jueves, 30 de noviembre de 2023
Bandidos en Milán (Banditi a Milano)
Bandidos en Milán (1968), del italiano Carlo Lizzani es una gran película de asaltantes de banco, basada en hechos reales, en asaltantes y asaltos célebres reales, con tremendo actor protagonista en Gian Maria Volonte quien hace de un ladrón y líder que se jacta de su perversidad, de ser criminal, y goza leyendo que lo creen un asaltante culto. El filme de Lizzani abre con una parte que luce a documental, que con actores recrea a modo de documental la idiosincrasia criminal de Milán, una de las ciudades más pobladas, más industriales y más modernas de Italia. Ésta parte documental es bastante realista, partiendo del modo de informe analítico criminal tal como mencionar que se queman vivas a mujeres -modelos principiantes, actrices noveles- como castigo a finalmente no aceptar ser prostitutas de alto vuelo, tras inicialmente ser engañadas. Se dice que antes había códigos criminales, que los criminales eran más elegantes y más conscientes o digamos que, dentro de su criminalidad, más justos, como si hablaran de la mafia. Se nota que éste filme le ha servido de inspiración a Francis Ford Coppola con su magnificente The Godfather (1972). Incluso se menciona con admiración a un sugerente Marlon Brando. Se deja ver, lo dice supuestamente un criminal ranqueado de antaño, que ahora la criminalidad se ha vuelto un lugar demasiado violento, bruto, salvaje, vulgar. La propuesta de Lizzani tiene además un arranque bastante caótico, super intenso, desenfrenado, donde una muchedumbre en plena calle quieren linchar a alguien y llega la policía y se lo lleva en auto. Luego de éste lapso hiper histérico, arrebatado, potente, entramos en un racconto y nos contaran sobre una banda de 4 asaltantes. Conoceremos profundamente quienes son los 4, su vida personal, y como con el liderazgo de Piero Cavallero (Volonte) montan incluso una fachada de una empresa. El racconto contará la cotidianidad y los trasfondos de quienes son los asaltantes. También veremos sus tácticas de robo, cómo se preparan. Lo curioso de ellos es que suelen robar 2 bancos muy próximamente en el tiempo, cada vez que salen a hacer su labor criminal, como para desorientar a su enemigo. La parte policial representa también efervescencia, bastante intensidad, un quehacer popular, muy campechano, muy italiano, con Tomas Milian como el jefe de policía a cargo de la investigación. Milian es otro actor famoso del spaghetti western, como Volonte; quien curiosamente paso del cine arte al cine de género con bastante solvencia, como decir de lo arty a lo popular (con talento, con trascendencia). El racconto pasará por una secuencia que es de las mejores persecuciones de robo que ha dado el cine y que por la fecha, finales de los 60s, muchos habrán tomado nota. La secuencia explicará perfectamente lo del momento clímax caótico del anhelo de linchamiento. Antes tendremos carros persiguiéndose (en pequeños Fiat), disparos por doquier. Cavallero, un tipo muy frío y cruel, un sujeto imprevisible, empezará a disparar intencionalmente contra la gente para generar desorden y pueda así deshacerse de la policía que le pisa los talones. Los agentes harán una gran persecución policial donde no darán ni un milímetro de ventaja y seguirán al pie del cañón a los bandidos que generan bajas en las fuerzas de la ley. El filme hará pequeñas presentaciones dinámicas de las victimas, serán entre 3 o 4, y cuando se topan con Cavallero, manejando y disparando desenfrenadamente, sabremos quienes son. El enardecimiento de la gente tendrá mucho sentido, también la imagen de odio que genera éste tipo de criminalidad al pueblo italiano y a la gente común en general. No son ningunos Robin Hood, aunque es por quien es Cavallero, porque los otros 3 no se le parecen en el grado de violencia e irreflexión vulgar que éste manifiesta y lidera abiertamente (aunque él se pretende de mayor inteligencia). Incluso hay un joven asaltante de 18 años (Ray Lovelock) quien en el momento donde las papas queman se quiebra y quiere renunciar. Cavallero, dentro de una gran interpretación de Volonte, representa también una imponente tenacidad, aunque lo hace dentro de la perversidad y es de temer, aunque lo haga con una sonrisa de jolgorio. El escenario apunta a la derrota, pero Cavallero no se doblega, llega hasta amenazar sutilmente a uno de su compañeros, se ve que ofrece una fuerte influencia, es un líder innato (aunque deleznable), todo un personaje, y Lizzani lo hace sin obviedad o cliché, aunque su imagen se le reconoce dentro del criminal medio loco, apasionado por lo que hace. Ahí se puede ver y referir querer ser de cierta manera excepcional o vivir una especie de vida fantástica, sueños que habitualmente la tv, el cine, las revistas, la literatura, etc o, aquí se menciona (a manera de crítica), los cómics, pueden generar, pero que esto no exista -estos sueños de excepcionalidad, no de crimen- sería temer al corrupto o perverso y no dar cabida al soñador o emprendedor positivo, que quiere rebatir la crueldad existencial de la normalidad del vivir. El filme no sataniza del todo a Cavallero, es como ver a alguien tal cual, en un momento ve a una joven mujer hermosa -de esas impresionantes italianas que parecen modelos- y trata de enamorarla con atenciones y no se le ve agresivo, sino hasta hay suave ironía, simpatía. Igual vemos que tiene familia y ahí se comporta muy amable y normalmente, es como que el robo lo energiza, saca lo peor de él, la ambición de tener mucho dinero fácil, la vida que no le es accesible por vía natural, como puede dejar ver que tiene familia que trabaja industrialmente. Muchas cosas pueden corromper a un hombre y también hay clases de gente y distinta personalidad y proclividad a cruzar límites, es como las drogas, unos las toman o prueban -los comunes-, otros -los realmente más audaces- no, otros no les destruye-no les pasa mucho, a demasiados sí. La parte documental no pretende ni por asomo ser periodística o plana o propia de un noticiero de domingo, sino tiene mucho cine, mucho dinamismo, mucha arte y hay momentos donde en el quehacer de mostrar policías y criminales, Lizzani, juega con su exposición analítica y muestra a una bella italiana (Carla Gravina), parte del imaginario nacional, llamando a la policía para que un agente haga de sueño húmedo y galán. Es una inserción curiosa-simpática, aunque no es muy extensa, hay otras así en ésta parte.
