martes, 27 de marzo de 2018

El cine de terror y las redes sociales


Para el 2010 internet y todas sus herramientas, como las redes sociales, se han incorporado a prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana. Su presencia es enorme.
El 2010 es el comienzo a la par del apogeo de las películas de terror sobre redes sociales.

Una de las películas más revolucionarias, taquilleras y populares del cine de terror último es Ringu (1998), que le abrió la puerta al J-Horror en el mundo. Su director, Hideo Nakata, se basaría en una cinta de vídeo para plantear horror. Se basa en la novela de Koji Suzuki, escrita en 1991. Ésta película sería una clara influencia en su compatriota Kiyoshi Kurosawa, en la película de culto Kairo (2001), donde Kurosawa es también el guionista. Kairo es un filme pionero en hacer de la web un lugar maldito, de terror. Ringu es definitivamente un eslabón trascendental en los sucesos que nos llevan hasta el cine de terror sobre redes sociales. Nakata ve la influencia de su famosa película en Kairo y más tarde vuelve a tomar la posta. Pasarían 9 años para hacerlo. Nakata decide también ser de los primeros en hacer un tipo de cine de terror, ahora el tema es el apogeo de las redes sociales. Decidiría adaptar la obra de teatro de nombre homónimo del irlandés Enda Walsh. Ésta película sería Chatroom (2010).

Chatroom es una película británica, dirigida por un japonés. Se presta para la universalidad. Chatroom usa la realidad como reflejo directo de lo virtual. Es decir, el chat se ve en pantalla como un cuarto físico, está materializado pero se asume virtual. Este cuarto/chat se presenta como un grupo de autoayuda. En la película internet es un hotel algo antiguo y los cuartos son los distintos chats. Un Intercomunicador en la puerta es lo que vemos en pantalla a razón de ser la clave para acceder al chat convertido en privado, mientras las luces queriendo apagarse representan un virus en una computadora. Pensemos que ésta es una adaptación de una obra de teatro. Un mala elemento fungiendo de líder y amigo hace de internet y las redes sociales un peligro para jóvenes más tímidos, inseguros y aislados que se refugian en internet. En el filme se empuja a un joven solitario hacia el suicidio. Internet y las redes sociales son representadas como veneno para la juventud producto de ser un azar muchas veces la interrelación con gente desconocida, nueva. El target de advertencia de la película es entre 16 y 20 años. Sala samobójców (2011), una película polaca, parece claramente inspirarse en chatroom. Lo que agrega es la posible homosexualidad del protagonista y por esta inclinación su rechazo y burla a través de las redes sociales.

Otra película del mismo año, Death Tube (2010), de otro japonés, Yohei Fukuda, muestra la corrupción de la gente producto de las redes sociales y el deseo de sobrevivencia. Gente es secuestrada y llevada a unos cuartos pequeños donde deben resolver pruebas, mayormente ridículas, para poder evitar ser asesinados. Mientras esto sucede son observados por un youtube llamado Death Tube. Cada competidor preso tiene una laptop enfrente. La conexión a internet y las redes sociales es constante. Esta dependencia simboliza algo desastroso. Este filme es muy extravagante, tiene a unos tipos disfrazados de osos de peluche como los titiriteros y ejecutores de Death Tube. Esta propuesta pone a prueba de forma macabra los valores y virtudes de las personas. Las personas involucradas cada vez van poniéndose peores, más crueles y traicioneros. Death Tube es como la manipulación genera monstruos. De esta manera los filmes del tema arrancan exhibiendo una cara negativa de las redes sociales, aunque sea propio de esperar lo sanguinario y el suspenso como ofertas de terror. La frialdad y el hedonismo trágico del espectador es otra crítica, la falta de confraternidad de la humanidad. La gente del filme que presencia Death Tube yace sin movérsele un pelo ante lo visto.

Megan Is Missing (2011) sigue el mismo patrón de crítica negativa de Chatroom, un tipo o tipos equis que dañan al resto de internautas o asociados a las redes sociales no tan preparados socialmente. Ésta vez las víctimas son dos adolescentes, dos mejores amigas, pero muy distintas entre ellas. Megan, la protagonista, es presa fácil por falta de comunicación y comprensión con sus padres, por lo que se enfrasca en una liberalidad sexual producto de ésta ausencia y rechazo, en especial de la madre que la maltrata continuamente. El target de advertencia es de 13 a 15 años. El filme hace hincapié en la caída del elemento peligroso producto de tomar riesgos en las redes sociales y por falta de madurez y por la soledad. En cuanto al aporte visual sobre las redes sociales es muy sencillo. El videochat simplemente es la división de la pantalla en dos o hablarle directamente a la cámara. Como curiosidad está que Megan Is Missing tiene una escena escalofriante sobre un entierro en vida en tiempo real.

Para el 2012 se complejiza el tema de las redes sociales, con Smiley (2012), una película de conceptos. Se mantiene el patrón, ente o entes dañinos en las redes, hasta ocasionar muertes.
Estos entes peligrosos se muestran como atractivos para sus víctimas. Un chat anónimo es la entrada para Smiley, una leyenda urbana y asesino en serie. Los jóvenes comunes e inseguros son el blanco fácil, porque anhelan la inclusión social y ser parte de un grupo de chicos cool. Pero hay gente que quiere perturbar a otros, internet es un reflejo de la realidad como pretende la película, de la maldad que se basa de otro elemento más para ejercer su criminalidad. Smiley nos habla del nihilismo juvenil y la autodestrucción humana, por medio de las redes sociales que son parte de otro escalón de evolución pero arrastran la misma destrucción de la humanidad, como en Megan is missing donde vemos que hay jóvenes que son muy crueles y bárbaros. No hay ninguna razón nos dice esta película, lo hacen porque pueden hacerlo, como se juega dicho tres veces para invocar la leyenda urbana de Smiley. En el lenguaje de la película, el de las redes sociales e internet que maneja, los hackers (los privilegiados sociales) dañan a los geeks (los introvertidos y débiles de carácter).

The Den (2013) es más exigente que las películas anteriores en cuanto a lo visual, en representar físicamente las redes sociales. La película muestra en todo su espacio visual una pantalla de computadora usando una red social, íconos, gmail, antivirus, google, una reprogramacion de la computadora tras un virus. Incluso cuando la protagonista visita otras casas o sale a correr, todo el tiempo está conectada, yace entre la computadora y el chat. Esta propuesta se ampara en un videochat llamado The Den. La protagonista hace un proyecto subvencionado por una universidad sobre redes sociales, enfocándose en The Den y la interacción, todos los días, las 24 horas, con desconocidos frente a la propia vida pegada a internet. A través de todo el espacio visual de la película, que es el de una pantalla de computadora, vemos a la protagonista llamar por teléfono, pedir delivery, tener sexo con su novio, hasta llamar y encontrarse con la policía. Pero por culpa de The Den aparece un tipo matando a los conocidos de la protagonista, a quien vigila, tortura psicológicamente y persigue. Esto tiene una sorpresa, no tiene una resolución tan típica, el filme tiene de Hostel (2005) y un sádico vouyerismo, aun peor que Death Tube.

Antisocial (2013) es otra película que rompe un poco el molde, refiriéndome al uso de las redes sociales para hacer terror, aunque tiene la misma premisa que Kairo (2001). La trama trata de un virus biológico salido de un chat llamado “Social Redroom”. El filme juega con la temática de la adicción a las redes sociales. Lo que añade ésta película canadiense en cuanto a terror es que ésta red social hace que cualquiera se convierta en un especie de zombie, que uno enloquezca, se ponga violento, atacando al resto. El chat “Social Redroom” no es un chat ordinario, tiene muchas semejanzas con Facebook. En cuanto a lo visual se ve el constante uso de laptops y apps de teléfono, pero nada extraordinario. Algo llamativo en general como película de terror es que para curarse del virus biológico hay que perforarse sin anestesia con un taladro la frente. El filme termina parecido a un Resident Evil. Además hay un juego de palabras y significados con el nombre de la red social, Redroom, que apunta a provenir de Redrum, de The Shining (1980). Es la red social igual a sangre y muerte, a epidemia.

