El realizador portugués Joao Pedro Rodrigues, reunido por
primera vez en un largometraje con Joao Rui Guerra de Mata compite con La última Vez que vi
a Macau. Viendo dentro de su filmografía me tope con Odete (2005), la
segunda dentro de 4 largos de ficción, que con 2 documentales y 6 cortos
completan su hoja de vida cinematográfica. Nos remite al encuentro de la chica
del título, una mujer con problemas psiquiátricos que quiere tener un bebé, y
Rui, un homosexual que acaba de perder al amor de su vida, Pedro, al que ve
transpolado a la obsesiva Odete, la que intempestivamente en el funeral de él
confiesa haber sido su pareja secreta y llevar su hijo en el vientre, para luego
volver su excesiva motivación hacia Rui, el que sufre la pérdida de forma
devastadora. Ese será el panorama general del filme que depende de un tratamiento
lleno de elipsis -la relación entre Pedro y Odete, su vecina, no se esclarece
en ningún momento aunque observando llegamos a algunas ideas- y un
discurrir lento escurridizo en las explicaciones que llegan tras bastante
metraje.
El filme tiene la habilidad de lucir misterioso y parece un drama serio
pero termina siendo harto inusual, difícil de digerir en cuanto a la sustancia
de fondo y en gran parte decepcionante si vamos por la ruta antes dispuesta de
“sobriedad”. Sin embargo si caemos en la cuenta de que es una historia nueva para uno nos convencerá mucho más, entre
comillas porque tampoco ya hoy en día es del todo original viéndolo bien, con
respecto a los cambios de sexo y la aparente bisexualidad, además de tener recurrentes escenas sexuales fuertemente sugerentes de
índole homosexual que pueden incomodar a quienes no lo ven erótico, algo
gratuitas por más que se comprenda como parte de la depresión de Rui, y hasta alguna
peculiar al uso, un poco irónica a mi ver, que resulta extrañamente cursi
además, de mal gusto (todavía en el desenlace), perdonable si notamos que Pedro
Almodóvar también es proclive a estos ataques de genialidad y ya siendo
condescendientes por muchos cineastas que quieren rematar su película con un
supuesto cierre creativo, si bien lo que hace Rodrigues lleva la esencia de un
cine extravagante que se luce articulado en darlo por natural o entendible en
lo real, otra característica del manchego.
Ésta es una propuesta que en su trama se queda en lo superficial pero que como
relato resulta curioso, Odete es una de esas personas que han enriquecido con
un matiz más el ecran con su particularidad, un nombre digno de esos personajes
distintos que provoca escuchar y del que se reviste el mundo en su variedad, de
alguien cualquiera pero especial a su misma vez, que no ha hecho nada importante
pero que lleva una vida extraordinaria, sin fingir sino porque lo es y en eso
ha valido la pena la película.