domingo, 25 de diciembre de 2022

Leonor Will Never Die

Leonor will never die (2022), de la filipina Martika Ramirez Escobar, ganó Mejor Dirección en la sección Nuevas Visiones del festival de Sitges 2022; y antes, el Premio especial del jurado (a la innovación) en la sección internacional del festival de Sundance 2022. Es un filme que se mueve, intercala, el pasado, el presente y lo onírico, a partir de la historia de ficción del guion inacabado de una guionista y ex directora de cine llamada Leonor (Sheilla Francisco). Leonor de pronto sufre tremendo accidente, nada sutil, un vecino lanza un televisor por la ventana y le cae en la cabeza y la deja en coma. Leonor entra en su guion, que es un homenaje al cine de acción filipino, donde la propia historia de Leonor, ella perdió a un hijo en un accidente en un set de cine, se vive a través de sus personajes pero desde una historia criminal, algo simple, pero que genera muchas escenas de peleas a lo thriller coreano, pero algo más humilde. Ronwaldo es héroe de acción y fantasma, dependiendo la dimensión. En la historia hay una zona de folclore donde los fantasmas cohabitan con los vivos, un poquito a lo Apichatpong. Leonor no pelea con nadie, es una señora robusta que camina lento y anda con rostro compungido, pero yace presente como en un set de cine en su guion puesto en vida en sus sueños. El filme de Martika es en mucho metacine y juega a construir el propio filme, bajo el pretexto de completar el guion de una heroína atípica, una señora de edad, una ama de casa. El filme nos habla de ser innovador y creativo, cosa difícil, a lo que Martika le tiene respeto y pretende entretener a muchos. Finalmente será un poco escapista, pero se sentirá como cierta humildad de su parte. El relato opta por un momento de musical a lo cine indio, como quien ya cumplió con divertir a su público. La propuesta trata de complacer al amante del cine de acción, desde lo muy funcional, como quien despliega coreografías con poca trama, como la mayoría de filmes del género, donde algunos pocos solamente se destacan a fin de cuentas, aun cuando es un género muy nutrido. A pesar de la simpleza del homenaje no deja de ser divertido verlo, los actores de acción incluso bailan y tienen mucho carisma y al mismo tiempo muestran naturalidad y agilidad con las coreografías que yacen desde lo campechano, igualmente los lugares lucen humildes, típicos. Es un filme curioso, aunque no demasiado original. No obstante logra presentar ciertas variaciones (o maleabilidad) que son de cierto valor. Es ante todo una propuesta que versa sobre la creación de cine pero de manera sencilla, Martika intenta destacar en un arte que es más complejo de lo que se cree y lo hace con astucia, desde lo cool y criollo, dando mucha cabida a la personalidad de su país lo cual es un plus, viendo que los filipinos gustan mucho del cine de acción, del cine de género, como todos en general.