martes, 5 de julio de 2022

Ahed´s Knee


Ahed´s knee (2021) del israelí Nadav Lapid, ganó el premio del jurado en el festival de Cannes 2021. Es una película en buena parte convencional, pero tiene su toque de curiosidad. Parece hacer hincapié en la lucha contra la censura, la censura desde el poder político, del gobierno, poniéndolo desde el Ministerio de cultura en la trama. El tema es el que define mucho al país de Lapid, cómo Israel maltrata a Palestina; y desde ahí cómo desde el gobierno manipulan la información y el pensamiento de su población hacia éste maltrato y destrucción. Pero lo curioso es que el filme de Lapid tiene apoyo del gobierno como vemos en la introducción de los créditos y pareciera no existir en realidad censura o quizá Lapid nos está diciendo que lo que no existe es debate o reflexión, no se dialoga el tema dentro de la gente de a pie o población israelí, ellos no quieren discutirlo, pensarlo y son como autómatas incluso viendo una película crítica. Se comportan -o quieren comportarse- como robots que no quieren sentir culpa ni consciencia para no perder su hegemonía y existencia y quizá subsistencia en el territorio. Lo otro de la trama que visionamos es que hay gente israelí que parecen buenas personas, se comportan con amabilidad y educación, lucen sensibles y tranquilos, no parecen hacer daño alguno, como la protagonista y el objeto de afecto de la historia presente, Yahalom. No obstante ella tiene un puesto alto en el Ministerio de la censura y es parte del engranaje que mantiene subyugada a Palestina y contiene tranquila la consciencia de la población israelí, detiene su reflexión y mea culpa o cualquier cambio hacia los palestinos, que también aunque no se diga hablamos de una guerra con distintos niveles luchando entre sí, los palestinos son más débiles. Yahalom es una mujer atractiva en muchos sentidos para a quien solo conocemos como Y (Avshalom Pollak). Y es un director rebelde digamos, hace películas denunciando a su pueblo y esa es la idea, de estar yendo contra gente que parece hasta inocente, buenas personas, como Yahalom quien lo contrata, es decir que ayuda a que éste gane dinero y progrese; claro, se dirá, dentro del sistema de la censura o del mandato del gobierno. Es como ganarse a todos a una causa conjunta. En un momento Y hace tremenda catarsis, de esas de gran emotividad, grandilocuentes, teniendo incluso algo ridículo en ello de lo tan abierto del sentimiento, se percibe cierta exageración, sumada al artificio de las formas. Y parece caer al suelo por el manejo de las tomas, qué es lo que cierran o dejan ver, pero al final aparece sobre el pecho amamantador de Yahalom, quien lo comprende, le complementa y le afirma las ideas, parece incluso llorar y sufrir con él. Es decir, hay conocimiento de todo, pero como expresa en un momento Y, la guerra no existe, es invisible. Es así que cuando sufre Yahalom por culpa de Y, éste se convierte en un monstruo, en un tipo que se siente patético. En el aire queda la noción de que atacar a Israel es atacar también a gente buena; Israel se lleva muy adentro para la mayoría de judíos, de esto que Y diga que hay que vomitar, expulsar del cuerpo al propio país para hablar, y luce muy difícil, más allá de que el gobierno intente destruirte, que ese no es el temor de Y. El título hace referencia a todo director o disidente judío del orden reinante en Israel y el filme de Lapid es cómo se percibe ésta disidencia en acción. Y es un tipo muy cool, un alterego del propio Lapid seguramente. Pero Israel parece ser mucho más que cualquier judío y al mismo tiempo todos están atentos de que los menos sufran. ¿El filme de Lapid sigue las pautas del Ministerio de la censura que se menciona en la trama?, hay amor, hay mención familiar y un poco de rebeldía, y es cierto en parte, pero deja espacio para profundizar, por lo que finalmente no es así, aunque no existe censura, es aceptación de una palabra más grande que uno mismo y de la que dependen compatriotas "inocentes", como la bella Yahalom. En otro momento Y deja suelto adivinar quien pudo ser en uno de sus recuerdos, queda la duda, ¿el líder de actos colectivos militares, el soldado obediente o el desertor asustado?, es como que sólo existen éstas posibilidades. No hay héroes, parece decirnos aquí, en un tono de cierto relajo y juego estético. Lapid adereza su propuesta con un toque de impronta personal y a ratos hasta sutil y no tan sutil ironía, escuchamos Welcome to the jungle de Gun´s and roses cuando se habla de denuncias y vemos a unas mujeres soldado hacer coreografías de fantasías en un encierro militar. Además Lapid hace de la misma cámara como si ésta fuera literalmente un doble de lo que percibe y siente el protagonista. Puede incomodar el artificio, pero también resulta original.