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lunes, 23 de junio de 2025

The Laughing Policeman


Adapta la novela de misterio de mismo título perteneciente a los suecos Maj Sjowall y Per Wahloo. Posiblemente la novela más celebrada del dúo. El director Stuart Rosenberg no fue tan estricto al parecer con la adaptación y se puede percibir de ello en que a pesar de que puede verse como una trama compleja hay muchas pistas falsas en el ambiente, pistas las cuales se desechan de manera donde la gran pantalla y el thriller ponen sus fichas. Es un filme que más allá de la apariencia de arduo de resolver posee bastante adrenalina y además tal cual señala un slogan de producción, tiene bastante realismo, un realismo que para parte de la actualidad puede herir susceptibilidades o pasar por políticamente incorrecto. Me parece que refleja muy bien el ambiente policial, así como el ambiente de barrio, la calle, como dentro de la comunidad de color, los burdeles de striptease y hasta Chinatown o la comunidad gay. El contexto es en San Francisco. El detective principal lo interpreta Walter Matthau quien ya se perfilaba como actor de comedias, pero aquí para la época hizo su gran paréntesis como actor más serio, literalmente, digámosle. El siguiente año haría igualmente de policía protagonista en la mega famosa –de las que no tienen detractores- The Taking of Pelham One Two Three (1974), una película más de entretenimiento puro y duro, un noir de cine popular. Matthau hace de un policía sin tanta cosa encima, algo curioso pensando que su personaje es parte de una reconocida saga policial en la literatura. También puede ser que alguien lo eligió pensando en el título, jugando con lo inesperado, con romper con el lugar común y de paso mostrar justamente algo de sarcasmo. El detective que interpreta es de los que no se hallan felices con sus vidas, dentro de la monotonía y la indiferencia familiar, mientras están obsesionados con su profesión y la corrupción que tienen que resolver. Éste detective de paso deja ver que tenía un affaire con la mujer de su mejor amigo, con quien se obsesiona por resolver su caso, quizá por un mea culpa. Éste compañero de la policía muere asesinado, investigando sobre una prostituta en sus horas libres. De la misma manera es interesante ver que el meollo criminal se relaciona con un asesino de esos locos que matan en masa y que el modus operandi se repetirá como si fuera un accionar serial. Un super plus es la performance y el personaje que hace Bruce Dern. Es un detective de policía del tipo que tiene rasgos detestables y otras cosas rescatables, que pueden saltar entre el bien y el mal o rozar los límites. Dern hasta coquetea con lo sospechoso por el tipo de personalidad que tiene, de esos policías que se les adjudica de muy pedestres, propios de la misma calle que retrata tan bien Stuart Rosenberg. El filme tiene también ratos como de un poco muertos que no le ganaran fanáticos, pero que agregan más verosimilitud a la propuesta, sobre todo a esa vida del protagonista que bien define el título irónico. Tampoco es que las pistas falsas sean vacías del todo porque agregan un ecosistema de variopintos caracteres.  La figura de la calle es bastante nutrida, hay pequeños gángsters, proxenetas, dealers o hasta vendedores de armas ilegales. Exhibe un panorama bastante completo y por ahí se instala muy bien Matthau y Dern como comiendo en las cocinas de restaurantes austeros. El quehacer de buddy movie también se maneja con cierta originalidad, puesto que llega a sobrevolar estar la vida en peligro de uno de ellos en ese compañerismo, tras su cuota de ambigüedad, tal lo muestra una interactuación con otro detective, que bien ejecuta Louis Gossett Jr. En éste compañerismo no asoma comedia, pero sí esquina. Es una propuesta curiosa, que se le puede criticar ciertamente, pero que en general es verdaderamente atractiva, vale la pena, mucho mejor que ver algo sin real personalidad o sin proponer algún tipo de reto formal. Hay que tomar en cuenta que se distingue aun hoy, como adaptación de una saga literaria renombrada y con bastante agua bajo el río, cosa que tiene peso, porque uno no quiere ver nuevamente lo mismo, de ningún tipo de cine.

martes, 3 de junio de 2025

Rififi


Ésta película lleva mucha fama encima y en efecto es un gran filme. Es un noir y una película de asaltantes. Hay un robo muy bien planificado, entrenado (alrededor de una sensible alarma, para una zona muy comercial, y con rondas policiales), gloriosamente escenificado, de una joyería, donde en el robo no se habla nada ni hay ninguna música de acompañamiento. Es un robo sin armas, puesto que de fallar esto indica más pena de cárcel. Los asaltantes son 4. El líder viene de estar en prisión, sin denunciar a nadie –tema que va en repetidas ocasiones-, es Tony le Stéphanois (el belga Jean Servais). Tiene 45 años. Con él está Jo (el austriaco Carl Mohner), el “muchacho” fornido, de aura bonachón. Lo tiene a Tony por su familia, como su primo mayor. A estos franceses los acompañan 2 italianos, según la narrativa, Mario Ferrati (Robert Manuel) quien es el gracioso del grupo; y el amigo que convoca, César el Milanés, nada más ni nada menos que el mismo director del filme, el notable director americano Jules Dassin –en su exilio en Francia- quien se otorgó dentro de su filmografía 6 roles como actor, aunque pocos son protagónicos. Aquí tiene una participación importante. En su personaje literalmente es el guapo del equipo, el conquistador de bellas mujeres y ahí entra a tallar su affaire con la cantante y bailarina –casi gimnasta- la hermosa actriz turca-francesa (futura musa de Fellini) Magali Noel quien canta –realiza una performance en un restaurante-bar- una canción en homenaje al leitmotiv del filme y título, Rififi, que significa peleas a puño limpio entre los hombres, los problemas entre hombres rudos. Para el caso, las siluetas se prestan para señalar el mundo criminal, a los gángsters. Noel hace tremenda performance. También se ve muy bella echada en la cama boca arriba con el cuello sobresaliendo mientras luce una expresión seductora. Una escena cuidada y llena de ingenio que dice mucho sin mostrar nada frontalmente. Noel hace de una vedette, accesible a fans atractivos y regalos, a aventuras con tipos malos. Trabaja en el local de un gángster, como si dijéramos dentro de la mafia italiana la familia Grutter, con Pierre a la cabeza (Marcel Lupovici, que tiene la imagen perfecta para el cine criminal, un iluminado antagónico sin demasiado requerimiento). Entre los malandrines que le acompañan es curioso ver a un drogadicto. Y también es curioso ver que ésta adicción será importante para confrontar a los enemigos. El final en el auto es muy histriónico, teatral y muy cinematográfico, de cierto suspenso en medio de mucho dramatismo. Hace pensar en ser inspiración para la obra maestra Un mundo perfecto (1993). El mensaje es que el crimen no paga, aun cuando Tony dice qué hay que vivir; es decir, hay que robar, aun cuando una línea menciona abiertamente que los verdaderos duros no son los hombres pobres o salidos de abajo que se vuelven criminales, sino los hombres pobres que escogen rehuirle al crimen. Tony es un criminal ranqueado, con reputación entre los gángsters, pero como en El Padrino (1972) tiene un código de vida que sigue, de no quebrar jamás la lealtad o de no hacer daño así nomás, quien justifica matar. Cree en el respeto criminal, como cuando en primera instancia le desagrada César por percibirlo como un modelo; él, así Pierre, tienen esas caras más curtidas –como por la edad- o más intimidantes. No obstante, aquí priman las acciones más que el aura de intimidación. La ambición pesa mucho, el dinero manda. Lo vemos transportando el dinero en maletín, un clásico ya desde entonces, con billetes que se ven bastante grandes. En el inicio, en el juego de póker, se observa que no se amilanan con nadie, éstas gentes son como perros de pelea, tal cual la propia canción para la película que interpreta Magali Noel. Igualmente, la mujer puede ser fuerte o valiente, retar el entorno, pero éste finalmente es un mundo de hombres, violentos, algo brutos, duros. Así se mira a Tony castigar con azotes la deslealtad de Mado (Marie Sabouret). La humilla. Es el submundo, no el mundo feminista. Tony habla sólo cuando es necesario. Mira con furia la realidad (para ello no se necesita tampoco de demasiada explicites). Él implica no tener nada suyo fuera de lo criminal, no conoce otra manera, similar al pensamiento del De Niro de Heat (1995). Esto también es vivir bajo el yugo de sus elecciones, por más astuto que se pretende. En el inicio le dicen literal que sin dinero no puede jugar (no puede hallar placer). Es el relato de lo criminal, pero vemos normalidad, momentos familiares, relaciones cariñosas y amables, no es que se trate de malvados a secas, pero si de gente sin otras miras para tener mucho dinero. En ello el filme, basado en la novela de Auguste Le Breton, es sencillo pero muy entretenido. Estamos ante un noir muy competente y no tiene nada de complejo. Cuando los policías detectan un carro sospechoso y revisan las anotaciones de las placas de autos robados estamos ante el ingenio puro y duro de un cine diáfano y potente.