La película de terror más popular que se ha hecho sobre redes sociales es Eliminar amigo (Unfriended, 2014), de Levan Gabriadze. En esta película se trabaja con el ciberbullying y la venganza. Una jovencita se suicida por haberse sentido terriblemente humillada por sus supuestos mejores amigos –que son cinco- y regresa a hacerlos pagar, a matarlos uno por uno. En la distinción visual, de la nueva temática de las redes sociales, está al nivel de The Den, y seguramente sea hasta mejor, aunque tiene una estética a ratos de cierto bajo presupuesto. Toda la película se ve a través de una pantalla de computadora. El grupo de amigos involucrados todo el tiempo se hallan conectados, pero no es por un tiempo muy largo; esto porque supone que todo es continuado y en tiempo real, aunque no lo es, desde luego, hay mucha edición, efectos especiales, efectos de postproducción. En eliminar amigo no hay sobrenombres, inventos, ni fusiones de redes sociales, son tal cual las conocemos en nuestra contemporaneidad. Tenemos el uso de Skype, youtube, Facebook, gmail, google. Por la pantalla desfilan las principales redes sociales y otras herramientas claves de internet. Eliminar amigo parte de algo muy básico, la muerte de Laura Barns, quien aparece en las redes sociales de sus amigos. Pero aparte de recurrir a la última tecnología y fuerza de comunicación de internet y tener un buen tempo es original en cómo va acometiendo las muertes y en cómo sigue amarrando al resto a no abandonar las redes sociales a pesar de lo que sucede. Eliminar amigo tiene un uso contundente de las redes sociales. De ahí que justifique su popularidad.

Otra película visualmente interesante y muy trabajada en el tema es Open Windows (2014), película americana dirigida por el español Nacho Vigalondo (Los cronocrímenes, 2007). Por tiempos largos la propuesta se mueve en base a exhibir en toda la pantalla el monitor de una computadora con varias ventanas, ventanas con distintos dispositivos, alta tecnología, en donde se incluyen las cámaras de seguimiento ultrarrápidas usadas para el ping pong, blogs, vídeo-llamadas, varias redes sociales. Nick Chambers (Elijah Wood) gana un concurso online para blogs y el premio es una cena con su artista favorita, interpretada por la ex actriz porno Sasha Grey, pero todo en realidad es un plan siniestro en medio de una lucha entre hackers. Las redes sociales son utilizadas para espiar a la artista, secuestrarla, mediante la manipulación del fan (Wood). Es la lucha por la notoriedad, a la vera de cierto desequilibrio mental.

Dos películas del mismo año muy atractivas en cuanto a la temática abordada son i-Lived (2015) y #Horror (2015), ambas trabajan con las apps del celular inteligente. i-Lived además los blogs. El protagonista tiene un blog de revisión de aplicaciones de teléfono. Cuando Josh descubre la aplicación I –lived su vida llena de carencias emocionales y económicas y sus preocupaciones familiares darán un gran giro, su vida será  la que siempre ha soñado –obtendrá una mujer sensual y bella, un negocio millonario, la salud de una madre en estado terminal-, la del perdedor convertido en el hombre afortunado. Pero pronto esto cambiará cuando vea que no es por sus propios atributos y tenga que firmar un pacto con el delito, la tortura, el asesinato y el terror. I–lived muestra la dependencia de la tecnología vista macabramente, hacia la corrupción. #Horror por su parte se mueve con una app que es mezcla de Candy crush e instagram. Su target son las niñas de 12 años. En ésta película las redes sociales ayudan a la aceptación o también generan el rechazo social, lo virtual hace de soporte de lo real, están muy unidos. En pantalla vemos durante todo el metraje destellos de dibujos como salidos de un tragamonedas con mensajes, fotografías, videos, likes.

Aunque las redes sociales aún son suelo virgen en las películas de terror, por lo menos no hay muchos hits como Eliminar Amigo, ni abundan éstas películas o son muy poco conocidas, y el nivel general no es aun de los más deslumbrantes, viendo la película alemana hablada en inglés Friend Request (2016), que bebe de Eliminar amigo como de muchas películas clásicas del género, podemos constatar que ya hay historia y que empieza a haber menos originalidad en el tema, y mayor cotidianidad, aunque “mejores” formas. En ésta película se enfrenta la marginalidad absoluta contra la popularidad, por medio de las redes sociales. Trata lo sobrenatural, como lo hace Eliminar amigo, pero involucra a la brujería y a ritos paganos para justificarse. Cosa que Eliminar amigo no hacía, iba más al punto. Pero friend request dentro de todo tiene escenas más perturbadoras. Una laptop (trasmitiéndolo por facebook) es usada como un espejo para un rito y puerta a convertirse un ser rechazado, oscuro y solitario en un demonio, y en adelante es tan solo plasmar una venganza, pero buscando hacer del popular un marginal. Darle una lección siniestra. 

Esta temática de las redes sociales, propias de nuestra época, de la actualidad, muestra la riqueza del feedback entre cine y el mundo real, y cómo el cine de terror siempre ha sido, no sólo entretenimiento, sino un auscultador de lo social. Seguirán habiendo películas del tema y nosotros apreciando como los mismo temores y naturalezas humanas siguen cambiando de piel pero mostrando la misma esencia. Un faro de nuestra verdad.

lunes, 26 de marzo de 2018

Western


El título del filme de la alemana Valeska Grisebach hace pensar inmediatamente en un lugar de tipos rudos peleando por sus vidas, algo así se podría decir que es lo que veremos, en la relación difícil entre búlgaros y alemanes, pero Grisebach es una directora impredecible y muy natural en su puesta en escena, que uno diría que es como la vida misma, aunque sabemos que estamos viendo algo especial también, un cine donde suceden cosas. La amenaza de violencia como en el western está siempre latente, pero Grisebach rehuye una y otra vez lo que parece inminente. Cuando finalmente acaecen momentos de violencia estos están llenos de realidad, la que escapa a la grandilocuencia.

Un grupo de alemanes trabajan una obra en un pueblo búlgaro, el jefe de la obra, Vincent (Reinhardt Wetrek), es un tipo torpe e inmaduro en la comunicación con la gente del pueblo, mientras el héroe del filme, Meinhard (Meinhard Neumann), es un tipo afable y tranquilo, quien pronto se interrelaciona con los búlgaros y se hace de amigos. Meinhard juega póker, toma y cena con ellos, hasta tiene sexo con una lugareña. No obstante el que se mete en problemas no es Vincent, como hubiéramos esperado, o un castigo o lección a lo película tradicional, simplemente obtiene la distancia. Meinhard en cambio tiene muchos problemas, primero lógicamente porque es un extraño en el pueblo y además un alemán, pero más tarde producto de su propio acercamiento. Los problemas surgen de manera natural, son por cosas muy imprevistas, como encontrar un caballo y utilizarlo, ganar en el póker y que el perdedor pase por necesidad económica o por ignorar a la chica con la que se acostó.

Meinhard es un legionario y eso le trae admiración de los búlgaros, también eso incita como en un western a que los vaqueros le salgan enfrente. Muchos búlgaros cargan armas de fuego y el legionario tiene un cuchillo siempre guardado. No hablar el mismo idioma es una dificultad para el protagonista, pero igualmente está siempre rodeado de búlgaros. Meinhard es un tipo que sabe defenderse, pero tampoco es un superhombre, es un tipo común finalmente, en eso se enfoca la película, pero lo reviste de cierta magia, encanto. El filme se centra en la integración entre estos dos países. Meinhard es ese intento, y aunque todo apunta a que él está dispuesto -mediante un gesto llega a decir que tiene a Bulgaria en el corazón- y los búlgaros tienen sus prejuicios pero también quieren acercarse, van surgiendo baches, de lo más sencillos. No obstante ese baile último o ese recuperar de la bandera alemana es finalmente el triunfo de nuestra humanidad y no de nuestras fronteras.

Porto


Se trata de una película romántica, pero de una sola noche, la noche donde pareces haber hallado a tu alma gemela. Ésta película más que ser tierna en su recreación romántica vale más por sus extrañezas o cosas atípicas a la poética del amor. Jake Kleeman (Anton Yelchin) no es el tipo ideal del amor, es un tipo que se acerca borracho a molestar a las mujeres, es un tipo que le pide a los extraños que le regalen un trago, también tiene la imagen de un chico con algún problema mental, quizá porque no encaja en el mundo.

Más tarde veremos que Jake es un ser anhelante de poesía en su vida por más que sea una persona simple. Es de arrebatos, es un tipo muy emocional, que por ello falla o luce mal, transmite mucha imperfección, pero a su vez tiene un mundo interior rico, de esto que tenga un anhelo grande de hallar a su alma gemela, y le broten palabras hermosas en su noche ideal.  