martes, 28 de noviembre de 2023
Mad Love
Ésta película de 1995 le pertenece a la británica Antonia Bird quien realizó solo 4 películas para cine. La presente es parte de mi cinefilia temprana, de esas películas que vemos sin considerarnos en realidad cinéfilos o amantes del cine y se nos quedan por siempre en la memoria con cariño. Es una de las películas más románticas que recuerdo y que más me gustan, aunque no teme ser cursi y trabaja sin temor a mostrarse muy sensible, y desde luego en ello puede caer en algunos lugares comunes y momentos que la gente actualmente se niega a tomarlos por enternecedores y prefiere minimizarlos o desestimarlos, perteneciendo a tiempos habituales más duros y menos propensos a mostrar demasiada sensibilidad hacia éste tipo de películas, pero es un filme notable tal cual, sin temor al que dirán o que pretenda querer ser complejo por obligación o tenga que ser super original, pero en su estilo descolla empatía, humanidad y tiene personalidad y novedad desde lo próximo, lo identificable por muchos. No quiere ser romántico con comedia, con ironía, como se suele hacer hoy en día frente al desgaste del subgénero, sino se toma en serio ser romántico y para serlo, en verdad, se va a tender a caer en ser algo cursi, lo cual es normal, no andar temiendo no ser eternamente cool, asociando ser muy sensible con no andar en toda onda, como decir ser muy sensible se cae en ser tonto. Pero el chico del filme, Matt Leland (Chris O´Donnell), va hasta llorar frente a otros, quien siempre es muy correcto e inteligente, sin tampoco dejar de ser joven, ser un poco intrépido, un poco inconsciente, tirarse a la aventura, ser un poco rebelde, cometer errores, pero en general es un muchacho que se comporta bien, quien es alguien inteligente, maduro. La chica que ama hace de la chica que le falta control, contención, pero luego esto deviene en que tiene un problema psicológico y el asunto se trata bien en la trama. No se trata del aplauso tonto o banal de ser muy extrovertido y te llamen loquito suelto, pero te ven re-simpático, re-cool, un lugar cómodo, sino ella en realidad tiene un problema, que parte de la rebeldía juvenil habitual pero que esconde un razonamiento más serio, hay detalles que lo hacen menos superficial. Todo esto es tratado de manera sencilla y frontal, es un filme que todo lo asume con soltura pero no por ello se trabaja con lo vacío, sino se entienden cosas, se piensa el desequilibrio, pero se vive como un rato de aventura también, de un espacio de amor absoluto, un momento de mucha pasión y harto romanticismo. Drew Barrymore quien venía de trabajar de muy chica en el cine pega buen salto por la época al sex symbol juvenil con 20 años de edad, proveniente también de una familia de actores. En lo personal soy de los entusiastas, de la época, por su belleza y carisma. Drew Barrymore es Casey, representa la chica impactante y muy libre, pero esto no se exagera en una recepción de popularidad escolar, sino ella es una outsider, no la conocen muchos, no va por ahí el filme. Ésta propuesta acepta ser austera, no buscar muchos momentos gratuitos, aunque pinta de muy amable para el público, incluso estamos ubicados en Seattle, y nos hallamos justamente en los 90s y el filme en lugar de coger toda la movida grunge propia de su tiempo lo hace indirectamente, sin celebrar esa música abiertamente, si bien es claro que Casey recuerda mucho a Kurt Cobain, pero hasta Casey prefiere Chicago, un lugar anodino en comparación al grunge de Seattle de 1995, pero así mismo es la etapa en que el movimiento musical pierde su apogeo, un año después de la muerte de Cobain a los 27 años. O´Donnell tenía 25 años por entonces. Se enamoran en un concierto de grunge en una discoteca. Pero el filme no busca explotar directamente mucho el grunge, incluso no musicalmente, con la banda sonora, por eso la propuesta es menos gloriosa por no escogerle mucho más. Sin duda habrían tenido más repercusión como película si lo hubieran hecho, aunque Casey en su personalidad es el vivo reflejo de todo ello. No obstante se opta por algo más camuflado, menos explotativo, y también menos identificación, pero el filme como algunos hacen a veces no coge toda la idea, pero no deja uno de identificarse con aquello. El filme tiene momentos muy románticos, algunos surgen de ratos de debilidad emocional y se da refugiarse en el amor con transparencia. Es una película que no se adscribe al clásico rebeldismo sin causa, ni siquiera ella en realidad yace ahí. O´Donnell hace de un tipo siempre correcto, siempre maduro, aun con amigos más comunes, y lo hace bastante bien, le queda perfecto, es el chico que cualquier padre quisiera para su hija, pero curiosamente no todo se perpetra en esa dirección, pero son más cosas que salen de las manos de uno. Aunque Matt es pura bondad no fastidia en su calidad de muchacho ideal, cosa que no siempre funciona, esto puede pasar por anodino y no es así, porque no se ve como esa clase de gente que quiere pintar de gran persona, la cosa fluye, se ve natural. El filme gana con la mirada de alguien que no es de esos que se la saben todas, sino que parece un poco a la deriva, aun con inteligencia. Él es de los que no juzgan con ligereza. Toda esa construcción de personalidad es interesante, no representa el típico galán de las películas del cine americano de cierto nivel, y jamás se le siente telenovelero. La aventura en carro es emocionante de principio a fin, siempre desde la cercanía con el espectador. Toda la escena con el actor Liev Schreiber, de quien no sabemos nunca su nombre, es notable.
domingo, 26 de noviembre de 2023
El crítico
Éste documental de los españoles Javier Morales Pérez y Juan Zavala es sobre el crítico de cine de nacionalidad española Carlos Boyero, el crítico de cine más famoso o más popular de la historia de su país, célebre por ser muy franco con sus apreciaciones de cine. No suele gustar de los cines muy modernos, para él Apichatpong Weerasethakul es producto de las modas, y es prácticamente para él una tortura de ver. Boyero no duda en decir lo malas que les parece éste tipo de películas, teniendo como bien dice un cierto público cautivo o que se identifican con él, aun cuando ya se sabe viejo y que actualmente hay otras cinefilias, producto también de las redes sociales y la tecnología, pero que se deja en claro que aunque hay mucha democracia y cualquiera puede opinar, no todos tienen -o deberían de tener- el mismo peso. Ésta democratización y nuevas cinefilias están a la par con cierta infravaloración de ser crítico, porque no es una profesión con la que muchos puedan vivir o se les pague lo justo. La democratización de la tecnología ha vuelto paradójicamente barata la profesión, aun cuando hoy en día hay muchas ventajas para los cinéfilos, cantidad de accesibilidad. El propio Boyero habla mucho en el filme, es guía, junto a bastantes personas que opinan sobre él, mientras recorremos toda su vida, los puntos claves de quien es, desde su infancia hasta ahora que se ve viejo. Hay cosas interesantes para conocerlo a fondo, el retrato mejora nuestra visión de Boyero, cuando desde afuera no lo conocíamos así en profundidad, y muestra capas atractivas de su personalidad. Ha logrado ser un éxito de popularidad durante 40 años, tratado excepcionalmente en el mundo de la crítica, hospedándose en los mejores hoteles a la visita de los grandes festivales, visitando hasta en el presente los mejores restaurantes, pagado muy bien por mucho tiempo por un diario del calibre de El País. Se ve una persona inteligente, amable, simpática y sensible, no solo un tipo polémico que suele despreciar el cine más arty, no solo vemos a ese especie de personaje en que se ha convertido. Se deja ver que Boyero no es una construcción falsa, sino que se sustenta, a través de éste tipo de biopic en vida, que esas criticas agudas y despreciativas cuando algo no lo convence son él en estado puro, frente a lo que le dice la gran pantalla a su gusto y propia pasión, aunque pueda sonar extremista o lidiar con lo ligero. Acepta no gustarle el cine de Almodóvar, cuando esto ha sido parte de su identidad laboral, cuando muchos yacen rendidos ante éste reputado director y el propio Boyero acepta su consagración. Boyero manifiesta haber enfrentado mucho el poder y haber tenido la suerte de haber sido respaldado por sus medios, los diarios en que trabajó por mucho tiempo, aun cuando seguramente dio muchos dolores de cabeza. Mucha gente relacionada con el cine que aquí son entrevistados -entre actores, críticos, periodistas, productores y directores españoles reconocidos- señalan que es muy amable y simpático en persona, en el trato directo, pero cuando escribe no duda en hacer polvo a cualquier director que halle fallido o no compagine con su gusto (cosa que también se le critica, que sea más argumentativo, pero se habla de que no es ningún intelectual sino alguien que habla frontalmente a la gente), si bien se ve identificado (ama) el cine clásico americano. Muchos críticos españoles -su éxito y popularidad es nacional y va hasta historias del cine español donde lo han retratado y ha sido actor amateur- dictan su opinión de Boyero frente a la cámara, hasta Miguel Marías quien no se identifica en absoluto con Boyero. Críticos más jóvenes o actuales dan su opinión también. La mayor parte del documental es positivo sobre éste popular critico, aunque se señalan intentos de hacer que lo despidan por esa poca tolerancia a los cines más artys, más modernos, minoritarios, de lo que el mismo Boyero señala no buscan tener éxito dentro de una exposición comercial o respaldo de un publico amplio, generar dinero, sino ganar subvenciones y mantener un austero prestigio intelectual, y es por eso que chocan con él, porque Boyero supone pensar en las mayorías, en el cine popular. Muchos argumentan que porqué entonces va a festivales cuando ahí no está el cine que Boyero ama, pero aunque él se desanima como quien siente que le gustaría hallar entusiasmo ahí o con estos cines artys, no deja de celebrar poder ir a Berlín, Venecia o en especial a San Sebastián donde ofreció una vez (sonando un poco irónico oírlo) al director artístico de ese festival no escribir para no molestar, pero muchos quieren escucharlo, incluso gente que él ha atacado. Boyero puede ser tremenda bestia salvaje cuando saltan en pantalla los Apichatpong y desde luego muchos que defienden éste tipo de séptimo arte no van a ver por ello bien a Boyero y les va a generar inmediato fastidio y rechazo, pero ciertamente 40 años de profesión, pagados en las mejores condiciones, hablan de éxito y la historia española lo va a recordar. También de que éste ha creado un estilo donde la gente sabe que es él, las generaciones antiguas incluso lo admiran. Puede que algunos usen o quieran escribir críticas negativas para autopromocionarse queriendo quizá emularlo pero Boyero como se argumenta en el documental, se da background sobre éste soporte, se expresa que ha sido auténtico. La gente que lo conoce de años lo ve igual desde el comienzo y es de ésta manera que ahora vivimos otros tiempos y el propio Boyero lo entiende así y es momento quizá de pasar la antorcha. Se percibe que más que renovarse es que no pretende mentir para ser aceptado por las nuevas generaciones. Ésta autenticidad no es fácil, actualmente no es habitual, hoy vemos mucha impostura, mucha repetición, incluso de los que se creen intelectuales, para ser parte del grupo, ya que en todo hay pirámides de poder y también porque tener una voz propia potente es complicado, por ello Boyero tiene valor, no acomodarse, tener personalidad, tener estilo, tener una voz real (y encima encontrarse bien remunerado). El futuro del cine requiere de autenticidad (y no abunda), aunque también de apertura, de eclecticismo, de equilibrio.
