“La vida es diferente cuando la vives que
cuando la cuentas después”
Presente en Un Certain Regard en Cannes 2014, ganadora de
mejor director en el festival de Mar del Plata del mismo año. Película dirigida
por el francés Mathieu Amalric. Adapta la novela homónima de Georges Simenon.
Este filme de apenas hora y quince minutos empieza con un
gran misterio que dura cerca de media hora, ¿de qué se le acusa a Julien Gahyde
(Mathieu Amalric, que por algo es llamado recurrentemente en el cine de autor)?,
en un contraste potente entre la comisaría y el pasado, uno que no revelaré específicamente
para que guarden ansias con la presente película y puedan apreciar esos bellos treinta
minutos primeros, que son el fuerte, el tope máximo, del filme, que luego se
revela con un aspecto/tono casi clínico, aunque no del todo apagado, en lo que
exige un proceso, cargado de mucha información secundaria que entrega y construye
pedazos de lo que habrá que imaginar y deducir para llenar todo la figura y las
circunstancias, aunque lo prioritario raya en la sencillez argumental.
Julien yace disfrutando, o mejor dicho lo ha hecho, de unos momentos
cargados de hedonismo, de lujuria, libertad, paz, riesgo, de dejarse llevar, y
eso describe la esencia de este cine negro, primero pasional, efervescente, estético,
luego neuronal/burocrático, un poco seco, aunque sin ser matemático o enredado,
ni del todo abrumador o frio como nos puede hacer pensar el “ubicuo” azul del
título que remite más a una segunda parte del filme en la que se sobrelleva tristeza,
ya que contiene una cara de pesar, tanto como de locura, un halo emocional, que
se maneja delicadamente debajo de la estructura formal que va indagando, descubriendo
y resolviendo, en un quehacer vaporoso, como la otra cara de la moneda, tras lo
(eternamente) efímero, la llegada de la responsabilidad, la culpa, el castigo.
Nos ubicamos en el presente en que se le investiga e
interroga a Julien que está arrestado en la estación de policía, y lentamente a
través de fragmentos, recuerdos y flashbacks que parecen estar solo en su
cabeza (en una relectura), es decir no toda la información queda al descubierto,
incluso aparece la mentira, vemos dos partes de una vida común, una haciéndose el
desentendido y afectuoso con su esposa, pero honesto y ligado con su hija engreída
(notando la distancia conyugal, bien dibujada en aquella escena en la cama matrimonial
donde el marido se queda mirando insomne en tensión), y la otra que es el eje
de la propuesta, donde es amante de una mujer casada, a quien conoce desde la
infancia, Esther Despierre (Stéphanie Cléau, actriz novel, una mujer de rostro
maduro, de solvente y bella espigada figura) con quien vemos sensualmente, continuamente
desnudos –como en aquel pubis y vulva que parecen hacer flotar al protagonista en
la justificación del no pensar, en una oda intensa a la belleza femenina, y sus
consecuencias- o en diálogos donde Esther se muestra en pleno sueño maravilloso
y no esconde su obsesión y admiración, mientras él parece simplemente gozar de
su cuerpo, y es que poco sabremos de las verdaderas intenciones de Julien que
guarda celoso silencio durante la trama, pero deja ver en un exabrupto que no
está tan entregado como su amante, en un pecado producto del agotamiento, y la monotonía
de un zona donde la gente se conoce; vemos que la esposa de Julien aprecia al farmacéutico
esposo de la amante, y se dice que hay habladurías sobre ellos.
Se revelará en la dura realidad un monstruo, la fascinación,
hasta mensajes y líneas dementes tergiversando lo evanescente, la fantasía, el
deseo, el cuerpo, la inconciencia. En una definición de la desilusión y lo
macabro.