miércoles, 14 de mayo de 2025

La strega in amore


Damiano Damiani adapta en su película hecha a la italiana la celebrada novela corta Aura (1962) del mexicano Carlos Fuentes. Un escritor, historiador y/o un periodista, Sergio (el británico Richard Johnson), es un mujeriego empedernido. Se da cuenta que una señora de cierta edad lo anda siguiendo o vigilando. Intrigado y fastidiado trata de acercársele para confrontarla. Un día le muestran un aviso del periódico donde éste parece hablar exactamente de él profesionalmente, de requerir sus servicios. Todo lo atrae hacia esa extraña señora que lo persigue, Consuelo (Sarah Ferrati). Como es una mujer vieja, Sergio no quiere saber nada de ella. Pero de repente en la casona de Consuelo aparece una mujer joven muy bella, Aura, interpretada por Rosanna Schiaffino, una ex modelo en la vida real, que soñaba con ser la próxima sex symbol italiana del cine y que finalmente no llegó a consagrarse. A Sergio, Aura, le parece mentirosa y corrupta (y difícil), entonces queda prendado de ella o quiere agregarla a su lista de conquistas. El problema es que Consuelo está muy unida con Aura. Consuelo es la madre alcahueta, inseparable, como en cierta forma te recuerda a Psycho (1960). Recordemos además que Ti West dijo haberse inspirado en ésta magistral película en su última trilogía sobre la vejez. La strega in amore (1966) es un filme de terror que tiene mucho de cine negro. Aura por una parte así parece una femme fatale o una especie de viuda negra. Por ese lado, recuerda a Luna de Hiel (1992), el agotamiento de lo sexual en el ser liberal. Así mismo tiene injerencia que la condición económica de ellas no es muy buena y han sido una familia adinerada. Sergio no es rico, pero se le perfila hacia obtener de él algo similar, como comenta Fabrizio, en la performance del gran Gian Maria Volontè, quien ya había trabajado con Sergio Leone en 2 de sus populares spaghettis western, pero aun no estaba en su máximo esplendor como actor, no obstante, exhibe cierto desarrollo actoral. En dicho comentario de Fabrizio se sugiere que puede convertirse Sergio en alguien capaz de llegar a hacer cualquier cosa por Aura, como si fuera esclavo del vampirismo o un hechizo, tal como volverse fácilmente criminal. El apasionamiento es dibujado como entrar en una espiral de subyugación mental, perder toda facultad de discernimiento o mesura propio. Y esa será la lucha sutil. En un momento baila Consuelo y también Aura de manera desenfrenada, incitando a Sergio a la demencia. Los hombres aquí se degradan por su apasionamiento. Ahí se puede ver conexión con Japón (2002) de Carlos Reygadas, en otro sentimiento. Hay una carga erótica cuidada en Rosanna Schiaffino como objeto de deseo, pero donde Damiano Damiani se mantiene discreto, humilde, sobre todo a los estándares de su época o hasta incluso del cine italiano. Damiani prefiere hacer un filme clásico, gótico, que típicamente sesentero, o de cine B, aunque tiene su cuota de cierta ridiculez narrativa (como literalmente lo es lo de la matagatos), si bien no daña el conjunto. Con Aura existe cierta ambigüedad de si seduce hombres y se deshace de ellos. En esa dirección se dice que Fabrizio, el amante de Aura, es peligroso, un mal elemento. Es un poco la temática del reemplazo de la novela icónica El Cartero siempre llama dos veces (1934) y de mucho cine noir. El hombre es malo y se pide que lo anulen, para ocupar su lugar. No es cuestión de simplemente decirle que se vaya. Fabrizio parece más pasivo que agresivo, pero un juego de esgrima lo pone a lucir también pícaro. Es como si fuera en realidad, Aura, un castigo para los hombres que se pretenden astutos con las mujeres. Aura intenta dominar a Sergio. En todo esto entra a tallar Consuelo quien no quiere dejar pasar el tiempo, no quiere aceptarlo. Es la mujer que ha dependido mucho de su belleza y le mortifica envejecer. Pensemos que es lo mismo con el vampirismo, el derroche de sensualidad y la vida eterna. Como una enfermedad, Sergio, empieza a perder la cabeza por la mujer que considera físicamente espectacular, por su deseo de poseerla sexualmente. Llega a entender todo, pero podría ser demasiado tarde, ya ha cruzado la línea, ha ido enmarañándose, lo han embaucado, le han dado de su propia medicina. Éste filme es en realidad un relato de perdición que de reencarnación, si bien es en gran parte fiel al libro y una notable adaptación cinematográfica. El misterio es sencillo, pero está bien ejecutado, aunque se toma algunas licencias, maneja algo de trampa, que dejan oscilando la narrativa entre el terror y el noir.

sábado, 10 de mayo de 2025

L'Istruttoria È Chiusa : Dimentichi


Lo que sorprende inicialmente es que Franco Nero aunque hizo una carrera con varias producciones de bajo nivel es de reconocerle que es tremendo actor. Aquí realmente lo hace muy bien, es muy expresivo, sabe contener el miedo y el dolor de su personaje, sabe ser frágil y también valiente, todo de manera convincente y bajo contundente emocionalidad. El director del filme, Damiano Damiani, también es un gran director de cine, quizá muy poco reconocido para la buena calidad de sus películas, que no se revisten de demasiada materia, recurren bastante a lo esencial sin caer en lo monótono. Igualmente domina el cine de entretenimiento y lo hace con cierto grado de sofisticación en sentido de darle sustancia al cine de género que hace y que puede leerse hasta un poco intelectual, sin dejar las coordenadas de un cine accesible a cualquier espectador, hasta el más afín al de la acción pura y dura. El cine de Damiani es realmente seductor. Mantiene un alto nivel de atractivo como narrador. Su arte es interesante y al mismo tiempo se ve con mucho agrado hedonista básico. Nero interpreta a un arquitecto que cae en una terrible cárcel llena de mafiosos y asesinos producto de un choque accidental y su fuga. Es un hombre de bien, un hombre de dinero, un hombre incluso idealista a cierto punto, pero esto se pondrá a prueba producto de la ley de lo criminal, la ley de la sobrevivencia. En la cárcel conoce a un hombre realmente probo e intachable que es capaz de sacrificar su vida por sus principios. Vanzi (Nero) intenta hacer lo correcto, pero al tratar con un importante mafioso de la prisión, Salvatore Rosa (Claudio Nicastro), que uno puede confundir con el director de la penitenciaria y quien necesita deshacerse de Pesenti (Riccardo Cucciolla), el sujeto idealista que quiere señalar la culpa de cierta mafia empresarial, entra en una vorágine de miedo frente a la criminalidad de la prisión. Damiani maneja éste miedo como pocos, como se puede ver en el esquema y ejercicio dotado que coloca en su magistral película –valga la obviedad del título- I Am Afraid (1977), con los grandes Gian Maria Volontè y Erland Josephson. Hay un buen plan –que lleva cierta originalidad como película en toda su estructura hasta el final devastador y traumático- para sacar de en medio a Pesenti que lo involucra a Vanzi como fintiando su participación casualmente y en ese trayecto se ve como puede uno quedar fuera de circulación si chocas con los poderosos amos de la prisión. Es un filme que muestra muy bien la fragilidad de vivir o morir si te ponen en la lista de los enemigos oficiales o cuando estás como anillo para el dedo como prueba de legitimidad. Es de esa manera que muchos capos de la mafia se ganan el miedo y el respeto, por su cualidad de miserabilidad. Vanzi hace lo que puede para adaptarse, pero el lugar lo sobrepasa, como a cualquier persona de bien. El realismo del filme es potente, no cae en la caricatura, ni tampoco en la sobredimensión. Así el sistema para tener sexo (con la impresionante Patrizia Adiutori) en prisión es audaz y coherente. El dinero en la cárcel te puede ayudar, pero el poder (la pirámide) está primero. En ese ámbito Pesenti es un kamikaze, pero Vanzi es alguien mucho más pedestre y la pieza clave para el jaque mate en varios sentidos. Temer morir está en todos, pocos hombres pueden ser realmente heróicos, Pesenti es uno de ellos. Pero Salvatore es un demonio en toda la palabra. Igualmente, el cinismo y la frialdad del guardia al mando del centro (Turi Ferro). Hay diversos vínculos de amistad en prisión. Asistimos a muchos tipos de presos, como Biro (John Steiner), el eterno delincuente juvenil. También se apela a la dignidad del preso, como con Campoloni. Muchos estan expuestos a la fragilidad de la existencia, en un lugar donde es un pequeño reino donde favores esenciales valen más que la propia vida. Es el opuesto de la civilización idealista donde cada ser humano es importante. También hay una señalización de clases bajas empujadas a corromperse, como arguye el jefe de policía. Es una película pesimista, pero también la cárcel representa un submundo infernal.

lunes, 24 de febrero de 2025

The Getaway


Ésta es una película de acción muy buena. Pero hubiera sido perfecta sino fuera por la introducción que se hace del amor de pareja que se exhibe muy propia de telenovela, pretendiéndose poética, y hasta en la laguna parece comercial de tv., si bien es importante porque el filme se solventa de ésta relación. Ésta parte inicial notoriamente romántica luce muy endeble y no es tan breve, parece de otra película. Incluso el protagonista peca mucho de híper sensible en esa consonancia, no como un convicto, alguien que ha pasado las de Caín en la cárcel. Sobre todo cuando su salida implica que seguirá por el camino criminal. Pero después el filme otorga intrepidez en su acción, se pone realmente memorable, sin exagerar la grandilocuencia. También con los pergaminos y maestros que tiene, una novela de Jim Thompson, Walter hill como guionista y Sam Peckinpah en la dirección, no había pierde. Ali MacGraw en sus 33 años se luce muy bella, se diría que es irresistible para cualquiera, pero se le percibe en buena parte frágil para el personaje que tiene y que se necesita como soporte. De todas formas cumple, no malogra el filme. No es la elección más idónea, pero da personalidad al conjunto, aun así. Ella no tiene una carrera con muchas actuaciones; ésta debe ser la mejor que ha dado. La parte del basurero es bastante emocionante, claro reel del mejor cine de acción. Muy detallada. Cine puro y duro. Las tomas del recojo hasta el terral te ponen a sentir un paso a paso de mucha potente tensión. Igualmente el desenlace a lo Unforgiven (1992), con los 6 hombres contra uno es súper atractivo. Full adrenalina. Produce escenas gloriosas. Doc McCoy (Steve McQueen) con su escopeta y su revólver, dando la cara, en desventaja, a lo Django (1966), es oro puro. Finalmente ahí lo vemos al protagonista en toda hazaña. La llegada de los mafiosos sureños de aire clásico en el carro musculoso parece salida de una de las mejores películas mexicanas de ajuste de cuentas. Posee una maravillosa visualidad. Se ve super into the movie, en el contexto americano folk. Ben Johnson como el capo y político corrupto, con una mirada filosa y a otros ratos sutilmente pícara, muy sugerente, es tremendo acierto desde el principio hasta el final. Es un formidable antagonista. Mención especial además de John Bryson como el contador. Cuando dice que hay que dejar el cadáver en una zanja, limpiando su rastro y la escena, suena a noir serio. Las persecuciones y enfrentamientos con la policía también generan muy buena acción. Se nota una fuerza policial muy poco inteligente, poco previsora, más funcional, como pasar cerca de un ómnibus sin notarlo, o no poner barricadas en el pase a la frontera. Pero puede verse como la película de otra época, más light en todo sentido, más despreocupada. McQueen es sólido como antihéroe, de ladrón de bancos. Trasmite mucha naturalidad. Tiene un toque de tipo duro muy conseguido, sin necesitar de posturas intimidadoras, sino todo muy en su normal expresividad, normal seriedad. Se le ve un hombre rústico, campechano, sin llegar a ninguna cuota de vulgaridad. Es como que está en el medio de cierto refinamiento y cierta llaneza. Se le ve un tipo común pero educado. Lo interesante de él es que así puede concretar roles bastante verosímiles de tipo duro. La vulgaridad viene con el compinche, Rudy Butler (Al Lettieri, tremendo secundario) que tiene una sub-trama que inspira ese porno moderno con el supuesto marido observando ser engañado en una faena sexual y esto se mantiene en gran parte del filme con la ligera mujer muy bien interpretada por Sally Struthers, a la que tratan como adolescente boba. Esto se observa perverso, pero también irónico, como el sentido del humor de un cierto machismo. Pero el filme se ubica en Texas y en estos relatos predomina el clásico duro rural. La escena con el viejo cowboy de clase trabajadora pone el sentimiento en pantalla y la humanidad existencial y de paso consolida sin disfuerzos al dúo. Hay un fuera de campo sobre un coito por negocios que escenificarlo hubiera aumentado el realismo y agregado sordidez al filme, pero ésta película es una obra de cine cuidada y rehúye ello. El fastidio a esa vera se reduce en su efecto pero es afín a ser usado repetidas veces para discutirlo, habiendo en el aire un quehacer emotivo, lo cual es curioso en un filme de vaqueros. El robo del banco es competente aunque no impresionante, luce un asalto sencillo/fácil, de pueblito y entidad con mil descuidos de seguridad, pero es capital en la historia, como implica el título. En adelante la propuesta –éste gran thriller criminal- paga con creces su precio como una notable película. Se mantiene hasta el final en gran nivel de acción. Lo que sigue es perfección pura. McQueen representa al hombre que puede tener a cualquier mujer y al mismo tiempo un tipo sin musculatura, pero capaz de enfrentar cualquier reto físico. Cuando pasan por la máquina de basura es una representación inteligente de que pueden con todo, aunque no es una lucha de aquellas como contra lo imposible que se ve en la realidad más contemporánea del cine de acción, sino una historia de pueblitos del sur, una historia campechana, que se palpa sustancial, notablemente real. 