jueves, 23 de noviembre de 2023
The Happiest Girl in the World
Éste filme del 2009 es el debut del rumano Radu Jude, como se suele señalar al hacerlo en el largometraje, su entrada en la nueva ola rumana, a cinco años de apuntarse el inicio de ésta nueva ola, y a 4 años de hacerse conocido el movimiento con el triunfo de la popular e hito The Death of Mr. Lazarescu (2005) de Cristi Puiu al alzarse con el premio Un Certain regard del festival de Cannes 2005. El debut de Radu se ve claramente como un filme primerizo, pero aun así interesante y bien hecho, bastante simpático, instalado en la cotidianidad del cine rumano, retratar la normalidad de la gente rumana. Hace uso de varias tomas largas, estáticas y a ratos diálogos demasiado extensos, que hablan de cierto toque primerizo, mostrando artificialidad, como buscando ser arty y denota cierta antinaturalidad, aun cuando uno pensaría que porque se deja correr la cámara imitando el tiempo real sería todo lo contrario, pero el efecto artístico es el opuesto, denota artificialidad e imperfección, aun cuando las conversaciones no son malas tampoco, pero gritan por un recorte, ya que el cine es el buen uso del tiempo, construirlo, más allá de adjudicarse un toque inmediato arty o de cine exigente. El filme luce antinatural con estos aspectos técnicos porque en general es bastante sencillo de seguir, luciendo una historia en sí atractiva, porque lo que se nos cuenta es muy humano, muy empático, desde lo simple, que va de una joven de 18 años que gana un auto último modelo en un concurso hecho por la marca de un jugo nacional y ella para recibir el carro tiene que hacer un comercial donde deberá promocionar la bebida y dar a conocer la entrega del premio. Delia (Andreea Bosneag) se transporta con sus padres en su viejo auto hasta la capital rumana, Bucarest, para cumplir con el contrato del regalo. Pero los padres tienen en mente otra cosa, quieren vender el vehículo ganado para hacer un negocio familiar. Ellos son pobres y quieren de verdad a su hija, pero ellos ven el premio como una oportunidad de inversión para el futuro donde incluyen pagarle la universidad a su hija y hasta después con las ganancias darle otro carro. Pero Delia como toda chica joven piensa en manejar un bello auto y que sus amigos se maravillen con ella, quien pinta, como bien se dice, de una chica común y corriente. Entra de esa manera en pelea con sus padres que tratan de convencerla hablándole, pero la muchacha se mantiene fastidiada y terca sin caer por ello nunca mal por su actitud, que es propia de su edad. Siente que es una injusticia quitarle algo que es suyo, y no le importa mucho su actual estado económico familiar ni ninguna oportunidad de progreso, tampoco que todo vehículo es gasto. Hay muy buenas argumentaciones de los padres; y Delia tampoco se defiende mal, aunque se exhibe algo inconsciente. Entre todo esto vemos como se graba el comercial del jugo, y muchos contratiempos y detrás de cámaras con los trabajadores y gestores del spot. Como se ve es un filme muy sencillo, que queda dentro del estilo de historias que suele contar la nueva ola rumana y que la han hecho tan atractiva, aunque aquí con un cierto toque técnico arty que más bien hacen menos interesante el filme, pero que en el quehacer del comercial y la narrativa general de la pelea familiar posee más que suficiente riqueza para ser una buena propuesta, que maneja muchos distintos momentos con el spot, con las consabidas mil repeticiones y un millón de pequeños contratiempos inmersos en el ansiado profesionalismo y buscado éxito de la marca y el trabajo de publicidad, mientras calles muy concurridas de Bucarest hacen de fondo, puesto que el comercial se graba en plena calle. Andar por la urbanidad capitalina es un super plus, donde Radu maneja mucha cotidianidad, a ratos medio neorrealista con su cuota Pasolini. Delia pasea su fastidio (o desilusión juvenil) queriendo sostener paciencia y tranquilidad de cara a ir y venir del rodaje del comercial. El equipo de publicidad se ve muy campechano, así como Delia, nada pretenciosa. Los padres imponen tremenda austeridad pero de esa gente humilde clase media baja, educada, respetable. A través de éste premio vemos como la joven protagonista entra de lleno en cierto estado de madurez o reconocimiento de la frustración y las ausencias existenciales que viene con vivir, crecer.
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miércoles, 22 de noviembre de 2023
El crack
El crack (1981) es el cuarto largometraje del español José Luis Garci y una de sus obras más popularmente celebradas. El año siguiente ganaría con su película Volver a empezar (1982) el primer Oscar de España a mejor película extranjera, de 4 que ha ganado su país, hasta la fecha en total. Tres veces en adelante sería nominado a mejor película extranjera, proponiendo por medio de su filmografía la quinta parte del total de veces que España ha sido nominada en el rubro. El crack abre homenajeando al americano Dashiell Hammett, uno de los grandes nombres de la historia de la novela negra, celebración que va hacia EEUU, viendo que el protagonista, el detective madrileño -de donde es originario Garci y se contextualiza el filme- Germán Areta (Alfredo Landa, que por Garci cambió de registro, a una propuesta dramática, estando asociado con el humor y el estereotipo español) vive oyendo historias de New York y es hasta allá donde irá a ajustar cuentas traídas de casa, parte donde se resuelve la trama policial, en éste noir de los más famosos españoles. Hay una escena donde nos presentan al rudo y seguro de sí Areta, momento que recordará más tarde la mega popular Pulp Fiction (1994), el lugar cuando asaltan la cafetería. Areta se hace cargo de dos hampones de poca monta y así salva el día. Es una escena austera, y de esa manera es Areta, un héroe humilde, pero eficaz, a quien se le ve muy normal, con muy poca grandilocuencia. Landa tenía 48 años por entonces y aunque no es tampoco un viejo hace de un típico señor, bastante serio en esas mismas coordenadas. El filme maneja una impronta familiar, con la mujer de la que yace enamorado Areta, quien es pura calidez y amabilidad, Carmen (Maria Casanova), la que también tiene un look particular con sus rulos, que se asocia con esa normalidad general. La parte policial tiene sorpresas, novedades, habiendo buena aplicación de ingenio y deducción especial, surgiendo una trampa que tiene audacia en la propia historia y abre hacia un pequeño giro. Es un filme que no es tanto de fuegos artificiales o espectacularidad, sino es de aquellos reposados que tampoco demasiado lentos, e inteligentes, pero claros, ya que todo se entiende sin dificultad. El guion presente es de Garci y del gallego Horacio Valcárcel, quien trabajaría en varios guiones de Garci. El relato tiene su lapso perverso con una impactante explosión, cuando/donde se complica dramáticamente. Recordemos que el buen cine se trata de exigente detallismo, originalidad o creatividad sostenida y auto-dificultad. Areta no tiene nada del superhéroe propio del cómic, pero se encarga de cosas extraordinarias a fin de cuentas (have the dog inside), es un héroe dentro del realismo, un tipo en toda la señalización de clásico. Aparece bien tranquilo observando una pelea de boxeo, como quien es un sujeto muy sencillo. Tiene algunas frases vulgares en ratos claves que curiosamente le caen bien. Muestra una cierta mirada melancólica tal cual se menciona de Humphrey Bogart, un tótem del género. Hacer una explosión en New York puede parecer complicado, pero al uso queda competente. Es un filme más cálido que seco, aun cuando Areta representa al tipo en general de la poca expresividad, pero quien no intimida mucho. No obstante es eficaz, como quien con pocos recursos hace bien su trabajo. El Guapo tiene su buen momento de alarde corrupto y el ayudante de Areta hace bien su papel de personaje bíblico.
