Una película esperada, que lleva al ecran a una banda de
villanos como salvadores del planeta, ante un posible ataque de un ente
sobrenatural, detrás de la experiencia de que Superman puede ser peligroso, en
una película que tiene unos personajes que son un espectáculo en sí mismos, con
la curiosidad de la breve presencia de Batman, que esta vez queda relegado a un
papel ínfimo y le cede la posta a sus enemigos, criminales como Killer Croc, Harley
Quinn y Deadshot, viendo que la película trata más de estos dos últimos,
habiendo bastante historia y acción con ellos en especial, al igual que varias
presentaciones, donde al director en general David Ayer se le pasa un poco la
mano con su celebración y la idolatría de sus antihéroes, revelando de paso a
Ayer como un gran fanático de los cómics, sobre todo al
comienzo que parecen simples viñetas donde los personajes se ven
espectaculares, muy cool, sin mayor narrativa.
Es un lujo ver este tipo de héroes reunidos, con los que se
intenta ser audaz con la ambigüedad que manejan por su pasado y su manera de
comportarse, desde incluso la cabeza, Amanda Waller (Viola Davis), la que idea
y une al equipo, la que es implacable con su misión y es capaz de hasta lo más
ruin si es necesario, como vemos que muy ligera asesina a sus propios militares
para no dejar testigos o pone dispositivos de explosión en los cuerpos de los
villanos para matarlos en caso de rebelión, de lo que llega a verse que se elimina
a alguno, aunque a un simple extra que no tiene ni presentación para no formar vínculo
alguno con él. De la misma forma el trato perverso que reciben los antihéroes
es a un punto particular, y eso lo sienten existiendo variedad de sentimientos
encontrados, son utilizados para las peores
misiones, sin que importe si es que quedan vivos, al mismo tiempo que son vistos
como escoria, y tratados así por el comando militar Rick Flag (Joel Kinnaman),
un especie de G.I. Joe a cargo del
equipo.
Suicide Squad ha tenido mayormente críticas negativas,
producto a su vez de que cantidad de críticos simplemente se dedican a repetir el
veredicto que los antecede, catalogándola oficialmente de mala película, fuera
de que en taquilla ha tenido una apertura gloriosa, sin embargo no me parece
que sea así en absoluto, sino una propuesta decente, atractiva y entretenida,
pero con su cantidad de puntos recriminables, como sucede con la mayoría de las
películas. Entre ello podemos ver que Enchantress (Cara Delevingne) y los
efectos digitales que trae a colación con el hermano no son lo más interesantes,
en mi caso no soy muy entusiasta de estas pirotecnias por computadora, extrañándose
más actuación, aunque imponerle un lado de película de terror tiene su acierto
y hubiera preferido ir más por ese rumbo. En ello tenemos una gran parte del
filme, la tercera y última parte, la lucha contra esta villana escapada de la
banda, lo cual cumple, pero no emociona ni despunta.
Lo que mantiene a flote a Suicide Squad, aparte de que es indudablemente
genial ver un formato de villanos de cómics haciendo de héroes en la gran
pantalla, es la parte del centro del metraje, en la interrelación del equipo,
viendo que la Harley Quinn de Margot Robbie engancha, aun cuando uno tenía la
idea de siempre de que Quinn era una tipa empalagosa fanática de un Joker que
la trataba peor que trapo sucio, y aquí es como un amor furioso y apasionado mutuo,
no obstante por una parte hay un momento donde se deja ver esa dejadez del
Joker con ella, cuando la entrega a un pandillero, pero el filme finalmente
apunta a la relación convencional de amor, aunque entre criminales. En esto se
ha de decir que el Joker aparece poco en pantalla y se extraña mayor
repercusión, y no principalmente ir a salvar a cada rato a Quinn, en lo que
parece lugar común romántico de película de televisión, aunque digna de
espectáculo y con su encanto, que es justo cómo se maneja la propuesta, lo
simple con lo atractivo. El Joker de Jared Leto luce visualmente muy bien, como
un tipo de gángster; mientras en versión latina lo es el pandillero y pirómano Diablo,
Jay Hernandez, que cabila sobre su criminalidad, de ahí que no tenga mucha
injerencia en gran parte del metraje, recluido en una cierta espiritualidad. La
realidad es que Harley Quinn está destinada a brillar (cambiando de prioridad
con el Joker, él es como su maestro e inspiración, aparte del amor desenfrenado),
y todos han mordido el anzuelo, les ha encantado, y está muy bien también, no
obstante en varios momentos su simpleza formal, y su quehacer fantástico no
compaginan coherencia, aun en un filme de cómics, ya que igualmente todo exige algún
tipo de lógica, y en lo personal su otrora ubicación natural de secundaria –del Joker- le cobra una cierta factura, donde en el filme incluso es parte
trascendental para vencer a la bruja y de forma bastante tonta. El otro rol
principal le pertenece a Deadshot (Will Smith) que en su lazo sentimental con su
hija, su odio y deseo de deshacerse de Batman, su amoralidad en su trabajo de
asesino a sueldo y su nueva “sorpresiva” consciencia no genera algo original o intrépido,
pero se le entiende como la solidez amable del filme que engancha con mucho
público.
El villano que realmente captura mi atención es uno pequeño
y secundario, Boomerang (Jai Courtney), la verdadera sorpresa en mi personal apreciación,
aunque recuerde al poco valioso Deadpool (2016). Boomerang es igual de simple
que Harley Quinn en cuanto a capacidad de lucha aunque arbitrariamente mucho menos
efectivo, pero me parece más entretenido que ella, aun habiendo poca presencia
suya (centralmente flirtea con escapar del equipo; y con la heroína, entre insulsa,
vacía, y cool, Katana), de lo que muchos lo creen intrascendente e intercambiable
como Killer Croc, y no es tanto así, sino un personaje pequeño pero bastante simpático,
el que es un antihéroe ridículo, un sujeto cómico, que carga absurdamente un
peluche de unicornio en su saco, en un asaltante de bancos australiano que solo
lanza el búmerang (para variar), pero su ordinariez en todo sentido, su falta
de pretensiones rimbombantes y su cariz primario de solo desear largarse y de
simplemente pasársela bien, un neandertal en esencia, un ser que no le importa
nada, una figura de una ociosidad plena, resulta atractivo, aparte de que Jai
Courtney lo luce descuidado, como un vagabundo mendigo de cuerpo grueso.