domingo, 23 de febrero de 2025

Decision to leave

Decision to leave es un muy buen noir al estilo coreano, de la mano de la magia del talentoso Park Chan wook. Tiene una parafernalia cómica que acompaña en una primera parte y poco a poco la propuesta se va poniendo seria, como suelen hacer el cine en Corea. De ésta misma manera mezclan cierta pequeña extravagancia expresiva que recorre toda la narrativa, que te pone fuera –un poco, pero entendiendo sin problemas la película- de las convenciones y presenta novedad en la forma de relatar o ver. La historia es sobre una asesina que se enamora del detective que la investiga, como en Bajos instintos (1992). La asesina la interpreta la hermosa actriz china Tang Wei que hace justamente de su nacionalidad origen. En la historia ella era mantenida como trofeo por un marido millonario, pero pronto, como sueño húmedo feminista, el hombre caerá de una montaña señalándosele un suicidio. Es así que el detective de policía Hae-jun (Park Hae-il) quedará prendado desde el inicio de la sospechosa. El primer interrogatorio tiene un leve toque a lo Wes Anderson. Además, Seo-rae (Tang Wei) es inteligente y se nota en las conversaciones que sostiene con él. Ella autodefine su universo mencionando a Confucio (y la montaña y el mar acompañaran todo el filme), la película se mantiene en el uso de referencias asiáticas, lo cual es un acierto, proponer la propia personalidad dentro de un paquete que puede coger cualquiera. El filme se convierte en uno de romance dentro de un noir. Ella es una femme fatale. Seo-rae se nota siempre naturalmente perspicaz, quien habla mucho con la mirada, detrás de su belleza, la belleza madura de una mujer de 45 años. Hae-jun está enamorado de su trabajo como policía, pero Seo-rae lo volverá loco, la fémina se transformará en su prioridad mental, aunque algo siempre los separa y él mantiene las formas, lucha por cumplir con sus deberes y sus compromisos. Cuando finalmente confiesa que la ama, lo expresa indirectamente, con un acto que va por encima de su orgullo como policía, profesión que es la que siempre lo ha obsesionado, aun cuando teme hallar crímenes donde haya mucha sangre (y hasta esos detalles los recordará Seo-rae). Ella, producto de su alta capacidad intelectual, capta la declaración, como poca gente lo haría. El detective está casado hace más de una década. Su esposa, que muestra su personalidad, no es un ente de adorno, le propone tener sexo una vez por semana, aun cuando se lleguen a odiar, hacerlo un pacto. Hae-jun en un momento pone su vida en manos de la femme fatale, se entrega a su amor tanto que él mismo deja de importar. Muchas circunstancias particulares llevan a que pasen asesinatos que se van descubriendo despacio y sus justificaciones son curiosas en sí (tanto que pareciera que se dijera que matar muchas veces tiene sentido, si bien esto te lleva a la autodestrucción), puesto que es una película de misterio e investigación, la que tiene su complejidad, siendo el detonante cómo es tratada la mujer, cómo percibe el mundo. El crimen está fuertemente ligado al romance. El detective He-jun tiene una personalidad difícil, pelea consigo mismo, e igualmente es muy inteligente. Así lo vemos movilizando la pantalla colocando escenas (con él como vigilante y fantasma) que brotan de su mente, similar a El Aura (2005). Es una película un poco intrincada de seguir en su figura de especificar los crímenes, hay mucho celular de por medio, pero así mismo está la obra expuesta con la típica intensidad, locura, de los poderosos y famosos thrillers coreanos, por lo que no falta la violencia y los exabruptos, los matones primitivos como salidos del anime. Es una película que rompe un poco con lo común al poner los crímenes bajo la lupa de la potente pasión afectiva. Es verdad que esto se suele percibir en montón de filmes, sólo que de la misma manera a menudo como apunte superficial, mientras que aquí está ensamblado dentro de una argumentación sólida, como una gran narrativa noir a ese eje. El relato aunque algo intrincado nunca deja de ser fresco, de sentirse vivo, intenso, con su espolvoreo de extravagancia sostenida. La relación entre la china y el policía insomne tiene mucho atractivo, y no es algo usual, que se percibe desde lo sexual, sino es a través de un quehacer romántico, dentro de lo clásico y poético, aunque maldito. Ambos son capaces de romper toda regla por el otro. Hasta el final no faltan las pruebas de amor.

domingo, 24 de noviembre de 2024

L'Étrangleur


Ésta es una película un poco rara, rara no porque no la vayas a entender, sino porque algunas acciones no parecen las más comunes, algunas acciones son literalmente extrañas, como si los personajes salidos de la cabeza del francés Paul Vecchiali -que escribe en solitario el guion- fueran gente rara, pero tampoco es que ser asesino en serie pase por ordinario, sino, claro, es propio, como se dice en pantalla, de personas dementes, anormales. El relato abre con un niño pequeño castigado escapando de su hogar para querer huir en tren, pero se topa con un adulto y presencia un asesinato, algo que él tomará de modelo. Por un momento parece pasamos por una visión o sueño del futuro, producto de un enojo e impotencia que cambiará el rumbo de la vida de Émile (Jacques Perrin), pero puede ser otra cosa, puede haber una lectura de abuso sexual, pero el filme por ratos se plantea abiertamente artístico y se disuelve en la sutilidad y en un quehacer light arty. Artístico como quien pretende buscar el camino atípico. Se percibe del filme que hay mucho de Vecchiali, pero también se siente un ánimo lúdico (como infantil, aunque trabajando con las relaciones afectivas interpersonales) con la temática, disfrutar de construir el personaje de un asesino en serie, de la fantasía y libertad que proporciona. Pero a su vez se siente un Vecchiali (en los 40s, realizando una de sus primeras películas) entusiasmado, experimentando, con el aparato del cine y querer ser artístico, ganarse un lugar como cineasta de autor. No obstante no sólo es eso, porque se percibe un cierto gusto personal como de cabaret, algo entre pintoresco y un poquito huachafo, como si recurriera a disfraces, en el personaje de la actriz entrada en años, olvidada y melancólica o desesperada por compañía, que mete a cualquiera a su cuarto; o con las prostitutas que visten de marinero y se mueven a lo autómatas, fríamente, dentro de un espacio posiblemente cutre. Los homicidios del asesino en serie en que se convierte Émile -que sueña con ver a sus víctimas bailar alegres en el cielo y más que perversidad hay candidez- y de lo que va la película se manifiestan excesivamente suaves, no se exhibe ninguna violencia, ningún acto de horror, están propuestos hasta en el fuera de campo, casi no hay nada del hecho en sí. Incluso el asesino mata con chalinas blancas que el mismo confecciona. Se trabaja bastante una cierta emotividad o melodrama, sobre la soledad de las personas, aquellas que no tienen a quien amar. Émile mata porque se identifica con esa imagen, en no poder relacionarse profundamente con nadie, puesto que lleva hasta un problema mental. Éste asesino cree matar por compasión, para calmar el dolor de la soledad, del vacío existencial. Mata mujeres porque quizá se ve hasta reflejado en ellas, aunque desmiente ser homosexual en una escena en específico, como muchos pueden pensar al tener por ésta opción al mismo Vecchiali. Así se podría pensar en la auto-represión -sufre desasiéndose de las mujeres, cosa que no puede controlar- y el machismo circundante. La falta de un lugar de aceptación. Pero Émile es trabajado como un tipo en esencia, un sujeto sufrido, que le duele vivir y para hallar satisfacción cree que es samaritano, que le otorga descanso a las almas maltratadas por el mundo, o a la vera de sus limitaciones y elecciones. Es como que Émile en lugar de pensar hacia sí se articula en una labor semejante a un acto social, humanitario, cuando lo que hace es una monstruosidad, pero Vecchiali lo muestra todo muy suave (y de esa manera irreal), como si todo fuera una excusa para ejercer una sensibilidad existencial (el martirio de la soledad y las malas relaciones). El inspector de policía del caso (Julien Guiomar) quien luce como todo un personaje, resulta cómplice con su abierta pasividad, que se le puede entender de empatía, tal que con esto se señalara que todos los hombres son recriminables o si hubiera una fuerza mayor que dirige ese comportamiento colectivo. Por supuesto, se mete injustamente a todos en el mismo saco, como si hablara el feminismo más extremo o el cliché, más la composición melodramática y cursi del director. Un tipo ruin roba a costa de la muerte, denuncia general y más carne narrativa distintiva para el asador, que termina siendo una expresión lúdica con la pelea con navajas. La mujer -de cierta apariencia friki- que denuncia y se enamora a diestra y siniestra (la bella Eva Simonet, de expresión desorientada, pero curiosamente prometedor erotismo) es el señalamiento de la concepción del ser frágil, ligero y algo tonto que cae víctima de éste asesino en serie, o más, de la inconsciencia, del seductor per se. Se confunde compromiso (paciencia infinita) con hedonismo.  

