sábado, 5 de agosto de 2023

Night of the Eagle (Burn, Witch, Burn!)

Éste filme tiene 3 guionistas bastante interesantes, uno es el popular escritor Richard Matheson; otro es Charles Beaumont quien murió joven, a los 38, pero fue un escritor que era admirado incluso por Matheson y se le recuerda por varios episodios escritos de la serie La Dimensión Desconocida; ambos han trabajado en películas de Roger Corman; y George Baxt, escritor de celebrados y originales noir. La dirige el británico Sidney Hayers. La propuesta es una obra maestra, aunque una película poco conocida. El filme nos pone a un catedrático que es muy racional, llamado Norman (Peter Wyngarde) quien descubre que su mujer practica la brujería, es decir, es una bruja, interpretada por Janet Blair, pero ella lo ama tanto que incluso quiso dar su vida cuando él enfermó mortalmente, y desde esa vez aprendió artes oscuras. Ella lo protege con magia, pero él cree que su esposa es supersticiosa y quiere quitarle esas ideas, pero pronto empieza a caer en la envidia ajena, en el mal, se suceden problemas serios. El hombre se mantiene firme en no creer, pues su vida está dedicada a la ciencia, pero poco a poco entenderá que se equivoca y que tiene que replantearse sus pensamientos. Los acontecimientos se ponen sabrosos cuando surge una verdadera mujer diabólica y lo reta a Norman, quien ha debilitado sin querer a su mujer, poniéndolos en peligro. El filme maneja con curiosidad la brujería, que proviene de Jamaica. La película es sólida mostrando la brujería y como se trata de rebatirle y como surge la maldad, con actos realmente perversos y bien escenificados, sugerentes, como la cojera en la manipulación voodoo. El título original del filme hace alusión a un águila y hay tremenda secuencia al respecto, que es una maravilla de recreación en todo sentido, sobre todo para efectos especiales que parecen más ingeniosos que costosos, en una época (1962) que no había uso de computadoras. El mal tiene varios trucos como el uso del hipnotismo para generar alucinaciones, expuesto de manera bastante macabra, ruin. La secuencia con el ómnibus, la casita de cartas envuelta en fuego, son escenarios oscuros que llevan muchas emociones, como plantearlo detrás de la ironía cruel o la ausencia existencial que son motivos trabajados profundamente. El momento de la playa solitaria mezclado con la cripta es propio de ejecuciones precisas, detallistas, de grata creatividad y enorme proyección. El final es redondo y perfecto. Ésta obra es una genialidad de una hora y media. El filme juega con lo esotérico y lo costumbrista con tremenda asertividad. La brujería se mezcla con nuestra cotidianidad, la propuesta proclama que esto es más habitual de lo que creemos, que lo practica gente común. La performance de Margaret Johnston es una obra maestra en sí. El sentimiento entre la pareja protagonista también está bastante logrado.