domingo, 21 de enero de 2024

La Sentencia

La Sentencia (1964), de Hugo del Carril, es la historia de un joven enamorado de una chica promiscua que en realidad no lo quiere e incluso muchas veces lo deja ver abiertamente. Éste joven es Hilario (Emilio Alfaro) y es un chico de tipo introvertido, que se puede traducir en pocas palabras en un buen muchacho, pero algo tonto. Hilario salva 2 veces a Bettina (Virginia Lago) y le propone matrimonio. Por las circunstancias, Bettina acepta, pero no puede ella con quien es, con su personalidad liberal, con su alma solitaria. Siempre quiere buscar refugio en el sexo opuesto desde aventuras pasajeras, sin meditación, anclada siempre a su sexualidad y ansia de hedonismo. No obstante ahí lo tienes igualmente a Hilario remando contra la corriente, enamorado de la mujer equivocada, terco, forzando situaciones y esto lo lleva a lo que justamente invoca el título. Bettina nunca lo engaña con quien ella es, simplemente lo ve como una aventura más, pero Hilario queda impactado por ésta bella mujer, seducido paradójicamente por su sexualidad. Bettina a ratos trata de decir que ella es mucho más que una chica liberal, como cualquiera, también debe haber otros rasgos en ella, pero en un momento hasta la apedrean a lo María Magdalena. Es un melodrama trágico, donde se trata de entender a un Hilario quien él mismo se ha puesto la soga al cuello, por una mujer con todo ese espíritu salvaje clásico de la inmadurez de la juventud -cero romanticismos de por medio-. El problema es que Hilario quiere retenerla a toda costa, y quiere que sea una esposa formal, pero Bettina ni siquiera lo ama. El filme da a entender que la vida ha hecho que Bettina no pueda comprometerse con nadie y su liberalidad incluso la lleva a que los hombres se aprovechen de ella, o hasta lleguen a maltratarla. Mientras tanto Hilario no presta atención a la realidad. Bettina es como un perro callejero que, sólo en la calle, tiende a querer morderle a todo el mundo. Se trata de una película bastante real, una cara de la vida, y no tan habitual en el cine. A Hugo del Carril y al guionista Eduardo Borrás se les observa que no quieren contentar a todo el mundo. También es cine social que señala que el abandono de la sociedad genera sentencias de vida.