Pero ¿a qué se debe el éxito?, mucho de éste proviene de una
buena inversión de publicidad y marcas que han puesto contundente interés en el
filme; empresas que valoran su gasto económico han contribuido con la
motivación poderosa de los negocios, sumando casi 200 salas de cine proyectando
la película, creyendo en el background
de 4 años de trabajo del stand-up comedy del protagonista, de Carlos “Cachín” Alcántara, que es una figura querida por todos desde Pataclaun, pasando por La gran sangre
(las artes marciales) y ser jurado en un programa de Gisela que lo mostró
inteligente, hasta consolidar una fama individual en la comedia y el
espectáculo. Después poner en el ecran una biografía en la que muchos se puedan
sentir tocados, el hombre salido de un barrio humilde sin vocación por los
estudios más que el sueño de ser un gran artista, que es palomilla y simpático
de personalidad, que ha tenido una vida común a muchos, uno de los nuestros
diríamos, que cae en las drogas (asunto desconocido para muchos) y que de
aspirar a ser un chico in (un surfer, un muchacho de Miraflores) construye su propia
historia y se haya a sí mismo, se convierte en una estrella nacional pero
bailando al son de la música negra con su novia, más tarde su esposa, que viene
del Colegio San Silvestre pero que tiene más barrio que él según termina
calificándola.
¿Y cómo es el filme? Está bastante claro que juega con el
lugar común y la sencillez argumental, son su base, su fuerza, muy al contrario
del cine arte, aquí los tópicos funcionan, la buena vibra, el relajo, todo
fácil para el espectador, pero hay que
notar que hay un equilibrio, la broma o la comedia no llega al estado de
vulgaridad o de gratuidad, mantiene su llanura pero sin caer en el pozo de lo
indecible, no tropieza y se hunde en lo bajo. Hay unas pocas lisuras, y se
tratan los complejos nacionales de forma leve, como quien pasa y no quiere
hacerse problemas; más al ritmo general de la propuesta, de lo intrascendente
porque lo es en buena medida, de lo normal, como un trance a sortear y punto,
como detalles que ubicar en el trato común. Ahonda en algunas ideas molestas con
gracia, y hasta inocencia, viéndose centralmente el no poder pronunciar bien el
inglés en la canción de Queen que se hace un estribillo de la discriminación
(mejor a mi ver, más carismático, que lo
de mestizo en el cuartel aunque no es que esté mal igual), y a pesar de que no
se trata -ninguna de las dos- de mucha originalidad sirve al propósito
(estudiarnos y remontarlo sin dificultad), porque es suave como el conjunto.
Todo el asunto va de suelto, de tranquilo, hay que recalcarlo porque se tiende
a magnificar, quizá en la interpretación propia pero más es algo pequeño, que
fluye y es muy criollo pero a su vez muy universal, nuestra versión del cine
americano.
Propone mucho de superación y de gratitud, esencia y sentido
del filme, no todo es únicamente ordinario vivencial (que hay que decir que es
muy agradable su rememoración aun sin que valgan algunas escenas mucho en
profundidad, entre otras Cachín de niño tocando pésimo el cajón o el viaje de
promoción a la playa). Ostenta de vida que ha padecido, a veces sin notarlo o
minimizándolo como nos pasa a los seres humanos (mejor así que con la obviedad
de las drogas) y que ha logrado salir de la senda del perdedor (el tocar las
puertas con la venta de la lustradora, el fallar dos veces el ingreso a la
universidad, carecer de oficio o profesión, el no merecer el desayuno). Y
valora a la madre fuerte que los crió sin marido aunque con
temperamento y correazos que iban deletreando el castigo, una forma chistosa de
la memoria, la que coge el conjunto y lo pone por delante, es decir el
indudable amor y la entrega de la progenitora por sobre el mal rato, la razón
de ser una carga constante para ella.
El mensaje universal rinde fruto, es optimista y despliega alegría,
porque el filme lo es, feliz de vivir y el resto son contratiempos y
experiencias salvando la caída que es más un recurso de la historia hacía la
redención, que sutilmente viene desde atrás pero que aquí se hace necesario
para el público menos atento. Toca temas serios pero sin tomarlos por demasiado
importantes o abrumadores pero sin
perderles el respeto y de ahí que todo funcione, porque mantiene la dignidad en
todo momento aun exhibiendo las fallas humanas, las limitaciones o siendo engañado
el personaje principal tras el sueño de ser actor de cine. Cójase la enseñanza
de la fe y la perseverancia, de esperar vislumbrar el camino,
nuevamente con un artificio manido, el niño entregándole la nariz de clown
– el instante emotivo, del que no dudamos de su efectividad masiva-, factor que
en parte critico ya que a continuación el punto de inflexión –su carrera
empieza con su creación de Machín- se toca levemente aunque se entiende porque
esa es la idea de todo lo que estamos presenciando, no es que sea incongruente
aunque hubiera querido conocerlo con mayor alcance, no solo el personaje
sino el curso del inicio de la carrera de Alcántara, pero es la decisión de un
tono y no de una biografía que quiera ser compleja.
El respeto subyace tanto representado como de quien maneja
los hilos detrás de la película. El director Ricardo Maldonado que viene de la
publicidad y de hacer el exitoso comercial
“Perú, Nebraska” sabe tocar la fibra sentimental y la sonrisa amable
pero de a pie, mostrar a Alcántara triunfador -en el aplauso de su último show-
y en otros humilde que es casi la totalidad del metraje. Le da su reconocimiento y lo
hace de carne y hueso, sabe llegar a la gente. Mantiene un estándar decente de lo que
describe y lo provee de un pequeño toque de reflexión.
Se da que el stand-up comedy de Cachín es muy apreciado y puede sentirse mayor. La madre joven en la imagen de Gisela Ponce de León no podría mostrar el aplomo y la rudeza necesaria que implica la memoria de Alcántara. Pero vemos el recuerdo predominante en la simpatía que emana la actriz, en el inconmensurable afecto que le produce. En otros casos se percibe lo mismo, como en la lejanía entre la mirada que produce Emilia Drago con lo que parece una persona real o más enriquecida. No obstante en lo que termina siendo el filme no es desechable ya que ella aparte de guapa muestra esa indudable belleza interior que podemos pensar de su compañera sentimental. En general, el filme tiene cierto valor escenificado pero menor en sus posibilidades porque su aspiración es esa, siendo ante todo simpático, como denota la magnitud del show personal, tampoco sobre-dimensionemos al magma de la película. Ésta propuesta no va a ser un hito interpretativo o argumental sino de asistencia, en una obra que apreciar sin el rigor de algo más allá del puro entretenimiento, solo eso pero uno bueno como tal.