martes, 2 de julio de 2024

Fedra


Basada en la tragedia del romano Séneca. Dirige el español Manuel Mur Oti. En una primera parte se nos habla de Estrella (Emma Penella), una joven veinteañera de una zona costera mediterránea que tiene enloquecido a medio pueblo, es decir a todos los hombres, la otra mitad como se dice son las mujeres y odian a Estrella, aun cuando ella no es ninguna mujer deshonesta ni busca seducir a nadie directamente, pero resulta tan hermosa que todos los hombres quieren poseerla. Cuando el filme parece ir por los celos y el enojo de las mujeres y el deseo violento de los hombres que anuncian problemas la propuesta da un giro y aparece Don Juan (Enrique Diosdado), un hombre millonario que se enamora perdidamente de Estrella, igual que todos, e igualmente es rechazado. Don Juan es un hombre intachable, incapaz de aprovecharse de nadie, pero le ofrece todo lo que tiene a Estrella. Cuando todo sigue su rumbo normal o habitual aparece ahora Fernando (Vicente Parra), un veinteañero hijo de Don Juan quien ignora a Estrella y ésta queda perdidamente enamorada de él. Es así que tenemos al hombre seductor en Don Juan y al hombre sobrado en Fernando. Éste joven tiene pinta de muchacho bien y sólo quiere irse del pueblito. Fernando es domador de caballos y trabaja en un castillo en alturas. Estrella descalza y con el pelo desordenado vaga por la playa llamada continuamente una sirena. En un momento ella nada y le piden enseñe las piernas para comprobar que en efecto no es una sirena y ella se sumerge y las muestra muy sensualmente a Don Juan. Hay momentos bastante cuidados, aquí se sugieren cosas, pecados, infidelidades, promiscuidad, con gran belleza e inteligencia. No necesitas enseñar nada si de verdad contienes la habilidad. Es así que la corrupción que atrae la tragedia lleva toda la esencia clásica, como así mismo pegar saltos sobre fogatas anuncian el asomo de la tentación de la trasgresión. El mar que muchas veces se encuentra en pantalla embravecido indica pasión y lucha. El mar es un personaje importante más, el que siempre yace presente. Existe una atmósfera formalmente elegante pero sugerentemente salvaje. Fernando únicamente quiere irse, le enoja su existencia (sin que se especifique porqué), mientras Estrella paga cierto karma de haber enloquecido pasivamente a tantos hombres. Llévame como si fuera tu perro llega a decir. En otro momento es abiertamente humillada con una fusta y ni así se doblega. Todo es espléndido como gran tragedia (desde la inocencia que trasmite el padre con la caracola), en medio de un mundo de relaciones amorosas siempre en crisis o fuertemente golpeadas como por esas poderosas olas que tratan de ahogar o revolcar a las pasiones hasta inclementemente desaparecerlas, como si no existiera la posibilidad de explicación (y no plantea ninguna velada exageración de sordidez), como a menudo queda sin habla nuestra protagonista a quien la vida le cobra sus elecciones y errores. Escapa a la condena de su belleza en un mundo material para sufrir por lo aparentemente más simple. La tentación de la santidad es algo muy trabajado en el relato. El temperamento también les va en contra a varios como a la heroína, que no puede contener su furia en varias oportunidades. Ésta también se debería llamar la historia de las explosiones emocionales. La obra remite al ego que no conoce la negativa o la derrota. Es la perseverancia, paradójica y atípicamente, como desencadenante negativo. También el filme y ésta tragedia parecen decir que algunas veces no basta con ser bueno u honesto. Es una historia universal pero una película que se siente muy española, muy lograda a esa vera, como cuando la música ibérica acompaña la fijación del cuerpo hermoso ofrecido, en mucho, como elección artística, elípticamente.