miércoles, 20 de octubre de 2021

Titane


Éste filme ganó la palma de oro 2021. Es el segundo largo de la francesa Julia Ducournau. Éste filme es un ovni, una película que no ha temido ser un bodrio, que es un alarde de personalidad. No significa que cualquier retahíla de "absurdos", extremos y locuras van a convertirse en gloria, pero en efecto el filme de Ducournau lo logra. Es un filme ultra contemporáneo. Una mujer problemática, Alexia (Agathe Rousselle), llega a lo criminal, es una asesina en serie, tiene dificultades de adaptación desde la infancia, lleva titanio en la cabeza y una desagradable cicatriz al lado de una oreja. Ella es una mujer tosca y muy fuerte, también es bisexual y cuando quiere muy sexy, tanto como cero femenina. Es la esencia de una mujer con múltiples caras, difícil de definir de una sola manera. En todo el filme circula la noción de la maternidad y la paternidad, son dos caras que se mueven por separado, pero aunque auspicia a la familia disfuncional que todos quieren ver de actual no deja de mostrar que no se puede evitar la continuación y la esencialidad de la humanidad de otra manera, sino es una lucha perdida, así vemos a Alexia teniendo sexo con un vehículo y embarazándose de éste, luego sufriendo horriblemente, supurando aceite rancio, negro. Un hombre por su parte, Vincent (Vincent Lindon) ha perdido a su hijo -desaparecido hace muchos años- y no puede vivir con ese dolor, anhelante de llenar ese vacío como el mismo destino de Alexia, de embarazarse, le adopta (pasando ella por hombre), a prueba de todo (poniéndose cada vez más complicada la situación), es querer algo y hacerlo realidad como sea. Esto llega hasta colocarlo a sobrevolar la autodestrucción, esa que representa en sí Alexia, pero que como un Travis Bickle se redimirá extrañamente y cerrará un circulo perfecto. Ducournau si bien tiene momentos donde defiende la homosexualidad y es ganarse al público, ostenta un 30% de no querer congraciarse con nadie, y salpica de impacto e incomodidad a todo el mundo, es un filme un poco difícil de ver, de ahí que Francia muestre tremenda declaración de ideales postulando ésta película a un cupo a los Oscar (bien definido con la ubiquidad de banderitas galas). Hay momentos donde sensorialmente llega a molestar, es un filme muy agresivo, uno teme qué vendrá después. Pero aunque juega con el incesto o el abuso sexual curiosamente también tiene varios momentos donde te hace reír (sin ser una comedia), sino se trata de esa sonrisa cómplice y cinéfila que logra tanta personalidad y aun así cierta lógica de conjunto, aun con tanta violencia inicial propio del torture porn del terror y algo de locura sci-fi que toca de frente con el absurdo, pero finalmente esquiva el ridículo. Éste filme es como el choque de lo clásico o esencial con la extrema, abundante, sufriente, inevitable y violenta modernidad que dan un nuevo ser a lo Kubrick, a pesar de todo.