lunes, 20 de noviembre de 2023
The killer
David Fincher es uno de los mejores directores americanos de la actualidad. Es un peso pesado del cine popular con arte, junto con Ridley
Scott, Marty Scorsese, Christopher Nolan, Steven Spielberg y Denis Villeneuve. Éste filme es un neo noir, y un thriller de acción, no un thriller psicológico como piensan algunos. Es una película inteligente pero frontal, straight, solo que tiene una voz en off del propio protagonista que acompaña toda la trama y es oír la mente del asesino, pues entonces si porque estamos en la mente del antihéroe protagonista es un thriller psicológico it´s ok, pero no veo duda, no veo miedo, no veo trampa, veo a una persona muy segura de sí, a un real motherfucker, alguien quien dice I dont give a fuck (no me importa nada) con respecto a su trabajo de asesino frío, y todo lo que veremos efectivamente es ahí donde se define plenamente, en ser el mejor en lo suyo, pero es hacerlo con tremendo cálculo y talento, ser el mejor o uno de ellos (tener éxito), contra todo. Él enfrentará su propio trabajo y mostrará que es alguien excepcional o uno de estos. Es como pertenecer a un club donde tratamos con el individualismo y una mente maestra, pero quien tiene las cosas claras o se las recuerda todo el tiempo, como no mostrar debilidad, o no ser crédulo con los demás, es un completo outsider, un bicho raro, pero que se articula en ser un tipo práctico y efectivo, en simplificar las cosas. La línea final, que medio que juega a la peonza de Nolan, nos habla de no creer en el destino ni en el futuro, es decir nos habla de una excepcionalidad cimentada en el trabajo duro. The killer (un gran Michael Fassbender) is a hardworker, y es éste trabajo duro suyo quien lo convierte en un tipo excepcional, alguien que hace su labor lo mejor que puede con detenimiento, aun cuando es un asesino cruel, un asesino a sueldo. Pero cuando tratan de deshacerse de él se verán enfrentados a tremendo error, cuando en el clásico error del subgénero de revanchas se le subestima. Otra cosa importante que mueve al asesino es su curiosidad, su gran curiosidad que lo moviliza hacia el trabajo más difícil de su carrera, ser él mismo, ponerse a prueba de cara al sistema en que se mueve. Su curiosidad lo conduce a ir más allá de la normalidad, lo lleva como menciona la maravillosa conversación con La Experta (Tilda Swinton, que aquí nos gana de lleno) a errar un tiro clave, a cometer un fallo que no es propio de su perfeccionismo, y no es una crisis en realidad, o no del tipo que te tumba al piso y te muestra débil o eclipsado, sino de lo que en realidad es un reto de alta exigencia personal, aunque a raíz de un acto medio inconsciente. The killer se percibe, es percibido, en La Experta, con la que comparte muchos lógicos vínculos, pero su supuesto error lo pone en un acto visionario, más bien salvador, futurista, aunque todo parece una banalidad como el final paradisiaco, en parte irónico, porque el asesino no se toma demasiado en serio, como Fincher, como en el fondo todos los grandes. Pero quienes a la vez buscan la excepcionalidad, ¿cómo?, justamente todo el acto de venganza que veremos lo justifican y ahí Fincher hace con su superhéroe lo que John Wick, pero con mayor intelectualidad, más estilo y profundidad arty. The killer es un tipo cool en todo sentido, aun cuando como bien dice, no busca la empatía (fácil), desconfía de ella, porque lo que él hace y busca es hacer bien su trabajo solamente, y más allá de lo literal de su éxito, puesto que se trata de sobrevivir, no morir, vencer a su enemigos, autoexigirse -ser tan metódico- desde el principio ya es un triunfo. Lo más cool en su personalidad o a simple vista sería lo que oye habitualmente en la primera mitad de la propuesta, lo que hace que se enfoque y se relaje, oír y ser fan del grupo británico The Smiths, apuntando que The killer (el protagonista) es también el propio David Fincher y su apropiación y sello adaptando la novela gráfica de los franceses Alexis Nolet y Luc Jacamon con guion de Andrew Kevin Walker, guionista de otro punto alto en la filmografía de Fincher, Seven (1995). La muerte móvil de venganza -otro error- es más un pretexto del intelecto del asesino, recordando que él no tiene sentimientos convencionales -para hacer lo que hace- o sabe que no puede hacer lo que hace si no sigue su especie de propio código samurái, o, más bien, propio de un ronin, un samurái sin amo, y de eso trata el filme, pegado por ello al cine de acción y su mente son sólo sus reglas prácticas, el recordatorio constante para tener éxito en el mundo particular, o extraño a muchos, en el que se mueve. El asunto gestor o justificación de la misión de The killer se revela como algo superficial, cosa de millonarios, punto para alejarlo una vez más del thriller psicológico. Éste es un thriller de acción, al tiempo de un noir de punta, pues he ahí la grandeza del entretenimiento con arte que hace Fincher, una clase de como el entretenimiento se reviste de trascendencia moviéndose a través de la practicidad del ingenio. La única trampa que se puede ver es creerlo un thriller psicológico, o llamémosle la demostración de que la inteligencia tiene muchas más formas de las que uno espera, en un filme que es lo que quiso y no logro ser Snowpiercer (2013).
lunes, 13 de noviembre de 2023
The Working Class Goes To Heaven
En otra brillante colaboración, el director y guionista Elio Petri y el coguionista Ugo Pirro trabajan nuevamente juntos en ésta, la segunda película de la trilogía del Poder o la trilogía de la Neurosis como la llaman otros, ambos títulos muy acertados. Ésta película -ganadora de la palma de oro de 1972- es mas loca, o de aspecto caótico, en comparación a su predecesora (si bien en la anterior había un humor y un relato mucho más audaz o mas vistoso), pero es la sensación que dan las constantes -que es el contexto en que nos movemos- manifestaciones o huelgas y proclamas, disputas, defensas y exigencias de regulaciones de los derechos de los trabajadores, en manos de los sindicalistas, socialistas o izquierdistas, dividiendo por un lado la mirada hacia los obreros y otra hacia los estudiantes, haciendo ver que de cierta forma son un poco diferentes, como que el estudiante o intelectual es más confrontativo, e idealista si se quiere, mientras el obrero es más simple porque necesita trabajar para subsistir -y mantener a su familia- y a fin de cuentas solo quiere ciertas mejoras en su empleo, menos explotación -frente a un rendimiento que genera muchos dividendos- y más dinero o facilidades. El filme realmente tiene una buena argumentación, coherente, seria, pero como es también una sátira (aunque en menor medida), sobre la idiosincrasia ideológica de la época que atañe al pueblo y la realidad nacional no solo de Italia sino del mundo se permite exagerar en la visualidad o recreación del ambiente de huelga -o así se siente- que hasta medio parece película distópica con la gente amontonada como ganado, peleando fuera de las fábricas o detrás de rejas (hasta le llegan a quemar el auto a un supervisor). En ese ambiente de caos y lucha entre la muchedumbre izquierdista y los empresarios (a quienes no vemos directamente) tenemos a Lulu Massa (Gian Maria Volonte) quien es un trabajador muy aplicado -hasta lo obsesivo-, incluso lambiscón y fiscalizador de sus compañeros -lo suelen poner de ejemplo- que un día pierde un dedo trabajando y esto le cambia la visión y decide finalmente unirse a la huelga, dejar de trabajar, pero pronto verá que su situación irá de mal en peor, y llegará hasta pensar en la locura (lo conduce a visitar amigos en el manicomio; que hacen ver una pared imaginaria en representación de no poder ser libres, y lo que a cada uno compete), al no poder volver a adaptarse, entrar en un tipo de crisis (donde otros también enloquecen de obreros en medio del trabajo y puede parecer que se sentían como en especies de cárceles). Es de ésta manera que extrañará poder comprar cosas, aunque lo hace medio maquinalmente, como todos que incluye muchas cosas superficiales. Al entrar en la huelga se suma pelear con su familia donde su mujer pronto puede convertirse en una microempresaria, producto de su perseverancia. La mujer de Lulu, Lidia (Mariangela Melato), lo hace pensar en que la rueda algunas veces no es tan injusta como parece o puede mejorar o necesita complementarse. Da a entender que una persona común puede transformarse en jefe. Esto habla de la apertura mental del dúo Petri-Pirro, que señalan cosas positivas e igualmente manifiestan crítica, o permiten ver todo el panorama. Muestran que la huelga también genera beneficios y reivindicaciones justas. Así mismo se deja ver que producción debería equivaler a compensación, y aquí existe, pero debe siempre regularse. Además conocemos estudiantes que se ven conflictivos e intratables, que no saben en realidad porqué pelean pero quieren pelear; llegan a perder algunos la brújula de con quien combaten. Pero Lulu Massa es un obrero que se halla en su trabajo, aun cuando sucede que a unos los enloquece y a otros les parece la cárcel. Otro punto es que Lulu Massa tiene de perdedor. La propuesta abre con sutil comedia (o que da a entender que estamos frente a una película italiana, alrededor de la fogosidad latina y la cotidianidad), su mujer tiene sueños húmedos y Lulu está como si nada, como que no le interesa. Lulu señala en conjunto, en quien es él, la dificultad de ser heroico. En el fondo Lulu representa al obrero humilde, al hombre común y corriente, a la mayoría, a los muchos, a la humanidad, y finalmente solo conoce la forma de su vida, que es aceptar su imperfección.
