En Oaxaca, México, se les llama muxes a los gays con fuertes
inclinaciones femeninas, como en la presente que nos muestra a un transexual
llamado Mabel que vuelve a su ciudad natal al conocer que su mejor amiga, también
transexual, con la que se distanció por robarle al novio, ha muerto asesinada de
la peor forma, por lo que queriendo reconciliarse con su recuerdo emprende
algunas averiguaciones, ante cierta indiferencia de la policía. La película por una parte es un noir y un thriller, pero a su vez una historia
de amor, desde la tolerancia casi absoluta, como ver que el taxista de quien se enamora
Mabel parece de lo más común y le corresponde afectivamente. El filme apela a
exhibir el mundo de los muxes en forma muy tranquila, si bien debajo se esconde
la homofobia que llega al asesinato.
Es una propuesta que vive a plenitud y bajo la hipnotización
del encanto de la esencia travesti de
Mabel, en su lugar de confort, donde ella es una artista retirada por el
sentimentalismo del novio con quien escapó, luego quien fuera una decepción. En ese sentido más que sexo o carnalidad, hay un enfoque hacia la búsqueda del
amor, ese que una cantidad de espectadores de cine arte rechazan por empalagoso, pero en
lo gay a muchos les resulta novedoso, vista su proclividad y naturaleza hacia la aventura sexual. Finalmente Mabel termina cantando y bailando en un elegante nightclub de otra del clan, con una voz que no pareciera la suya, y
en sí la trasformación femenina es pormenorizada, por declararlo una virtud, si
es que no fue doblada en el especifico canto del desenlace que es como la cereza
del pastel conjugándose con la resolución del misterio. Mabel se entretiene con sus amigas/os, conversa
con familiares de la difunta, hace mención de rememoraciones cálidas sobre ésta,
desentraña su propia identidad y mientras tanto va clamando esporádicamente por
investigar sobre su compañera caída, la que yace como enmarcada en una fotografía de estudio en la que brilla su memoria y añoranza.
La segunda obra de ficción del director mexicano Rigoberto Pérezcano, que ganó mejor
largometraje mexicano en el 12 festival de cine de Morelia 2014, mejor guion
en los Premios Ariel 2015 y que compite en la sección de ficción del 19
festival de cine de Lima busca compenetrarse con el público en cuanto a la aceptación de la igualdad de la homosexualidad,
comprender que la transexualidad ha creado a una mujer y se le ve a Mabel de esa
manera en su vida cotidiana, poco se juzga a ese respecto y hasta ella misma va
dando pautas y definiciones, como que dice que uno no puede con la naturaleza,
o que uno nace así y ya se nota su inclinación sexual, es como decir inevitable, y sólo queda aceptarse y que te acepten, bien o mal no importa, es
un hecho, va a ser, y poco se discute.
En la parte del noir ciertamente anida la intolerancia extrema, a manera de carácter “secundario”, porque pareciera que más importara el amor que surge con el taxista caballeroso y romántico, ordenar todo al respecto de la sexualidad particular, fuertemente a favor, sin embargo en el desenlace se hace gala de un recurso fácil, realmente, por medio de un remate que pretende ser glorioso, aunque sea un rasgo que remite a la hipocresía y a la doble cara social, y más aun, a un tipo de locura.
En la parte del noir ciertamente anida la intolerancia extrema, a manera de carácter “secundario”, porque pareciera que más importara el amor que surge con el taxista caballeroso y romántico, ordenar todo al respecto de la sexualidad particular, fuertemente a favor, sin embargo en el desenlace se hace gala de un recurso fácil, realmente, por medio de un remate que pretende ser glorioso, aunque sea un rasgo que remite a la hipocresía y a la doble cara social, y más aun, a un tipo de locura.
Carmin Tropical (2014) tiene una trama muy romántica, tanto como trágica, que posee su
atracción en su toque documental, en una normalización y naturalidad que es su
mayor cualidad, su integración y a su vez su crítica ante la falta de aceptación, aparte
de cierta sensualidad cuidada, como toda la obra, en que no hay vulgaridad,
pero sí su cuota de infaltable realismo, como en las presentaciones de los
shows del local llamado King Kong. Es un noir con travestis, por lo que exhibe su cuota de ingenio y originalidad, a lo que suma mucho respeto por los muxes, y en buena parte evita ser obvia con el rechazo y la intolerancia. El filme presenta atractivo, donde también es como presenciar un álbum de recuerdos y de crecimiento, hasta
ver en lo que ha terminado, en Mabel, un ser muy femenino, con un canto
poderoso de atracción en medio del llamado del abismo.