Mati Vargnier (Lucie Lucas) también es extraña, pero de otra manera, aunque parece perfecta y su hermosa sonrisa se devora al mundo. Dice haber estado un tiempo loca, y que se acostumbró a mentir al ver como la veían. Ella fácilmente pasa por ello en la noche ideal de Jake, inclusive se lo dice aludiendo a Proust y disculpando su imperfección. Como se ve ambos tienen semejanzas, pero expresadas en su propia identidad. Mati tiene una relación formal, pero no está enamorada, podría ser una persona superficial, pero también es muy pasional en sus relaciones, como vemos que se comporta con Jake, al que por una noche lo hace el hombre más feliz del mundo como él mismo llega a decir.

El filme tiene un lado cursi, cuando empiezan a decir lo maravilloso que es su encuentro y hasta involucrar al sexo, creando inmediatamente una cierta irrealidad, que se supera con lo particulares que son Jake y Mati, con su toque chocante, como el despertar -la frialdad- de Mati de cara al futuro; y Jake con sus palabras sin filtro, tan abiertas que no tienen noción de vergüenza pasando por extremas, por ser apuradas, por no contrastar del todo con la realidad.

La propuesta del brasileño radicado en EE.UU. Gabe Klinger se ubica en Oporto, Portugal, una ciudad que le pone sus colores y luces al romance. Tiene una estructura no lineal, de tiempos mezclados, algunos muy breves. Las tantas partes de la noche de ensueño  -la excavación, el tren, el café, la calle, el apartamento- se van completando y repitiendo hasta formar toda la imagen de aquel día especial, volviendo una y otra vez al romance y a picos de entusiasmo.

domingo, 25 de marzo de 2018

La Cordillera


Ésta propuesta del argentino Santiago Mitre no tiene nada que envidiar a una película de Hollywood, en la calidad visual y en la ambición recreativa, para el caso una cumbre de presidentes en la cordillera de los Andes. El guion corre a manos de Santiago Mitre y Mariano Llinás y se nota de éste último un cierto espíritu indie, porque a pesar de que es una obra de alta estética su historia tiene una parte de sugerencias y ausencias, ésta es la vida privada de Hernán Blanco (Ricardo Darín), el presidente de Argentina. Blanco como señala su hija que tiene una crisis, Marina (Dolores Fonzi), miente y es un ser corrupto, y posiblemente un asesino que ha cometido un crimen perfecto, tal cual veremos en su lado político, mostrando toda la putrefacción del poder, mediante la intervención del actor americano Christian Slater.

Por la trama circulan actores latinos muy talentosos y reconocidos como los chilenos Paulina García y Alfredo Castro, el mexicano Daniel Giménez Cacho y por Argentina además Erica Rivas. El filme tiene una parte convencional que es la parte política, en sentido de la manera de narrarlo, en decirlo todo y fácil, y mostrar lo que acostumbran hacer los políticos, ser corruptos y ambiciosos. No obstante no es muy común enfocarse en una cumbre de presidentes. También es un filme entretenido, es un thriller al estilo Hitchcock, el que maneja su sabroso suspenso.

La Cordilllera (2017) se mueve en dos líneas narrativas. Una son las negociaciones por una alianza petrolera con personajes de Brasil, México, EE.UU. y Argentina trabajados como fichas claves, que es una exposición correcta y aseada, pero no del todo original en sí, no hay mucho de especial en ello, falta algo que te sorprenda por su atrevimiento o argumentación (que tampoco quiere decir que seas pesado), es más bien lo típico, fuera de que reflejar lo político de manera tan abierta no suele ser asociado con el entretenimiento ni el buen ritmo. El contexto político que diseña Mitre luce perfecto y muy latino para mostrar la otra línea narrativa, el secreto, el misterio, su apuesta por la novedad, sobre algo que está en la psiquis de Marina. Darín suele ser muy carismático, y puede ser algo complicado verlo como un tipo tan malvado, pero encaja preciso en el cinismo.

Otro actor destacado del reparto es Elena Anaya como una entrevistadora, de aquí salen preguntas y respuestas muy bien pensadas y especialmente enriquecidas que dan un toque de profundidad al filme. Lo mismo pasa con el dialogo de Christian Slater y Ricardo Darín, fácilmente pudo ser ridículo, un cliché sobre la política americana, pero lo manejan muy bien, en especial el americano que en el momento es el que más habla. La Cordillera es interesante, por ambiciosa, por querer ser un cine imponente. Es un filme que genera atención, que es placentero de ver, aunque lo que brinda argumentalmente es menos de lo que hubieras querido.

Extinction


Ésta es una película que nos refiere centralmente a la desintegración de la URSS y cómo países desintegrados tienen una nueva vida en la periferia bajo la gran sombra de la nueva Rusia que intenta dominarles, o destruirles por ser algo más dramático. Transnistria es un territorio que quiere independizarse de Moldavia, pero éste país desde luego no quiere que se separen. El protagonista de la película, si se le puede llamar así, es de éste territorio y muestran su pequeña lucha. La directora portuguesa Salomé Lamas pone los reflectores sobre éste personaje. Lo vemos fumar descubierto del tórax echado en una cama en una habitación de aire cristiano, vemos en la apertura su rostro relajado y cómo si no fuera con él mientras se oyen diálogos políticos; luego más tarde la película se anima a interpelarlo sobre sus ideas políticas, pero el hombre rehuye dar respuestas, se enoja, dice que sólo quiere seguir colaborando con filmar la película. A éste sencillo personaje lo enfoca la cámara metido en autos buscando cruzar las fronteras, cuando no son tan accesibles.

Un guardia fronterizo muy conversador pregunta al ver las cámaras de qué película se trata, el guardia piensa en una historia convencional, para nada en el ensayo que hace la directora portuguesa. El grupo de la directora trata de sacárselo de encima con respuestas cortantes, no pretenden explicar su particular película. La propuesta muestra imponentes edificios abandonados que parecen propios de una película de ciencia ficción. Por un momento parece remitir a ello cuando un hombre salido de prácticamente la nada da un discurso tipo distopía. La sombra del comunismo es fuerte en el filme, pero hay una ambivalencia hacia ésta tendencia. Por una parte se menciona a un Lenin casi santo y por otra a los gobernantes que lo siguieron que han sido desastrosos para la imagen de ésta ideología. Un tipo de corte medio gracioso y anecdótico menciona una audaz metáfora de la URSS, reflejada en hacer avanzar un tren. El filme es la austeridad andando, en varios momentos vemos simplemente la pantalla en azul y oímos conversaciones; también una voz en off explica la historia que han vivido y viven los países alrededor de Rusia y del legado de la URSS en Europa y parte de Asia. Es un filme para analizar ésta situación de zozobra y el latido de la violencia.

lunes, 19 de marzo de 2018

El sacrificio del ciervo sagrado


Un médico cardiólogo (Colin Farrell) se siente inclinado a caerle bien a un muchacho, a Martin, producto de haber tenido de paciente a su padre quien murió en sus manos. Pero pronto el filme del griego Yorgos Lanthimos –coguionista con su habitual Efthymis Filippou- desencadenará en la venganza sobrenatural de éste extraño muchacho, que interpreta a la perfección Barry Keoghan. El filme tiene una narrativa más amable y fácil que otros filmes de Lathimos, salvando que el director griego utiliza la masturbación para generar sordidez.

El filme avanzado el metraje empieza a ponerse raro, que es lo que se espera de un filme de Yorgos Lanthimos. Martin le dice al cardiólogo que tiene que hacer un sacrificio para salvar a su familia de la muerte, tiene que matar a uno de ellos para que sobreviva el resto, para nivelar la pérdida de Martin, y pagar su karma. Éste asunto que no se explica cómo puede suceder es el eje y motor de la propuesta y la mayor rareza e incógnita y también libertad creativa. Cierto, es algo sobrenatural, pero ¿qué o quién es Martin?, supone Dios, pero es sólo un muchacho, se comporta y se ve como tal, aunque sea un freak.