sábado, 1 de junio de 2024

Get Carter


Get Carter (1971) es una de las mejores películas de gángsters no solo de Inglaterra sino de la historia del séptimo arte en general, es una película un poco intrincada pero compresible y honesta, como las mejores clásicas. Tenemos a un gángster llamado Jack Carter (interpretado por el gran Michael Caine) que es un sicario culto, hasta pasa por amable y educado y a ratos simpático (no teme sonreír), pero que es frío y muy cruel cuando quiere serlo, y él tiene una misión. Su hermano ha muerto y hay indicios de que lo han asesinado y Carter quiere descubrir todo el asunto, aun cuando trabaja en Londres y no quieren que investigue nada en Newcastle, pero Carter ama demasiado a su hermano y no tiene miedo a nada ni a nadie y no hace caso. La propuesta del británico Mike Hodges, en su debut como director de cine, trabaja con un thriller de investigación y al mismo tiempo va poniendo mucha acción en pantalla, pero no propia de hoy en día donde cualquier hijo de vecino con efectos especiales puede convertirse en arma mortal como salido de Matrix sino con sustancia, con inteligencia, con una narrativa notable, donde más que saber agarrarse a golpes de manera vistosa y veloz con un millón de contrincantes violentos, es hacer uso de si se quiere un apego con lo real, no obstante con cierta libertad para que el cine entusiasme, pero en sí es un filme que es progresivo y todo siempre muy justificado, que recurre a poderosas puestas de escena de cierta manera intelectuales, donde el cine se ampara en la creatividad narrativa sin tampoco despegarse de lo cool. El filme también tiene una escenificación muy británica, muy de cine social, muy campechana y nacionalista, que le otorga esa cierta suciedad que pega perfecta con un asesino a sueldo como Carter. Éste Carter es una joyita, se mete con todo el mundo, él mismo incluso se autodefine como una mala persona en una conversación, pero como todo personaje que no es unidimensional tiene sus afectos y muchas veces es difícil de clasificar. Siempre ha creído que su hermano ha sido una buena persona, y así lo dicen igual quienes se lo topan. Carter va sólo contra el mundo, se deshace de todos, no perdona a nadie en pantalla. En ese sentido el filme es muy nutrido, su mundo de la mafia es amplio y de esa manera aparecen muchos personajes muy bien construidos, dándose tiempo para otorgarles personalidad e identidad. Los filmes de acción de nuestra contemporaneidad, de artes marciales o combates a puño limpio, a grosso modo son entretenidos, pero efímeros e intercambiables entre sí, fáciles de olvidar. Siempre tratando de impresionarte con peleas cada vez más grandilocuentes, pero nada como una buena historia, así mismo dentro del género de la acción. Carter se ve real, Michael Caine no parece sobrenatural, no luce como un superhéroe, pero enfrenta a la mafia de Newcastle (y más) con total aplomo y efectividad. Uno contra todos, sí, pero con realidad si se quiere. Carter muestra mucha inteligencia, al mismo tiempo que es implacable, matando. Hay varias muertes que lo muestran tal cual se ha definido, no duda en hacer justicia por su mano. En un momento algo grave le impacta, llora y eso lo vuelve más firme con su misión, vengar a su hermano. Eso muestra una gran historia encima, más complicada de lo que empieza, y eso habla de la calidad de película que  tratamos y cómo un filme de gángsters, de venganzas, de ojo por ojo, de acción puede ser grande, tal como un filme arty. No sólo es matar, que desde luego de eso va en cierta manera, sino de preparar el momento, de preámbulos, de cortejos, de engrandecer la situación, sin que sea literalmente acabar con alguien. Ahí yace la maestría del filme, no sólo de adrenalina y velocidad que la tiene, pero es un filme impredecible. Es una película de gángsters, pero se siente como una visita al barrio, que justamente eso hace Carter, ir al lugar donde creció y hacerse cargo de quienes han olvidado quien es o han querido pasar por encima suyo, aun cuando eso es lo que hace él, no respetar a absolutamente nadie, pero ésta gente realmente es peligrosa, pero de aspecto real. El filme trabaja también muy bien la sexualidad y lo sórdido, la mafia de Newcastle está implicada en muchos negocios sucios y uno de ellos que se ve desde el inicio es la prostitución y la pornografía. En cierto momento Get Carter se siente como una película de espías, con una antiheroína jugosa con la apetitosa y ágil Glenda (Geraldine Moffat). Ella misma se autodefine como encubierta bajo la apariencia de una mujer tonta, pero aunque es una fémina adorno de los mafiosos, tiene dimensión, tiene muchas capas, de corrupción. Igualmente la participación de la casera (Rosamarie Dunham) en la trama es otra delicia, con escenas a lo cine social incluidas, a lo romance melodramático indie o low cost británico. Se puede ver algo de inspiración hacia los noir de Adolfo Aristarain. 

lunes, 5 de febrero de 2024

Sensualidad

Sensualidad (1951), de Alberto Gout, es una de las películas más representativas, interesantes y destacadas del llamado cine de rumberas, género cinematográfico mexicano que brilló dentro de la época de oro del cine mexicano. Éste filme es cine negro también. Un juez intachable, muy correcto, Alejandro Luque (Fernando Soler, el más representativo patriarca que ha dado el cine mexicano), condena a 2 años de cárcel a una mujer de vida licenciosa que le roba a un hombre mayor que seduce con su belleza. Ella es Aurora (la bella, coqueta y simpática Ninón Sevilla, cubana de nacimiento), quien queda devastada con la sentencia, cuando se lo tomaba todo a la ligera. Pero el tiempo pasa rápido, cumple su condena y sale libre, pero lleva un gran odio y deseo de venganza hacia el juez Luque que todos conocen, temen y respetan. Aurora tiene un "novio" que es medio caficho, apodado El Rizos (un excelente Rodolfo Acosta) y una noche éste provoca una típica escena de violencia propia de proxeneta y el juez Luque aparece idealista en el asunto olvidando su personal vinculo con esa mujer. Aurora inmediatamente se pone manos a la obra, seduce al juez y en adelante éste queda totalmente emperrado con ella, hasta perder toda dignidad y decencia, se transformará por completo. El filme abre con los créditos que llevan el fondo de una mujer inmóvil tendida en el jardín. Cuando empieza la narrativa, Aurora aparece muy asustada escondiéndose de alguien y dice temer por su vida. Toda la familia y compañeros de trabajo del juez Luque tendrán una nueva relación con él, producto de ésta mujer que se le ha metido profundamente en la cabeza y llaman una mala mujer, que ella además lo deja expresamente, aunque no es una simple prostituta, sino también realiza shows de canto y danza dentro de magníficas coreografías. Baila realmente muy bien, presenta imponentes performances, llenas de gracia y arte, propias de las mejores rumberas, que no sólo son bailes tropicales -de origen afrocubano- con cierta sensualidad y coqueteo con garbo sino que llevan un aire también familiar (como de cine clásico americano) exudando en el trayecto personalidad con gracia o humor o inocencia suave, que yace en la misma potente expresividad facial de Ninón que realmente representa al cine de rumberas en toda la palabra. El filme por el final pega muchos giros, que hasta parece un quehacer eléctrico, al mostrar tantos ángulos en poco tiempo, tantos cambios de personalidad y engaño, amando y odiando en pocos segundos. No obstante no desentona, todo queda pegado plenamente, generando tremenda tensión. Se luce una obra, al paso, particular y que toma riesgos. Aurora se muestra como una verdadera serpiente, pero al mismo tiempo se le observa muy analítica e inteligente, no tiene un pelo de tonta, aunque se enamora fácilmente de gente que le perjudica, perdonando en ello alguna licencia narrativa para hacer más dinámico el filme y generar más jugo para la historia. La esposa del juez, Eulalia (Andrea Palma), es una santa, se inmola hasta por el peor marido que es en el que se ha convertido el juez, que entiende que hace mal, pero no deja de hacerlo y hasta empeora la situación, destruye todo rasgo del hombre que fue, como si estuviera metido hasta el cuello en drogas. Es un filme con escenas gloriosas. Ahí está una en especial cuando sale el juez a la calle de noche con el dinero robado. Se intuye claramente que algo va a pasar, se le ve vulnerable, algo está acechante y sabemos que es, y que es cuestión de tiempo. Y luego, en otro momento, veremos a ese mismo personaje en absoluto estado de enajenación, se ha convertido en un criminal. Las sombras, las pesquisas metidas en la torpeza del movimiento y el mismo recinto que ilustra los hábiles ángulos de la cámara, que parece un laboratorio, lo hacen ver fuera de sí. Tal cual un monstruo. 

lunes, 15 de enero de 2024

Killers of the Flower Moon

Killers of the flower moon (2023), de Martin Scorsese adapta el libro de no ficción de título homónimo con subtitulo Los crímenes en Osage y el nacimiento del FBI, del periodista americano de investigación David Grann, sobre como blancos en Oklahoma mataban a los de la tribu Osage que estaban principalmente establecidos en éste estado de EEUU y quienes se habían hecho millonarios con el descubrimiento en sus tierras de petróleo, pero que necesitaban de tutores blancos por la ley y muchas mujeres indias se casaron con blancos. Pero en el filme de Scorsese que se basa todo en hechos reales vemos como los blancos hacen planes para quedarse con las tierras y los bienes y las herencias, matando directamente a los de la tribu Osage, o envenenando lentamente a las mujeres. El personaje que hace Leonardo DiCaprio, Ernest Burkhart, es en buena parte un ignorante, pero ambicioso y a esa vera totalmente manipulable e inescrupuloso, dependiendo de las ideas de su tío, William Hale (Robert De Niro), que era un terrateniente rico pero quería más dinero y tenía muchos planes para que sus sobrinos lo consiguieran de las herencias y bienes de las indias. William Hale era a la vista de todos como un especie de amigo de las tribus o un consejero muy bien relacionado, pero detrás era en realidad todo un criminal pensando en contratar vaqueros delincuentes para matar indios para obtener riqueza, o tenía amigos doctores que eran capaces de envenenar hasta su propia madre por dinero, aunque también denota cierto racismo, minusvalorar a las tribus. Burkhart se casa por consejo del tío con una india Osage, Mollie (Lily Gladstone), y dice amarla, pero le interesa más hacerse rico y no duda en querer matar a quien sea por conseguirlo. Mollie sabe como son los blancos, sin embargo se casa con Burkhart que a leguas no se ve muy decente. DiCaprio con la mandíbula salida a lo Marlon Brando de El Padrino hace de un ex veterano de la primera guerra mundial que en realidad era cocinero de las tropas que viene sin nada en busca de futuro donde su tío que le da siempre las pautas a seguir, bajo un notorio cinismo, como quien habla con alguien más lento, y éste cinismo a ratos hace ver el filme de Scorsese como una comedia de humor negro, con el constante resalte de la sugerencia escondida en la palabra "inocente". Burkhart como es de cierto aspecto estúpido parece no estar del todo consciente quien es, que clase de persona es, o qué está haciendo. Hay un planteamiento claro para el espectador de que es una persona terrible, pero como éste hombre es lento hay cierta ligera ambigüedad en su personalidad -como quien parece dudar, desorientarse o reflexionar por momentos como con la explosión homicida, pero también luce como quien se queda al poco rato en el vacío, en el limbo mental- que hace que una Mollie, tampoco muy despierta, no lo bote, sin poder alejarse del notorio peligro que él representa para incluso su propia vida. William Hale no duda en matar ningún supuesto amigo perteneciente a la tribu Osage (la que conoce de toda la vida), como en detalle con el indio melancólico suicida. DeNiro hace un memorable papel de un ser flagrantemente despreciable, pero sofisticado y culto dentro del mundo del western -de lo salvaje- con cuota noir -de oscuridad criminal-, mientras DiCaprio se enmienda de haber hecho de un personaje tan débil, pero sobredimensionado, plano, en Gangs of New York (2002), logrando ser ahora un gran personaje con varias dimensiones aunque con el eje de la perversidad. DiCaprio logra estar a la altura de los grandes personajes del cine, de los grandes malvados lacayos. Es una película que se puede definir dentro del cinismo, del blanco matando al indio, para quedarse con sus bienes y es especifico lo que se denuncia, como cierta indiferencia general hacia lo que sucedía con ellos. Todo lo expuesto de los crímenes de la tribu Osage es en la década de los 20s y se ve que Mollie recurre al presidente del país, a Calvin Coolidge, y éste muestra ética y manda al naciente FBI -con unos 12 años de existencia- a investigar con un tipo real, el agente del FBI Thomas White (Jesse Plemons) que sí piensa en ir hasta las últimas consecuencias con su deber. Mollie hace de una damisela en peligro en pos de que la rescaten, pero es su accionar -su activismo- el que le proporciona lo que necesita, incluso salvándola de ella misma. Mollie la mayor parte del tiempo para en cama, lo suyo es realmente deprimente, pero Scorsese se centra en las acciones perversas, en los malos hombres, le da forma a cada criminal contratado, le pone folclore, le pone personalidad y lo hace produciendo entretenimiento con pensamiento social. Todo lleva una construcción plena, un desarrollo sólido, pero con ritmo (puesto además que la película que adapta Scorsese con el célebre guionista Eric Roth dura como 3 horas y media y exige novedad, flotando con éxito, dentro de un cinismo recurrente), para que cada muerte sea significativa y se vea el mecanismo del saqueo, de la apropiación, de un grupo criminal liderado por William Hale. 

