La gran ganadora de los Goya 2012 fue el presente filme que
se llevó 6 efigies de bronce del mítico pintor español, en los apartados más
importantes como actor principal, guión original, película y director, dentro
de 14 nominaciones. El director es Enrique Urbizu que ha sabido hacer una
realización entretenida de buenos momentos de acción y continua persecución. De arranque el escenario está dispuesto pero
pronto invoca un giro tras otro, seguridad que denota convicción y se maneja
bien en las distintas sub-tramas interrelacionadas.
El cineasta vasco que además es co-guionista del filme, junto
con el francés Michel Gaztambide en su tercera intervención mutua, ha enredado
un poco la trama –para bien en cuanto a que con ello ha creado un filme intenso
del que no se siente el tiempo, y complejo en apariencia, con hartos vaivenes y
actividades criminales del jefe, ambiguo y oscuro, y los villanos- metiendo musulmanes
radicales con narcotraficantes colombianos con lo que saltándonos cierta
ausencia de necesidad de claridad detallista
ha sabido darle suspenso y prolongación justificada a su obra, a lo que en
resumidas cuentas se ha podido –y dice más, y más rápido- reducir a esa doble
interrogante puntual que ha tenido la buena disposición de facilitarle al
espectador. La fiscal Chacón, bella
española de mirada firme y rostro frío, su sonrisa más bien nos saca de cuadro
(véase cuando habla por teléfono con su hijo), apunta a su detenido, el policía
de secuestros Santos Trinidad (José Coronado) y nos lo resuelve todo de golpe.
El título es sumamente preciso que nos hace entender el
conjunto una vez que nos percatamos de qué condiciona al ex -comando
antinarcóticos destinado anteriormente a la embajada española en Colombia;
unimos cabos y listo, todo está resuelto, ya tenemos el leitmotiv de la
película, algo que a alguien como Sylvester Stallone dicen le ha entusiasmado
mucho con lo que pretende llevar a cabo el remake americano. Imagino
lastimosamente desalentado la debacle al manipular una figura central que está
en el limbo en cuanto a bandos y aceptación del público, puedo anteceder que se
maquillará la brutalidad, los detonantes y el background de nuestro
protagónico, auguro una total mutilación salvo que se quiera transformar el
perenne estereotipo que impone una superstar del Hollywood más comercial, lo que resta dejando en pie el misterio que
no creo suficiente ya que se resuelve a medio camino, inteligentemente porque
hay una segunda cara que potencia lo anterior.
Es un filme europeo muy acorde con esa libertad que ofrece
no contar con actores más importantes que el relato en sí, excusando solo el
atrevimiento de aquellos interpretes que buscan los papeles más ricos que se
pueden abordar en el séptimo arte, esos que no temen volarle la cabeza a un ser
humano mientras corre desarmado para salvarse de la muerte o ese que es
apuñalado como un perro callejero, un mortal que no tiene estrella ni encanto,
un antihéroe salvaje que calculador sí, frío también y bien entrenado además,
no tiene amigos ni ética policial o moral pero si un plan personal capaz de
burlar a todos a su alrededor y acabar así con sus blancos, ocultos en negocios
sucios, coludidos con narcos, regentando clubs nocturnos, poniendo bombas o
comerciando con drogas.
Visto atentamente estamos ante una sacada de vuelta de un
arquetipo cultural, el personaje de Santos Trinidad deja una esencia audaz y
desmitificadora, para lo que un aire explicito y la necesidad de violencia mismo
gore se hacen indispensables. A último momento poco importa quién tiene la
razón, quizás nadie, que no sea la de la bella toma en la silla y la pistola
flotando sobre algún dedo.
El filme es un Imperfecto mecanismo sabroso que prolonga la
trama sin repetirse y dando escarceos, tensión bien movilizada, aunque haya
algunos ratos sobrantes de parte de las pesquisas de la fiscal, una antagonista
interesante a un rival mucho mejor que se pasa por encima las pruebas que nos
lo describen y entregan como en una escena cómplice de Hitchcock con el
público; un asesino que brilla más que cualquiera y con abundante realismo.