En el filme la familia del cardiólogo tiene una relación amor –odio con el muchacho, inclusive una devoción santificadora o demoniaca por un lado. La película tiene su toque de horror, sobre todo por el final, pero es más un misterio, una pequeña extravagancia y locura. El médico entra en desesperación y debe decidirse. Su decisión alberga un poco de sinrazón, uno no sabe cómo podría resolver semejante asunto, pero suena improbable de la forma particular que lo asume. En un principio el filme juega a refutar lo sobrenatural, e implica coherencia y normalidad, pero pronto el surrealismo toma la posta, está bien, no hay razón para justificarse en adelante si propone un juego vistoso y entretenido. No obstante genera algunos fastidios –que se superan con lo que significa-, uno es ver como Martin se lo toma todo ligeramente, como si todo fuera una simple lección -supongo una propia de los dogmas más calculados- y sea él el encargado en impartirla aunque parece un ser inmaduro y frío.

Esto último es como se representan muchas escenas en el filme, en particular con el sexo que está totalmente ausente de erotismo. Nicole Kidman se echa en la cama para tener sexo como un maniquí y no como la mujer apetecible que es. Esto no tiene gracia, puede pasar por mero estilo, pero también puede creerse que es un lugar común de lo que implica el matrimonio o el reflejo de una monotonía que lleva al caos, como en la inclinación del cardiólogo a la bebida.

El filme usa con regularidad la música y el gran angular para generar un estado de suspenso, extrañeza y misterio. La primera parte del filme no genera demasiada sorpresa, el filme tiene un desconcierto más bien controlado en general, pero es un filme amable, que se cuenta bien y que salvando un par de ocurrencias, como la mordedura con ejemplo naif -aunque la golpiza tiene sentido-, tiene su encanto. Los hijos moviéndose sobre el piso como gusanos de manera normalizada recoge lo mejor de Lanthimos o ver a Martin seducir a la hija del cardiólogo escuchando su bella voz, también el ofrecimiento sexual de la madre de Martin, con una Alicia Silverstone aun sensual, la que hace de primera opción de equilibrar el mundo, que es de lo que va el filme, que tiene su crítica a aquellos que piden por un Dios más activo, juzgar el libre albedrio a través de una justicia divina, una egocéntrica y poco humanitaria, y caer en el mismo infantilismo de Martin, igualmente que en su siniestra y perturbadora violencia pasiva.

domingo, 18 de marzo de 2018

La película infinita


Se le llama la historia infinita por los fragmentos mezclados de películas argentinas y que pueden seguir añadiéndose y dándoles otro significado conjunto, en la forma de un narrador de cuentos encadenado, tal cual el hambre del amante del cine donde su búsqueda hedonista de deslumbramiento es eterno, una continua sorpresa tras otras. Se usan películas que nunca se terminaron de hacer, las que lógicamente nunca se estrenaron, y ha sido como si nunca hubieran existido. El director argentino Leandro Listorti hace una propuesta nueva y autónoma mediante el found footage, reinterpretando todas éstas películas incompletas.

La edición corre a cargo del colombiano Felipe Guerrero. La historia en conjunto se inclina a mostrar dictaduras militares y a insinuar desaparecidos, pero lo hace de manera en parte divertida cuando incluye la desaparición producto de alienígenas en combinación. Pero el filme no tiene una historia completa tampoco, aunque es el juego de la imaginación, libre. Hay cierta ineludible desconexión, y vamos presenciando pedazos de filmes muy atractivos.

Uno de ellos es El adentro, de Hugo Gil, que cuenta como un fugitivo se refugia en una casa abandonada donde se choca con su pasado, en lo que parece una casa embrujada. Esto puede encadenarse con la introspección de la culpa de haber cometido asesinatos, se ve como aún se guarda un hilo general en la obra de Listorti. Recoge fragmentos muy buenos de ésta película, un hombre ve rastros de cuerpos que lo acechan y como en El ángel exterminador (1962) no puede escapar de ellos; el que parece un asesino ve un hueco en el techo y juega a ser el hombre del Vitruvio, de Leonardo da Vinci; un hombre torturado en una bañera muere y empieza a llover picapica y serpentinas de papel. Es una película extravagante, pero comprensible, aun sólo observando fragmentos. La selección ayuda mucho.  

Otra película entendible, que también se le puede ligar al conjunto creado por Listorti y Guerrero, es Emma Zunz, adaptación del cuento de Jorge Luis Borges. Una mujer merodea por los tugurios de un puerto haciéndose pasar por prostituta en busca de información, luego la misma mujer busca en un cajón y halla un revolver, dispara a través de una pecera, toma venganza, hace justicia. El eternauta, de Hugo Gil, una película de dibujos animados, aporta un toque divertido al grupo, la trama se centra en una invasión alienígena a la Tierra, y hay una resistencia de parte de la población de Buenos Aires. Los desaparecidos pueden ser producto de historias, no sólo rumores, sino de leyendas urbanas, como de algo metafórico.

Hay películas de directores argentinos de cine arte minoritario hoy celebrados también, El ocio, de Mariano Llinás (Historias extraordinarias, 2008), quien sintió decepción de hacerla tras aparecer Mundo grúa (1999) cuando recién comenzaba; o Sistema español, de Martín Rejtman (Silvia Prieto, 1999), intentando hacer su primer largo de ficción el año 1988. Una pequeña novedad es ver un fragmento de un intento anterior de llevar Zama, la novela de Antonio Di Benedetto, al cine, en 1984, en manos de Nicolás Sarquís.

Un tipo y su deambular ponen la nota sensible y melancólica, especialmente cuando pasa tocando a unos caballos en un establo. La Imagen de algún sci fi muestra monstruos frente a un gran fuego donde queman cosas, misma Fahrenheit 451. Un cuarto que parece de interrogación tiene una silla vacía mientras una bombilla se balancea. Hay así muchos elementos que apuntan a una construcción narrativa, aunque más es el ensayo de la imaginación, donde todo puede volverse a interpretar, donde la edición cobra tremenda importancia, donde la identificación cinematográfica es también como plastilina. El filme resulta muy coherente si tenemos en cuenta además que Listorti es curador del Museo del Cine de Buenos Aires, un gran cinéfilo, como lo muestran estos 50 minutos de película.

sábado, 17 de marzo de 2018

Scarret Hearts (Inimi cicatrizate)


Es una película autobiográfica basada en la novela y vida del escritor rumano Max Blecher, sobre la existencia de Emanuel (Lucian Teodor Rus) y su enfermedad, la tuberculosis a la columna vertebral, y su estadía en un sanatorio junto a la costa del mar negro. Dirige el rumano Radu Jude. En el filme vemos el pase del dolor a la felicidad -aun en un hospital- hasta el retorno del dolor, es esa forma de vida que nos mantiene en la tensión. Emanuel para echado en camilla, con yeso en su pecho, no puede moverse con libertad, pero tiene amigos -en su misma situación- y hasta una bella y sensual pareja. Emanuel se divierte, bebe, tiene sexo, bromea y celebra la vida aun en su estado.

El personaje de Emanuel está hecho para trasmitir a flor de piel sus pensamientos y emociones, es un tipo muy expresivo, lo vemos lanzar unos gritos horribles de dolor en su tratamiento, y hacer el tonto de forma descarnada con sus imitaciones. El filme muestra el lado desagradable y molesto de su tratamiento en un sanatorio para gente privilegiada, pero que tiene una infaltable infraestructura de fealdad y tristeza. El movimiento restrictivo de Emanuel hace del filme uno de cierta originalidad, lo vemos comer o fumar estando en forma horizontal, esto habla del seguir adelante a toda costa y tratar de hallar momentos felices. Emanuel brilla por sus pensamientos, lee y discute las ideas de los filósofos rumanos y sobre la Alemania a puertas de la guerra, estamos en 1937.

El filme en una primera parte muestra la monotonía del sufrimiento, luego pasa a la fiesta y al olvido de la enfermedad de cierta manera, pero el dolor va y viene para hacer sentir la debilidad humana, su cariz pasajero y la injusticia del llamado destino, aunque al tener dinero Emanuel tiene facilidades como salir del sanatorio llevado en camilla a visitar a su amada. Emanuel es un tipo muy particular para su tiempo, en cuanto a su relación con Solange (Ivana Mladenovic), le permite la libertad sexual, tiene una relación sin ataduras, pero quiere casarse con ella. Emanuel es judío, pero no uno estricto, permite la introspección de su propio origen. El filme tiene cierto aire intelectual, que se mezcla con la tontería, porque vivir exige eso. Emanuel tiene consciencia de su posición social, mermada por su enfermedad, quizá por ello es más humano que los de su propia clase, pero también se ve relajo en sus semejantes.

