jueves, 24 de agosto de 2023

El tango del viudo y su espejo deformante

Éste filme le pertenece a Raúl Ruiz, el director chileno más celebrado por la cinefilia hardcore, un director más que popular de culto, como el peruano Armando Robles Godoy en el Perú. Raúl Ruiz filmó esto durante mediados de los 60s, pero es hasta el 2020 que su viuda la también cineasta Valeria Sarmiento lo terminó y exhibió, habiéndole faltado una difícil particularidad para finalizarlo, el audio se perdió y se recurrió a la lectura de labios y al doblaje en el presente para concretarlo, así como armar las piezas de un pequeño rompecabezas, un filme que se percibe que estaba todavía en prueba por el propio Ruiz, que denota ser incompleto y no haber alcanzado todo su verdadero potencial. No obstante es el segundo que presenta su viuda que hace de codirectora póstuma nuevamente. Es una película que todo el material grabado es propio de un cortometraje pero a casi media hora de acabar con todo lo grabado y narrado, el filme va hacia atrás, como si rebobináramos un VHS, pero sin habituales fallas técnicas en el visionado en retro. Es curioso ver que cuando llega al final parece surgir una nueva lectura central, como con aquel final con el rostro demoniaco, ¿hubo un crimen?, queda como noir. Igualmente el filme es un poco de terror o fantástico, cuando un profesor e intelectual conocido como Iriarte (Rubén Sotoconil) suele ver un fantasma. Éste surrealismo viene a molestarlo, a perturbarlo, vemos sus pies desnudos debajo de la cama, también presenciamos pelucas en movimiento, incluso Iriarte pare una peluca como si fuera un bebé. Iriarte dice estar enloqueciendo, pero no quiere ir al doctor. Él parece ser un intelectual burgués de izquierda, o de la clase media, puesto que vive con cierta austeridad, aunque le alcanza para destilar vinos en su hogar, que también se ven como brebajes propios de laboratorio de mad doctor. El sobrino parece medio cómplice de querer inquietarlo o le es a un punto indiferente su estado o sus alucinaciones. En un momento caen cosas del piso de arriba y se dice que es el apocalipsis. Hay un cierto estado de sorpresa constante, como queriendo mantener en vilo al espectador. Se manifiesta que Iriarte tuvo un matrimonio largo y extenuante, así mismo que apellida como el presidente Salvador Allende, de quien parecen ironizar un poco, aun cuando hablan los amigos de Iriarte, la gente más cercana a él, pero como en toda convivencia cercana, incluyendo la ideológica, uno puede no siempre pensar igual, toda demasiada cercanía engendra monstruos, como se puede leer también del matrimonio. Iriarte quizá yace con remordimientos, pero estoico enfrenta el presente, considera que debe hacer algún tipo de ofrenda para subsanar el mal que le gobierna. ¿Algo lo ha poseído?, uno puede hacerse preguntas, el filme es austero, pero denota debajo ingenio solo que en ciernes.