domingo, 12 de noviembre de 2023
Investigation of a Citizen Above Suspicion
Ésta película del italiano Elio Petri ganó el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes de 1970 y el premio Oscar a mejor película extranjera en 1971. Los guionistas son el mismo Petri y su compatriota Ugo Pirro quien también es guionista de El jardín de los Finzi Contini (1970) de Vittorio De Sica, que así mismo ganó mejor película extranjera en los Oscars de 1972. Lo protagoniza el excelente actor italiano Gian Maria Volonte quien fue muy popular internacionalmente desde el inicio de su carrera actuando en célebres spaghettis western, pero que gustaba mucho del cine social-político donde también destacó como con la maravillosa película presente. Ésta obra es una sátira sobre el poder, y el control de quienes lo lideran, enfrentados a los movimientos socialistas o izquierdistas de la época, representados en la huelga de trabajadores y especialmente la lucha de los estudiantes marxistas, todo muy propio de su época de fuerte lucha social e ideológica. Al protagonista lo conoceremos como El Doctor (Volonte) y es el jefe de homicidios en la policía italiana, que está apunto de retirarse, admirado, respetado y aplaudido por sus subalternos, compañeros y jefes, pero quien planea una locura, botar todo a la basura, destruir su reputación (e ir a la cárcel) y de paso de la policía y de sus líderes, donde entra a tallar el humor negro, reírse de lo que no es habitual reírse. Pero no se trata de delatar corrupción o eso no es lo más importante, sino de cosas que parecen mucho más superficiales, celos, capricho, sentirse humillado en quien es (quizá por alguien que cree menos que él), una especie de fantasía sadomasoquista que llega muy lejos, ponerse a prueba como asesino, poner a prueba su inteligencia y su saber, y a la propia policía en lo que debería ser, pero todo ello al servicio de lo criminal, de un calculado y frío asesinato, de su bella y banal amante, pero una mujer sensual que gusta de estar cerca del poder, en cierta manera una especie de Marilyn Monroe. No hay que obviar que El Doctor cree muy parecido lo criminal, en su estructura y movimientos, a la misma fuerza de la ley. El filme es una sátira plena observando al Doctor buscando inculparse con muchas pistas obvias pero que rayan en el humor inteligente, aunque también medio WTF, y a toda la fuerza policial confundida o incapaz de asumir su culpabilidad. Es ahí que Petri y Pirro hacen de las suyas con bastante creatividad, exhibiendo mucho conocimiento del cine noir, del cine criminal, al tiempo que el fondo es político y de lucha de poder, si bien los estudiantes marxistas no poseen demasiada dimensión, ni tampoco los líderes gubernamentales que hacen lo imposible porque no salga a la luz que el jefe de homicidios es un asesino y así evitar no manchar la reputación y el orden de las cosas. Hay escenas muy desopilantes con policías en realidad inteligentes (acá no hay tontos), que ven en efecto pruebas contundentes contra el Doctor pero no quieren aprobarlas de ninguna manera, por lo que significaría, aparte de una cierta sutil lealtad de cuerpo y así van a culpar a quien sea, menos a su profesión y esto curiosamente no es tan irreal, pero lógicamente se trata de separar malos elementos, no de tacharlo todo, y puede leerse como una crítica. Estos policías driblean no aceptar que El Doctor es un asesino (hasta alguno parece pedir permiso para poder intentar culparlo). Incluso hay un especie de momento onírico -igualmente como de videncia- donde los jefes obligan a El Doctor, humillándolo, a aceptar su rocambolesca inocencia, es decir mirarse como monigote del poder, puesto que hay cosas más importantes que defender y por las que pelear. El filme empieza laborando a través de cierto notorio absurdo y lentamente justifica todo hasta ser muy lógico aunque dentro de la libertad creativa del humor negro y la sátira política. Da mil justificaciones de porqué el Doctor está cometiendo ésta locura, sin optar por lo más fácil, es decir que es un desequilibrado que está yendo contra la esencia de quien es, y quien lo ha concebido con un acto perverso, siendo un filme mucho más audaz que si hubiera propuesto abiertamente el idealismo. El poder simplemente se comporta como el poder -en el planteamiento juguetón y nada siniestro pero tampoco nada ridículo de El Gran Hermano- mientras los estudiantes son reflejo típico de la época, incluso se ven violentos y básicos, en cierto contraste con la mujer erótica de El Doctor, interpretada por la hermosa Florinda Bolkan, actriz brasileña que trabajó mucho en Italia. El filme versa en el noir hecho humor inteligente. Cada cosa que hace contra sí el Doctor es un deleite -y hace mil peripecias tanto como presenciamos muchas memorias de soporte-, con un Volonte que da clases de actuación con su intensidad y hábiles discursos, con su emotividad a flor de piel, con su expresividad.
sábado, 11 de noviembre de 2023
La chienne
La traducción del francés, del título La Chienne, significa La Perra, La Prostituta, y es un título fuerte. Por ello la vendieron o la conocen en inglés con el título Isn't Life
a Bitch? que suena menos duro. También el filme del francés Jean Renoir juega claro con el título, otorga lo que ofrece, cero romanticismo; o cero poética maldita y reivindicativa de la mala vida, como se suele escoger exponer el tema. La prostituta del título se llama Lucienne, conocida como Lulu, interpretada por Janie Marese, quien murió joven, a los 23 años, poco después de terminar éste filme, en un accidente de auto, cuando apenas empezaba como actriz. Lulu inicialmente parece una víctima y se muestra débil, frágil y hasta bastante amable/suavecita, pero a medida que avanza el filme la vemos abusiva y astuta, pero no con su chulo, pero sí con todos alrededor. El chulo, André, alias Dedé, lo interpreta Georges Flamant, con tremenda actuación. Tiene una sonrisa que denota perversidad, maldad, y suele maltratar hasta físicamente y repetidas veces a Lulu, quien muere por él, está totalmente enamorada, hasta quiere ser su esposa. Pero ella cree en lo que el abusivo y vividor Dedé propone, vivir de la promiscuidad. Cuando Lulu trata con el mundo del arte los hombres la manosean y flirtean abiertamente con ella, quien siempre está dispuesta, festiva, fácil, punto a favor del realismo de Renoir que no vende ninguna inocente ilusión, sino tal cual se rige a un noir hecho y derecho, con su corrupción y sus lados oscuros, aunque por entonces como en la apertura de ésta propuesta no estaba tan claro que era esto y puede verse como se indica aquí como un drama social o hasta una comedia o, mejor dicho, como varias cosas, a lo que el lado criminal lo considera Renoir parte del drama social, cuando la idea sería más al revés, lo criminal como eje, pero igualmente funciona perfecto en lo que hace Renoir quien construye un gran noir, que hasta el notoriamente virtuoso Fritz Lang haría un célebre remake de éste filme, y el arte de Renoir sería mínimo punto de inspiración, aunque ambos adaptan la novela de título homónimo del francés Georges de La Fouchardiere. Lang o, mejor dicho, el ingenioso guionista americano Dudley Nichols le puso al famoso remake el título de Scarlet