Vemos a un ratón trepar sobre el pecho del protagonista señalando la peste y la muerte en la que se vive a pesar de la búsqueda de paliativos y un lugar cuidado, o a una mujer gritar como una loca negándose a continuar con el sexo permitido, es la perenne dificultad de la situación, pero reflejando la rebeldía de algunos aun en las peores circunstancias, el filme tiene éstas pequeñas ocurrencias, acompañadas de humor, pero dentro de cierta significación. No obstante mantiene una línea narrativa en general común. El centro del filme es la parte más digerible y entretenida, que tiene un pequeño toque de ridículo que no le afecta mucho. Pero también es a ratos un filme exigente, por su lobreguez y su más de 2 horas de duración.

Ingrid Goes West


Una chica que no sabe adaptarse socialmente y yace hambrienta de popularidad, suele seguir a gente cool y éstas la terminan marginando, socialmente es una perdedora, llora todo el tiempo su situación, hasta que descubre a una exitosa fotógrafa y social media de instagram, a Taylor Sloane (Elizabeth Olsen), y quiere volver a las andadas, ser su mejor amiga y llenarse de su halo de éxito social, para lo que Ingrid Thorburn (Aubrey Plaza) tendrá la suerte de recibir una herencia y poner en práctica su acercamiento, lo cual suena un poco tonto de arranque, pensando que el dinero solamente ya le podría servir para vivir bien. No obstante ella ansía ser parte del círculo de los más populares.

De aquí se saca la notoria mención de las redes sociales y las nuevas tecnologías como espacio cruel de aceptación o marginación, que no es nada del otro mundo porque es lo que la sociedad y el tiempo viene haciendo, en especial en EE.UU. donde les quita el sueño ser considerados unos losers. También en Taylor asoma la idea de las falsas apariencias y el cambio rotundo producto de la invención, de ciertas mentiras y de la impostura. En ese sentido Ingrid Goes west (2017) no aporta mucha novedad al séptimo arte que ha reflejado mucho lo de la aceptación y los perdedores, aunque toma la tecnología, como estar pegados al smartphone, como pretexto o, siendo indulgentes, actualización.

Sin embargo la película de Matt Spicer tiene otras virtudes, es muy entretenida y tiene ratos graciosos, y Aubrey Plaza es muy buena en el papel de una cierta locura, ella siempre está preocupada por agradar a los demás, especialmente a los más exitosos socialmente y ese cálculo y tensión aportan bastante gracia al producto, que contrasta con el enorme ego y la soltura de Taylor, su pareja, amigos, ese círculo.

El filme también deja ver que la gente cool puede ser insoportable, como el gran papel de Billy Magnussen como Nicky, un tipo guapo y muy expresivo que hace y dice lo que le da la gana, quien de arranque detesta a Ingrid y termina revelándola como la perdedora del inicio. Ella trata de defenderse, pero su falta de autoestima la trae a la misma situación de siempre. Esta propuesta es predecible y cambia rápidamente a ésta situación y termina con un remate también muy obvio, pero el filme ya ha cumplido con brindar entretenimiento.

El mensaje del filme puede ser –que no lo anuncia- que todo lo bueno ya lo tenemos en nuestras vidas, si sabemos ser observadores, porque lo bueno ya está en la vida de Ingrid antes de ganarse a Taylor y forzarse; como hacer que su casero, Dan Pinto (O'Shea Jackson Jr.), se haga su amigo, y luego se fije como pareja en ella, aunque ella lo haga bajo el mismo fin de su locura, que la acepten los populares. Con Dan hay buena química y los momentos que provocan son atractivos. Dan no es el típico afroamericano pendiente de su color, aunque es un tipo cool también –con un lado naif, ama a Batman, y muchos estamos en la misma situación, aunque él lo vive cada minuto-, pero Ingrid está más preocupada en los otros, que en lo que tiene enfrente, igual que con su herencia que aparece fácil para poner en marcha la película y nada más. Esto es bueno en sentido de que el filme fluye, pero en la mayoría de asuntos se extraña mayor introspección. El filme muestra despreocupación, no quiere ser profundo, más es entretenimiento con su mensajillo light. Pero igualmente se deja ver bien.

Soldado


Un chico serio, muy concentrado en lo que hace, de rostro melancólico y sutilmente sorprendido es el protagonista de éste documental, del argentino Manuel Abramovich, que parece un poco docuficción, por recoger ciertos momentos perfectos, tan tranquilos, donde el ejército no es todo lo molesto que uno creería que es para un cadete, pero el muchacho por su sensibilidad dice que no es lo que creía en un inicio. No obstante quiere un trabajo y hacer feliz a su madre con su decisión de ser parte de éste. En el filme vemos constantemente tomas de primer plano, muy próximas al rostro del muchacho, lo demás queda fuera de campo, y para la imaginación, aunque está claro qué hay ahí, marcialidad, ordenes, disciplina. Un discurso enaltece al ejército argentino, dice que son 200 años de éxito. Todo ejército siempre anda preparándose para una hipotética guerra, para un eterno enemigo, pero éste yace antes fantasma, y todo ejercicio militar se enfoca en ello, pensar que es ridículo es subjetivo, pero hay un cierto estado de sobredimensión y cierta paranoia normalizada. El cadete protagonista de ésta película se mete a la banda, toca el tambor, y el filme se vuelca a un lado musical que parece desligarse de lo castrense. Suaviza la realidad militar, y sólo cuando se oyen voces señalando la importancia del ejército -aun para una banda y viceversa- es que regresamos al lugar objetivo. Son nuevos tiempos, el ejército argentino trata de dejar atrás su mala reputación, y enfocarse en un lado más sensible, el protagonista aporta mucho a ello. Abramovich muestra un ejército más humano, ser tambor es light y eso es mucho el filme.

lunes, 12 de marzo de 2018

La vendedora de fósforos


Película del cineasta argentino Alejo Moguillansky, que tiene mucho parecido con el cine de su compatriota Matías Piñeiro, con quien ha trabajado como editor. Se basa en el famoso cuento de Hans Christian Andersen. El músico alemán Helmut Lachenmann se interpreta a sí mismo, cuando presentaba una ópera basada en el mismo cuento del título,  en el teatro Colón de Buenos Aires. En la película el protagonista llamado Walter es organizador de la ópera. La mujer de Walter, interpretada por María Villar, que ha participado en varias películas de Piñeiro, trabaja en casa de una pianista, la argentina Margarita Fernández que se interpreta a si misma también. En el filme casi no hay trama, todo es muy simple y como que nada importante sucede, pero se trata de jugar con las posibilidades imaginativas que le otorga a Moguillansky el cuento de Hans Christian, como ver a la hija pequeña de los protagonistas ser como una sutil doble de la niña del cuento, escuchar que nos leen el cuento casi por entero o ver la audición de niñas complementándose entre sí interpretando el momento intenso y triste de los fósforos apagándose en medio de las alucinaciones y la cercanía de la muerte. También hay un par de  menciones a los guerrilleros del Ejército Rojo del Ruhr de los que se extrae una crítica al arte como expresión burgués, pero que finalmente se entiende que toda arte hasta la más culta le pertenece a toda la humanidad, por destilar belleza, sensibilidad y profundidad. Al filme lo recorre un poco el halo socialista, aunque se sufran las huelgas y los paros.  Au hasard Balthazar (1966) tiene una pequeña injerencia, mostrando afinidad emotiva entre cine y literatura, la hija de los protagonistas ve el filme con ojos atentos y enamorados, es una cinéfila en estado puro, que se deja llevar por la delicadeza y nobleza del arte. Luego veremos una breve recreación de ésta gran obra de Bresson. En el trayecto la ópera muestra alguna estructura, pero prima lo gaseoso, lo evanescente, como el filme, la idea de una construcción, de pensar en cómo expresarnos de manera original, coger la esencia del cuento y hacer un lenguaje personal que ya va creando identidad de un cine arte argentino minoritario.

La telenovela errante


Película filmada en 1990 por el cineasta más admirado y prolífico de Chile, Raúl Ruiz, y completada el 2017 por su viuda, la cineasta Valeria Sarmiento. Es una película que usa a la telenovela para retratar lo social y político típico del ser chileno, con su buen toque de humor, a través de la parodia de los lugares comunes de la telenovela, ya que Raúl Ruiz encontraba a la telenovela muy propia de la identidad latina como de la específica chilena. Ese aprecio y cercanía con éste entretenimiento popular lo mezcla con un quehacer político y social algo más difícil de digerir y seguir –desde el inicio parte importante de su cine-, permitiéndose bromear con su tendencia social, la izquierda.