miércoles, 10 de enero de 2024

Culpable

Hugo del Carril dirige Culpable (1960) a los 48 años de edad y es el protagonista por partida doble. Es un ladrón de bancos llamado Leo Expósito que como en un Cuento de navidad de Dickens es analizada la pasión negativa, las malas decisiones tomadas constantemente, la maldad y la perversidad de su existencia, o como en Que bello es vivir (1946) de Frank Capra, pero aquí el ángel no muestra qué importante es uno para los demás o muchos más, sino que no existe destino más importante que nuestras propias acciones o nuestras propias elecciones de vida, aun cuando alguien importante puede faltarnos o sentirse su desafecto o distancia en nuestras existencias, en éste caso el padre de Leo. Éste ángel o fantasma que se le presenta a Leo representa el acto de consciencia o reflexión frente al lecho de muerte o al juicio final de nuestra vida. Pero Hugo del Carril, y el guionista en solitario adaptando su propia obra de teatro Eduardo Borrás, van más allá, presentando una vida alternativa a Leo, después del magnífico cine negro que presenciaremos por casi 1 hora, como si entráramos en una historia de La Dimensión desconocida, donde a Leo se le señala que uno es capitán de su destino y se le demuestra que no puede culpar a nadie de su debacle sino que Leo tiene mala consciencia o le falta en realidad una. Es así que repite patrones, es mujeriego, ocasiona muertes de inocentes y es propenso a lo criminal, como quien debe culpar a su instinto y a su propia personalidad, sea pobre o rico. Leo es un personaje a lo John Dillinger en la parte del noir. Hugo del Carril genera excelentes secuencias, acribillamientos, persecuciones, ajusticiamientos para robar, policías rodeando la casa de Leo disparándole detrás de los árboles. El reloj despertador señala que el tiempo se detiene y Leo pasa a revisar su vida y luego a convertirse en Pablo Morán. La hermosa Elina Colomer hace de una tentadora vedette o mujer del espectáculo para caballeros, quien es sumisa con el gángster -con breve pero sugerente escena relajada entre las sábanas- y en la otra parte repite -más allá de las apariencias- el papel de mujer fogosa aliada de lo delictivo desde algo más sofisticado. Roberto Escalada primero es un amigo, aunque perfil bajo, de aspecto envidioso con el imponente Leo y luego es al revés, un tipo intachable envidiado por el medio hermano resentido. Ésta película salta de un excelente noir lleno de velocidad y adrenalina, a una vida política de extrema ambición y deshumanización -los huelguistas son carne de cañón en los planes generales- ubicada toda en un solo lugar, una mansión, alrededor de la media hora de metraje y todo luce especialmente coherente y al mismo tiempo como si estuviéramos en una dimensión especial donde estamos metidos en el laberinto del Minotauro que es la vida ahora de Pablo Morán. En un momento Pablo cruza la puerta y mira desde las sombras iluminada solo su mirada, expectante detrás de su siniestro plan, y luego en otra escena también en solitario viene la respuesta en el mismo sentido de la expresión facial de Carlos (Roberto Escalada), creándose expectativa narrativa hacia ese juicio del título al que va el protagonista.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Trotacalles

Éste filme de la mexicana Matilde Landeta es el tercero de su filmografía y después no haría otro largometraje hasta dentro de 40 años y ese sería el último. Trotacalles (1951) es su obra maestra. Durante ésta obra le surgieron muchos contratiempos y disputas y esto generó que se le dificultara realizar otra película. El presente filme habla sobre la prostitución desde la vida de quien se hace llamar como Azalea (Elda Peralta) y es cero romanticismo, más bien es una historia dura de ver, una historia bastante realista y por ese motivo bastante atípica como arte. La suya como señala su mejor amiga del trabajo -de las calles y bares nocturnos- y una vieja puta, interpretada por la talentosa Isabela Corona, es puro dolor, pura explotación y hasta maltrato. En un momento, uno de miles de desahogo, la experimentada puta ya en su etapa de decadencia, de haber dejado de ser interesante para los cabarets, menciona que hay existencias en la prostitución aun peores que las suyas, finales realmente trágicos, y esto será un augurio. Azalea cree en un hombre, en Rodolfo (Ernesto Alonso), pero éste tipo es despreciable, es un proxeneta frío y calculador, aunque de esos que se disfrazan de cierta elegancia. Rodolfo seduce mujeres para vivir de ellas, y un día pone el ojo en la guapa y sexy esposa de un millonario banquero -puede haber visto algo fácil en ella-, en Elena (Miroslava), y logra -contra el inicial pronóstico- seducirla, pero ambos se enamoran de verdad y terminan siendo honestos a un punto uno con el otro -Elena ve alguien astuto y pobre, no toda la dimensión corrupta de éste sujeto-. Elena señala ser una mujer práctica, se considera a sí misma astuta, al haberse buscado a propósito un hombre viejo con mucho dinero. No obstante cuando hace hincapié el noir en toda esencia, surge el escape, de su matrimonio por conveniencia, y el plan es irse con mucho dinero. Una cosa a tomar en cuenta es que el viejo banquero no tiene un pelo de sonso, suele dar a entender que su dinero le ha comprado una mujer hermosa -una mujer deliciosa, como lo es Miroslava en pantalla, que tiene todo el aire y garbo de la actriz protagonista clásica de la época de oro del cine mexicano- y suele hacer ver que es inteligente que una dama bella se fije primero en el dinero de un hombre y tener una vida cómoda, de lujo, que enamorarse de cualquiera por solamente amor. Éste banquero representa al capitalismo frío, al capitalismo bruto, ese por el cual existe el socialismo. El banquero es un hombre sin profundidad, un tipo práctico. Pero el filme, como buen noir, traerá a la trama la seducción, las pasiones, las emociones, los errores, la aventura, la espontaneidad, lo impredecible, con las decisiones capitales de Elena quien tiene parentesco familiar con Azalea y un pasado de ruptura, aunque la mala suerte siempre ha acompañado a la hoy Azalea, que representa la vida como que tiras al basurero, por creer paradójicamente en los demás, como si los hombres fueran su tragedia y en sí ese parece el fondo de la propuesta, los (malos) hombres arrastrando al abismo a las mujeres hermosas, aun cuando como Elena son un poco femme fatales. Rodolfo es el tipo de la doble moral, de las dos caras, es fácil prever que arrastrará finalmente hacia la prostitución también a Elena, el seductor demoniaco, el riesgo fatal. Es una historia melodramática, pero potente en realismo, con un clímax final poético maldito (con la luz en la calle, en el crimen), si bien las cartas quedan expuestas sobre la mesa, con el abanico de las decisiones a tomar y las consecuencias -donde solamente el amor justo nunca es una opción-. Ahí están las habladurías de las amigas de sociedad y los desahogos existenciales de la vieja puta habiendo pasado por todo lo que habla, como quien advierte, eso que muchas no ven (hasta caer) o por exceso de audacia, creerse más vivas que el propio demonio o, mejor dicho, la propia vida. Elena se jacta de curtida, de no pisar en falso, el camino que toma la otra, el mal del que -contradictoriamente a su pensar- se salvó y sin embargo sólo es puro alarde, exceso de autosuficiencia. Es una película que descree del amor, pero hay que apuntar que es por no hallar el verdadero amor, ese que aunque suene romántico lo encuentras en la sencillez, aunque tampoco son fáciles, ninguno lo es. No se puede justificar al banquero tampoco, aunque suene pan de cada día con muchas mujeres, señoras finalmente. Es un filme que expone decadencia en todo sentido, pero también full realismo. 

jueves, 7 de diciembre de 2023

La bestia humana (La bete humaine)

