domingo, 12 de noviembre de 2023

Investigation of a Citizen Above Suspicion

Ésta película del italiano Elio Petri ganó el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes de 1970 y el premio Oscar a mejor película extranjera en 1971. Los guionistas son el mismo Petri y su compatriota Ugo Pirro quien también es guionista de El jardín de los Finzi Contini (1970) de Vittorio De Sica, que así mismo ganó mejor película extranjera en los Oscars de 1972. Lo protagoniza el excelente actor italiano Gian Maria Volonte quien fue muy popular internacionalmente desde el inicio de su carrera actuando en célebres spaghettis western, pero que gustaba mucho del cine social-político donde también destacó como con la maravillosa película presente. Ésta obra es una sátira sobre el poder, y el control de quienes lo lideran, enfrentados a los movimientos socialistas o izquierdistas de la época, representados en la huelga de trabajadores y especialmente la lucha de los estudiantes marxistas, todo muy propio de su época de fuerte lucha social e ideológica. Al protagonista lo conoceremos como El Doctor (Volonte) y es el jefe de homicidios en la policía italiana, que está apunto de retirarse, admirado, respetado y aplaudido por sus subalternos, compañeros y jefes, pero quien planea una locura, botar todo a la basura, destruir su reputación (e ir a la cárcel) y de paso de la policía y de sus líderes, donde entra a tallar el humor negro, reírse de lo que no es habitual reírse. Pero no se trata de delatar corrupción o eso no es lo más importante, sino de cosas que parecen mucho más superficiales, celos, capricho, sentirse humillado en quien es (quizá por alguien que cree menos que él), una especie de fantasía sadomasoquista que llega muy lejos, ponerse a prueba como asesino, poner a prueba su inteligencia y su saber, y a la propia policía en lo que debería ser, pero todo ello al servicio de lo criminal, de un calculado y frío asesinato, de su bella y banal amante, pero una mujer sensual que gusta de estar cerca del poder, en cierta manera una especie de Marilyn Monroe. No hay que obviar que El Doctor cree muy parecido lo criminal, en su estructura y movimientos, a la misma fuerza de la ley. El filme es una sátira plena observando al Doctor buscando inculparse con muchas pistas obvias pero que rayan en el humor inteligente, aunque también medio WTF, y a toda la fuerza policial confundida o incapaz de asumir su culpabilidad. Es ahí que Petri y Pirro hacen de las suyas con bastante creatividad, exhibiendo mucho conocimiento del cine noir, del cine criminal, al tiempo que el fondo es político y de lucha de poder, si bien los estudiantes marxistas no poseen demasiada dimensión, ni tampoco los líderes gubernamentales que hacen lo imposible porque no salga a la luz que el jefe de homicidios es un asesino y así evitar no manchar la reputación y el orden de las cosas. Hay escenas muy desopilantes con policías en realidad inteligentes (acá no hay tontos), que ven en efecto pruebas contundentes contra el Doctor pero no quieren aprobarlas de ninguna manera, por lo que significaría, aparte de una cierta sutil lealtad de cuerpo y así van a culpar a quien sea, menos a su profesión y esto curiosamente no es tan irreal, pero lógicamente se trata de separar malos elementos, no de tacharlo todo, y puede leerse como una crítica. Estos policías driblean no aceptar que El Doctor es un asesino (hasta alguno parece pedir permiso para poder intentar culparlo). Incluso hay un especie de momento onírico -igualmente como de videncia- donde los jefes obligan a El Doctor, humillándolo, a aceptar su rocambolesca inocencia, es decir mirarse como monigote del poder, puesto que hay cosas más importantes que defender y por las que pelear. El filme empieza laborando a través de cierto notorio absurdo y lentamente justifica todo hasta ser muy lógico aunque dentro de la libertad creativa del humor negro y la sátira política. Da mil justificaciones de porqué el Doctor está cometiendo ésta locura, sin optar por lo más fácil, es decir que es un desequilibrado que está yendo contra la esencia de quien es, y quien lo ha concebido con un acto perverso, siendo un filme mucho más audaz que si hubiera propuesto abiertamente el idealismo. El poder simplemente se comporta como el poder -en el planteamiento juguetón y nada siniestro pero tampoco nada ridículo de El Gran Hermano- mientras los estudiantes son reflejo típico de la época, incluso se ven violentos y básicos, en cierto contraste con la mujer erótica de El Doctor, interpretada por la hermosa Florinda Bolkan, actriz brasileña que trabajó mucho en Italia. El filme versa en el noir hecho humor inteligente. Cada cosa que hace contra sí el Doctor es un deleite -y hace mil peripecias tanto como presenciamos muchas memorias de soporte-, con un Volonte que da clases de actuación con su intensidad y hábiles discursos, con su emotividad a flor de piel, con su expresividad.