sábado, 17 de febrero de 2024

Oppenheimer

Hay que empezar diciendo que Christhoper Nolan no tiene un largometraje malo en su haber, incluso ha hecho tres películas de superhéroes muy buenas, y esto se debe a una alta exigencia que se pone encima en sus trabajos, haciendo cine comercial o cine popular, pero con alto nivel artístico. Nolan es uno de los mejores directores de la actualidad, uno de los máximos artífices que hacen cine para la sala de cine. El presente trabajo se basa en el multipremiado libro, de no ficción del 2005, American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, de los americanos Kai Bird y Martin J. Sherwin. Es una película muy exigente, que maneja mucha tensión, que vemos incluso fuerte en el protagonista, el físico y teórico Robert Oppenheimer (Cillian Murphy), el que logró crear la primera bomba atómica del mundo, desde el proyecto militar americano El proyecto Manhattan, ubicado el lugar de investigación y construcción en Los Alamos, New México, hasta probar en éste lugar la primera bomba atómica conocida como Trinity. El filme es planteado principalmente desde 3 lugares de tiempo que se van mezclando en todo el metraje, uno en que Oppenheimer trabaja en Los Alamos durante la segunda guerra mundial, reclutando a mucha gente, incluso de otros países; otro a finales de los 40s y comienzo de los 50s con el Mccarthismo o anticomunismo en toda boga en EEUU desde una investigación interna; y a finales de los 50s con un juicio del senado americano. En todos estos tiempos es leitmotiv hablar de la tendencia política de Oppenheimer que en su apertura intelectual podía confundirse como socialista, pero lo investigaban porque se temía que la URSS desarrollara bombas atómicas y que Oppenheimer traicione a EEUU, o alguien de su entorno, donde había simpatizantes socialistas. Se ven muchos momentos en los que se pone en tela de juicio la tendencia política de Oppenheimer, digámosles tentaciones o por algunas afinidades que más iban por lo humanista. Pero también habían lugares lógicos debatibles, como que su esposa y hasta algunas amantes fueran socialistas o ex-socialistas. Pero también era propio de la época. El filme muestra muchas caras de Oppenheimer, se vive mucha complejidad alrededor de su personalidad, que se estudia exhaustivamente, cosa que le exige al espectador, habiendo muchísimo diálogo, que hay que prestar atención porque enriquece la mirada y éste biopic se sustenta mucho de ello, habiendo visualmente mucha tensión, como esa recurrente imagen de una bola de fuego de la explosión de una bomba atómica, que nos rodea de intensidad, de calor, como el nerviosismo del protagonista, que hasta refleja miradas de videncia, hasta posarse en cierto pesimismo (o, mejor, lógico temor), que bien señala una frase que lo describe, ser el destructor de mundos, poniéndonos, como planeta, ahora en peligro de autodestrucción. Se piensa también la responsabilidad y coherencia de crear la bomba atómica, desde diversos ángulos, hasta contradictorios. Hay una conversación que lo explica todo, no se trata de Oppenheimer al fin y al cabo, aunque está para estudiar nuestra humanidad, sino del poder que se esconde en la oscuridad, pues el poder mayormente no es visible. Así el presidente americano, Harry Truman, que ordenó lanzar las dos primeras bombas atómicas del mundo sobre poblaciones, en guerra, a Japón, lo llama a Oppenheimer, a cry baby. Pero habían razones morales que discutir, no sólo por lo que ha inventado (que también es tremendo logro científico e intelectual y por ahí van muchos motivos), sino porque se lleva a ponerlo, a verlo, en práctica sobre gran cantidad de seres humanos. El ataque de ésta bomba es devastador, acotando que el primer gestor de querer crear la bomba atómica es la lucha contra el nazismo. También tenemos entre manos el peligro que produce, en el que nos coloca desde entonces. Es una película que trata de comprender a Oppenheimer, un tipo bastante especial y excepcional pero al mismo tiempo muy humano, y cómo ese premio que recibe, de reivindicarlo en varios sentidos, si bien al mismo tiempo, ese poder que manda, que está detrás, se siente bien consigo, como se dice en diálogos. Es una película que maneja un detallismo enorme, que cansa por lo mismo, en esencia es un thriller, aunque se hable bastante. Maneja a la vez un grandioso dinamismo, sobre todo viendo lo que es, un lugar de juicios en buena parte o en realidad de eso va. Pero también ver a ese intelectual (lograr) ir hacia la creación y consolidación del proyecto Manhattan es -para bien como para mal en la historia- muy interesante como cine, como muestra de arte, y gracias al cine de Nolan, de enorme talento narrativo desde el código de un séptimo arte muy popular, pero que en ésta situación es particularmente arduo de procesar, pues te exige mucha atención como resistir tensión -la bomba atómica siempre latente-, pero que logra no obstante tener semejante ingenio -siendo el guion de Nolan- para hacerse entender dentro de la mayor capacidad, hacia un enorme público. Todos los actores involucrados son de gran nivel, pero aparte de un magnífico Cillian Murphy, en el interior de un protagonista de aspecto muy sufrido en varios ratos, y a quien se le ve por momentos frágil, hay que mencionar en especial a Robert Downey Jr. como Lewis Strauss, un especie de seleccionador de primer estado de éxito, y el malo de la película, la cara visible, pero con complejidad, aun así con matices, aunque también como persona resulta básico (inclusive él mismo se hace llamar un sencillo vendedor de zapatos), quiero decir, semejante a cualquiera.