La bestia humana (1938) es cine negro del francés Jean Renoir y es una de sus obras maestras, que adapta la obra de título homónimo de su famoso compatriota Émile Zola perteneciente a una saga suya (Los Rougon-Macquart). El filme se ambienta en el mundo de los ferrocarriles. Ésta propuesta abre con tremenda aclimatación y alarde de talento al mostrar como nuestro protagonista, Jacques Lantier (Jean Gabin), conduce un tren, visto muy acompañado del paisaje. La presente obra de Renoir nos pone en varios ángulos maestros y nos hace sentir que vamos dentro de éste vehículo. Lantier es un hombre ducho en la conducción ferroviaria, y es muy trabajador, pero esconde un instinto criminal, similar a si llevara un asesino en serie dentro suyo. Esto se asume como un tipo de enfermedad de locura, un impulso por encima de lo normal, se asemeja a presenciar el mal apoderándose de nuestras decisiones. Lantier habitualmente es amable, pero entra en algo parecido a un lapso epiléptico, un estado intermedio, o de transformación en un especie de Hyde, un ser primitivo. Trata de controlarlo o sobrellevarlo, pero él lleva una bestia dentro, como anuncia el título. Ésta es solo una parte de la maravilla de noir que es éste filme de Renoir y la historia de Zola. Tenemos a una mujer muy hermosa, la francesa Simone Simon, que es bastante liberal, aunque hay una historia de abuso en su vida con un padrino adinerado. Su marido, Roubaud (Fernand Ledoux), se entera de ésta infidelidad en medio de un estado continuo de abuso, enfurece y decide matar al hombre. Cuando sucede, hay un testigo, cómplice en el silencio, Lantier, quien se enamorará de la deliciosa Severine (Simone Simon) y en adelante vendrán varias tentaciones criminales para quedarse con la mujer, mientras Roubaud empieza a caer en la decadencia, el alcoholismo y las apuestas. La vida de Severine siempre pende de un hilo, hablándose así del latente feminicidio y el desajuste que pueden generar las pasiones sexuales. Gabin hace un trabajo notable viéndose en el cuerpo de un tipo humilde, pero con esa sombra en su psiquis. Roubaud hace bien de un hombre algo mayor sucumbiendo a su entorno. En medio de todo siempre está presente el interesante y visualmente atractivo mundo ferroviario, donde para siempre Lantier entre su grupo de compañeros, obreros, en el que destaca el fiel amigo Pecqueux (Julien Carette) quien es muy parecido a Lantier, aunque Lantier es secretamente un bicho raro. Roubaud es guardia de seguridad y cobrador en el tren donde trabaja Lantier y a menudo está uno acechante del otro. Roubaud pareciera el malo de la película, pero tiene matices, a ratos yace muy distraído de la vida, simplemente sobreviviéndole -sobre todo con un gran peso encima, poder ir a prisión- y en varios momentos corre peligro igualmente. Lantier no es ningún héroe como podría parecer inicialmente, con sus buenas maneras, y su toque romántico, tal fuera también un galán justiciero ejerciendo un cierto perverso libre albedrio, pero que carga una cruz kármica, hereditaria, como explica el filme en el inicio. Lantier es alguien ambiguo, difícil de definir, pero, recogiendo que lleva a ese Hyde en él, representa veladamente a un demonio impredecible, alguien oscuro, pero no el tipo tradicional. Todo éste estudio psicológico produce un gran protagonista, inclasificable. Así mismo son los personajes principales, llenos de dimensión y profundidad, desde lo campechano, lo que remite a bastante audacia e inteligencia del dúo Zola-Renoir. Viendo la proclividad criminal o la promiscuidad que trae problemas podríamos tachar a los personajes principales de malas personas, pero éste filme no busca los juicios simplistas, planos y fáciles, maniqueístas. Severine es víctima de objetivizar a la  mujer, convertirla sólo en un objeto sexual, incluso de manera corrupta tempranamente, pero también es una seductora, tentadora y algo manipuladora femme fatale, una mujer llena de deseos carnales, anhelos de aventuras y espontánea trasgresión, está llena de pretendientes, y en ello empuja al abismo a todos (no con la alevosía de la caricatura), pero es algo que se desprende sin satanizarla o atacarle abiertamente o quitarle toda simpatía, ella a su vez representa modernamente no solo satisfacción sino, por qué no, compenetración, si bien tiene criminalidad en la sangre, quien no es ninguna bruta pero puede ser inconsciente e impredecible. Así uno puede esperar lo peor de Roubaud y a ratos resulta muy pequeño, en algún momento incluso un idealista y hasta inesperadamente frágil; puede ser capaz de amar aunque presenta además vulgaridad. El nivel de creación de estos personajes, en un universo noir y de thriller, hablan de un grado de inventiva impresionante en Zola y excelentemente ejecutado, materializado, por Renoir, que aquí muestra que sus verdaderas obras maestras no son La gran ilusión (1937) o La regla del juego (1939), o por las que muchos van a quererle y admirarle más, sino las que proponen popularidad con alta maestría, películas como la presente, sus mejores noir, sus noir pioneros.  

jueves, 30 de noviembre de 2023

Bandidos en Milán (Banditi a Milano)

Bandidos en Milán (1968), del italiano Carlo Lizzani es una gran película de asaltantes de banco, basada en hechos reales, en asaltantes y asaltos célebres reales, con tremendo actor protagonista en Gian Maria Volonte quien hace de un ladrón y líder que se jacta de su perversidad, de ser criminal, y goza leyendo que lo creen un asaltante culto. El filme de Lizzani abre con una parte que luce a documental, que con actores recrea a modo de documental la idiosincrasia criminal de Milán, una de las ciudades más pobladas, más industriales y más modernas de Italia. Ésta parte documental es bastante realista, partiendo del modo de informe analítico criminal tal como mencionar que se queman vivas a mujeres -modelos principiantes, actrices noveles- como castigo a finalmente no aceptar ser prostitutas de alto vuelo, tras inicialmente ser engañadas. Se dice que antes había códigos criminales, que los criminales eran más elegantes y más conscientes o digamos que, dentro de su criminalidad, más justos, como si hablaran de la mafia. Se nota que éste filme le ha servido de inspiración a Francis Ford Coppola con su magnificente The Godfather (1972). Incluso se menciona con admiración a un sugerente Marlon Brando. Se deja ver, lo dice supuestamente un criminal ranqueado de antaño, que ahora la criminalidad se ha vuelto un lugar demasiado violento, bruto, salvaje, vulgar. La propuesta de Lizzani tiene además un arranque bastante caótico, super intenso, desenfrenado, donde una muchedumbre en plena calle quieren linchar a alguien y llega la policía y se lo lleva en auto. Luego de éste lapso hiper histérico, arrebatado, potente, entramos en un racconto y nos contaran sobre una banda de 4 asaltantes. Conoceremos profundamente quienes son los 4, su vida personal, y como con el liderazgo de Piero Cavallero (Volonte) montan incluso una fachada de una empresa. El racconto contará la cotidianidad y los trasfondos de quienes son los asaltantes. También veremos sus tácticas de robo, cómo se preparan. Lo curioso de ellos es que suelen robar 2 bancos muy próximamente en el tiempo, cada vez que salen a hacer su labor criminal, como para desorientar a su enemigo. La parte policial representa también efervescencia, bastante intensidad, un quehacer popular, muy campechano, muy italiano, con Tomas Milian como el jefe de policía a cargo de la investigación. Milian es otro actor famoso del spaghetti western, como Volonte; quien curiosamente paso del cine arte al cine de género con bastante solvencia, como decir de lo arty a lo popular (con talento, con trascendencia). El racconto pasará por una secuencia que es de las mejores persecuciones de robo que ha dado el cine y que por la fecha, finales de los 60s, muchos habrán tomado nota. La secuencia explicará perfectamente lo del momento clímax caótico del anhelo de linchamiento. Antes tendremos carros persiguiéndose (en pequeños Fiat), disparos por doquier. Cavallero, un tipo muy frío y cruel, un sujeto imprevisible, empezará a disparar intencionalmente contra la gente para generar desorden y pueda así deshacerse de la policía que le pisa los talones. Los agentes harán una gran persecución policial donde no darán ni un milímetro de ventaja y seguirán al pie del cañón a los bandidos que generan bajas en las fuerzas de la ley. El filme hará pequeñas presentaciones dinámicas de las victimas, serán entre 3 o 4, y cuando se topan con Cavallero, manejando y disparando desenfrenadamente, sabremos quienes son. El enardecimiento de la gente tendrá mucho sentido, también la imagen de odio que genera éste tipo de criminalidad al pueblo italiano y a la gente común en general. No son ningunos Robin Hood, aunque es por quien es Cavallero, porque los otros 3 no se le parecen en el grado de violencia e irreflexión vulgar que éste manifiesta y lidera abiertamente (aunque él se pretende de mayor inteligencia). Incluso hay un joven asaltante de 18 años (Ray Lovelock) quien en el momento donde las papas queman se quiebra y quiere renunciar. Cavallero, dentro de una gran interpretación de Volonte, representa también una imponente tenacidad, aunque lo hace dentro de la perversidad y es de temer, aunque lo haga con una sonrisa de jolgorio. El escenario apunta a la derrota, pero Cavallero no se doblega, llega hasta amenazar sutilmente a uno de su compañeros, se ve que ofrece una fuerte influencia, es un líder innato (aunque deleznable), todo un personaje, y Lizzani lo hace sin obviedad o cliché, aunque su imagen se le reconoce dentro del criminal medio loco, apasionado por lo que hace. Ahí se puede ver y referir querer ser de cierta manera excepcional o vivir una especie de vida fantástica, sueños que habitualmente la tv, el cine, las revistas, la literatura, etc o, aquí se menciona (a manera de crítica), los cómics, pueden generar, pero que esto no exista -estos sueños de excepcionalidad, no de crimen- sería temer al corrupto o perverso y no dar cabida al soñador o emprendedor positivo, que quiere rebatir la crueldad existencial de la normalidad del vivir. El filme no sataniza del todo a Cavallero, es como ver a alguien tal cual, en un momento ve a una joven mujer hermosa -de esas impresionantes italianas que parecen modelos- y trata de enamorarla con atenciones y no se le ve agresivo, sino hasta hay suave ironía, simpatía. Igual vemos que tiene familia y ahí se comporta muy amable y normalmente, es como que el robo lo energiza, saca lo peor de él, la ambición de tener mucho dinero fácil, la vida que no le es accesible por vía natural, como puede dejar ver que tiene familia que trabaja industrialmente. Muchas cosas pueden corromper a un hombre y también hay clases de gente y distinta personalidad y proclividad a cruzar límites, es como las drogas, unos las toman o prueban -los comunes-, otros -los realmente más audaces- no, otros no les destruye-no les pasa mucho, a demasiados sí. La parte documental no pretende ni por asomo ser periodística o plana o propia de un noticiero de domingo, sino tiene mucho cine, mucho dinamismo, mucha arte y hay momentos donde en el quehacer de mostrar policías y criminales, Lizzani, juega con su exposición analítica y muestra a una bella italiana (Carla Gravina), parte del imaginario nacional, llamando a la policía para que un agente haga de sueño húmedo y galán. Es una inserción curiosa-simpática, aunque no es muy extensa, hay otras así en ésta parte. 

miércoles, 22 de noviembre de 2023

El crack

El crack (1981) es el cuarto largometraje del español José Luis Garci y una de sus obras más popularmente celebradas. El año siguiente ganaría con su película Volver a empezar (1982) el primer Oscar de España a mejor película extranjera, de 4 que ha ganado su país, hasta la fecha en total. Tres veces en adelante sería nominado a mejor película extranjera, proponiendo por medio de su filmografía la quinta parte del total de veces que España ha sido nominada en el rubro. El crack abre homenajeando al americano Dashiell Hammett, uno de los grandes nombres de la historia de la novela negra, celebración que va hacia EEUU, viendo que el protagonista, el detective madrileño -de donde es originario Garci y se contextualiza el filme- Germán Areta (Alfredo Landa, que por Garci cambió de registro, a una propuesta dramática, estando asociado con el humor y el estereotipo español) vive oyendo historias de New York y es hasta allá donde irá a ajustar cuentas traídas de casa, parte donde se resuelve la trama policial, en éste noir de los más famosos españoles. Hay una escena donde nos presentan al rudo y seguro de sí Areta, momento que recordará más tarde la mega popular Pulp Fiction (1994), el lugar cuando asaltan la cafetería. Areta se hace cargo de dos hampones de poca monta y así salva el día. Es una escena austera, y de esa manera es Areta, un héroe humilde, pero eficaz, a quien se le ve muy normal, con muy poca grandilocuencia. Landa tenía 48 años por entonces y aunque no es tampoco un viejo hace de un típico señor, bastante serio en esas mismas coordenadas. El filme maneja una impronta familiar, con la mujer de la que yace enamorado Areta, quien es pura calidez y amabilidad, Carmen (Maria Casanova), la que también tiene un look particular con sus rulos, que se asocia con esa normalidad general. La parte policial tiene sorpresas, novedades, habiendo buena aplicación de ingenio y deducción especial, surgiendo una trampa que tiene audacia en la propia historia y abre hacia un pequeño giro. Es un filme que no es tanto de fuegos artificiales o espectacularidad, sino es de aquellos reposados que tampoco demasiado lentos, e inteligentes, pero claros, ya que todo se entiende sin dificultad. El guion presente es de Garci y del gallego Horacio Valcárcel, quien trabajaría en varios guiones de Garci. El relato tiene su lapso perverso con una impactante explosión, cuando/donde se complica dramáticamente. Recordemos que el buen cine se trata de exigente detallismo, originalidad o creatividad sostenida y auto-dificultad. Areta no tiene nada del superhéroe propio del cómic, pero se encarga de cosas extraordinarias a fin de cuentas (have the dog inside), es un héroe dentro del realismo, un tipo en toda la señalización de clásico. Aparece bien tranquilo observando una pelea de boxeo, como quien es un sujeto muy sencillo. Tiene algunas frases vulgares en ratos claves que curiosamente le caen bien. Muestra una cierta mirada melancólica tal cual se menciona de Humphrey Bogart, un tótem del género. Hacer una explosión en New York puede parecer complicado, pero al uso queda competente. Es un filme más cálido que seco, aun cuando Areta representa al tipo en general de la poca expresividad, pero quien no intimida mucho. No obstante es eficaz, como quien con pocos recursos hace bien su trabajo. El Guapo tiene su buen momento de alarde corrupto y el ayudante de Areta hace bien su papel de personaje bíblico. 

