martes, 15 de agosto de 2023

Johnny 100 Pesos

Éste filme del chileno Gustavo Graef Marino es una de las películas más populares de los 90s del cine chileno, a 3 años del final del mandato de Pinochet y contextualizado a unos meses de ello, sobre una historia real chilena, sobre unos asaltantes que tomaron rehenes en un edificio en Santiago de Chile, con la particularidad que el hombre que da título a la propuesta tenía 18 años. Johnny es interpretado por el mexicano Armando Araiza, particularmente popular en Latinoamérica por la telenovela Quinceañera (1987-88). Araiza ya había trabajado en el cine, aunque en películas poco trascendentes. En Johnny 100 pesos (1993), el protagónico y la película más celebrada de su carrera en la gran pantalla, tenía tan solo 23 años de edad. Johnny es un muchacho bandolero, roba partes de auto, que con 4 tipos más ranqueados que él aunque aun de poca monta en el crimen roban un lugar clandestino de cambio de dólares con la fachada de un videoclub. Los asaltantes pasean por el lugar rodeados por pósters de películas, por bastante cinefilia, proponiendo mucha acción y tensión. Lucen a ratos histéricos, muy dramáticos, teatrales. El dueño del lugar lo interpreta un joven Luis Gnecco con 31 años de edad, recién comenzando su carrera en el cine. La bella mexicana Patricia Rivera pone la clásica sensualidad y erotismo del cine (característico de una época menos políticamente correcta) con su cuerpo voluptuoso y una buena actuación. Aunque el filme alude como guía a Araiza es un lugar para mostrar el talento de todos, como del chileno Aldo Parodi -que ya contaba con 40 años de edad-, como El loco, el asaltante más peligroso del grupo, el más inestable, impredecible y violento. Cuando narra de la cárcel se le percibe un tipo bien cimentado en lo lumpen. Es un filme propio del cine latinoamericano de los 90s, más explosivo y campechano que artístico, pero bueno. Está lleno de sorpresas. Se expone o explica quizá demasiado, pero es cine que busca ser comercial, amable, masivo, aunque con identidad nacional. Tiene una cierta participación política, que no pretende incomodar ni proponer ideologías; decentemente, al menos, contextualizada, y secundaria o a la vera de la acción. Aunque no son iguales me hizo pensar en la película peruana Reportaje a la muerte (1993), obras propias del cine latinoamericano de su época y que remite a rehenes, no obstante en la peruana son avezados criminales, presos, y también incluye la labor del periodismo.