viernes, 15 de julio de 2011

El americano

Película del 2010 interpretada por George Clooney en el alma de un asesino que se va a esconder a un pueblito italiano huyendo de unos suecos que siguen sus pasos para matarlo, tiene un último trabajo habiendo avisado de su próximo retiro, fabricar un arma de largo alcance a una francotiradora de amplia belleza llamada Mathilde, la actriz holandesa Tekla Reuten. Mientras con grave dedicación se dispone a realizar su misión, suele tener conversaciones con un cura que trata de descubrir sus secretos ante un hermetismo infranqueable, también solicitar la compañía de prostitutas hasta que se enamora de una, Clara, otra actriz preciosa de origen italiano de nombre Violante Placido.

La película tiene un tono crepuscular, con un estilo europeo, se vive un sosiego que solo se rompe por momentos de violencia en que el asesino es perseguido para ser asesinado, en ello muestra sus habilidades como su frialdad. Clooney muestra mucha serenidad y seriedad, sus gestos son medidos, sorprende no exponer su carisma para asumir la imagen que requiere su papel protagónico, uno podría esperar encontrar una actuación fallida pero termina siendo creíble si bien no suele ser su caracterización más representativa, finalmente logra salir a flote con el personaje, no luce forzado sino más bien exacto, como que está en el límite de lo correcto.

La historia está contada bajo varias elipsis, no se nos explica demasiado sobre los implacables criminales que siguen a nuestro antihéroe ni mucho menos sobre el pasado de éste, el relato está enmarcado en un presente que da por conocido el pretérito y que se dedica a desarrollarlo, el guión no sigue una secuencia convencional sino que va descubriendo diversos sucesos que nacen y desaparecen en el transcurso del filme, como la misma existencia, es decir esa espontaneidad que no se puede predecir aunque tenemos nuestras metas y cotidianeidades. Hay un asesino de prostitutas suelto, el hijo del cura es un elemento pasajero y en sí la relaciones son mayormente superficiales, no sonsacan abundante información sino muy parcial y nimia.

Hay un juego con los cromatismos como el color rojo propio de los prostíbulos en el cuarto de nuestro personaje principal, Jack, que vive el instante sin preocupaciones y que no muestra sentimientos aunque llega a reflexionar sobre la soledad mediante actos. Deambula su día entre su tarea, las comunicaciones con su jefe, los tratos con su empleadora circunstancial, los paseos con su amada y su relación de amistad con el padre Benedetto (Paolo Bonacelli).

Hay una simpleza inherente a la narración que nos permite imaginar más que presenciar acontecimientos, hay un aire a ralentizar el tiempo y las actividades, mostrando con paciencia a un hombre llano y plano que sostenga verosimilitud, hay un notorio esfuerzo por hacer verdadero a un Clooney contenido. Es en esencia una cinta muy realista en lo posible que quizás por tener ese efecto no llegue a gustar por carecer de explosividad y dinamismo en su mayor parte de metraje que lo tiene por cortos lapsos pero que se adscriben solo a los ratos de acción en que despierta el lado salvaje de Jack o Edward que parecen ser nombres falsos que escapan de la identificación y dejan en el limbo las referencias biográficas, a un hombre que aún en ese despertar no demuestra efusividad sino movimientos autómatas.

La película posee defectos en su desenlace, cuando está a punto de ser asesinado Jack sucede algo que no tiene sentido y la misma misión se ve corrompida por una cierta incoherencia que puede comprenderse pero nos suena a artificio que no se asocia con un accionar común, pero son vuelcos que buscan dar una agilidad que el filme no llega a consolidar por ser movimientos últimos que ya no cambian nuestra percepción total, lo cual no desestima el producto sino mantiene lo ganado que es un filme que no será una obra maestra, pero si de haber disfrutado su recorrido atípico que promete sin cumplir pero sin desagradar al que ha comprendido sus características y ahí yace el reto porque no está dirigido a una mayoría expectante de adrenalina sino a un inclasificable espectador, como si lo hecho no fuera una realización bajo previo análisis de público objetivo sino simplemente el llevar a cabo una estilo personal.

Dirigida por el holandés Anton Corbijn que se ha dedicado a hacer documentales musicales y videoclips de bandas como Depeche Mode, U2 o Metallica y quizá le falta experiencia en la ficción, que fijo ha ganado unos fanáticos pero mantiene distancia de mayor público.