domingo, 17 de enero de 2016

E Agora? Lembra-me

Ganadora del fipresci y del premio especial del jurado en el festival de cine de Locarno 2013, dirigida por el portugués Joaquim Pinto, quien fuera sonidista de Raúl Ruiz y Manoel de Oliveira entre muchos otros, y cuenta con una filmografía poco conocida pero con más de 20 años de trabajo. En esta su película más personal y reveladora, autobiográfica, que cuenta su vida en pareja con su compañero Nuno Leonel con quien llegaremos a verlo teniendo sexo de lo más llano y explicito pero con cierto estilo de arte y no tan dilatado, en ese quehacer de alto realismo y gran carga de sinceramiento, donde recorremos la vida actual de Joaquim quien sufre hace 20 años de SIDA y de Hepatitis C, pero que aun así logra disfrutar de la vida a pesar de los fuertes dolores y esa existencia que se resiste a morir a costa de entregar harto cansancio, desgaste y sufrimiento físico que llegamos a palpar, como una luz que se va apagando pero no quiere desaparecer.

La felicidad la marca su pareja y la crianza de tres perros gordos y algunos viejos, tal cual escuchamos de sus propias palabras agradeciéndoselo a la vida que tiene, tanto como compartidas actividades diarias siendo muy activos, de lo que el filme en sus casi tres horas de duración presenta una variedad encomiable de labores y entretenimientos, de tipo medioambientales como sembrar plantas, hacer agricultura, apreciar a los insectos o bichos (en un momento se maravillan juntos, porque realmente es la historia de una pareja, de Joaquim y Nuno, viendo como una audaz abeja trata de sacar un pequeño bocado de una hamburguesa en un pan, que comen en un parque), al mismo tiempo que comparten un agrado natural y fresco por lo intelectual y una latente curiosidad reflexiva y cultural, mientras vemos los tratamientos, las drogas e inyecciones a las que se somete Joaquim, y que es asistido -y compartido cada momento, en cámara o fuera de ella-  por Nuno, quien es más silencioso y corporal que nuestro perpetuo guía Joaquim, teniendo Nuno un aire rebelde que ostenta y se nota en su aprecio por el heavy metal, su pinta relajada y sus tatuajes (uno dedicado a Joaquim, en una relación que en gran parte del metraje se maneja con sutilidad y recato, pero avanzando el filme empiezan a surgir ciertos desnudos en esa cotidianidad que tanto marca la propuesta, que trata de revelar tal cual es su existencia en todo los aspectos), donde se dan tiempo para pensar el mundo, sobre todo el suyo, auscultar distintas artes y ciencias, cuando Joaquim va relatándonos con su voz over las conversaciones que tiene con su compañero, su enorme curiosidad por el planeta,  la humanidad e incluso comparando lo vivencial por medio de la biblia y creencia en Cristo que en la iglesia, rememorando su pasado, desde esa vida ajetreada e interesante que logró cultivar gracias al cine, trayendo a cuenta ciertos años a través de sus grandes acontecimientos y famosos encuentros personales, como el estado de la evolución de su enfermedad y de esta en el planeta.

Es una propuesta que tiene una gran calidad narrativa, luce un filme muy técnico cargado de pequeños trucos, y una exhibición que nunca para de ser novedosa, aun retratando la cotidianidad de una vida y el padecimiento de una enfermedad. Otro punto es que aunque desnuda a Joaquim en toda arista personal, no deja este siempre de mirar hacia lo que le rodea, y en lugar de ser únicamente su historia, la matiza con lo que pareciera una investigación y registro del SIDA y sus tratamientos,  o ese hambre por conocer cosas, y ver un lado práctico y darlo al público de forma cautivante, como todo documentalista entiende y busca, y él denota haber aprendido muy bien.

Inicialmente es la historia de Joaquim y luego despega lentamente hasta ser una completa exhibición de una vida en pareja (sin sentimentalismos, sino acciones), a compartir el protagonismo, a elogiar al compañerismo en cada explicación como dentro de un subtexto, reflejando que el afecto hace que el dolor merme o se pueda sobrellevar mejor, aunque también Joaquim pone de su parte yendo a todo control medicinal, usando las últimas drogas y calmantes, viéndolo a ese respecto viajar mucho a España.

En la narrativa asoma una melomanía contemporánea y cool, bajo un muy buen gusto musical, a la par de una gran cualidad de viajeros (en su pequeño núcleo familiar), donde el auto se moviliza bastante, siendo seres inquietos, con ganas de sabotear un destino anunciado y una depresión cruel que eluden con un estado de vitalidad notorio, aun habiendo tanto cansancio, y momentos donde Joaquim por fuerza mayor no puede salir de casa. En un filme íntimo, pero casual (más nada intrascendente), de cautivante humanidad y con su toque de intelectualidad.