martes, 31 de enero de 2023

Sundance 2023: Infinity Pool y Run Rabbit Run


Infinity Pool

Éste es el tercer largometraje del hijo de David Cronenberg, Brandon, y es el mejor que ha hecho hasta la fecha, teniendo una filmografía que ostenta originalidad y personalidad y es buena. Brandon con Infinity pool (2023) ha hecho su película más clara y la más sólida. Ha recurrido a cosas que usualmente suelen atribuirse de efectistas, pero les ha dado forma, sustancia y sentido y ha hecho que el usual efectismo de éstas cosas se convierta en algo más, algo mucho mejor y mayor, es decir, ha vuelto el efectismo en arte. Éste efectismo tiene una lógica contundente que le permite existir notablemente y trascender y es que está amparado en las vacaciones de los ricos y privilegiados que van a países exóticos a hacer lo que les da la gana, y eso consiste en romper reglas, en ser perversos, en ser peligrosos incluso. El protagonista es un escritor no muy talentoso que yace en busca de inspiración, en la actuación de Alexander Skarsgard como James Foster. Alexander es un actor que públicamente es bromista y ligero, pero que en ésta oportunidad muestra tremenda capacidad, se le exige mucho y cumple las altas demandas, es un actor completo. Como es terror es natural que existan momentos impactantes que se pueden atribuir de efectistas y hasta polémicos, pero como vengo diciendo, esto tiene sentido y forma, y es parte de la historia y eso hace del cine un mejor lugar, un lugar artístico. El filme juega con los dobles o clones y tiene cierta ironía tanta perversidad, ilustrada en aquellas vasijas donde suelen yacer la gente cremada, un pequeño souvenir de la isla fantástica a la que asistimos. Es como un viaje loco a las tinieblas de la libertad-libertinaje y el jolgorio. La tentación, la corrupción, la malacrianza y el erotismo proviene de Mia Goth como Gabi, quien se pronuncia como una groupie del escritor, pero quien solo quiere divertirse, incluso a expensas de él. James, más tímido que el resto, aprenderá a dejarse llevar en lo que concebimos como terror en una fiesta que no quiere parar. 


Run rabbit run

Ésta es una película bien hecha hasta lucir un poco intrincada, interesante en su misterio, dirigida por la australiana Daina Reid quien hasta la fecha ha dirigido muchos episodios de distintas series y ésta obra a los casi 60 años de edad es su debut en dirección de cine, con el debut en guion de la escritora, también australiana, Hannah Kent. Es un filme que finalmente desenreda la madeja y se entiende todo al 100% y es algo sencillo después de manejar un buen misterio en base a ciertas rarezas de una niña frente a su madre. El filme manipula secretos, lo sobrenatural y el thriller psicológico. Es también un juego de investigación médica donde se presenta una vuelta de tuerca. Se enfoca en algo, y refracta continuamente hasta asumir todos esos destellos raros. Se forma una idea sobre la culpa y la mala semilla. Hay momentos logrados de suspenso, un ambiente extraño revolotea siempre y poco a poco llegamos a identificarlo. Es una película que conoce bien lo que va a contar y tiene una buena estructura, quizá no sea colosal el descubrimiento -quizá también demasiado claro- ya habiendo mucha agua bajo el río, aunque tampoco para nada malo, pero cómo fomenta el misterio y la atmósfera está bastante bien, y la interprete, la actriz Sarah Snook, es curiosa, sale un poco de la actriz clásica del cine de terror. El filme va escarbando hasta desentrañar punto por punto todo, como lo hace una escritora de novelas de misterio. La máscara de la niña juega a la impersonalización y luego se entiende muy bien éste repetido recurso tétrico. Incluso un pequeño conejo luce perverso en esa atmósfera de ambigüedad latente. El título y la película toman de inspiración la canción folk de 1932, canción que también ha sido utilizada como canción infantil, y de ello sale un buen manejo, amplio, de los niños en el filme para producir miedo. La propuesta habla de la fuga/ruptura de la imagen de la inocencia.