La telenovela errante se divide en 7 episodios, son 7 días, 7 telenovelas también, con vínculos entre sí, no sólo temáticos sino por repetición de personajes. Un hombre bromea (Francisco Reyes) con la escritura de su nombre mientras deja ir a su mujer con otro, prefiere ir por unos tragos. Unos vuelven, otros se van, dentro de una mezcla de relaciones amorosas y dictaduras. Las relaciones son volubles e inesperadas. En un auto pasamos de declamar proclamas y poemas altisonantes a convertirnos en blancos de renovados francotiradores, así hasta el infinito; cada vez que surge una proclama un nuevo enemigo es señalado y muerto. 

Hay mucho absurdo que puede llegar a recordar el humor grueso de los programas cómicos de los sábados. La última es la telenovela más extravagante y surreal, vemos a tres hombres pasar por sentenciados como colgadores de ropa humanos, desconfían entre sí e intercambian roles, en medio de sus mascotas, hasta de un chanchito chillón.

El filme tiene un lado básico –en mayor cantidad- y otro un poco inasible, nunca es tan erudito ni tampoco demasiado bruto, es una fusión que se dirime en lo lúdico y relajado, que acusa la justa elección del melodrama telenovelero –que queda claro observando en varias oportunidades los episodios desde el interior de un televisor-, igual que la política diría. La propuesta de Raúl Ruiz es muy nacionalista, pero por el uso de la telenovela en general tiene cercanía con la cosmovisión latina, Chile tampoco es una isla, y la comedia es universal. En resumidas cuentas es el divertimento de un intelectual, el lado más laxo de una identidad.

viernes, 9 de marzo de 2018

Baby Doll


El director de ésta película, Elia Kazan, tiene joyas como Un tranvía llamado deseo (1951), On the Waterfront (1954), Al este del paraíso (1955) y Esplendor en la hierba (1961). Baby Doll (1956) es otra muy buena película suya, tiene 2 líneas narrativas, placer/amor y negocios. Archie Lee Meighan (Karl Malden) es un tipo bruto y con cierto halo infantil, un tipo propenso al alcohol que se ha casado hace 2 años con Baby Doll (Carroll Baker) que en 2 días cumplirá 20  años y perderá su virginidad o eso espera Archie Lee que muere por ella, pero ella lo maltrata, siempre le está recriminando la vida que llevan, como los muebles que les quitan por falta de pagos. Archie Lee es acusado de incendiario por quemar la desmotadora, una máquina para separar la fibra de algodón de sus semillas y vainas, de su competencia, el terrateniente siciliano Silva Vacarro (Eli Wallach) que lo ha venido a perseguir hasta su casa.

Ésta película es una adaptación de una obra de teatro de Tennessee Williams que se encarga del guion y, desde luego, no faltan las vidas maltratadas y los choques en las relaciones sentimentales, en especial para Archie Lee, que llega a ver como Silva enamora a su esposa, una muchacha del tipo de una  lolita, una muchacha que despierta sensualidad a su paso, desde que la vemos dormir en una cuna y chuparse el dedo hasta el camisón de dormir que lleva encima y quedaría inmortalizado por ésta película, que en un inicio se resiste a Silva, con un Eli Wallach como un latino seductor y que recuerda físicamente a Pedro Infante.

El filme tiene escenas de persecución muy logradas, desde cuando Silva trata de sacarle una confesión a Baby Doll de que su marido es un incendiario, y en el camino la va seduciendo. Baby doll es una mujer fácil, desesperada de que la alejen de Archie Lee, que preocupado en hacer dinero para ella llega a cometer el error de abofetearla cuando ella quiere prevenirlo. Es una película muy pícara y de humor negro, por lo que los exabruptos, audacias y sorpresas están a la orden del día, con un Archie Lee torpe hasta la medula. El filme se presta para lo lúdico, con una seducción de corte teatral, donde abunda el diálogo, en dos largas ocasiones en especial, hasta cuando Silva corretea a Baby Doll en la casa donde él juega a los fantasmas, con una limonada como afrodisiaco.

Baby Doll tuvo cierta censura, la sentenciaron de muy sensual o atrevida, por señalar el deseo abierto de una infidelidad y a una jovencita voluptuosa a la que los vecinos no se le resisten, pero vista en la actualidad es una película clásica, elegante, aunque típica de lo rural, del sur americano, del Mississippi, con personajes rústicos, muy simples, con su buen toque de picardía y en la sugerencia, con su sarcasmo, pero para nada en lo explícito o vulgar. Es una propuesta que tiene mucha intensidad, movilidad, frenesí, hay un cierto deseo de ser irreverente, con pequeñas audacias como con la tía de Baby Doll que vive con ella, Rose Comfort (Mildred Dunnock), que visita a las moribundas en el hospital para comerse los dulces que les regalan. Es un filme donde el marido es el malo de la película, pero se siente por él cierta pena, quizá porque en parte se le idiotiza, se le muestra medio perdedor, pero dándole cierta dignidad propia de los perdedores que suele imaginar la obra de Tennessee Williams.

Gen Hi8


Película peruana de bajo presupuesto de Miguel Miyahira, que narra de manera convencional, lineal, pero con la rareza de estar la película metida dentro de la imagen estática de un televisor antiguo encendido colocado en una sala. También ésta película de cine indie peruano es una apología al VHS, e igualmente hacia las cámaras Hi8 y el formato de la cinta de esta cámara. El filme está adscrito a comienzos de los 90s, vemos la época representativa del terrorismo, con los ubicuos apagones (que incluye la canción por antonomasia, Las torres, de los Nosequién y los Nosecuántos). La película se moviliza a través de chiquillos miraflorinos (digamos que privilegiados), pícaros, criollos, avispados, malcriados, con su infaltable vulgaridad típica de la clase media y la adolescencia peruana.

En el filme vemos como un nuevo chico, algo más lento que los otros, pero dispuesto a ponerse al día, a amoldarse al resto, se incorpora al barrio, al grupo de amigos de siempre, que se comportan tal cual y hablan los temas noventeros. La película tiene algunas situaciones desagradables, como el aprovechamiento sexual de una compañera en estado etílico, el abuso sexual normalizado hacia las empleadas y un cierto racismo hacia clases no privilegiadas, pero todo se adscribe al lugar común, no es que se ande inventando, pero igualmente cae mal presenciarlo. No obstante otorgan realismo y matices a la recreación juvenil y al producto. La naturalidad va aflorando mientras va transcurriendo el tiempo.

Gen Hi8 (2017) tiene una estética visual que juega con la imperfección, un trabajo que juega con los colores y los defectos de proyección, se ve como si viéramos un video VHS mal grabado, viejo, muy utilizado que se ha desgastado. El color tiñe la pantalla y a los protagonistas en especial de rosado o los monocromatiza. El ver un video y las aventuras de estos chiquillos en mal estado, movido, rayado, mal colorizado, no fastidia a la vista, sino le otorga personalidad al filme, como han hechos otros en el cine indie nacional, dando a entender un cine de guerrilla, orgulloso de sus marcas de guerra.

El filme vale por su atrevimiento, y esto lo hallas en varios sentidos, desde lo narrativo, lo estético, hasta lo formal en aquel televisor estático. También puede ser visto como un compendio de una época, los 90s, a la que le pasa revista por entero, buscando incorporar momentos en medio de la nostalgia y un poco de humor; rememorar el entusiasmo de cosas como videojuegos, fiestas, nueva tecnología, música, una edad, que se vive en algunos actos delictivos también, como pequeños robos, y entretenimientos, peleas, marihuana, deportes. El filme mezcla lo positivo y lo negativo de los 90s, desde una mirada relajada, inmadura, osada. Puede verse como un estudio social de la adolescencia y el criollismo peruano. Es un reflejo de la sociedad, de cómo veía y ve el mundo una gran parte de peruanos.

jueves, 8 de marzo de 2018

Vincent y Theo


Robert Altman es uno de los grandes directores del cine moderno, su cine se remonta a comienzos de los 70s. Vincent & Theo (1990) ostenta una mirada sórdida, pícara, despierta, audaz, sarcástica, intrépida. Tiene una puesta en escena abundante, llena de mezclas, un poco desordenada, pero aun así elegante. En Vincent Van Gogh (Tim Roth) existe una mirada mística -amaba el arte japonés y el misticismo oriental- junto a una mirada vulgar -propia del burdel al que es asiduo y que incluye tener de pareja a una prostituta embarazada-. Vincent repudia a su familia, en especial a su padre, la mirada del filme de Altman es más agresiva, menos lacrimógena, no lo plantea desde el menosprecio del progenitor y el deseo de aceptación familiar. Vincent luce como un obrero, sucio, humilde, tiene los dientes descuidados, una apariencia y comportamiento tosco, algo grosero, apareciendo algunas veces histérico.