Street (1945), también un título bastante sugerente -típico americano: los títulos sugerentes, las expresiones claras y potentes-, como decir, La Zona Roja. Pero nadie le quitará lo bailado a Renoir en todo sentido, con sostener plenamente un filme que es una obra maestra, con una manera expositiva bastante sencilla, pero muy seductora. Para ser 1931 el filme muestra muy bien la realidad de las cosas, puesto que en el fondo muchos asuntos y aspectos siempre son iguales, siempre ha habido corrupción, perversidad, criminalidad, prostitución. Sólo cambian las formas de exponerlo, nuestro quehacer políticamente correcto o nos ponemos más suavecitos. Pero es lo mismo con Lulu cuando finalmente se muestra en su verdadera personalidad frente a como lo presenta Renoir al protagonista, a Maurice Legrand (Michel Simon), un tipo sensible e inteligente que es visto por su entorno como un idiota, un soñador además, alguien que quiere ser artista, cuando es un simple cajero, aunque debajo de la ironía de sus compañeros alguien respetable por la sociedad, pero que al meterse con Lulu termina como bien dice su jefe, en la desgracia, puesto que así como Dedé es una mala persona, Lulu también lo es, pero con todos los demás. Ciertamente quizá sea un retrato muy duro con Lulu, ya que al fin y al cabo, es también una persona abusada, pero como llega a visualizarse cuando Maurice quiere comprenderla y perdonar lo imperdonable, ella es inmoral, pero también es un ser humano. Como juzga la sociedad a Legrand y a Dedé también es interesante de ver, aunque las reglas oficiales no son así, pero éste es también un retrato sobre quien eres, que clase de persona eres, que está más allá de las convenciones de la legalidad. Queda claro cuando a Dedé se le señala de un tipo que confunde hacer gracias, cosas sin mayor calado, con acciones que generan fuerte desagrado en la gente inteligente. Legrand es como anuncia, Renoir, guionista además del filme, un pobre tipo. Él mismo se describe como un hombre que ha vivido una vida miserable y la muerte más la piensa como paz que algo más trascendental pero le alcanza para ironizar sobre la condición de un asesino, una audacia de la que es ésta también una comedia, con su cuota de humor negro, tal cual ir así sin más por unas cervezas. La perversidad no obtiene perdón, es juzgada en el mismo nivel de su condición, algo no tan habitual de ver hoy en día o no de proclamarlo, pero es un filme con gran realismo y que es muy ágil y entretenido de ver, lleno de sencillez y al mismo tiempo abundante seducción con cada momento. Ni que hablar de que ésta propuesta también tiene una lectura sobre el matrimonio con una mujer difícil. Ahí entra a tallar mucha ironía, como con la intromisión de Godard, vaya apellido para coincidir. La serenata callejera como contexto de sorpresa da excelente costumbrismo y fondo situacional. En un momento da la impresión que el contexto fuera de gente exitosa o gente con dinero, pero en realidad estamos tratando con gente humilde, pero es retratar a la clase media, con dimensión, pero con coherencia.
miércoles, 8 de noviembre de 2023
Anatomía de una caída (Anatomie d'une chute)
Ésta es la palma de oro 2023, premio de los más destacados en el ambiente de los festivales internacionales. Dirige la francesa Justine Triet y es una película madura, interesante, inteligente, de las que están dirigidas a un público serio si se quiere ver así. Es sobre un caso de posible homicidio, que debe decidirse mediante juicio, si fue un suicidio o un asesinato, mientras el panorama o background es de una crisis matrimonial, un tema fácil de identificar (o muy común en la vida real) pero no de los más populares de ver y he ahí cierta madurez en la elección -como de las formas escogidas- del tema, si bien contemporáneamente no es novedad hacer una película de éste tipo en Francia, ubicada en un juicio o alrededor de éste, y el filme aunque dura 2 horas y media no es tampoco lento, sino trata de ser atractivo para un público general, pero inteligente. Es una propuesta que quiere ser seria, no busca proclamar mucha empatía fácil, tanto que el veredicto de culpable o inocente quedará en realidad abierto para cada espectador. No obstante el final feliz, pensando en el niño, tanto como dándole la decisión y haciéndolo participe determinante. Pero el veredicto puede ir a un lado como a otro, tanto que la talentosa Sandra Huller con la personalidad que construye físicamente en Sandra Voyter -más lo que le da Triet-, la posible asesina, maneja diversas sugerencias y notable ambigüedad. Así cada quien juzgará si la alemana casada con francés Sandra Voyter mató o no a su macizo marido, golpeándolo en la cabeza con algún objeto y empujándolo drogado de un piso alto de su casa. Ésta se ubicará en la ciudad de Grenoble, en Los Alpes franceses de Auvergne-Rhone, en el sureste de Francia, donde cunde la nieve y el frío extremo, clima que resulta bastante sugerente con lo que estamos viendo y descubriendo. La vida conyugal de Sandra y Samuel (Samuel Theis) se verá expurgada, analizada milimétricamente, para descubrir si había motivo de un posible homicidio o sino de un suicido. Es así que la vida matrimonial va abriéndose al público, sacándose a la luz resentimientos y frustraciones de ambos. El juicio se hace de cara a su hijo pequeño Daniel, pero ya en edad de reconocer lo que está sucediendo -que incluso participa del juicio y lleva un tutor temporal para no verse manipulado- y de cierta manera lo pone a escoger entre su madre o su padre en una situación especialmente particular y difícil. El filme es un tira y afloja entre el abogado que defiende a Sandra, Vincent (Swann Arlaud), que maneja relajo y amistad con su defendida; y el que quiere culparla y a eso se aboca específicamente, simplemente ser un fiscal, pero de los capaces, muy incisivo y agudo (Antoine Reinartz). Se va observando que Sandra es una mujer criticable, refiriéndola como un poco egoísta, pero también habla de la competitividad en la época del feminismo, pero aquí la directora Justine Triet y coguionista con Arthur Harari no hacen intocable o impoluta a Sandra, aunque, claro está, ella es la protagonista y verla en la piel de la talentosa Sandra Huller le gana cierta empatía/simpatía, si bien Huller luce una persona sensible e inteligente, pero no de risa fácil o excesivamente afable, o de las que se las sabe todas, y su imperfección la humaniza y la hace real al mismo tiempo. En el panorama del filme se invierten los papeles habituales y es el hombre quien no puede despegar profesionalmente y quien incluso cuida del niño, pero también hay una impronta de culpa hacia él que saca ventaja de la situación, pero a su vez es un resentimiento entendible/humano ya que ha perjudica a su hijo. La presente propuesta abre con una fuerte interrupción con la música del rapero americano 50 Cent, oyendo por buen tiempo "P.I.M.P.", una sugerente canción en el ambiente de la trama y que se puede leer como clímax. Genera plenamente la idea de que existe una crisis matrimonial y una lucha de poder, donde Sandra viene dominando, forzando, la situación, incluso con su bisexualidad. Es una película interesante para no celebrar ciegamente el feminismo, sobre todo cuando hay gente frágil o débil envuelta y es que no todos los hombres son machistas. Así mismo se puede haber querido transportar un típico machista a la esencia de Sandra y leerse como una critica general donde estamos volteando la tortilla para enseñarle al otro. La canción que repite Vincent se siente más como una rabieta, un acto de rebeldía. Sandra en cambio va hasta los golpes, habiendo abuso físico de su parte. De cierta manera Sandra que tiene un carácter fuerte y hasta violento se ve frustrada por las convenciones sociales clásicas. Puede sentir que están como poniendo en duda ser ella, quien representa en buena parte sutilmente a la mujer liberal, independiente y exitosa que no está del todo cómoda con la vida familiar, aun amando a su hijo. Igualmente parece que nadie quiere ser padre o no asumir sacrificios, y esa puede ser una lectura general de hoy en día, como también para analizar el feminismo o hacer un balance. Una lectura más fácil, de tipo feminista, sería, que el marido es un tipo mediocre y eso lo tiene frustrado. Pero en un momento se señala un descarado hurto.
