Unos hermanos jóvenes, hombre y mujer, se topan con un sujeto
de mal aspecto en un especie de mundo post apocalíptico, con un vagabundo
llamado Mariano (Noé Hernández). Rápidamente el extraño hombre de este infierno
o submundo ubicado en un edificio en ruinas los domina sin resistencia de ellos,
los coge a su cuidado como un maestro y empieza a llevarlos hacia la
depravación. Los hermanos son empujados a la práctica del incesto –sobre todo
por medio de ella, encantada con Mariano- como si esto fuera una epifanía, liberación
o iluminación. Mariano que parece un loco (especialmente con su tambor), invoca
la corrupción como un modo de vida natural en la actual situación. Su sonrisa
tiene de demoniaca pero a la vez de juego sádico. El debut del mexicano Emiliano Rocha Minter no
puede ser más polémico y para muchos seguramente insoportable. Esa depravación
que induce Mariano cada vez va en aumento hasta la total anarquía, hacia una
orgía de putrefacción. Rocha Minter exhibe canibalismo, mutilación, necrofilia,
en los que parecen ritos satánicos velados.
jueves, 19 de enero de 2017
Tenemos la carne
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