miércoles, 12 de mayo de 2021

Oxígeno (Oxygène)

 


Producida por Netflix. Dirige el francés Alexandre Aja. Tiene prácticamente a un solo personaje, un sólo ser humano en movimiento, a la francesa Mélanie Laurent, atrapada en una cámara criogénica, en un suceso claustrofóbico que inmediatamente recuerda a la película española, a la muy buena, Buried (2010). Pero el filme aunque va pasando el tiempo, acabándose el oxigeno, y acercándose la muerte, dentro de un lugar pequeño y cerrado, que nos tiene atrapados, tensos, con su ciencia ficción se desliga de toda comparación y hace algo nuevo, novedoso. Apunta el filme a darle una forma fantástica. El filme empieza con una mujer sorprendida que debe usar toda su inteligencia para entender lo que sucede, e incluso con ausencia de memoria la cosa se pone más difícil y lúdica, no sabe ni quien es. Es un filme futurista, con elementos bien formados en la ciencia ficción. La propuesta presenta ingenio, va soltando ideas, jugando con el misterio y el suspenso. Es un filme que atrapa, te tiene atento y curioso, maneja mucha tensión. La trama pronto pone a una máquina en comunicación, a MILO (la voz de Mathieu Amalric), como HAL 9000, y por el final también recuerda a 2001 Odisea en el espacio (1968). La protagonista debe enfrentar la idea de lo real y el delirio, debe también tratar con MILO con audacia para poder acceder a información y a acciones técnicas dentro de la cámara. MILO no tiene emociones, es una máquina, por eso recibe ordenes y necesita de códigos y método. Ésta interacción, desde luego, da mucho jugo. El filme al manipular lo real y lo alucinatorio, la ambigüedad, la conjetura, lo inaccesible y el descubrimiento perpetra un poco de locura, pero pronto se desliga de esto y perpetra algo más limpio y clásico, recurriendo a lo racional y reduciéndolo a lo práctico. Es un filme que entretiene, que mantiene una media muy solvente en lo novedoso, es una obra atractiva.