martes, 7 de noviembre de 2023
While the City Sleeps
While the city sleeps (1956) la dirige el célebre director austriaco nacionalizado americano Fritz Lang, maestro del cine, como también maestro del cine negro donde ayudó a sentar las bases del género y realizó bastantes películas noir. La presente es la penúltima que hizo en el género y la penúltima trabajando en EEUU y una de las últimas obras en general de su filmografía. Al mismo tiempo que es cine noir es un drama social alrededor del periodismo donde el hijo heredero de un grupo de medios de comunicación como periódicos, programas de tv informativos y agencias de noticias, Water Kyne (Vincent Price, antes de convertirse en un fenómeno o ícono en el cine de terror), pone a luchar por la administración en jefe de todo su conglomerado a 3 importantes líderes de sus empresas informativas. Uno es Jon Day Griffith (Thomas Mitchell), un notable periodista en jefe de un diario. Pero el héroe de la película es un ganador del Pulitzer en su mismo rubro, el sencillo periodista Edward Mobley (Dana Andrews), quien es el que todos quieren sea el nuevo máximo representante del conglomerado, pero él no quiere, se dice que no tiene mucha ambición personal, pero es muy bueno investigando casos criminales, como el que nos compete -que hace de fuente de mérito al puesto principal-, basado en un asesino serial real, apodado "El asesino del pintalabios", interpretado por un sudoroso y en constante tensión y joven John Drew Barrymore (que tenía 24 años), que hace de un muchacho traumado con las mujeres en una explicación ligera sobre que querían que sea niña y no niño durante su adopción. Otro es Mark Loving (George Sanders), jefe de una agencia de noticias y el rival más fuerte de Griffith. Griffith es aliado de Mobley, aunque la novia virginal de Mobley es ¡secretaria! de Loving (cosa rara ver una secretaria virginal, más si sabemos como es el jefe). El tercero en pelea es Harry Kritzer (James Craig) y no hace ni intenta hacer nunca nada especial, pero es el amante de la esposa de Walter Kyne, interpretada por la hermosa, de bella figura y sensual Rhonda Fleming, que es astuta y manipuladora. Pero la lucha por la mejor femme fatale se la lleva la reputada actriz Ida Lupino como una periodista muy sexual, muy liberal. Como se puede apreciar hay tremendo casting, con actores muy talentosos envueltos, y como el filme se explaya mucho en diálogos agudos (pero siempre clarificados) e interactuaciones casuales y sociales el disfrute viene viéndolos actuar, sostener causticidad e inteligencia cada uno a su modo. La parte de acción o criminal o noir será un 30% del total aunque la lucha por el poder viene a través de resolver el caso del asesino serial y hacer que el conglomerado periodístico siga en la cúspide con el nuevo director Walter Kyne quien demuestra ser más astuto, de lo que su padre y allegados le otorgaban, en delegar puestos importantes y buscar que todo siga óptimo con él como dueño vigilante. Es una película sobre el éxito y la competencia por conseguirlo, pero también sobre ser o intentar ser honrado e idealista en lo posible en el trayecto y en el liderazgo. Ésta gente no es perfecta, pero son de los que buscan perfeccionarse, ser más honrados consigo mismos, sin tampoco juzgar todo con una moralidad incapaz de interactuar con lo real donde asoman retos y gente compleja. También ésta gente se conoce a sí misma. Loving luce semejante a una rata en prestar a su amante para sus fines pero ésta misma conoce su calidad de libertina y su propia liberalidad, se sabe promiscua y ahí se ve buen manejo de quien cada uno es, sin por ello ser necesariamente tachado, que ni Loving ni Mildred Donner (Lupino) lo serán y es como plantear cierta audacia o un noir más propio de sí, más realista. Otros en cambio parecen muy honrados, pero no lo son, como Kritzer, aun cuando pasa por algo tonto (o sólo es porque es random), pero ciertamente no es muy talentoso, en notoria comparación con Loving y sobre todo Griffith. Mobley representa el talento innato (con capacidad efectiva), pero que quiere una vida tranquila, si bien en el lugar equivocado, asumiéndose el liderazgo como un lugar de mucha presión; y el periodismo, un lugar intenso e impredecible que trabaja sobre la corrupción. Griffith representa la tenacidad y el anhelo, el que quiere todo lo que no quiere Mobley quien digamos que es el héroe humilde, que lleva un rostro, e identidad como actor, idóneo, como clamar heroísmo y al mismo tiempo cierto perfil bajo o que quiere demostrar capacidad sin tanto reconocimiento, una excepcionalidad que no sea de cartón, es decir no una popularidad banal. Ésta realización tiene en particular una excelente secuencia de acción, tras el descubrimiento del asesino en serie, que va hasta el subterráneo. Aunque es un filme que trabaja más el drama social, sabe sacarle sustancia alrededor del noir. No es tan ágil, pero tiene muchos diálogos valiosos (desde la claridad) si tenemos paciencia y atención con su abundancia. Resulta interesante desde dónde y cómo se mueve, el mundo del periodismo, persiguiendo la noticia de un asesino serial -al que en realidad no se le da mucha profundidad, sino más funcionalidad y pocas pero visualmente buenas escenas-, una noticia que vende mucho, como lo policial.
domingo, 5 de noviembre de 2023
Hermana muerte
Éste filme del español Paco Plaza es una precuela de una película que tiene sus entusiastas, Verónica (2017). Cuenta sobre la novicia Narcisa (Aria Bedmar), la que llamaran de anciana la Hermana Muerte en Verónica, producto de ser ciega y tener un aspecto medio creepy y es usual que los chiquillos busquen categorizar todo de manera irreverente y hasta políticamente incorrecto. Pero en ésta precuela se justifica plenamente porqué Paco Plaza ha escogido llamarla así y es que Narcisa despertará una venganza con múltiples muertos, y esto ocurre en la mejor parte de ésta propuesta, la parte cuando Paco Plaza decide soltarse el corsé de lo seguro, lo clásico, lo usual, lo convencional, que incluye en ello un poco de historia de la guerra civil española pero no obstante bien insertada -coherentemente- en un relato no demasiado novedoso pero que justifica todo con solvencia, y esto puede ser un cierto paradójico demérito en los resultados, explicarlo todo punto por punto, no dejar hilar mucho, salvo algunos momentos sencillos pero valiosos como por mencionar uno la desaparición de unas tijeras que yacen escondidas en una cajita de puros y que representa la manipulación del pasado oscuro y secreto del convento al que llega Narcisa en pos de hacerse monja y cumplir con los votos católicos, mientras hace de profesora de letras y literatura en el que no solo es un antiguo convento de monjas sino internado de niñas de bajos recursos. Otro buen lugar de simple pero efectiva sugerencia es cuando Narcisa recién llega y ve una gran pared blanca llena de pequeños agujeros, un paredón, que luego tomará mucho sentido en el devenir de lo macabro. El corsé de un metódico y muy profesional, pero demasiado vigilante o temeroso de no caer en falso y en buena parte convencional, Paco Plaza, se rompe y provee su filme de un gran momento, clímax del filme. Narcisa se arrebata y literalmente enfrenta a un eclipse y ella como que entra en un especie de momento nirvana, entre surrealista y de ruptura temporal, el momento sci-fi de ésta propuesta, donde inicialmente uno piensa, así mismo deslumbrado y bastante interesado, ¿qué está haciendo? y todo queda consumado, será desde ese momento La Hermana Muerte, se disiparan sus dudas con su vocación y su futuro, que la llevará a encontrarse en esa aula con la joven Verónica y donde se une a esa celebrada película. La desaparición de las tijeras también es muy sugerente, más allá de nuestra obviedad, porque plantea el vaivén con el cine psicológico que luego quedará desarticulado con la confirmación de lo sobrenatural producto del definitorio eclipse. Se habla de un pasado oscuro -hasta lo ven ominoso, y de ciertos múltiples aspectos criminales- que se trata de ocultar. Algunos saben, hay además cuchicheos, y pueden estar manipulando el pasado (aunque éste filme es bastante straight), más allá de la tendencia natural de la curiosidad humana, como ir tras la oscuridad, clásico en el terror al relegar nuestra seguridad. Saben y temen el pasado. Las niñas creen radica en lo paranormal, con una pequeña que vive y asusta con el juego del ahorcado y que hasta parece haber espantado a la antigua monja profesora que ha venido a reemplazar Narcisa. Así tenemos a la niña Rosa, cómplice de Narcisa en ahondar en el misterio que ésta novicia desentrañará y con el que se autodescubrirá finalmente, se entenderá, calmando sus dudas, esas que refieren a haber sido una precoz santa -infancia escenificada de manera atractiva como si fuera material de archivo-. Ésta santidad la hacen temer no haber dialogado con Dios sino con el demonio, cosa que curiosamente sí pasa, liberará la perversidad hacia el convento, pero ésta vez cerrando aquello que no permite que los fantasmas trasciendan o se liberen hacia la vida celestial. Éste filme tiene algunos buenos momentos de terror, como el rato en el confesionario antes de la primera muerte oficial, cuando surge una tenebrosa segunda voz no esperada y Narcisa va acercándose al otro lado, quiere ver a quien pertenece -la llaman sus dudas personales-. Entra la cámara subjetiva a tallar, pero lo hace por muy poco tiempo; hubiera sido atractivo escoger explotar más ahí la cámara subjetiva. El filme entabla un lado psicológico a través de las habituales pesadillas de Narcisa quien anda siempre en estado de tensión, muy histriónica (para bien y para mal), lugar que sirve para fabricar u orbitar alrededor de varios pequeños sustos clásicos que yacen como hora de película a esa vera hasta la última media hora donde empieza a resolverse el asunto.
