Documental que dura 75 minutos, del mexicano Pablo Chavarría
Gutiérrez, que tiene de centro la
detención del profesor y activista Alberto
Patishtan inculpado de la muerte de un grupo de policías el año 2000 en su
nativa Chiapas, quien pasó 13 años en la cárcel hasta ser indultado. Pero esto
no se percibe de forma directa, sino está expuesto con creatividad y cierto
velo narrativo, ya que la propuesta se enfoca más en estar como en la mente de
Patishtan y el de un poblador típico de su localidad, retratando la vivencia autóctona
de este mundo “aparte”, a niños jugando en el campo (a quienes se les simboliza
perdiendo la inocencia a temprana edad) o a pobladores rurales desfilando ante
la cámara, que los muestra como si todos fueran vistos con desconfianza, mientras
ellos exigen visibilidad, respeto y un lugar digno.
Las letras escoge una narrativa difícil por ratos, sensorial,
abstracta a un punto, compartiendo un camino, en una manera de hacer sentir lo
que padece un poblador humilde cualquiera del territorio, habiendo expresividad
plástica y musical acompañando la cotidianidad de los lugareños, con una
performance de baile con la mimetización con la tierra y la naturaleza, o el sonido
de una batería más tarde silenciada y abandonada en pleno bosque. Se trata de un filme que quiere trasmitir el sentir
de una denuncia general, la desolación, el abandono, la melancolía, la
ensoñación, poniendo a niños subiendo una enorme cuesta cargada de escaleras,
mostrando el contraste de la vitalidad y la alegría innata, y el esfuerzo de la
forma de existir en aquel lugar. Como si todos fuéramos esa persona nadando
hacia el corazón de una verdad oculta (esa que deja ver las cartas que enviaba el
protagonista estando preso, ante la preocupación hacia sus hijos), representada
en Alberto Patishtan colocado de pie sobre la pequeña cima de un río.