miércoles, 28 de junio de 2017

La defensa del dragón

Película colombiana, debut de Natalia Santa, que gira alrededor del ajedrez, con Samuel (el compositor Gonzálo Sagarminaga) de protagonista, un profesor de ajedrez y de matemática que yace separado y tiene una hija aun pequeña y vive solo en un humilde apartamento. Anda con 2 mejores amigos quienes se le parecen mucho, cincuentones como él que pasan por algunas dificultades económicas o amorosas. Uno es un don juan frustrado, indiferente a su matrimonio; el otro como reparador clásico de relojes pasa por complicaciones por no adaptarse ni querer a los relojes más modernos, o a los digitales. Pero el filme coloca a Samuel como el más perdedor de los tres con una eterna cara de derrota, de perro triste, a pesar de que tiene el respeto y cariño de los asiduos visitantes del antiguo -y real- club de ajedrez más antiguo de Bogotá, el club Lasker. No obstante tiene de cierto su semblante cuando vemos que no puede lograr consumar una cita afectiva con la madre divorciada de uno de su alumnos de matemática, quizá porque la cree por arriba de sus posibilidades producto de que tiene mejor posición económica que él, aunque ella parece atraída. También es un tipo muy ético, como cuando la hija de quien le arrienda el departamento se le ofrece muy sensualmente, directa al grano, no obstante tampoco es que Natalia Santa sea una pacata y lo vemos a Samuel oliéndose la mano a poco de tocar la entrepierna de la bella muchacha. La trama es estática en casi todo el metraje en cuanto a hacerlo ver a Samuel como un perdedor y un hombre de baja autoestima, consciente del peso de su soledad y aunque ama y respira ajedrez y tiene su saber esto no le reconforta. Para más inri pierde en su club una partida con un visitante extranjero frente a su fanaticada ajedrecista. El filme no posee mucha acción, prefiere plasmar un ánimo, es lento, busca lo más cotidiano y llano y así –o, si lo prefieren, aun así- resulta una propuesta cautivante. No necesita ser una maravilla o un canto de exuberante originalidad en el cine arte para ser agradable.