viernes, 4 de marzo de 2016

Epitafio

En 1519, el capitán español Diego de Ordaz (Xabier Coronado) y dos subalternos son enviados por el conquistador Hernán Cortes a subir hasta la cumbre del volcán de Popocatépetl en busca de azufre para la pólvora de su armamento y divisar el paso hacia la conquista de México. Esa es la premisa de la que se valen para esta película los directores mexicanos Rubén Imaz y Yulene Olaizola (que debutó por la puerta grande con el documental Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo, 2008), en que vemos la decisión férrea casi demencial de una hazaña, como puede verse a la conquista de América, en que el frío y la distancia parecen crear un caso perdido, sin embargo Ordaz arenga a su equipo y les promete la gloria al final del camino, de que la historia los iba a inmortalizar y la corona recompensar a sus familias y descendencia, además de decirles que Dios y su fe los amparaba y que retroceder sería perder lugar y respeto, verse débiles, frente a los nativos que los tenían por dioses.

En el trayecto vemos como el subalterno conocido como Gonzalo de Monovar (Martín Román) muestra esa ambivalencia que surge de todo el reto histórico y recuerda la brutalidad y los abusos propios de la conquista, y lo designa por el mal, que luego es refutado por Ordaz y el dolor. Es en toda esa subida y caminata lenta, frente a la inclemencia de la potente naturaleza que estudiamos un poco el mito, otorgándole un cariz humano, pero considerándolo extraordinario. Es una lectura sencilla, que trata una lucha simbólica, de cara a las condiciones extremas y precarias del volcán, esencia del anhelo más intenso de éxito e inmortalidad, de lo que se van dando varios diálogos que dibujan el retrato de lo que significaba y fue la conquista, aquí más honor (carta de memorias), pero también interés material (escudos familiares por venir). En ese lugar anida una lectura buena onda, algo inocente, que puede tildarse de muy respetuosa, no obstante asoma alguna pequeña crítica. Es mucho expuesto desde la visión española, que la mexicana.

Epitafio es un filme de recursos mínimos, tras despedirse de los pobladores de Huejotzingo, son tres hombres, tres conquistadores, contra la subida del volcán, el imponente México, eso sería todo a grandes rasgos, con la naturaleza al estilo de Fogo (2012, co-escrita por Imaz, y dirigida por Olaizola) brillando por su gran protagonismo, su poderío y como el hombre trata de resistirle, no rendirse ni abandonarle, y seguir adelante, habiendo fuerte emotividad hacía el territorio. No es que sea un filme complejo, ni grande, le falta mayor alcance argumental, pero está bien tratado, en cómo ir perpetrando esa escalada, en como desfallecen (especialmente el soldado llamado Pedrito, interpretado por Carlos Triviño) y siguen intentando, con alucinaciones de por medio, o en aquel motor de motivación (y fuerte interpretación) que es Ordaz, en plasmar una marca y legado propio, un ennoblecimiento, y la gloria para su nación, la corona y la iglesia española.