Ganadora del fipresci y del premio especial del jurado en el
festival de cine de Locarno 2013, dirigida por el portugués Joaquim Pinto,
quien fuera sonidista de Raúl Ruiz y Manoel de Oliveira entre muchos otros, y
cuenta con una filmografía poco conocida pero con más de 20 años de trabajo. En
esta su película más personal y reveladora, autobiográfica, que cuenta su vida
en pareja con su compañero Nuno Leonel con quien llegaremos a verlo teniendo
sexo de lo más llano y explicito pero con cierto estilo de arte y no tan
dilatado, en ese quehacer de alto realismo y gran carga de sinceramiento, donde
recorremos la vida actual de Joaquim quien sufre hace 20 años de SIDA y de
Hepatitis C, pero que aun así logra disfrutar de la vida a pesar de los fuertes
dolores y esa existencia que se resiste a morir a costa de entregar harto cansancio,
desgaste y sufrimiento físico que llegamos a palpar, como una luz que se va
apagando pero no quiere desaparecer.
La felicidad la marca su pareja y la crianza de tres perros
gordos y algunos viejos, tal cual escuchamos de sus propias palabras agradeciéndoselo
a la vida que tiene, tanto como compartidas actividades diarias siendo muy activos,
de lo que el filme en sus casi tres horas de duración presenta una variedad
encomiable de labores y entretenimientos, de tipo medioambientales como sembrar
plantas, hacer agricultura, apreciar a los insectos o bichos (en un momento se
maravillan juntos, porque realmente es la historia de una pareja, de Joaquim y
Nuno, viendo como una audaz abeja trata de sacar un pequeño bocado de una hamburguesa
en un pan, que comen en un parque), al mismo tiempo que comparten un agrado natural
y fresco por lo intelectual y una latente curiosidad reflexiva y cultural,
mientras vemos los tratamientos, las drogas e inyecciones a las que se somete
Joaquim, y que es asistido -y compartido cada momento, en cámara o fuera de
ella- por Nuno, quien es más silencioso
y corporal que nuestro perpetuo guía Joaquim, teniendo Nuno un aire rebelde que
ostenta y se nota en su aprecio por el heavy metal, su pinta relajada y sus
tatuajes (uno dedicado a Joaquim, en una relación que en gran parte del metraje
se maneja con sutilidad y recato, pero avanzando el filme empiezan a surgir ciertos
desnudos en esa cotidianidad que tanto marca la propuesta, que trata de revelar
tal cual es su existencia en todo los aspectos), donde se dan tiempo para
pensar el mundo, sobre todo el suyo, auscultar distintas artes y ciencias,
cuando Joaquim va relatándonos con su voz over las conversaciones que tiene con
su compañero, su enorme curiosidad por el planeta, la humanidad e incluso comparando lo vivencial
por medio de la biblia y creencia en Cristo que en la iglesia, rememorando su
pasado, desde esa vida ajetreada e interesante que logró cultivar gracias al
cine, trayendo a cuenta ciertos años a través de sus grandes acontecimientos y
famosos encuentros personales, como el estado de la evolución de su enfermedad
y de esta en el planeta.
Es una propuesta que tiene una gran calidad narrativa, luce
un filme muy técnico cargado de pequeños trucos, y una exhibición que nunca
para de ser novedosa, aun retratando la cotidianidad de una vida y el padecimiento
de una enfermedad. Otro punto es que aunque desnuda a Joaquim en toda arista
personal, no deja este siempre de mirar hacia lo que le rodea, y en lugar de
ser únicamente su historia, la matiza con lo que pareciera una investigación y
registro del SIDA y sus tratamientos, o
ese hambre por conocer cosas, y ver un lado práctico y darlo al público de
forma cautivante, como todo documentalista entiende y busca, y él denota haber
aprendido muy bien.
Inicialmente es la historia de Joaquim y luego despega
lentamente hasta ser una completa exhibición de una vida en pareja (sin
sentimentalismos, sino acciones), a compartir el protagonismo, a elogiar al
compañerismo en cada explicación como dentro de un subtexto, reflejando que el
afecto hace que el dolor merme o se pueda sobrellevar mejor, aunque también
Joaquim pone de su parte yendo a todo control medicinal, usando las últimas drogas
y calmantes, viéndolo a ese respecto viajar mucho a España.
En la narrativa asoma una melomanía contemporánea y cool, bajo
un muy buen gusto musical, a la par de una gran cualidad de viajeros (en su
pequeño núcleo familiar), donde el auto se moviliza bastante, siendo seres
inquietos, con ganas de sabotear un destino anunciado y una depresión cruel que
eluden con un estado de vitalidad notorio, aun habiendo tanto cansancio, y
momentos donde Joaquim por fuerza mayor no puede salir de casa. En un filme
íntimo, pero casual (más nada intrascendente), de cautivante humanidad y con su
toque de intelectualidad.