Siempre es sano escuchar voces diferentes, la unanimidad es
síntoma de conformismo, de confort, de un quehacer laxo y poco productivo, no mueve
al cine ni al pensamiento, cuando uno espera progreso y mayor consciencia con
el séptimo arte peruano, por eso argumento una postura distinta, personal, en
medio de las que han sido mayormente voces positivas, que a mi ver parecen bastante
sobre-dimensionadas en su complacencia. En mi apreciación la ópera prima
de Enrica Pérez es un filme demasiado pequeño para tanta celebración, al punto
de que se le propone como la mejor propuesta de lo que va el año, pero más va
en la línea de la deficiente Viaje a Tombuctú (2014), que de Días de Santiago (2004), salvo como proyección a futuro como directora en ciernes, de
lo que hay que reconocerle talento, porque aunque haga el papel del malo de la
película se trata de un filme vacuo, aunque muy técnico, de emociones
elementales, esquemático, con retratos sumamente cortos, simples, que caben en
solo unas líneas, como si fuera un trabajo universitario, si bien de alto estándar, superficial
internamente, pero muy laborioso en su cáscara, aunque pueda
"engañar" dando rodeos o alargar descubrimientos con la redundancia
de su empatía, y sobre todo sumido en el total cliché, como la sofisticación y
el dinero en Lima (la costa, al estilo colonial), la calentura de la selva, y
lo conmovedor, maltratado y humilde de la sierra.
No es como Madeinusa (2006) que les da matices y complejidad
a la gente de la sierra, Llosa les pone perversidad y no busca congraciarse
temerosamente con una imagen típica de conmiseración, paternalismo o de
culpabilidad ancestral. En Climas se percibe poco esfuerzo creativo, aunque si hay un quehacer dedicado en los paisajes. No obstante lo de los climas, o sea tender a poner
de azul a la costa o rojiza a la selva luce algo demasiado simple como empatía,
como esos silencios y miradas son harto básicos, un déjà vu elevado a la
potencia. No trascienden más allá de lo primario, como si fuera un ejercicio
cinematográfico donde vemos cómo funcionan los elementos cinematográficos,
tales como cromatismo, sonido, iluminación, etc., pero la historia en sí es
propio de una telenovela (especialmente en el capítulo de la costa), o como la popular
serie mexicana dirigida por Silvia Pinal, Mujer casos de la vida real, que
pasaban tanto por televisión.
Su gran talón de Aquiles es que no aporta profundidad
argumental. Por recordar una propuesta que tengo bastante próxima, no es como Corn
Island (2014), algo contemplativo y minimalista, pero complejo, en humanizar
las labores agrícolas, unas que conllevan mucho realismo y esfuerzo en trabajar
con un islote desde su nacimiento, asentamiento momentáneo, hasta su
destrucción, donde vemos además el abordo de la femineidad, pero expuestas bajo
distintas formas, más allá de la obviedad, no únicamente en base a lugares
comunes. La directora peruana Enrica Pérez me parece una prominente artesana,
pero es hasta que cree algo intelectual, argumental, propio de un verdadero
festival, un aporte sustancial, que se llevara verdaderos aplausos, y no que solo
se trate de estética vacua, y emociones bajo esfuerzo mínimo, trabajando
simplemente lo que todos conocen, y ya uno se siente cansado de encontrar.
Puede que sea propio de un festival como se ha dicho en
algún momento, porque en efecto (literalmente) estuvo participando en el festival
de cine de Lima, solo que su contribución intelectual es nula, no encaja con la
esencia del cine arte, como la propia directora se ha desligado diciendo “No
se asusten, Climas no es una película larga, lenta y aburrida de cine-arte, es
una cinta entretenida”.
Viéndolo desde su perspectiva puede ser una opción, pero el problema es que se pone en un equilibrio que no posee, un intermedio perfecto entre el placer y lo personal, dando algo supuestamente entretenido, que se afirma como tan primario, como si eso fuera suficiente para contentarnos, ubicándose simplemente por encima de comedias baratas como Asu Mare 2 (2015) o Macho peruano que se respeta (2015).
En lo que me solidarizo es que debió cumplir un ciclo decente de exposición, uno que ha sido mermado por una injusta programación de sólo 5 lugares de exhibición (con 16 horarios), hasta pasar a una segunda semana estando colocada en 2 cines. No
obstante eso no debe ser razón para canonizarla, y eso es lo que siento que
define mi escrito.