Nuria, otra mentira que guarda mucha verdad y trascendencia. Nuria ha dicho que éste gurú nace de lo cotidiano más que de textos en específico, de todas formas es su cualidad de directora culta, e inteligente también, para pensar por sí misma, porque todos podemos llegar a la misma conclusión si pensamos. Como la manzana de Newton el mundo que nos rodea es una ventana al saber para todos, salvando diferencias intelectuales, desde luego.  

sábado, 3 de octubre de 2020

Special effects

 


Special Effects (1984), de Larry Cohen, es una película de bajo presupuesto bastante entretenida y atrapante. Tiene algo de Vértigo (1958), con una mujer por la que un hombre está obsesionado hasta el surgimiento de una doble de ella, aunque aquí se trata de su esposa que quiere ser actriz a toda costa. Cohen muestra su admiración de siempre por Alfred Hitchcock, pero se actualiza, es una película propia de su tiempo, se pone afín a un cine más sucio, el de los 80s, sin embargo se ve como una mixtura de audacias, entre lo clásico y lo moderno. El filme nos muestra a un director de cine fracasado y desesperado aunque acomodado en busca de hacer una película gloriosa, para ello habiendo cometido un crimen quiere materializarlo en la gran pantalla, cree que ahí está el material más potente. Andrea (Zoe Lund) es muy cruel con su esposo, Keefe (Brad Rijn), su crueldad la lleva a caer en el karma, cuando quiere trabajar con el director de cine Neville (Eric Bogosian), un psicópata. Neville se hace amigo de Keefe, y empieza una amistad secretamente perversa con él. Keefe muere de amor por su esposa a pesar de todo, y cuando conoce a Elaine (también Zoe Lund) no le importa más que volver a ver físicamente a su mujer en Elaine, que es idéntica, y aunque no es tan arpía como Andrea pronto queda seducida con ser actriz. El filme tiene a las mujeres por muy liberales, los hombres orbitan alrededor de ellas padeciendo su superficialidad. La maternidad es una carga para mujeres como Andrea, pero Keefe ha prometido a su hijo pequeño que le llevará a su mamá. El filme es muy campechano, sin llegar a lo burdo o vulgar. Hay sexo y erotismo, infaltable en el cine de los 80s, de imagen pedestre, aunque Cohen de por sí es algo chacra con lo sensual. En un momento un actor le soba un seno a Elaine y Keefe se vuelve loco. A ratos falta sutilidad, pero el filme funciona bien aun así. Los protagonistas se notan muy reales, y hay muy buena interacción entre ellos, sin necesidad que sean actores luminarias, pero lucen competentes tal cual, hasta agregan personalidad al producto. Keefe y Andrea como que vienen de abajo mientras Neville es un rico carismático, sin ínfulas. Bogosian sobresale en especial, hace de un buen psicópata. Keefe transmite literalmente tensión por su  mujer, pero no llega a ser insoportable, Rijn tiene un aspecto desgarbado, de muy relajado, que contrasta con su tensión, y hace una amalgama particular, aunque tiene de defectuosa. Éste filme no es muy complejo, pero tiene su gracia, sin duda, como que Neville es muy amigo de un jefe de policía con anhelos de trabajar en el cine, con lo que el crimen real siempre está a dos pasos del ficticio o cinematográfico, proponiendo suspenso y un planteo sobre la fuerte realidad o el impactante realismo del séptimo arte.