viernes, 6 de julio de 2012

Eva


Una película muy novedosa en el cine español es la presente dirigida por el catalán Kike Maíllo siendo su primer largometraje cinematográfico y que ya ha cosechado tres premios Goya éste 2012 por director novel, efectos especiales y actor de reparto para Lluís Homar. La gran curiosidad es que es una cinta de ciencia ficción, una rara avis en el mundo hispano que conlleva una muy buena estética dentro de una discreta trama de amor de dos hermanos por la misma mujer, la esposa de uno de ellos que fue pareja del que ahora es su cuñado pero que la abandonó hace diez años por motivos desconocidos para el espectador y es que el relato guarda mucho misterio deparando una sorpresa final.

En una ciudad invernal donde la robótica es habitual entre los humanos, el inventor Alex Garel (Daniel Bruhl) tiene la encomienda de crear las emociones de un nuevo prototipo, él encuentra como inspiración a una niña locuaz y extrovertida, su sobrina Eva, hija de su cuñada Lana (Marta Etura), con la que sostendrá un vinculo especial.

El pasado es enigmático en el filme –algo que solo podremos imaginar si bien hay sugerencias, debido a la sencillez de la historia- pero parece vital en la tensión del presente y en medio de relaciones afectivas secretas; la trama se mueve bajo silencios entre los vínculos fraternos y en relación a la familia del hermano menor, David Garel (Alberto Ammann), mientras se nos presenta la cotidianidad de la vida de Alex en su regreso a la ciudad ficticia de Santa Irene, un lugar que tiene vehículos actuales a nuestra era y modelos antiguos, una infraestructura común hasta con óxido y deterioro, siendo nada futurista, lo que solo nos deja de extraordinario las máquinas y los robots avanzados de distinta forma que yacen adaptados a nuestro mundo.  

Alex tiene un gato mecánico que imita uno verdadero y que está libre de órdenes, un artefacto visual que sobresale de la realización, también un amo de llaves, el sentimental Max, Lluís Homar en una actuación entre creíble con algunos movimientos y otros tantos que no lo desligan de su persona, le brillan los ojos y tiene el pelo engominado, es algo rígido, intenta ser verídico y a ratos lo aceptamos, sin embargo se hace muy complicado lograrlo durante todo el metraje, la idea es atrevida pero el resultado casi imposible, algo tibio para caliente –no perfecto pero encomiable- para ser razonables.

No hay mucho que contar porque más parece un ejercicio de cine de ciencia ficción y no una película dispuesta a narrarnos algo importante (no lo logra en ninguno de sus intentos, ni siquiera con Eva o el invento en ciernes), donde priman algunos objetos mecánicos, la fotografía de paisajes nevados o la manipulación en el aire de la bella composición cerebral de un autómata, unos efectos especiales a destacar un poco pero nada aún siquiera como se hace en Hollywood al servicio de lo comercial. Resulta casi inexistente la formación de algún contexto o es bastante escueto, lo hay pero éste se mueve muy lento y básico.

Resalta el encanto de la niña Claudia Vega a la que creemos buena fuente de inspiración como se le atribuye, el encanto de Marta Etura, alguien de quien es fácil enamorarse por su carisma y belleza, y un muy entregado meditabundo, sereno y seguro de sí Daniel Bruhl.

Estamos frente a un filme que no se aleja mucho del presente aunque está adelantado, nos muestra como conviven autómatas con seres humanos, de la mano de relaciones afectivas deficientes o en evolución se nos circunscribe a familiarizarnos con la robótica, se ha diseñado un argumento de su composición mental, vemos a Max en la práctica y en sí hay un imaginario al respecto que aprovechar en el ecran, no obstante el prólogo parece anhelar sin éxito suplir un vacío, ¿qué pasa en dicho contexto inicial?, el desmayo de una niña y una caída al abismo, hay una consciencia de llenar la historia, ahí solo queda conocer las razones y el desenlace vuela sin entusiasmo desfalleciendo en el lugar común y en lo que se vislumbra claramente, a favor está que tiene una estructura coherente y bien relacionada.

Peleas familiares por un tercero en discordia tratados sin aportar nada nuevo no son un pretexto para fabricar un filme memorable. El futuro queda como algo secundario bajo algo inferior e insustancial si se quiere apreciar bajo ese drama. Eva (2011) más será recordada por ser una de las primeras hazañas en España de hacer un sci fi y visto bien Roma no se construyó en un solo día, tiene mérito desde luego.