jueves, 25 de diciembre de 2025
Die, my love
Ésta película sigue la estela de Beau is afraid (2023), es una propuesta incomoda, molesta, exagerada, extrema, delirante. La dirige Lynne Ramsay de quien muchos gustaron en particular We Need to Talk About Kevin (2011), si bien con distancia su mejor obra es Ratcatcher (1999), la que aunque es una película escocesa dialoga con el free cinema, con el obrero, con la clase trabajadora, de donde proviene Ramsay. We need to talk about Kevin, que le dio popularidad, tiene algunas conexiones con la presente película. Ahora una mujer es la que carga la locura en lugar de un adolescente. El filme adapta a la argentina Ariana Harwicz. El guion es de la misma Ramsay junto a los dramaturgos Enda Walsh y Alice Birch. El irlandés Enda Walsh tiene su mayor logro como guionista por un relato que remite a su propio país y es una muy buena película, Hunger (2008), del británico Steve McQueen con un gran Michael Fassbender -de madre irlandesa y criado en Irlanda- en uno de los highlights de su carrera. La británica Alice Birch tiene su mejor pergamino como guionista con la interesante Lady Macbeth (2016) aunque ahí está para detrimento The Wonder (2022), ambas con Florence Pugh (con Lady Macbeth como su highlight junto a Midsommar, 2019). La trama propone a una mujer de fuego, como en la apertura y en el cierre vemos abiertamente, de manera que lo que veremos de ella no deja ninguna duda, frente a su comportamiento desenfrenado. Jennifer Lawrence es la absoluta protagonista de ésta película incendiara, algo polémica si bien actualmente pocas cosas llegan a impresionar frente a esperar lo inesperable. La bella y entregada Lawrence, con 35 años, de cuerpo hermoso, voluptuoso, abundante y naturalmente estético y seductor, a la que veremos mucho desnuda en pantalla, es Grace, ésta mujer que no quiere una vida familiar, una existencia convencional, que a partir del nacimiento de su hijo empieza a enloquecer, a perder los estribos (mención constante visual obvia de un caballo sin ataduras). Primero bajo pequeños detalles, miradas como a la nada, que engañan, que implican esperanza o salvación, que buscan contenernos; pequeños gestos, corporales, faciales, sutiles, algunos bromeando en solitario, tratando de soltar la pesadez, si bien cosas se van gestando, acumulando y en el fondo no es que existan culpables externos o rígidos, somos nosotros. Comienza a molestarle vivir en el campo, empieza a no soportar a su marido, Jackson (Robert Pattinson haciendo de tipo tranquilo, hogareño, leal, hasta sumiso, pero quizá demasiado común y corriente para el terremoto que es Grace y así para muchos hombres), a quien detesta por la vida matrimonial que no parece compaginar con su personalidad, a lo Britney Spears, de lo que se dice irónicamente de Grace que en otra dimensión debe ser una popular rockstar (también señal de verse autoreflejado en una hipérbole), al poco de (fastidiarle) sentirse diminuta al ver hacia las estrellas o el universo por el telescopio, pero en sentido peyorativo (particular, atípico un poco) de insignificante. Grace, no quedan dudas, es una mujer problemática, y de ello que valga mucho la autenticidad y honestidad que propone la novela de Harwicz, el desentrañamiento absoluto. Ahí hay originalidad que aplaudir aun a costa de llevarlo todo al extremo, a lo insoportable, que con seguridad a muchos va a molestar, como a los que no quieren críticas en contra o lo manejan con mayor astucia. Grace quiere sexo todo el tiempo con Jackson, es una fémina intensa -erótica, se podría decir- en toda magnitud, la que se aburre de las convenciones, aunque hay una parte de ella que anhela ser una buena madre y una buena esposa y ser autosuficiente a ese respecto, pero algo la supera. La podemos asociar con las jovencitas loquillas sueltas, las que no pueden contraer compromisos con facilidad, no lo quieren en realidad, o están detenidas en el tiempo, lo cual suena a un punto políticamente incorrecto de decir/ver, donde se estila mucho más cinismo y no se pretende juzgar a nadie negativamente, aun mirando dentro de la actual época de liberalidad que parece enaltecerte. Harwicz lo lleva al límite de lo aguantable, llegando literalmente a la locura, a la explosión emocional, a la crisis de quien uno es. Puede que ni siquiera sepa que le gustaría poseer. Le falta comprensión de sí misma. Se percibe aun como una anomalía. A esa vera a Nick Nolte se le llega a confundir, haciendo inicialmente de anciano con deterioro cognitivo producto de la edad. Se puede ver como feminista que la mujer no quiere depender de ningún hombre en ningún sentido o se defina en su libertad sexual. Percibe a los hombres por juguetes en sus manos, como con la fantasía del motociclista (LaKeith Stanfield) que la persigue a Grace como en una alucinación, y que después se descubre un simple mortal como todos. No obstante lo que atraviesa Grace se ve como un problema, hasta mental. Se podría decir que existe cierta autocrítica, porque la obra se propone no ser placentera, no ser fácilmente empática. No puede criar a su hijo, tranquila, como muchas mujeres. No puede sostener un matrimonio con alguien que parece querer, o eso pensaba y vivir en pareja le ha quitado en buena parte esa ilusión, aun cuando la suegra le ofrece ayudarle, al sentirla golpeada por la realidad de la maternidad. La suegra es interpretada por la gran Sissy Spacek, como una sonámbula con escopeta en mano, tras la muerte de su marido, cuando deambula por el campo abierto, cuando se expone, como quien hace mención de una psicología, que está alerta a no dejar entrar a nadie más en su vida, el opuesto entonces de Grace. No obstante al final se harta un poco de ella, de su actitud, y viceversa, no desea oír. Grace realmente no quiere aprender nada. La cuestión parece ser lo ingobernable (para Grace la relación es una cárcel), como quien deja fuego por donde pisa y no es algo romántico de decir, aunque tiene de narcisista, el canto de la mujer realmente salvaje, como con la mímica de hacer de tigres en el pasto donde Jackson "no sabe" en donde se está metiendo. Está curiosamente demasiado enamorado. No quiere ver, ni ella tampoco. En lugar de exponerlo poéticamente, bellamente, como si fuera un comercial de publicidad donde todos se identifican rápidamente. Se observa de manera insoportable, de forma bruta, lo que significa en realidad (daño). Existen soluciones, pero Grace no está hecha para ninguna de ellas y ahí el relato es realmente duro. La escena cuando se lanza contra el vidrio puede ser un poco irónica pero deja todo en claro. Lo mismo la escena donde se queda en ropa interior y se arroja a la piscina en la reunión formal donde ya la gente es grande. Que en ese momento se hiperventile Jackson de vergüenza pone en pantalla (cruel) humor negro. El comentario de que el bebé no respira tampoco es gratuito y dice mucho más de lo que aparenta, como el propio título.
