jueves, 21 de septiembre de 2017

Certain Women

El cine minimalista y de lo cotidiano, de lo pequeño y sutil, de la directora indie Kelly Reichardt adapta 3 cuentos de su compatriota la escritora Maile Meloy. En la primera historia Laura Dern es la abogada Laura Wells, mujer solitaria que tiene un affaire con un hombre casado. Tras el encuentro sexual, mimos femeninos y mucha despreocupación, ella se topa con un terco cliente, Fuller (un estupendo, muy natural, Jared Harris), que necesita dinero para curar consecuencias de un golpe que tuvo en el trabajo, pero le han dicho que no tiene chance de demandar a su empresa. El hombre no entiende y le sigue exigiendo ayuda a la abogada. El problema termina con una acción desesperada, poco inteligente. En la segunda historia una pareja de esposos –interpretados por James Le Gros y Michelle Williams- quieren la arenisca –rocas- de un amigo suyo para construir su casa; el hombre en cuestión, un anciano, sintiendo el paso del tiempo luce melancólico entregando lo que desean. En la tercera historia, la mejor del grupo, una joven cuidadora de caballos (Lily Gladstone) siente fuegos artificiales por una muchacha profesora nocturna de derecho (Kristen Stewart) que descubre casualmente al pasar por su lugar de trabajo. Ambas traban amistad y se suelen reunir terminada la clase a comer en un restaurante. Luego de la cena y la conversación la profesora debe manejar 4 horas de regreso a su hogar, y la cuidadora volver a su solitaria y humilde labor.

En la primera historia Fuller pasa de un hombre insoportable para Laura a un tipo con virtudes; de un ser extremo –impotente con su problema de salud; problema que más tarde nadie recordará- a un hombre coherente y simpático. Fuller brilla hasta en lo romántico. Caer bien hondo extrañamente lo recupera. En ese sentido las historias pueden ser bastante ligeras pero nunca malas. Éste relato hace hincapié en las apariencias, en conocer más a las personas. Fuller se describe tonto en un momento importante, pero sensible y muy humano y eso seduce a Laura. El resto es una elipsis matrimonial, al punto que uno puede imaginar escucharlos hablar de ésta anécdota –la primera historia- como un recuerdo muy romántico.

En la segunda historia un marido sintiéndose culpable pero mostrándose muy autosuficiente trata de contentar a su mujer (Williams), la que muestra carácter. La película es todo un canto femenino; en ésta realización la mirada les pertenece a las damas, pero dan cabida a pensar el comportamiento masculino (ante ellas). La talentosa Michelle Williams en su personaje también muestra sensibilidad, y no se enfoca -en principio- en el hombre que tiene al lado, sino medita la tristeza, soledad y silencio del anciano. Pero la vida es difícil y tiene ciclos. Otra lectura, con el marido que no es un personaje maniqueo (aunque simple), pero está más pegado al tipo poco empático a fin de cuentas, es que deben lidiar con la felicidad de su matrimonio, se entiende distanciamiento e indiferencia, de esto que la arenisca –sumada una hija típica, de espíritu rebelde- sea tan sugerente.

En la tercera historia todo es más emocional, solo que medio secreto, se vive mucha intensidad y sentimiento –aunque no es que exista mucha acción, todo es muy romántico, pero estando pegados a la realidad, a la timidez y a la personalidad sencilla y práctica- con aquellos encuentros que tienen de seducción silenciosa pero muy sugerente (escuchar, mirar atentamente con ojos embobados, mostrar una sonrisa perenne), viéndose a través de los detalles; preocuparse por la persona, no por la clase; plantear algo tierno y curioso, pero muy lógico y simbólico; y ya cuando la fuerza de amar –de mirar- surge gigante llega el arrebato y la pasión mayúscula –sin contacto físico sexual o alguno amoroso-.

El filme puede verse muy poco para un ojo distraído, enérgico o demasiado fijo en lo espectacular, pero las historias beben de los detalles y aunque no se trata de mucha argumentación sí de una gran proyección, de la potencia de lo esencial y diáfano. Es la fuerza además de la imagen, con momentos claves, pero delicados.