lunes, 20 de noviembre de 2023

The killer

David Fincher es uno de los mejores directores americanos de la actualidad. Es un peso pesado del cine popular con arte, junto con Ridley Scott, Marty Scorsese, Christopher Nolan, Steven Spielberg y Denis Villeneuve. Éste filme es un neo noir, y un thriller de acción, no un thriller psicológico como piensan algunos. Es una película inteligente pero frontal, straight, solo que tiene una voz en off del propio protagonista que acompaña toda la trama y es oír la mente del asesino, pues entonces si porque estamos en la mente del antihéroe protagonista es un thriller psicológico it´s ok, pero no veo duda, no veo miedo, no veo trampa, veo a una persona muy segura de sí, a un real motherfucker, alguien quien dice I dont give a fuck (no me importa nada) con respecto a su trabajo de asesino frío, y todo lo que veremos efectivamente es ahí donde se define plenamente, en ser el mejor en lo suyo, pero es hacerlo con tremendo cálculo y talento, ser el mejor o uno de ellos (tener éxito), contra todo. Él enfrentará su propio trabajo y mostrará que es alguien excepcional o uno de estos. Es como pertenecer a un club donde tratamos con el individualismo y una mente maestra, pero quien tiene las cosas claras o se las recuerda todo el tiempo, como no mostrar debilidad, o no ser crédulo con los demás, es un completo outsider, un bicho raro, pero que se articula en ser un tipo práctico y efectivo, en simplificar las cosas. La línea final, que medio que juega a la peonza de Nolan, nos habla de no creer en el destino ni en el futuro, es decir nos habla de una excepcionalidad cimentada en el trabajo duro. The killer (un gran Michael Fassbender) is a hardworker, y es éste trabajo duro suyo quien lo convierte en un tipo excepcional, alguien que hace su labor lo mejor que puede con detenimiento, aun cuando es un asesino cruel, un asesino a sueldo. Pero cuando tratan de deshacerse de él se verán enfrentados a tremendo error, cuando en el clásico error del subgénero de revanchas se le subestima. Otra cosa importante que mueve al asesino es su curiosidad, su gran curiosidad que lo moviliza hacia el trabajo más difícil de su carrera, ser él mismo, ponerse a prueba de cara al sistema en que se mueve. Su curiosidad lo conduce a ir más allá de la normalidad, lo lleva como menciona la maravillosa conversación con La Experta (Tilda Swinton, que aquí nos gana de lleno) a errar un tiro clave, a cometer un fallo que no es propio de su perfeccionismo, y no es una crisis en realidad, o no del tipo que te tumba al piso y te muestra débil o eclipsado, sino de lo que en realidad es un reto de alta exigencia personal, aunque a raíz de un acto medio inconsciente. The killer se percibe, es percibido, en La Experta, con la que comparte muchos lógicos vínculos, pero su supuesto error lo pone en un acto visionario, más bien salvador, futurista, aunque todo parece una banalidad como el final paradisiaco, en parte irónico, porque el asesino no se toma demasiado en serio, como Fincher, como en el fondo todos los grandes. Pero quienes a la vez buscan la excepcionalidad, ¿cómo?, justamente todo el acto de venganza que veremos lo justifican y ahí Fincher hace con su superhéroe lo que John Wick, pero con mayor intelectualidad, más estilo y profundidad arty. The killer es un tipo cool en todo sentido, aun cuando como bien dice, no busca la empatía (fácil), desconfía de ella, porque lo que él hace y busca es hacer bien su trabajo solamente, y más allá de lo literal de su éxito, puesto que se trata de sobrevivir, no morir, vencer a su enemigos, autoexigirse -ser tan metódico- desde el principio ya es un triunfo. Lo más cool en su personalidad o a simple vista sería lo que oye habitualmente en la primera mitad de la propuesta, lo que hace que se enfoque y se relaje, oír y ser fan del grupo británico The Smiths, apuntando que The killer (el protagonista) es también el propio David Fincher y su apropiación y sello adaptando la novela gráfica de los franceses Alexis Nolet y Luc Jacamon con guion de Andrew Kevin Walker, guionista de otro punto alto en la filmografía de Fincher, Seven (1995). La muerte móvil de venganza -otro error- es más un pretexto del intelecto del asesino, recordando que él no tiene sentimientos convencionales -para hacer lo que hace- o sabe que no puede hacer lo que hace si no sigue su especie de propio código samurái, o, más bien, propio de un ronin, un samurái sin amo, y de eso trata el filme, pegado por ello al cine de acción y su mente son sólo sus reglas prácticas, el recordatorio constante para tener éxito en el mundo particular, o extraño a muchos, en el que se mueve. El asunto gestor o justificación de la misión de The killer se revela como algo superficial, cosa de millonarios, punto para alejarlo una vez más del thriller psicológico. Éste es un thriller de acción, al tiempo de un noir de punta, pues he ahí la grandeza del entretenimiento con arte que hace Fincher, una clase de como el entretenimiento se reviste de trascendencia moviéndose a través de la practicidad del ingenio. La única trampa que se puede ver es creerlo un thriller psicológico, o llamémosle la demostración de que la inteligencia tiene muchas más formas de las que uno espera, en un filme que es lo que quiso y no logro ser Snowpiercer (2013). 

domingo, 12 de noviembre de 2023

Investigation of a Citizen Above Suspicion

Ésta película del italiano Elio Petri ganó el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes de 1970 y el premio Oscar a mejor película extranjera en 1971. Los guionistas son el mismo Petri y su compatriota Ugo Pirro quien también es guionista de El jardín de los Finzi Contini (1970) de Vittorio De Sica, que así mismo ganó mejor película extranjera en los Oscars de 1972. Lo protagoniza el excelente actor italiano Gian Maria Volonte quien fue muy popular internacionalmente desde el inicio de su carrera actuando en célebres spaghettis western, pero que gustaba mucho del cine social-político donde también destacó como con la maravillosa película presente. Ésta obra es una sátira sobre el poder, y el control de quienes lo lideran, enfrentados a los movimientos socialistas o izquierdistas de la época, representados en la huelga de trabajadores y especialmente la lucha de los estudiantes marxistas, todo muy propio de su época de fuerte lucha social e ideológica. Al protagonista lo conoceremos como El Doctor (Volonte) y es el jefe de homicidios en la policía italiana, que está apunto de retirarse, admirado, respetado y aplaudido por sus subalternos, compañeros y jefes, pero quien planea una locura, botar todo a la basura, destruir su reputación (e ir a la cárcel) y de paso de la policía y de sus líderes, donde entra a tallar el humor negro, reírse de lo que no es habitual reírse. Pero no se trata de delatar corrupción o eso no es lo más importante, sino de cosas que parecen mucho más superficiales, celos, capricho, sentirse humillado en quien es (quizá por alguien que cree menos que él), una especie de fantasía sadomasoquista que llega muy lejos, ponerse a prueba como asesino, poner a prueba su inteligencia y su saber, y a la propia policía en lo que debería ser, pero todo ello al servicio de lo criminal, de un calculado y frío asesinato, de su bella y banal amante, pero una mujer sensual que gusta de estar cerca del poder, en cierta manera una especie de Marilyn Monroe. No hay que obviar que El Doctor cree muy parecido lo criminal, en su estructura y movimientos, a la misma fuerza de la ley. El filme es una sátira plena observando al Doctor buscando inculparse con muchas pistas obvias pero que rayan en el humor inteligente, aunque también medio WTF, y a toda la fuerza policial confundida o incapaz de asumir su culpabilidad. Es ahí que Petri y Pirro hacen de las suyas con bastante creatividad, exhibiendo mucho conocimiento del cine noir, del cine criminal, al tiempo que el fondo es político y de lucha de poder, si bien los estudiantes marxistas no poseen demasiada dimensión, ni tampoco los líderes gubernamentales que hacen lo imposible porque no salga a la luz que el jefe de homicidios es un asesino y así evitar no manchar la reputación y el orden de las cosas. Hay escenas muy desopilantes con policías en realidad inteligentes (acá no hay tontos), que ven en efecto pruebas contundentes contra el Doctor pero no quieren aprobarlas de ninguna manera, por lo que significaría, aparte de una cierta sutil lealtad de cuerpo y así van a culpar a quien sea, menos a su profesión y esto curiosamente no es tan irreal, pero lógicamente se trata de separar malos elementos, no de tacharlo todo, y puede leerse como una crítica. Estos policías driblean no aceptar que El Doctor es un asesino (hasta alguno parece pedir permiso para poder intentar culparlo). Incluso hay un especie de momento onírico -igualmente como de videncia- donde los jefes obligan a El Doctor, humillándolo, a aceptar su rocambolesca inocencia, es decir mirarse como monigote del poder, puesto que hay cosas más importantes que defender y por las que pelear. El filme empieza laborando a través de cierto notorio absurdo y lentamente justifica todo hasta ser muy lógico aunque dentro de la libertad creativa del humor negro y la sátira política. Da mil justificaciones de porqué el Doctor está cometiendo ésta locura, sin optar por lo más fácil, es decir que es un desequilibrado que está yendo contra la esencia de quien es, y quien lo ha concebido con un acto perverso, siendo un filme mucho más audaz que si hubiera propuesto abiertamente el idealismo. El poder simplemente se comporta como el poder -en el planteamiento juguetón y nada siniestro pero tampoco nada ridículo de El Gran Hermano- mientras los estudiantes son reflejo típico de la época, incluso se ven violentos y básicos, en cierto contraste con la mujer erótica de El Doctor, interpretada por la hermosa Florinda Bolkan, actriz brasileña que trabajó mucho en Italia. El filme versa en el noir hecho humor inteligente. Cada cosa que hace contra sí el Doctor es un deleite -y hace mil peripecias tanto como presenciamos muchas memorias de soporte-, con un Volonte que da clases de actuación con su intensidad y hábiles discursos, con su emotividad a flor de piel, con su expresividad. 

