lunes, 7 de noviembre de 2022

Apenas un delincuente

Ésta es la obra más celebrada del argentino Hugo Fregonese y una de las grandes del cine de su país. Es considerado uno de los mejores noir del cine argentino. Empieza llena de adrenalina, llena de velocidad, con un auto volcándose para pasar a ver la vida ajetreada e intensa de la ciudad de Buenos Aires. Luego conoceremos a un hombre llamado José Morán (Jorge Salcedo), un hombre lleno de sueños, quiere tener dinero, le gusta el dinero, como a todos, el dinero es necesario, pero José quiere una vida de privilegio y yace estancado en un trabajito de banco donde es un simple y pobre empleado. Apuesta mucho y está endeudado. Un día surge todo de pronto, se carga de presión y decide estafar a su banco. Lo que viene es ir a la cárcel. Por el final será puro noir, pura acción, lo veremos a José nadando y sobreviviendo en el mundo criminal. Lo que le juega en contra a José es su ego gigante y su tremenda ambición y su cierta inutilidad (normal) con el mundo, un mundo donde se presenta difícil triunfar y ser rico. José es del espíritu del hombre grande, pero vida pequeña, es ahí que su silenciosa -y no tan silenciosa- frustración le hace cruzar el límite donde uno hace todo, hasta delinque, para tener dinero. Como indica el título, José no es realmente un criminal, es solo un hombre estancado, un hombre común, que quiere lo que no puede tener, lo que la vida le niega a muchos. Es un filme sobre la aceptación de ser promedio o clase media baja; random, como indica ésta palabra tan popular actualmente. Es una historia clásica del hombre que se convierte en gángster, de lo que los motiva a serlo, pero José, como dice muy bien otro preso, es del tipo intelectual del crimen. Lo que hace para engañar al banco es sencillo, pero bien hecho, Fregonese economiza mucho trabajo en ello y propone ingenio. Es un filme también sobre la duda que carcome, la personalidad que nos hace trampa. José caerá en el mundo del crimen donde hay verdadera gente horrible, ese será el precio de su sueño, de cruzar el límite hacia la corrupción. Hay una escena muy representativa y sugerente donde una bella mujer baila como vedette, hace un impresionante baile. Termina de danzar acrobáticamente y camina hacia una mesa, pasa cerca de José que se levanta como para recibirla y, como la vida misma, ella le pasa de largo, lo ignora por completo, y se va a una mesa donde le espera un millonario. A José le gusta lo bueno, pero no está a su alcance, ese es el gran dilema.