sábado, 16 de marzo de 2024

Midnight Cowboy

Cowboy de medianoche (1969) del británico John Schlesinger, ganó 3 Oscars, mejor película, mejor director y mejor guion. El guion estuvo a cargo del americano Waldo Salt que ganaría un Oscar más por otro guion (Coming home, 1978) y fue nominado por lo mismo por Serpico (1973). Adapta la novela de idéntico nombre de James Leo Herlihy. El filme nos remite a la amistad de un puto, Joe Buck (Jon Voight), y un estafador de poca monta, Ratso (Dustin Hoffman). Joe viene del sur de Estados Unidos y quiere una vida fácil, no quiere un trabajo ordinario y cansado -como inicialmente, lavando platos-, cree que le irá mejor cumpliendo con los sueños húmedos de las señoras, pero en New York todo será distinto a lo que pensaba, no le será sencillo sobrevivir económicamente, ni siquiera laborar de puto como pensaba o creía que porque simplemente es un buen amante todo sería cuesta arriba, que sería bendecido de golpe al pisar la gran ciudad. Joe es un poco inocente, hasta se deja engañar, y para sobrevivir tendrá incluso que tener sexo con gays que son los que buscan mayormente a los putos.  A Joe esto no le gusta, pero parece que no le queda otra, es la dura realidad, vivir pobremente en New York donde Ratso prácticamente es un indigente y él le acompaña en esa existencia. Encima Ratso yace enfermo y sin poder curarse, además de que en realidad es un tipo ignorante y no tiene las mejores salidas mentales. El filme intenta ser algo innovador y se apunta a la movida independiente de fines de los 60s y comienzo de los 70s en EEUU, con fiestas donde se mezclan todos gracias a la apertura mental y deseo de experimentación de los jóvenes privilegiados neoyorquinos, provocando fiestas con un cierto toque freak. Joe yace en un tira y afloja, a veces le atina, pero luego cae en el abismo, es la idiosincrasia de los que no tienen futuro. Joe es un tipo muy simple y esto le hará pagar caro, en un lugar donde se rompen los sueños y a la gente frágil. Así también vemos gays que pasan por trances donde sufren para aceptar quienes son, por sus ansias sexuales, llegando hasta lo patológico y autodestructivo, y ahí se presta el relato para una escena muy fuerte de ver y de pensar, que traerá la tragedia, hacia ese final de perdedores hundidos en el infierno, con una mirada pesimista, en una New York de muchas caras, de privilegios, goces y juergas, de extravagancia, y también de gente que se queda en el camino. Es una historia triste, de un final que parece no ajustarse a como parte Joe, lleno de optimismo, aunque queriendo anclarse a una vida fácil y queriendo brillar con cierta velada corrupción disfrazada de aventura y apasionamiento tras lo sexual. Es el anhelo de la vida cool en el libertinaje que nos termina cobrando factura, aun cuando Joe como con Shirley (Brenda Vaccaro) de compañera sexual que le paga por sus servicios tendrá su momento de gloria, dando a pensar la posibilidad de que sus sueños inocentes pueden cumplirse, de vivir de mujeres adultas sexys o de muchachas rebeldes.