viernes, 6 de enero de 2023

Anhell69


Anhell69 (2022), el debut en el largometraje, del colombiano Theo Montoya, es un documental, pero donde vemos una parte de ficción, pues Montoya no solo habla de la movida gay en Medellín desde los que se han convertido en sus amigos, sino habla de una película de ciencia ficción que estaba planeando hacer y es ahora ésta propuesta que vemos. Ésta parte de ciencia ficción es una historia donde los maricas, como se hacen llamar directamente todos estos amigos aquí, copulan con fantasmas y se designan con el nombre técnico de espectrofílicos. Digo se designan porque todo va bajo una cierta mirada trans, y una estética y narrativa que recuerda a Apichatpong Weeraethakul, y el nombre científico de espectrofilicos trasciende o deriva en otra cosa. Hay que mencionar que también Apichatpong es gay y puede ser una clara inspiración para Montoya, aunque se mencione directamente al colombiano Víctor Gaviria, emparejándose con los marginados sociales. Gaviria ha retratado desde el cine social la pobreza y la marginación en Colombia. La película de ciencia ficción es también un homenajea al gótico tropical (y al cine B de terror), al terror colombiano hecho por Luis Ospina y Carlos Mayolo. Montoya respeta la tradición cinematográfica de su país y se instala en esa tradición, aunque lo que hace tiene mucho de un cine arte más moderno y del tipo de la fiesta gay que incluso retrata literalmente y hasta de la estética del Drag Queen, que coge en su movida, en su ficción, y que propone la atracción de Montoya por la muerte y la percepción de cierto fanatismo por los vampiros. Anhell69 es el título del filme que planeaba hacer y es además un homenaje a un amigo gay y expareja de apenas 21 años muerto por una sobredosis de heroína. Éste filme de ciencia ficción y terror es una clara simbolización de la movida gay en Medellín, que en el aspecto documental analizará muy detalladamente, pero sumando entretenimiento, juego con la estética, y trasgresión. Se pueden ver medio escondidas dos escenas explícitas de sexo. Montoya deja toda su opción sexual muy a la vista, sin vérsele mucho a él que no sea pasear dentro de una carroza fúnebre; con ésta propuesta habla bastante de sí mismo. Mientras tanto ausculta con fuerza a la juventud gay colombiana, hasta enumera muchos peligros de los homosexuales en la Colombia que aun le reza a la violencia y tiene de santo o padre a Pablo Escobar y nada en el recuerdo de la guerra interna. Es una obra que respira autenticidad, Montoya ha sabido plasmar todo el espíritu de su mundo y semejantes. La muerte no se teme y yace muy latente, el filme menciona muchos nombres cercanos de Montoya muertos en ese mundo que puede ser un poco sórdido como aquellas calles que vemos de Medellín, pero también aludir el privilegio como aquel amigo y paciente de VIH que yace muy normal por estos tiempos. No obstante hay muchos peligros y enemigos como incluso puede ser el gobierno y vemos una cierta parte de cine político. Tal es la mención de un empalamiento, que parece no representar la época, ya que se percibe mucha aceptación y libertad de expresión de los homosexuales en Medellín, pero hay luchas que aun persisten y eso hace que la muerte, como el suicidio o por las drogas, esté muy presente.