jueves, 19 de enero de 2017

Mountains may depart

La película del director chino Jia Zhangke es la declaración de un aprecio por la cultura occidental, manteniendo el respeto por China. Tal lo dice un dialogo de padre e hijo, en el ejemplo de la prohibición de tenencia de armas en el propio país, en comparación de la permisividad de Australia. El padre le grita al hijo, que en China uno implora por tener un arma, tiene sentido tenerla ahí, pero en Australia para un chino es totalmente inútil dicha posesión. Suena a un pequeño alegato de anhelos y situación analítica general del país. Entonces se intenta sostener un balance entre el propio país y el de afuera, un lugar intermedio entre la valoración y el sueño frente a las carencias y el de la abundante y fácil posesión. Otra muestra de lo que significa China en su forma de poder adquisitivo y, claro, el mundo, trabajo llano de sobrevivencia y negocios propios y mucho dinero. En China colinda la pobreza con el enriquecimiento y el lujo. No es que Zhangke nos complique el panorama.

Nuestra protagonista, Tao (Zhao Tao), es una mujer que la pretenden dos hombres, uno será pobre y otro rico. Habrá un triángulo de amistad que pronto el amor destruirá. El modo de vida contradictorio que facilita el gobierno chino lo vivimos en el filme sin revuelo, aunque la propuesta se mueve por los cauces sociales de un romance (y eso se extiende hacia el futuro), lo que abunda en la telenovela, pero que en Zhangke tiene fuerza cinematográfica, expuesto con sencillez, como quien además de demostrar aprecio por la cultura occidental, lo hace por el cine comercial. La canción Go West, de Pet Shop Boys, que se utiliza de símbolo ya lo dice todo a ese respecto, que a su vez sirve de reflejo de regreso al estado feliz de la juventud, a una época de mayor inocencia, por ello abre y cierra la película, cuando ya han pasado tristezas, frustraciones, desilusiones.

El filme se ambienta en 3 tiempos, 1999, 2014 y 2025. Sigue a Tao y a sus dos pretendientes en las 2 primeras partes, luego toma en la última parte otra línea con el hijo de Tao crecido, a los 18 años. Con él interviene la buena actriz y sesentona sexy Sylvia Chang. El hijo de Tao, Dollar, padece las consecuencias negativas del pasado, dejando a Tao quien es una mujer muy simple el espacio para seguir siéndolo, en un estado de felicidad naif. Dollar es sinónimo de sufrimiento, aunque es vivaz como todo muchacho, agregándole sensibilidad. Tao pasa por trances, pasa por tomar decisiones, desprendimientos, donde vuelve a aparecer la condición económica, e igualmente en Dollar. En todo ellos hay soledad y romance pasajero, sobre todo una lucha de amor por uno mismo.