Parte importante del filme y de la biografía de Vincent Van Gogh es su relación con Paul Gauguin (Wladimir Yordanoff). Vincent sentía gran admiración por Gaughin, le llega a dedicar un cuadro, lo veía como un maestro y amigo, aunque en la propuesta de Altman tenemos a un Vincent que llega a retarlo. El genio de Altman se toma notorias libertades, hace cine de autor en toda la palabra (ya lo dice aquella línea: cocinar es como pintar, hay que usar la imaginación), como cuando el pintor holandés se hace llamar el espíritu santo a través de lo que parece un graffiti en la pared y termina pintándole con óleo el rostro a una cortesana en un bar, con lo que muestra su enojo con Gaughin. Inclusive Altman exagera un poco, cuando Vincent deja caer vino de su boca ante el fastidio con Gaughin. Se muestra a un Vincent abiertamente violento. Gaughin genera una mala influencia en él, por más que el holandés se siente atraído por las similitudes entre ambos, como su rechazo a lo burgués. 

Ya lo anunciaba la llegada de Gaughin, cuando sopla el viento con polvo elevándose del suelo, que significa amenaza, aunque en éste filme vemos a un Gaughin más pasivo que su leyenda, aunque se suelta que es un mentiroso, a pesar de que ha tenido una vida muy dura, sobrelleva una cojera y se recuerda que llegó a limpiar baños públicos. No obstante se propone con fuerza a un Gaughin inocente de culpa. En cambio en Vincent hay hasta una mirada salvaje homoerótica hacia su admirado compañero de vivienda, llegando del apasionamiento a morder un cuchillo. Tim Roth le pone una cierta mirada psicótica a su interpretación, a lo que hará más tarde con Tarantino. Altman plasma una estética oscura, con aquel espejo roto, una navaja y la sangre en la oreja y el cuerpo. La Locura de éste famoso pintor holandés es repentina, no está en toda su vida, y se señala al alcoholismo como posible razón.

Dentro del atractivo del filme está que es un biopic no sólo de Vincent, sino también de su hermano Theo (Paul Rhys), en igualdad de importancia, cuando uno no lo suele ver así. Theo dice: Yo tengo mis propios gustos y debo ser mi propio dueño. Es la declaración de principios del cine de Robert Altman, y esto hace que su atrevimiento y personalidad roce a veces el ridículo, como con el comentario del bigote de Theo, pero nunca cae en éste. Theo no es rico, como muchos pueden haber pensado al sostener el arte de Vincent. Theo es clase media. Theo también discute. No es ningún santo. Sufre de sífilis y tiene problemas por tener ésta enfermedad para hallar pareja seria. En el filme de Altman se difumina un poco el amor entre hermanos, que se da por entendido (como al ponerle Theo el nombre de Vincent a su hijo), para darle al filme mayor realismo. Theo es un buen hermano, pero ésta propuesta propone un retrato general menos simpático que el más propagado, Theo tiene carácter, lo vemos más humano, imperfecto, menos romántico, es una versión menos educada de su figura también.

El filme tiene sus escenas deslumbrantes, como la del Jardín natural de girasoles, una puesta en escena artística, sobresaliente, con el viento, las flores moviéndose, Vincent entre ellas pintando, de pronto surge la irreverencia, violencia, Vincent destruye su cuadro, surge un apasionamiento vistoso, extremo, algo chocante, Altman termina arrebatándole la belleza inicial a la escena, nulifica la poetización, prima el realismo duro. Otra puesta en escena sobresaliente, la pintura de los cuervos (llamada “Trigal con cuervos”), metido Vincent en el paisaje, el sonido alto de los cuervos de fondo mientras pinta. Una tercera gran escena es la de un momento clave en la vida de Vincent, la de la oreja. Vincent yace bañado en sangre en la mitad del cuerpo, la cámara se enfoca, pone el cuadro, en las piernas y en la caída de la sangre, el pantalón está roto y sucio, lo vemos caminar con dificultad.

Otro momento clave, el suicidio de Vincent Van Gogh, lo define por una parte, aunque de forma pequeña, el Doctor Paul Gachet (Jean-Pierre Cassel), un padre dominante. Vincent escucha del rechazo del doctor para salir con su hija, en una escena discreta, muy sutil. Luego en otra, Vincent oye de forma directa de las necesidades de la familia de Theo, ésta escena es grandilocuente, la mujer de Theo yace llorando y fastidiando. El filme culpa a la mujer, a Jo (Johanna ter Steege), del último acto de Vincent. Jo mantiene un aire rústico en toda la película. Vienen a la mente rápidamente dos frases del filme. La primera: Yo daré de comer al bebé, tú dale de comer a tu hermano. La otra, de los dueños de la galería que administra Theo: no podemos permitirnos un salario extravagante.

domingo, 4 de marzo de 2018

Loving Vincent


Ésta película tiene la originalidad de que primero se grabó a actores como una película normal y después 125 pintores hicieron 65000 pinturas al óleo de toda la película, que serían 65000 fotogramas, que luego fueron animados por ordenador, donde los artistas imitaron el estilo de pintura de Vincent Van Gogh de lo que se tomó de base directa, total o parcial, más de 100 pinturas suyas. Todo el proyecto requirió de 7 años de trabajo.

Sin duda, está es la parte más grandiosa del filme de Dorota Kobiela y Hugh Welchman, pero ésta propuesta no sólo se queda en eso, la trama es una historia de detectives, donde el hijo del jefe de correos, Armand Roulin (Douglas Booth), es encomendado por su padre -amigo cercano de Van Gogh- a entregar una última carta a Theo. Pero en el camino se va interesando cada vez más por su vida y por resolver como fue su muerte, que según Armand guarda más de las 2 teorías populares que se dicen de él.

La teoría de Armand señala a un grupo de jóvenes marginales con los que en su soledad y proclividad al alcohol Vincent anduvo y uno de ellos tenía un arma, y se dice que fue quien le disparó a van Gogh. Pero Vincent no lo culpó, como señala en su lecho de muerte de no culpar a nadie de su muerte, al igual que cuando se cortó la oreja y pudo también haberse incriminado. Pensemos que se llegó a internar voluntariamente en un sanatorio mental, con lo que parece mostrar una baja autoestima, a pesar de ser un genio de la pintura que en menos de 10 años pintó cerca de 900 pinturas y cimentó tremendo legado.

El filme es un viaje visual y estético hermoso, deslumbrante, y una historia escueta pero interesante, donde escuchamos de las teorías de su muerte. Una de ellas es la de que se enamoró de la hija del doctor Gachet, doctor que lo veía, y éste le prohibió ver a su hija, teniendo una fuerte pelea con él por forzarlo a que se aleje de ella, que luego el mismo doctor explica en su propia versión de haberle movido hacia la otra teoría, la de que era una carga económica para su hermano Theo que tenía deberes para su bebé recién nacido y no podía tener una vida holgada y tranquila por su culpa. En ésta teoría se dice que es una carga para la enfermedad de Theo también, la sífilis, que lo estaba empeorando por tener la presión de que Vincent lograra trascender y subsistir, y que esto movió a Vincent a suicidarse, pero suena un poco improbable, porque más bien la muerte de Vincent terminaría matándolo de la impresión, pero ambas teorías pueden ser complementarias, creando un estado de depresión.  