sábado, 11 de noviembre de 2023

La chienne

La traducción del francés, del título La Chienne, significa La Perra, La Prostituta, y es un título fuerte. Por ello la vendieron o la conocen en inglés con el título Isn't Life a Bitch? que suena menos duro. También el filme del francés Jean Renoir juega claro con el título, otorga lo que ofrece, cero romanticismo; o cero poética maldita y reivindicativa de la mala vida, como se suele escoger exponer el tema. La prostituta del título se llama Lucienne, conocida como Lulu, interpretada por Janie Marese, quien murió joven, a los 23 años, poco después de terminar éste filme, en un accidente de auto, cuando apenas empezaba como actriz. Lulu inicialmente parece una víctima y se muestra débil, frágil y hasta bastante amable/suavecita, pero a medida que avanza el filme la vemos abusiva y astuta, pero no con su chulo, pero sí con todos alrededor. El chulo, André, alias Dedé, lo interpreta Georges Flamant, con tremenda actuación. Tiene una sonrisa que denota perversidad, maldad, y suele maltratar hasta físicamente y repetidas veces a Lulu, quien muere por él, está totalmente enamorada, hasta quiere ser su esposa. Pero ella cree en lo que el abusivo y vividor Dedé propone, vivir de la promiscuidad. Cuando Lulu trata con el mundo del arte los hombres la manosean y flirtean abiertamente con ella, quien siempre está dispuesta, festiva, fácil, punto a favor del realismo de Renoir que no vende ninguna inocente ilusión, sino tal cual se rige a un noir hecho y derecho, con su corrupción y sus lados oscuros, aunque por entonces como en la apertura de ésta propuesta no estaba tan claro que era esto y puede verse como se indica aquí como un drama social o hasta una comedia o, mejor dicho, como varias cosas, a lo que el lado criminal lo considera Renoir parte del drama social, cuando la idea sería más al revés, lo criminal como eje, pero igualmente funciona perfecto en lo que hace Renoir quien construye un gran noir, que hasta el notoriamente virtuoso Fritz Lang haría un célebre remake de éste filme, y el arte de Renoir sería mínimo punto de inspiración, aunque ambos adaptan la novela de título homónimo del francés Georges de La Fouchardiere. Lang o, mejor dicho, el ingenioso guionista americano Dudley Nichols le puso al famoso remake el título de Scarlet Street (1945), también un título bastante sugerente -típico americano: los títulos sugerentes, las expresiones claras y potentes-, como decir, La Zona Roja. Pero nadie le quitará lo bailado a Renoir en todo sentido, con sostener plenamente un filme que es una obra maestra, con una manera expositiva bastante sencilla, pero muy seductora. Para ser 1931 el filme muestra muy bien la realidad de las cosas, puesto que en el fondo muchos asuntos y aspectos siempre son iguales, siempre ha habido corrupción, perversidad, criminalidad, prostitución. Sólo cambian las formas de exponerlo, nuestro quehacer políticamente correcto o nos ponemos más suavecitos. Pero es lo mismo con Lulu cuando finalmente se muestra en su verdadera personalidad frente a como lo presenta Renoir al protagonista, a Maurice Legrand (Michel Simon), un tipo sensible e inteligente que es visto por su entorno como un idiota, un soñador además, alguien que quiere ser artista, cuando es un simple cajero, aunque debajo de la ironía de sus compañeros alguien respetable por la sociedad, pero que al meterse con Lulu termina como bien dice su jefe, en la desgracia, puesto que así como Dedé es una mala persona, Lulu también lo es, pero con todos los demás. Ciertamente quizá sea un retrato muy duro con Lulu, ya que al fin y al cabo, es también una persona abusada, pero como llega a visualizarse cuando Maurice quiere comprenderla y perdonar lo imperdonable, ella es inmoral, pero también es un ser humano. Como juzga la sociedad a Legrand y a Dedé también es interesante de ver, aunque las reglas oficiales no son así, pero éste es también un retrato sobre quien eres, que clase de persona eres, que está más allá de las convenciones de la legalidad. Queda claro cuando a Dedé se le señala de un tipo que confunde hacer gracias, cosas sin mayor calado, con acciones que generan fuerte desagrado en la gente inteligente. Legrand es como anuncia, Renoir, guionista además del filme, un pobre tipo. Él mismo se describe como un hombre que ha vivido una vida miserable y la muerte más la piensa como paz que algo más trascendental pero le alcanza para ironizar sobre la condición de un asesino, una audacia de la que es ésta también una comedia, con su cuota de humor negro, tal cual ir así sin más por unas cervezas. La perversidad no obtiene perdón, es juzgada en el mismo nivel de su condición, algo no tan habitual de ver hoy en día o no de proclamarlo, pero es un filme con gran realismo y que es muy ágil y entretenido de ver, lleno de sencillez y al mismo tiempo abundante seducción con cada momento. Ni que hablar de que ésta propuesta también tiene una lectura sobre el matrimonio con una mujer difícil. Ahí entra a tallar mucha ironía, como con la intromisión de Godard, vaya apellido para coincidir. La serenata callejera como contexto de sorpresa da excelente costumbrismo y fondo situacional. En un momento da la impresión que el contexto fuera de gente exitosa o gente con dinero, pero en realidad estamos tratando con gente humilde, pero es retratar a la clase media, con dimensión, pero con coherencia. 

martes, 7 de noviembre de 2023

While the City Sleeps

While the city sleeps (1956) la dirige el célebre director austriaco nacionalizado americano Fritz Lang, maestro del cine, como también maestro del cine negro donde ayudó a sentar las bases del género y realizó bastantes películas noir. La presente es la penúltima que hizo en el género y la penúltima trabajando en EEUU y una de las últimas obras en general de su filmografía. Al mismo tiempo que es cine noir es un drama social alrededor del periodismo donde el hijo heredero de un grupo de medios de comunicación como periódicos, programas de tv informativos y agencias de noticias, Water Kyne (Vincent Price, antes de convertirse en un fenómeno o ícono en el cine de terror), pone a luchar por la administración en jefe de todo su conglomerado a 3 importantes líderes de sus empresas informativas. Uno es Jon Day Griffith (Thomas Mitchell), un notable periodista en jefe de un diario. Pero el héroe de la película es un ganador del Pulitzer en su mismo rubro, el sencillo periodista Edward Mobley (Dana Andrews), quien es el que todos quieren sea el nuevo máximo representante del conglomerado, pero él no quiere, se dice que no tiene mucha ambición personal, pero es muy bueno investigando casos criminales, como el que nos compete -que hace de fuente de mérito al puesto principal-, basado en un asesino serial real, apodado "El asesino del pintalabios", interpretado por un sudoroso y en constante tensión y joven John Drew Barrymore (que tenía 24 años), que hace de un muchacho traumado con las mujeres en una explicación ligera sobre que querían que sea niña y no niño durante su adopción. Otro es Mark Loving (George Sanders), jefe de una agencia de noticias y el rival más fuerte de Griffith. Griffith es aliado de Mobley, aunque la novia virginal de Mobley es ¡secretaria! de Loving (cosa rara ver una secretaria virginal, más si sabemos como es el jefe). El tercero en pelea es Harry Kritzer (James Craig) y no hace ni intenta hacer nunca nada especial, pero es el amante de la esposa de Walter Kyne, interpretada por la hermosa, de bella figura y sensual Rhonda Fleming, que es astuta y manipuladora. Pero la lucha por la mejor femme fatale se la lleva la reputada actriz Ida Lupino como una periodista muy sexual, muy liberal. Como se puede apreciar hay tremendo casting, con actores muy talentosos envueltos, y como el filme se explaya mucho en diálogos agudos (pero siempre clarificados) e interactuaciones casuales y sociales el disfrute viene viéndolos actuar, sostener causticidad e inteligencia cada uno a su modo. La parte de acción o criminal o noir será un 30% del total aunque la lucha por el poder viene a través de resolver el caso del asesino serial y hacer que el conglomerado periodístico siga en la cúspide con el nuevo director Walter Kyne quien demuestra ser más astuto, de lo que su padre y allegados le otorgaban, en delegar puestos importantes y buscar que todo siga óptimo con él como dueño vigilante. Es una película sobre el éxito y la competencia por conseguirlo, pero también sobre ser o intentar ser honrado e idealista en lo posible en el trayecto y en el liderazgo. Ésta gente no es perfecta, pero son de los que buscan perfeccionarse, ser más honrados consigo mismos, sin tampoco juzgar todo con una moralidad incapaz de interactuar con lo real donde asoman retos y gente compleja. También ésta gente se conoce a sí misma. Loving luce semejante a una rata en prestar a su amante para sus fines pero ésta misma conoce su calidad de libertina y su propia liberalidad, se sabe promiscua y ahí se ve buen manejo de quien cada uno es, sin por ello ser necesariamente tachado, que ni Loving ni Mildred Donner (Lupino) lo serán y es como plantear cierta audacia o un noir más propio de sí, más realista. Otros en cambio parecen muy honrados, pero no lo son, como Kritzer, aun cuando pasa por algo tonto (o sólo es porque es random), pero ciertamente no es muy talentoso, en notoria comparación con Loving y sobre todo Griffith. Mobley representa el talento innato (con capacidad efectiva), pero que quiere una vida tranquila, si bien en el lugar equivocado, asumiéndose el liderazgo como un lugar de mucha presión; y el periodismo, un lugar intenso e impredecible que trabaja sobre la corrupción. Griffith representa la tenacidad y el anhelo, el que quiere todo lo que no quiere Mobley quien digamos que es el héroe humilde, que lleva un rostro, e identidad como actor, idóneo, como clamar heroísmo y al mismo tiempo cierto perfil bajo o que quiere demostrar capacidad sin tanto reconocimiento, una excepcionalidad que no sea de cartón, es decir no una popularidad banal. Ésta realización tiene en particular una excelente secuencia de acción, tras el descubrimiento del asesino en serie, que va hasta el subterráneo. Aunque es un filme que trabaja más el drama social, sabe sacarle sustancia alrededor del noir. No es tan ágil, pero tiene muchos diálogos valiosos (desde la claridad) si tenemos paciencia y atención con su abundancia. Resulta interesante desde dónde y cómo se mueve, el mundo del periodismo, persiguiendo la noticia de un asesino serial -al que en realidad no se le da mucha profundidad, sino más funcionalidad y pocas pero visualmente buenas escenas-, una noticia que vende mucho, como lo policial.