jueves, 17 de agosto de 2023

76 Festival de Locarno: Animal

Animal (2023) es una sorpresa, la obra de una gran autora, la griega Sofia Exarchou. Digo sorpresa porque es tremendo filme y solo el segundo de ésta directora (aun) no tan conocida. Es una película que posee muchísima intensidad. De principio a fin tenemos una propuesta potente, eléctrica, que no histérica, cargada de música, la música es parte de la directora y de la esencia de la protagonista, Kalia (Dimitra Vlagopoulou) y hasta de su compañera Eva en particular (Flomaria Papadaki). La película tiene una cierta aura autobiográfica o quien propone quizá imaginación, pero bastante de uno mismo, mucha personalidad propia, lo que además hace del filme una obra especial, aparte de tener un impresionante manejo de las emociones y los momentos para proponerlas sin caer en la excesiva fragilidad o vacuidad, o error recurrente de éste uso tan importante, una cierta falta de credibilidad ante querer abrir el alma, o temer hacerlo, y encima desde el cine artístico. La propuesta te hace sentir lo que siente Kalia, una mujer cansada de su vida, de ser animadora o anfitriona en un lugar de vacaciones para turistas en una isla griega, una de tantas islas; e iguales, se supone, idiosincrasias, teniendo en cuenta la dependencia de este país del turismo, su primer ingreso económico. Kalia está cansada de depender mucho de su sexualidad y de los hombres, casi como una historia velada de prostitución y cansancio y dolor existencial a esa vera. Kalia representa la idiosincrasia femenina en general, con respecto a ésta dependencia femenina muy palpable. El filme no busca lo fácil; hablar directamente de prostitución lo hubiera sido. Kalia no es una prostituta, pero se mueve alrededor de su sexualidad. Ella trabaja divirtiendo turistas, extranjeros, con bailes, canciones, juegos, en un lugar paradisiaco. Éste filme habla mucho de la diversidad europea, de alemanes, rusos, austriacos, que veremos interrelacionarse con Kalia y sus compañeras, contexto habitual en especial de los griegos y sus miles de islas turísticas. Kalia canta en ruso, en inglés; Eva en polaco. Muchos son hijos de inmigrantes, se habla de interculturalidad y esto también es un poco un cierto problema, aunque también como en los cantos poliglotas hay un interesante y rico cosmopolitismo. En todo caso ésta diversidad significa muchas cosas, no del todo expurgadas en la propuesta, más sutilmente deslizadas o asumidas como parte de la idiosincrasia general, que también puede verse humanitariamente como conflictivamente en otros países. Kalia hace de una canción su bandera, que habla de siempre andar de parranda, de fiesta, pero todo llega a agotar, aun cuando Kalia aprovecha su sexualidad, no solo para tener cosas materiales (honestamente) y un lugar en el mundo o poder mantener a su hija pequeña, sino por placer personal, ella es sexualmente activa, libre, dentro de la heterosexualidad, otro gran punto de un filme que muestra amistades gays pero no hace de ello el lugar ubicuo que puede llegar a serlo en lo arty. Kalia intenta no sentir éste cansancio, ésta pequeña depresión, lucha contra no desistir de vivir la vida cool que parece tener, esa que hace referencia muy sugerentemente a la mismísima Madonna. Pero ya ella quiere otra cosa, quiere algo más que aun no encuentra, que no está del todo claro, porque el filme ahí tampoco busca lo obvio (la sordidez), y hasta Kalia tiene una especie de pareja que se ve sensible y gracioso, pero también muy superficial, y quien más bien refuerza (sin saberlo) la vida que Kalia ya no quiere, asumirse en la sexualidad y la soledad desde los 16 (incluso puedes tener pareja y no sentirte acompañado), ese ver a la propia familia como animales (salvajes). Kalia quiere justamente otro nivel mental, una vida más calmada, menos "cool" dirían algunos. Lo interesante del filme es que no hay que ser viejo para sentir lo que siente Kalia; Eva también ha vivido mucho de lo mismo a temprana edad, un segundo ejemplo (quien ha venido a reemplazarla) y así sigue la cadena. Hay una metáfora de los peces, que interpreto como alimento carente de profundidad, salpicando (intensos) en el agua, en poco espacio, cuando el mundo es mucho más grande. Exarchou maneja originalidad, y no solo dentro de la temática de su país. No es sencillo buscar la normalidad o lo que creemos que es ésta en un mundo siempre complicado. El filme tiene mucha habilidad tratando con la sexualidad, muestra escenas fuertes, pero todas al servicio de algo mayor o del conjunto.