Loving Vincent (2017), que es como se despedía Vincent en la infinidad de cartas que escribió, empieza a un año de su muerte y sigue los pasos de poder entregar una carta que se va dilatando al no hallar destinatario y se van descubriendo en el camino los pormenores de la vida de Van Gogh, en base a las personas con las que se relacionó que van hablando de su visión personal de cómo fue, que incluye detalles como que llegó a renegar de la religión, entendiendo que la mística la buscaba y la hallaba en la pintura. No obstante en general se señala a un Vincent amable, educado, cariñoso y atento con todos, pero amigo de lo marginal y del alcohol, un solitario capaz de arrancarse una oreja de la furia, aunque esto queda expuesto como secundario que incluso vemos la historia de la amputación de la oreja pasar bastante rápido. El filme prefiere mantener la mirada de admiración a Van Gogh quien recién a los 28 años decidió emprender la pintura tras tantas derrotas existenciales que en vida no terminaron nunca, pero que finalmente la inmortalidad lo esperaría tras su trágica y poética despedida del mundo.

The Breadwinner


En la época del control de los talibanes sobre Afganistán, el 2001, una familia sufre en la capital, Kabul, de la ideología reinante que maltrata a las mujeres. No les permiten andar tranquilas por las calles (se dice en un diálogo que sólo los hombres van a donde quieren), hasta llegan a golpearlas salvajemente si no las acompaña a la calle un hermano o un esposo, y deben cubrirse los rostros con las burkas. Para eso el padre de una familia, un profesor que le falta una pierna, minusvalía que no les produce misericordia alguna a los extremistas, es arrestado al ser señalando de darle mucha libertad a su hija de 11 años, incluyendo la libertad intelectual en la lectura de libros indicados como prohibidos. La niña, Parvana (voz de Saara Chaudry), al ver que su familia sin la figura paterna o una masculina pasa hambre, no pueden ni comprar comida porque no le venden a las mujeres, decide cortar su cabello y vestir de niño.

El filme señala muchos abusos a las mujeres, es como un compendio de los sufrimientos que traen consigo el gobierno de los talibanes, es un filme lleno de dolor, pero también de valentía como en la historia que se cuenta a la par, la de Sulayman y del hermano mayor de Parvana, que hace de catarsis para Parvana, como de algo menos trascendente, pero entretenido, en ser un cuento para dormir para el hermano pequeño. El cuento de Sulayman tiene los dibujos menos definidos por la idea de estar supeditado a lo general, en éste un joven considerado débil debe enfrentar a un malvado elefante y a sus fieras que sojuzgan al pueblo. Ésta historia es un llamado a la valentía para enfrentar las dictaduras y al maltrato de los poderosos.

The Breadwinner (2017), de la directora irlandesa Nora Twomey adapta la novela de la canadiense Deborah Ellis, es una historia de sobrevivencia y de unidad familiar. La madre de Parvana también demuestra coraje, propone el sacrificio en pos de sus hijos. Se trata de una familia intachable, el padre cree en la libertad de la mujer, a pesar de que en su territorio prima todo lo contrario, le ha enseñado a Parvana a amar a su país aun con los talibanes y a creer en el poder revitalizador de los cuentos.  The Breadwinner exuda nobleza por varias partes, como con el amigo escolar que halla en la calle, o el señor que ha perdido a su mujer. La violencia y la dureza comparten espacio con pequeños actos de amor, la mayoría salidos de la familia, que mantiene los corazones limpios. Es una buena película, aunque su mensaje contra los extremistas y el abuso a las mujeres no contenga sutilezas.

Invasión


Lo peculiar de éste filme del argentino Hugo Santiago es que puede leerse como un sci-fi, sin ver nada tecnológico, futurista o distinto de lo común, pero la idea de una invasión extraterrestre está en toda la película. Invasión (1969) también, desde luego, se lee de forma directa, es una invasión –una guerra- de un país equis a otro país, ideológica o literalmente –a pie- de seres humanos, a la ciudad de Aquileia, que designa una mítica Buenos Aires.

El filme de Hugo Santiago tiene un claro referente del tipo de sci fi que se hace en Alphaville (1965), y para lograr un filme tan bueno como su predecesor depende del genio en el guion del escritor Jorge Luis Borges que trabaja con Hugo Santiago en éste, sumando que la historia proviene del mismo Borges y de otro escritor y su amigo entrañable, Adolfo Bioy Casares.

Invasión no especifica tampoco a que se debe la invasión, aunque obviamente al control de los ciudadanos de Aquileia, a la subyugación a un poder mental y a un orden establecido. El filme empieza con apenas un camión de contrabando cruzando una tranquera militar y tratando de ingresar un sistema de radio a Aquileia, es una infiltración de a pocos. Pero se enfrentan a una resistencia, de orden paramilitar. El líder intelectual de la resistencia es Don Porfirio (Juan Carlos Paz), un anciano típico que se acompaña de su gato y lo vemos tomando mate. El cabecilla del grupo armado de la resistencia se llama Herrera (Lautaro Murúa) y maneja un grupo variopinto, entre mujeriegos, amantes de los western y cantantes de milonga.

La película tiene mucha acción, disparos, peleas, persecuciones, pasando por algún arresto e intento de tortura, hasta un cerco en un estadio que invoca a la despersonalización con clones, la misma que veríamos más tarde en The Matrix (1999). Los de la resistencia –que suponen ser los buenos- visten de traje más oscuro que los invasores. También hay una pequeña línea de misterio con la esposa de Herrera, Irene (Olga Zubarry), que remite a la lucha por la igualdad de género. El filme se mueve en base a 4 fronteras por donde la resistencia trata de contener a los invasores. Los invasores son una suma mayor de entes, tienen las de ganar, aunque la resistencia se mantiene perseverante, firme. El filme tiene unos diálogos que intentan ser significativos y extraños pero lo más importante es la acción. Se podría decir que Invasión es un sci-fi criollo, creativo, y que funciona perfectamente.

jueves, 1 de marzo de 2018

Mala junta


Un chiquillo, Alejandro (Andrew Bargsted), Tano, se dedica a robar, le falta en su vida un modelo a seguir, y finalmente medio a la fuerza lo consigue cuando es entregado al cuidado de su padre que ha estado ausente en su existencia. Su padre, Javier (Francisco Pérez-Bannen), un mecánico, vive en una comunidad mapuche en la montaña, en Wallmapu. Tano conoce allá a Cheo (Eliseo Fernández), un muchacho mapuche retraído y maltratado en su colegio, y se hacen amigos, como cabía esperar. En adelante la directora mapuche Claudia Huaiquimilla en su ópera prima pone a Tano y a su padre a discutir, tratando de que el muchacho descarriado tome rumbo y se enderece, y no caiga en manos de ninguna institución reformatoria del gobierno. Tano junto al padre y a Cheo tomará consciencia, se sentirá apreciado e identificado, y pegará el salto, pero antes las circunstancias lo arrinconaran.   

Es un filme muy naturalista, como ver comer muy humilde y tradicionalmente. El espacio rural se presta para una noble recreación sin que tenga mucho de romanticismo, todo en ello obtiene una cierta belleza en su sencillez formal, sin aspavientos. El filme de la chilena Huaiquimila comparte parecido con otra ópera prima, Temporada de caza (2017), de la argentina Natalia Garagiola, que también nos habla de un chiquillo problemático que es enviado con su padre a la Patagonia, donde a través de la simbología de la cacería se reformará, le perdonará la ausencia al progenitor y lo aceptará como ejemplo de vida.

En el filme hay un problema social general, la comunidad mapuche hace una pequeña manifestación de descontento y enseguida el gobierno se le tira encima, con lo que se revela la fricción con la comunidad indígena que suele tener problemas con el gobierno. Hay un cierto desamparo de los mapuches en Chile, que se sienten amenazados en su libertad, igualdad y derecho. Es por eso que Cheo sufre de bullying en el colegio, lo creen un incendiario, un pirómano, producto de señalarlo como estereotipo de manifestante social, con lo que se tiende a banalizar socialmente la lucha por los derechos de los mapuches. Hay una voluntad de sojuzgamiento con lo que representa algo “distinto” a uno.

Cheo es maleable con el entorno, puede verse fácilmente corrompido, sobre todo por su deseo de ser aceptado por el resto, y Tano es un tipo poco meditativo que se ha acostumbrado a hacer lo que le da la gana y esto quiere decir que lo criminal y la vagancia le vienen bien en su total libertad, perpetrándose como el opuesto de la comunidad. Tano y Cheo, de cierta manera son la representación de Chile y los mapuches interrelacionándose, una comunidad indígena marginal aceptada finalmente por un statu quo a corregir su libertinaje.