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sábado, 4 de noviembre de 2023
Cuando acecha la maldad (When Evil Lurks)
Ésta es la ganadora del máximo premio de Sitges 2023, festival top de cine de género, de terror y cine fantástico, originario de España y que existe desde 1968. La película argentina When evil lurks (2023) es la primera película latinoamericana en ganar éste máximo premio. Esto habla del eclecticismo del cine argentino, que recibe incentivos/subvención del estado para proyectos nacionales, pero también en ello apuestan por cine de entretenimiento, como el presente de terror. El cine es interesante porque puede ser analítico de toda sociedad y de todas las aristas del mundo y la humanidad -es una fuente de intelectualidad- e igualmente un lugar de relajación mental, de goce puro y duro -de entretenimiento-, como así mismo en el trayecto suma identidad, identificación, humanismo, critica social o mirar en lo oscuro. Ambos lugares son importantes, cultural y artísticamente, para todo pueblo. Éste filme no tiene prácticamente de político, no abiertamente, no como prioridad, no directamente, cuando muchos suelen creer que todo el cine es político -también como para proclamar o hacer permisible nuestra búsqueda a esa vera, pero no todos anhelan plasmar una búsqueda política-, sino el peso del filme es mostrar cierto folclore de la maldad, una fuerza sobrenatural muy poderosa acechando nuestra cotidianidad, buscando destruir al hombre per se, y esto puede leerse como esa tendencia real a que el mundo sea tan deprimente o tan doloroso muchas veces, tan difícil para todos, puesto que de alguna manera todos los seres humanos tienen muchos momentos donde se sienten golpeados por la existencia, deprimidos o sufrientes, mezclado, lógicamente, con distintos momentos de felicidad o además pequeños placeres sanos, esos que edifican de cierta manera el alma, como lo es el propio cine. El mundo es un lugar de mucha frustración. Más que enseñarle o hablarle a un hombre o a un niño sobre el éxito, se trata de hablarle/enseñarle sobre la resiliencia y la tenacidad para conseguirlo, enseñarle a entender que se pierde pero luego vamos a ganar o a no dejar de luchar, puesto que el éxito viene tras mucho esfuerzo y derrota, intentar -y amar lo que hacemos, porque en realidad es el camino y no la meta lo más importante- hasta conseguir los anhelos personales. Éste es un filme de terror puro y duro en buena parte, pero tiene algunas grandes verdades detrás, es ver la perversidad en toda alevosía, pero con una historia llena de novedades macabras y escenas gore potentes, repletas de esa propia perversidad que se quiere señalar en el concepto tras un hombre con un demonio en el interior, de imagen transformada a lo putrefacto dentro de la obesidad severa, inflado de pus, como si llevara una enfermedad morbosa y algo al mismo tiempo por nacer. El director y guionista argentino Demián Rugna propone mucha curiosidad en el folclore del campo argentino. Ofrece un sinnúmero de fusiones de ideas clásicas en el género y detalles, desde sembrar literalmente el mal en una comunidad (a la Bestia), así como reglas curiosas como no usar la luz eléctrica para no atraerlo, el mal acabando primero con la naturaleza -bichos, roedores, plantas, ovejas, animales domésticos-, los niños (aun inconscientes) exhibiéndose próximos a la maldad o no intentar matar a los demonios directamente porque riegan como esporas su esencia, puesto que otra idea que fusiona es también la idea como de un virus, algo que se propaga y contamina todo alrededor y puede leerse también que habla de la corrupción en general, pecar y atraer a todos al barro, donde ni siquiera un niño con retardo se salva de ser demoniaco. Ésta es una película con escenas muy buenas de terror, muy potentes, no que se regodee en el sadismo, pero son impactantes, al mismo tiempo llenas de arte, como cuando un niño se come a su abuela y va sugiriéndolo con detalles sencillos y fáciles de entender, que hablan de creatividad (como conseguir la idea con efectos especiales inteligentes, no sólo costosos), porque lo simple puede ser creativo, la originalidad puede ser sencilla y/o clara. Es un filme que propone la maldad en toda libertad, como invoca el título, se asoma y si no la controlamos se apodera de todo y es una lectura general sobre la vida misma, como también de quien se termina autodestruyendo. Es como permitir el pecado, la tentación, y luego llega esa bola de nieve que destruye todo al hacerse indetenible y gigante. El filme presenta varios métodos de salvación pero por no pensar y no ser ordenado y metódico, teniendo a un protagonista (interpretado por Ezequiel Rodríguez) muy temperamental y hasta histérico en varios ratos, no controla su propia violencia, todo va al traste, aun cuando hay varios intentos pero que vuelven a redundar en no aprender de los errores o nuestras deficiencias, y es una sugerente lección de vida. Muchos pierden la paciencia o la estabilidad o hasta la compasión, entran en el espiral del desenfreno, también porque el demonio no solo hinca en los miedos de las personas sino en nuestra furia o enojo, donde más nos duele o más nos fastidia o hasta lo que parece imperdonable. De cierta manera recuerda a esa otra muy buena película argentina Relatos Salvajes (2014) donde se hacia un estudio del argentino promedio y cómo este ciudadano de a pie asumía los problemas o conflictos y en sí da para nuestra humanidad en general.
miércoles, 1 de noviembre de 2023
Dark Harvest
Dark harvest (2023), del americano David Slade, es una película de terror y fantasía que se adscribe a sus propias reglas, a su propio código e imaginación y el de la novela que adapta el guionista Michael Gilio. Tenemos un hecho sobrenatural ubicado en algún pueblito americano del norte central de EEUU o Midwestern, como algo normal, habitual en la zona. Un monstruo aparece en halloween y se da una competencia por quien lo destruye primero, antes que traiga muerte -o mucha muerte- y mala temporada de cosecha. El ganador se lleva una sustanciosa recompensa -con su auto- y es celebrado tipo fiesta de promoción y/o evento o congregación anual agrícola, por ese año, como el héroe del pueblo y se le permite salir de éste, en lo clásico en elipsis de sentirse atrapado y limitado en un lugar provincial o del campo, pero pensando en dejar a la familia en buen resguardo. Es una competencia hecha para la juventud, que en Halloween se ponen en plan de caza y sobrevivencia. En lugar de salir de fiesta en banda de amigos, o a pedir dulces en el barrio, la juerga la pone la cacería de un monstruo homicida, sin duda toda una curiosidad y una propuesta que no teme el ridículo sino que es audaz a un punto y funciona. Al monstruo se le conoce como Sawtooth Jack, y puede respirar y exhalar fuego (hay una escena notable donde incendia una habitación), y es muy fuerte, pero destruible y así tenemos una macabra tradición, que se asume como parte determinante de la prosperidad del pueblo que mantiene secretos oscuros, como anuncia un gatekeeper en el campo, un hombre del maizal donde Sawtooth tendrá escenas gore muy violentas y llamativas así como en el propio pueblo ya que es un monstruo que está a vista y conocimiento de todo el mundo en ésta parte del Midwestern. Alrededor de Sawtooth hay varios ritos atractivos, muy buenos visualmente y como terror, como lo de la piñata humana o juntar partes improbables. Es un filme que tiene de pandillas juveniles y Rebelde sin causa (1955), querer ser el chico más cool y más atrevido, pero pronto muchos se dan cuenta que yacen atrapados en sus propios anhelos y donde sus gobernantes saben más de lo que aparentan. Se basa en la novela de terror del 2006 del americano Norman Partridge de título homónimo. Casey Likes hace de un buen héroe en ciernes mientras a su vez trabaja con lo propio de su edad, por el último año escolar, con sus momentos de inseguridad y temor y momentos de asumir retos y querer brillar y ser independiente, con una química de pareja no tan habitual en el cine, no del tipo sensual, con la morena Emyri Crutchfield, que habla realmente de juventud. Así mismo los padres de Richie (Casey) se ven interesantes, con muy buenas performances de (la apunto de explotar) Elizabeth Reaser y especialmente de Jeremy Davies quien se debate entre romper o no con el folclore local en una película que tiene todo para una secuela, con un final explicativo brutal.
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