Becca (Nicole Kidman) y Howie (Aaron Eckhart) van a una sesión con personas que han tenido la misma catástrofe en sus vidas, interrelacionan con la familia de ella con los que siempre sale a relucir Danny, su niño fallecido; por un lado está la madre de Becca llamada Nat (Dianne Weist, ganadora de 2 Oscars) que también perdió a un hijo aunque adulto y en diferente circunstancia, él murió siendo adicto a la droga; y en otro su hermana Izzy, una inmadura mujer que está embarazada y se encuentra relacionada con un músico de color que acaba de dejar a su pareja por ella. Becca no quiere tener contacto sexual con su marido y esto lo acerca a otra mujer que recién se encuentra sola con la que fuma marihuana, también quiere olvidarse del recuerdo de su primogénito desasiéndose de lo que se lo recuerde, incluso quiere vender su casa, lo raro es que ella persigue al joven que accidentalmente le quitó la vida a su pequeño y entabla una proximidad algo incomprensible con él, no le guarda rencor y lo escucha atentamente, el chiquillo parece muy afectado y eso lo lleva a escribir una caricatura sobre mundos paralelos que él ha llamado Rabbit Hole, un cómic de ciencia ficción que comparte con Becca, en ello no yace casi nada que contar, es sólo eso, no tiene más sentido, es un vínculo que les hace pensar que en otro espacio todo es feliz y perfecto. Por su parte Howie no puede dejar de observar todo lo que le evoque a su hijo, mira vídeos antiguos en la noche a solas, trata de acercarse a su mujer siendo rechazado, comparte las charlas con otros padres que atraviesan por lo mismo que él con mucha disposición al contrario de su esposa, pero más tarde deja de asistir por estar acompañando a una mujer que encuentra en estas reuniones de duelo.
En la película se ve que sufren mucho pero insinuando y narrando su cotidiano vivir sin actos abruptos sino todo muy sosegado, sin embargo en un momento Becca se quiebra y llora angustiada en su auto observando al chico que atropelló a su niño ir a su fiesta de promoción, ambos se dan de cara en ese panorama que ha de darle remordimientos al muchacho quien dentro de la historia parece algo singular, cohibido, si bien tiene la suficiente valentía como para relacionarse con la madre del niño a quien mató, esa es la escena más fuerte de la historia, Kidman luce indudablemente devastada en un llanto desesperado. Las peleas tampoco faltan en la cinta y lentamente están destruyendo su hogar que se sostiene por la docilidad del marido ya que la mujer parece no tener mucho deseo de mantenerlo unido o en todo caso está despreocupada de ese pensamiento, el vacío es tan hondo que no les permite volver a empezar, Howie pretende tener un nuevo hijo pero ella no quiere, lo que los deja en un estancamiento que la trama busca superar.
En un apartado de la cinta Becca pelea con su madre que se plasma algo ignorante y cargosa, la que trata de consolarla pero que no deja de comparar la muerte de su hijo con la de ella, como lo dice el personaje de Kidman, no es igual la muerte de un drogadicto desenfrenado por su adicción que la de un niño en un accidente, lo que Nat le refuta diciendo que igual ha perdido a un hijo y por lo tanto es el mismo sufrimiento. La hermana tampoco es de mucha ayuda, es conflictiva y se muestra algo insensible, en un momento no recibe la ropa de su sobrino difunto porque considera que se vería extraño que lo utilice su próximo bebé a nacer. Algo a recalcar es que la cinta repite la palabra extraño en múltiples oportunidades, parece un tic en la boca de Nicole Kidman. De la historia hay que decir que las actuaciones son punzantes, hirientes, sentimentales, captan el ambiente que estas situaciones crean. La historia es pausada, se toma su tiempo para narrar, tiene un anhelo de ir hilvanando con una atmósfera discreta, suavemente melancólica, seca, monótona. Si algo hay que “recriminarle” es que no es apta para espíritus inquietos y no dispuestos a reflexionar con semejante tema, porque no busca las salidas fáciles y preparadas con antelación para convertirte en un mar de lágrimas, no intenta crear tristeza sobreactuando o sobreexponiendo, quizás en ese lugar si no somos perceptivos no nos conmovamos porque no es muy explicito el dolor en el filme, salvo algunas escenas ya bien avanzada la realización que son esporádicas y de no tan larga duración. Es un filme maduro que exige una atención especial y a pesar de que no llega a ser una obra maestra logra acercarnos un asunto complicado con mucha solvencia e inteligencia.