sábado, 1 de junio de 2024

Get Carter


Get Carter (1971) es una de las mejores películas de gángsters no solo de Inglaterra sino de la historia del séptimo arte en general, es una película un poco intrincada pero compresible y honesta, como las mejores clásicas. Tenemos a un gángster llamado Jack Carter (interpretado por el gran Michael Caine) que es un sicario culto, hasta pasa por amable y educado y a ratos simpático (no teme sonreír), pero que es frío y muy cruel cuando quiere serlo, y él tiene una misión. Su hermano ha muerto y hay indicios de que lo han asesinado y Carter quiere descubrir todo el asunto, aun cuando trabaja en Londres y no quieren que investigue nada en Newcastle, pero Carter ama demasiado a su hermano y no tiene miedo a nada ni a nadie y no hace caso. La propuesta del británico Mike Hodges, en su debut como director de cine, trabaja con un thriller de investigación y al mismo tiempo va poniendo mucha acción en pantalla, pero no propia de hoy en día donde cualquier hijo de vecino con efectos especiales puede convertirse en arma mortal como salido de Matrix sino con sustancia, con inteligencia, con una narrativa notable, donde más que saber agarrarse a golpes de manera vistosa y veloz con un millón de contrincantes violentos, es hacer uso de si se quiere un apego con lo real, no obstante con cierta libertad para que el cine entusiasme, pero en sí es un filme que es progresivo y todo siempre muy justificado, que recurre a poderosas puestas de escena de cierta manera intelectuales, donde el cine se ampara en la creatividad narrativa sin tampoco despegarse de lo cool. El filme también tiene una escenificación muy británica, muy de cine social, muy campechana y nacionalista, que le otorga esa cierta suciedad que pega perfecta con un asesino a sueldo como Carter. Éste Carter es una joyita, se mete con todo el mundo, él mismo incluso se autodefine como una mala persona en una conversación, pero como todo personaje que no es unidimensional tiene sus afectos y muchas veces es difícil de clasificar. Siempre ha creído que su hermano ha sido una buena persona, y así lo dicen igual quienes se lo topan. Carter va sólo contra el mundo, se deshace de todos, no perdona a nadie en pantalla. En ese sentido el filme es muy nutrido, su mundo de la mafia es amplio y de esa manera aparecen muchos personajes muy bien construidos, dándose tiempo para otorgarles personalidad e identidad. Los filmes de acción de nuestra contemporaneidad, de artes marciales o combates a puño limpio, a grosso modo son entretenidos, pero efímeros e intercambiables entre sí, fáciles de olvidar. Siempre tratando de impresionarte con peleas cada vez más grandilocuentes, pero nada como una buena historia, así mismo dentro del género de la acción. Carter se ve real, Michael Caine no parece sobrenatural, no luce como un superhéroe, pero enfrenta a la mafia de Newcastle (y más) con total aplomo y efectividad. Uno contra todos, sí, pero con realidad si se quiere. Carter muestra mucha inteligencia, al mismo tiempo que es implacable, matando. Hay varias muertes que lo muestran tal cual se ha definido, no duda en hacer justicia por su mano. En un momento algo grave le impacta, llora y eso lo vuelve más firme con su misión, vengar a su hermano. Eso muestra una gran historia encima, más complicada de lo que empieza, y eso habla de la calidad de película que  tratamos y cómo un filme de gángsters, de venganzas, de ojo por ojo, de acción puede ser grande, tal como un filme arty. No sólo es matar, que desde luego de eso va en cierta manera, sino de preparar el momento, de preámbulos, de cortejos, de engrandecer la situación, sin que sea literalmente acabar con alguien. Ahí yace la maestría del filme, no sólo de adrenalina y velocidad que la tiene, pero es un filme impredecible. Es una película de gángsters, pero se siente como una visita al barrio, que justamente eso hace Carter, ir al lugar donde creció y hacerse cargo de quienes han olvidado quien es o han querido pasar por encima suyo, aun cuando eso es lo que hace él, no respetar a absolutamente nadie, pero ésta gente realmente es peligrosa, pero de aspecto real. El filme trabaja también muy bien la sexualidad y lo sórdido, la mafia de Newcastle está implicada en muchos negocios sucios y uno de ellos que se ve desde el inicio es la prostitución y la pornografía. En cierto momento Get Carter se siente como una película de espías, con una antiheroína jugosa con la apetitosa y ágil Glenda (Geraldine Moffat). Ella misma se autodefine como encubierta bajo la apariencia de una mujer tonta, pero aunque es una fémina adorno de los mafiosos, tiene dimensión, tiene muchas capas, de corrupción. Igualmente la participación de la casera (Rosamarie Dunham) en la trama es otra delicia, con escenas a lo cine social incluidas, a lo romance melodramático indie o low cost británico. Se puede ver algo de inspiración hacia los noir de Adolfo Aristarain.